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Impresiones: los temas del 2014 desde nuestra mirada

Una consigna poco habitual en lavaca: que cada integrante de la cooperativa elija los temas/noticias que le resultaron más importantes del año, para compartir en la web con nuestros lectores.

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Una consigna poco habitual en lavaca: que cada integrante de la cooperativa elija los temas/noticias que le resultaron más importantes del año, para compartir en la web con nuestros lectores.

Impresiones: los temas del 2014 desde nuestra mirada
Franco Ciancaglini
Punteo, sin ranking:

  • Un hecho: el bloqueo a la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas.
  • Una foto: la de la maniobra para habilitar la minería en Chubut.
  • Un protagonista: el hábeas corpus.
  • Unas velas: Andrés Carrasco.
  • Una entrevista: la de María Galindo a Álvaro García Linera.
  • Un diagnóstico: la violencia machista.
  • Una alerta: privacidad y dominio en la web.
  • Una internacional: Podemos, España.
  • Otro internacional: River campeón de la Sudamericana.
  • Una pendiente: Ley de Fomento a las revistas culturales independientes.

Julieta Colomer

  • El caso Luciano Arruga y la nueva generación de derechos humanos.
  • El bloqueo a la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas
  • La represión a los pueblos originarios
  • El teatro comunitario en barrios y villas: experiencias de vecinos y autogestión.
  • El caso de Thelma Jara y la noticia de procesamiento al ex editor de la revista Para Ti: por primera vez en Argentina un periodista en los juicios de lesa humanidad.
  • Los más de 500 genocidas condenados en los juicos de lesa humanidad.

Sergio Ciancaglini

  • La inflación, un protagonista no tan visible, pero que está cotidianamente desorganizando y tensando muchas vidas. La diferencia que se va generando entre asalariados formales y quienes no lo son. Y a la vez entre corporaciones y sociedad. La dificultad para los jóvenes incluso de clase media sobre cómo organizar hacia adelante su vida en términos prácticos (de qué vivir, dónde vivir) en medio de la combinación inflación/precarización y tercerización laboral.    
  • La falta de trabajo: no es estadístico sino percepción en ciertos lugares: creciente dificultad para conseguir trabajo en las periferias urbanas. Ofertas opcionales: hacerse policía, entrar al planeta narco (venta, soldaditos, etc). Empieza a cobrar valor la militancia política (con plan social) como una forma de salir del binarismo policía/narco. Las pequeñas/grandes excepciones: todo lo que planteamos en Mu (escuelas de gestión social, proyectos como Km 29, Waldemar y su biblioteca de José León Suárez, los pibes rescatados en Rosario por el hip hop y hasta por lo religioso). 
  • La sensación de incertidumbre por el año electoral. ¿qué es lo que viene? 
  • El problema de los recursos naturales. Arranqué el año con el techo de casa derrumbado por las lluvias de enero, y yendo a Comodoro, Caleta y Las Heras, donde tenés que comprar agua para lavar los platos. El grado de contaminación y deterioro de los suelos (lo vi en Benito Juárez) también empieza a ser asombroso. Relaciono esto con otra noticia: el libro de Naomi Klein sobre el cambio climático (Esto cambia todo: el capitalismo contra el clima) que creo que va a ser una referencia de las discusiones futuras.    
  • La farandulización y binarización (k / antik) de casi todo lo mediático. Ya es casi insano leer un diario, ver un programa en la tele o escuchar una radio (solicito que no me encierren en un museo!!)
  • La extensión del “modelo” extractivo (soja, minería, fracking) al lavado de dinero, incorporando lo narco como modo acelerado de acumulación de ganancias. La instalación narco que se percibe en grandes obras, edificios, barrios, hoteles, mientras parece que “el flagelo” se reduce mediáticamente a los ranchos de las villas donde una señora vende droga al paso, o algún extranjero encontrado en un country cocinando pastas (no fideos).     
  • México y los 43 desaparecidos como amenaza. La diferencia aquí es que todavía no hay carteles. La mala noticia es que no hay carteles porque el negocio lo  manejan las policías. El fondo del asunto: ya somos el 3º país exportador de cocaína a Europa, por ejemplo, que sale por los puertos que también se llevan sin control los granos, el oro, la plata y todos los etcéteras.        
  • La discusión que está generando distintas localidades con movimientos asamblearios sobre el sistema representativo, al que se ve crecientemente como un obstáculo para la democracia: legal pero cada vez menos legítimo. Por primera vez en la historia Chubut usó el mecanismo de la Iniciativa Popular (dispositivo de democracia más directa). Los mensajitos de texto del diputado con el minero buscaban justamente desvirtuar y aplastar esa iniciativa. La buena: ese año la Corte neuquina confirmó la validez del referéndum de Loncopué, el único ocurrido en Argentina además del plebiscito de Esquel. Otros mecanismos institucionales: el hábeas corpus (tal como nos enseña nuestra abogada, Verónica Heredia), el principio precautorio, el amparo frente a los proyectos extractivos que ponen en riesgo bienes y vidas.  
  • La fuerza social y logros de personas actuando juntas en casos que parecen perdidos: la continuidad del Bauen y las fábricas recuperadas, en general; familias y vecinos que generan la nueva agenda de derechos humanos movilizándose por los casos de crímenes y violencia (Luciano Arruga, Triple Crimen en Rosario que pudo ir a juicio). Las resistencias en La Rioja, Loncopué, Chubut, Catamarca, Quilmes-Avellaneda que  continúan peleándola o tienen a raya los proyectos de las corporaciones (no siempre son noticia, pero la noticia que nadie publica es que siguen ganándola: NO son temas terminados); como me decían en Rosario: la cantidad de maestros, trabajadores sociales, vecinos, movimientos sociales, emprendimientos productivos, culturales, barriales, que hacen algo por la vida y no por la muerte.
  • La aparición de nietos, la continuidad de los juicios de la época de la dictadura. 
  • La noción de que asuntos como la violencia contra las mujeres y contra las y los jóvenes, el consumismo (de cosas legales o ilegales) o la alimentación, y ahora el clima (con el libro de Naomi) no son secundarios: en cada uno estás discutiendo el sistema entero.  
  • La demanda de los pueblos fumigados, la noción de que además lo que estamos comiendo puede estar contaminando, la todavía pequeña, pero creciente referencia que implica la agroecología como ciencia capaz de reorganizar el modelo productivo rescatando los recursos de suelo, agua y aire. La participación de ámbitos universitarios (Agroecología de La Plata, Ciencias Médicas de Rosario, Universidad de Río Cuarto) saliéndose del molde del negocio para empezar a hacer aportes verdaderamente científicos: los herederos de Andrés Carrasco, para que su despedida no resulte tan triste, solitaria y final, sino un comienzo.   

Lucas Pedulla

  • Vanesa Orieta como referente de una generación.
  • La nueva agenda de derechos humanos: pibes pobres de barrios pobres como nuevos sujetos de la represión.
  • Las batallas de las asambleas contra el modelo extractivo como único movimiento político que defiende la soberanía nacional.
  • Las obreras y los obreros de Lear.
  • Berni en helicóptero.
  • La foto del diputado minero y la foto de Etchecolatz genocida.
  • El crimen de lesa humanidad internacional contra Palestina.
  • El adiós a Cerati.
  • La restitución de Ignacio Guido Carlotto.
  • Ayotzinapa.
  • La violencia machista.
  • Riber aprendiendo finalmente de papá cómo se juega una copa internacional. 
  • Almirante otra vez en la B Metro… y váyanse todos a la mierda.
  • Forever Riquelme.

Carlos Melone

  • Los muros en el mundo: los visibles y los otros.
  • Los guettos: desde los incendios en Estocolmo y Zurich hasta el pueblo sarahui y Ciudad Oculta.
  • Inclusión y Educación (escuela): un matrimonio de plena hecatombe. O un oxímoron.
  • Lo inexplicable: como puede ser que Merlo siga dirigiendo en Primera División ascendiendo con Colón.

Susy Shock

  • La aparición del cuerpo de Luciano Arruga
  • La movilización de la gente de cultura contra los cierres de los espacios y el logro de la aprobación de la ley de centros culturales
  • El crecimiento de la violencia verbal contra las personas trans, tanto en los medios de comunicación hegemónicos, como en las redes sociales.
  • La incidencia del Papa Francisco (que es y sigue siendo Bergoglio)  en la política local.
  • Que existimos y que seguimos haciendo ruido.

Lucia Aita
Me pintó  un eje anual aparición/desaparición: 

  • Luciano y Vanesa; Etchecolatz y Julio López. La búsqueda familiar frente al mensaje estatal represivo. Los cuerpos y mensajes de la desaparición forzada.
  • Los psycokillers-machistas argentinos y el morbo mediático intensificado, apareciendo/despareciendo de esas mujeres lo que tienen ganas. Casos fuertes del año: Melina, Angeles, Nicole, entre muchas otras.
  • El Mundial y que ser segundos también es ser campeón. Hizo desaparecer mucha gente en Brasil y aparecer a mucha gente en contra de la gran FIFA y que nos habló de los medios de transporte y las favelas.
  • Los 43 desaparecidos mexicanos y las atrocidades que puede alcanzar  un Estado narco and pop pulenta (nuestros narco soldaditos a mí también me resultan centrales  porque me shockeó: no tengo más argumentos).
  • El mensaje de texto como muestra de la venta directa de nuestros recursos naturales. Para mí es otra muestra anual de esa aparición según quién busque. En este caso un fotógrafo encontró algo fundamental para sustentar la lucha de muchos.
  • Bergoglio y el concepto de qué es considerado vida en el nuevo Código Civil para decretar prácticamente el no al aborto. Qué cuerpos femeninos desaparecen en esos casos, considerados no vida por nuestro nuevo código.
  • Palestina/ Siria y la continua desaparición de su importancia en el mapa internacional.
  • España y todas las similitudes que aparecieron con una latinoamérica en crisis. ¿Podemos post crisis? Ese interrogante.
  • La aparición con vida, que por suerte también estuvo, de la resistencia donde y cuando lo estatal menos se lo esperaba (donde supuestamente no hay quorum): movimiento trans, centros culturales, Lear, la danza, los pueblos/vecinos contra las corporaciones (minera, fumigación, etc).
  • Andrés Carrasco me parece importante también por ser referente de los casos que encuentran/buscan  contra lo que venga. 

Luis Zarranz

  • Las luchas dadas: contra el modelo extractivo, contra la impunidad, contra la violencia machista, contra el vaciamiento patronal: Esquel, Malvinas Argentinas, Arruga, Melina y Bauen como síntesis todas las demás.
  • La restitución de identidad de Ignacio Guido Carlotto Montoya, como síntesis de la lucha de los organismos de derechos humanos por la Memoria, la Verdad y la Justicia.}
  • La aparición del cuerpo de Luciano Arruga.
  • El primer periodista procesado por crímenes de lesa humanidad.
  • La consolidación del teatro comunitario como experiencia artística y autogestiva.
  • Barovero vs. Gigliotti

Lina Etchesuri

  • Violencia contra las jóvenes. 
  • Luciano Arruga
  • Palestina
  • Narco y barrio
  • Juicios/condenas genocidas-milicos 
  • Pensar desde otro lugar: Miguel Bensayag.
  • Esquel, No a la mina, los diputados garcas, la asamblea, los vecinos.
  • Riquelme

Claudia Acuña

  • Otro año sin ley de aborto 
  • Otro año sin Estado Palestino
  • La foto del diputado recibiendo por celu instrucciones de una minera.
  • La aparición del cuerpo de Luciano Arruga. 
  • La foto de Etchecolatz con el papelito que dice “Julio López”
  • El gendarme carancho
  • Kicilove
  • La Wagner.
  • El adiós a Andrés Carrasco.
  • Gallardo, porque nos permite pensar cómo jugaría Boca sin Macri.

Bruno Ciancaglini

  • Un año de Primavera sin Monsanto.
  • Esquel y el No a la mina.
  • La guerra en la web por el control de datos.
  • La aparición del cuerpo de Luciano Arruga.
  • Ayotzinapa.
  • Bombardeo a Palestina.
  • La cobertura del colectivo de fotógrafos Ninja del  Mundial Brasil 2014.

Dario Aranda

  • La despedida a Andrés Carrasco
  • La lucha Mapuche en Vaca Muerta.
  • La resistencia Qom en Formosa.
  • La votación de 100.000 personas en Misiones contra las represas.
  • Justicia cómplice: la absolución del empresario que mandó a matar al campesino Cristian Ferreyra. 
  • La entrega: la nueva ley de hidrocarburos.

Anabella Anascaeta
Me sugiere como eje el cuerpo:

  • Los vecinos poniendo el cuerpo en asambleas: el bloqueo a Monsanto en Malvinas Argentinas.
  • Quienes lo ponen para defender los intereses de otros: la foto del celular con el mensaje directo de las mineras.
  • Los cuerpos colectivos creando: teatro comunitario, sellos discográficos independientes, obras, películas, recitales, libros, discos y muchos etcéteras logrados con financiamiento colectivo.  
  • La aparición del cuerpo de Luciano.
  • ¿Y la ley de aborto?
  • La violencia –machista, narco, capitalista- contra cuerpos de mujeres y jóvenes.  

Manuel Palacios

  • La aparición del cuerpo de Luciano Arruga.
  • El crimen de Melina Romero y todas las víctimas de la violencia machista.
  • El bloqueo a Monsanto en Córdoba.
  • Los 25 años de FM La Tribu.
  • La foto del diputado recibiendo instrucciones de una empresa minera vía sms en plena sesión legislativa.
  • San Lorenzo campeón de la Copa Libertadores.

Pablo Marchetti
Ok, México. Ok, Luciano Arruga. Ok, la minería, Monsanto, el gatillo fácil, el narcotráfico. Sé que hay muchos temas pesados y muy importantes. Pero de eso se han ocupado, y muy bien, mis compañeros y compañeras de Mu y La Vaca. Por eso, si me permiten, acá va mi balance personal de este 2014 que, debo admitirlo, fue un gran año. Con sus cosas, sí: pero un gran año.

  • Los “derechos humanos” y la “inseguridad”.
    Ambos términos sufrieron una bastardización total. Por derecha y por izquierda se instalaron discursos que tienen un denominador común: excluir de las víctimas a lxs jóvenes pobres. Lo de la “inseguridad” es más fácil porque forma parte de la agenda mediática de la derecha. Lo de los “derechos humanos” es más complejo. Las declaraciones de Macri y de Massa son tan jodidas como redituables electoralmente. En eso tienen mucho que ver tanto el Gobierno como los organismos que dejaron que una buena política de derechos humanos de ayer escondiera una nula política de derechos humanos de hoy.
  • Torrente de Capusotto
    Peter Capusotto volvió con una temporada descomunal. La mejor de los últimos años, sin dudas. Desopilante como hacía mucho y ácido como hacía mucho, se convirtió en la mejor lectura política de época. Algo parecido pasó con Torrente 5, tal vez la mejor de la saga de Santiago Segura, luego de la primera. El escenario es una España 2018 apocalíptica, expulsada de la zona euro, con la peseta como moneda y con Cataluña independiente. En un momento anuncian la reunión del primer ministro Mariano Rajoy (PP) con el líder de la oposición Pablo Iglesias (Podemos). O sea, chau PSOE. Filosísima.
  • El amor después de la ESMA
    Perdón por la autorreferencialidad, pero entre lo mejor del año no puedo pasar por alto el nacimiento de Trilce. Por lo que representa para mí una hija, claro. Pero también (y sobre todo) por lo que representa para Victoria, nacida en la ESMA y separada de su madre, asesinada, a los 15 días. Aquí estás, hija mía. Y esa es mi noticia del año. Si no les gusta, lo lamento mucho.
  • El fin de la televisión
    Ya está, ya fue, ese formato se fue a la mierda. Eso encierra una paradoja: no estamos frente al triunfo de la libertad, sino a una nueva corpo. Google ahora es el amo. Chau Clarín, chau. Ahora el poder está más concentrado. A estar atentos. Las cosas no son como eran, pero tampoco como soñamos que sean. Simplemente, son.
  • Fútbol trotsko
    San Lorenzo campeón de la Libertadores (para mí, la noticia del año). River campeón de un torneo internacional, ganándole la semifinal a Boca. Huracán campeón (no importa de qué, campeón de algo). Racing también campeón. Muerto Grondona, se acabó la rabia. Y empezó la rebelión. Los pobres y desahuciados dijeron presente en el fútbol argentino. Y eso hay que festejarlo. ¡Dale campeón!

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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Nota

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo: -No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

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Una muela, zapatos blancos y un charco. Un edificio llamado Máquina de escribir. Flores amarillas frente al mar, un dibujo de puño y letra. Lo narco las drogas. Su paso por Buenos Aires y la señora que venía de la verdulería. La memoria, lo real, las mujeres, el ambiente, el fin de la humanidad. El Nobel, los diluvios, las pestes, las guerras eternas. Las respuestas de la vida frente a los sordos poderes de la muerte. La cordialidad, la generosidad, el humor. Hace diez años murió Gabriel García Márquez, dicen. Lavaca publicó esta nota -estos recuerdos- aquel día, cuando se conoció la última noticia sobre ese escritor que nunca dejó de sentirse cronista, y decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

Texto: Sergio Ciancaglini, lavaca.org
El señor Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo:
-No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

Yo sabía que García Márquez había rechazado contactos con un enviado de Times, con periodistas de la televisión japonesa, y con suecos indescifrables. Un humilde cronista argentino quedaba naturalmente fuera de juego. Le respondí que lo compadecía, y que frente a un dolor de muelas no había argumento, clemencia, ni ruego que esgrimir de mi parte. Cuando me estaba despidiendo desolado, me detuvo:
-Pero a las 3 de la tarde puede ser. Voy antes al dentista, a ver si lo soluciona.
Esa historia revolotea en mi cabeza desde hoy, cuando estaba con Osvaldo Bayer grabando el programa de radio Decí Mu, y nos interrumpió el teléfono. Osvaldo atendió, dio media vuelta, anunció: “Murió García Márquez”, y me dejó alborotados los ojos, las neuronas y el corazón.
Revolotea la historia porque aquella tarde me encontré con un escritor que cambió la historia de la literatura, que había ganado el Nobel, pero que fue capaz de decirme: “Todo eso está muy bien, pero yo me siento periodista”. Quisiera contar lo que aún no he olvidado de aquel encuentro para mí inolvidable.
García Márquez volvió efectivamente a las 3 de la tarde, bajó de su Mercedes, y miró preocupado el charco oceánico que un aguacero de Cartagena de Indias, Colombia, le había instalado en la playa de estacionamiento. Llevaba zapatos blancos, pantalones blancos y guayabera blanca, como cantante de sábado televisivo. Cruzó el charco apoyándose en los tacos. Al llegar a la otra orilla nos dijo “pasen por favor” a mí y al fotógrafo, enviados por una de las autodenominadas “revistas de actualidad” a cubrir las noticias sobre un asunto entonces llamativo, letal para los colombianos e incomprensible para nosotros: el narcotráfico.
No existían los celulares ni Internet, o sea que todo esto se ubica en la prehistoria de 1984, con la carambola de estar en el charco correcto, y de que un dentista providencial había rescatado del dolor a su paciente. García Márquez nos hizo subir. El edificio tenía balcones escalonados hacia la playa: lo llamaban Máquina de escribir. El departamento tenía dos ambientes, con vista al mar, una verdadera máquina de escribir (¿Olivetti, Remington, dónde estará la revista donde publiqué la nota?). El escritorio miraba al mar. Y había flores amarillas que siempre conviene tener a mano, explicó, para ahuyentar a la mala suerte.
Me planteó que no aceptaba hablar si lo grababa o si tomaba notas. Me dijo algo más o menos así: “No me gustan los grabadores, prefiero que conversemos con libertad, y que todo dependa de tu atención. Luego tú escribirás lo que te parezca, y eso es un beneficio para mí: los periodistas me mejoran. La memoria mejora a la realidad”.

Gabo en Argentina
La publicación original de Cien años de soledad ocurrió en Argentina gracias a una editorial llamada Sudamericana, que ya no existe. Fue en mayo de 1967, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, y el lanzamiento fue acompañado por una entrevista realizada por Ernesto Schóo, editada por Tomás Eloy Martínez y publicada en tapa por la revista Primera Plana que dirigía Jacobo Timerman.
García Márquez me contó que el éxito del libro fue inmediato. “Ahí, en Buenos Aires, empezó todo”, me dijo. Sudamericana había dispuesto editar 5.000 ejemplares, lo que para Gabo era un despropósito y el augurio de un fracaso para el libro de un desconocido escritor colombiano. Pero esa primera edición se vendió en 15 días, y la segunda fue de 10.000 ejemplares. En junio Gabo llegó a Buenos Aires. Me contó que viajó con Mercedes Barcha, su esposa: “Estábamos en un café y vimos pasar a una mujer que llevaba la bolsa de sus compras, con lechugas y tomates y Cien años de soledad”. La pareja fue al Instituto Di Tella a ver una obra de Griselda Gambaro, y el público los ovacionó de pie. Mientras él me lo contaba, todavía asombrado, yo recordaba que eran tiempos de The Beatles, revolución cubana, hippies, peronismo clandestino, rebeliones nacientes y todos los embriones de cambio, desventuras y utopías que se desplegarían en los años siguientes.
Cien años de soledad fue el libro de la época, y de varias generaciones. Tengo las dos ediciones que mis padres compraron para poder leerlo en simultáneo. Macondo era una patria. Entre la feria y la intelectualidad, miles de libros seguían vendiéndose y además se exportaban. El éxito se contagió en Europa, esto avivó el interés por otros autores (Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa) y estalló el llamado boom de la literatura latinoamericana. “Buenos Aires fue generosa conmigo. Nunca volví. No sé por qué. Tal vez por una superstición: a un lugar donde todo fue tan perfecto, quizás convenga no volver” me dijo, o creo que me dijo, mirando el Caribe.

Periodismo, droga y entusiasmo
Aquel día de 1984 García Márquez me contó una novela que estaba intentando escribir. No tenía título. Al año siguiente la reconocí ya publicada: me había anticipado El amor en los tiempos del cólera. Pero me dijo que pese a todo se seguía sintiendo fundamentalmente un periodista. “Escribo literatura como periodismo, con método. Todos los días intento tener dos páginas listas” me dijo sobre algo que hoy habría que traducir a unos 5.000 caracteres. “Tienen que estar impecables, sin tachaduras. Y tengo un truco: siempre dejo escrito el comienzo de lo que pienso escribir al día siguiente, para que me resulte más fácil comenzar”. Pero varias veces explicó esa idea de no diferenciar ambos oficios. “La crónica es como un cuento o una novela sobre algo real”. Algo más: “Tanto en la literatura como en el periodismo hay que ganarse al lector, capturarle el interés para que se quede leyendo”.
Planteó una teoría sobre las redacciones de periódicos y revistas: para él están puestas de cabeza, invertidas. El staff de las publicaciones ubica en el rol principal a directores y jefes que engordan junto a un escritorio y editorialistas que monologan desde su propia jaula.
“Pero ese esquema debería ser exactamente a la inversa. Los cronistas son quienes cumplen la labor principal porque son los que están afuera, donde las cosas ocurren”. En vista del contexto colombiano le pregunté si alguna vez se había drogado para escribir y me contestó: “No me hace falta. Yo nací drogado”.
Un detalle: fue la única vez en mi vida que pedí un autógrafo. En Cartagena sólo conseguí un ejemplar de El coronel no tiene quien le escriba. Le expliqué que no era para mí sino para mi novia. “¿Se llama la señorita?” Se lo dije. Dibujó un tallo, cinco pétalos, y escribió: “Para Claudia, con una flor. Gabo 84”.

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Aquel día, además, me regaló los seis tomos de su obra periodística, publicados por la editorial Oveja Negra. Y organizó todo para que, una vez en Bogotá, un auto con su chofer fuera a buscarnos al hotel para llevarnos al aeropuerto. “Así van más tranquilos” dijo, y nunca supe si se le había cruzado alguna sombra para disponer ese viaje. Nunca pude evitar recordarlo como una persona amable, entusiasta, alegre, generosa.
Con el tiempo entendí que esa cordialidad, ese entusiasmo, ese interés por el otro, era un modo ético y hasta político de pararse frente a la vida.

Ideas
En sus obras periodísticas pude leer las primeras crónicas que publicó en El Universal, de mayo de 1948, cuando era un chiquilín de 21 años. La primera celebra que se suspendió el toque de queda militar, al que define como símbolo de una decadencia. “Con este mundo materializado donde los peces de colores tienen que abrirle agua a los submarinos, con esta civilización de pólvora y clarines, ¿cómo se nos puede pedir que seamos hombres de buena voluntad?” y plantea que quizás ahora la gente pueda ir a dormir mansamente “antes de que los relojes doblen la esquina de la medianoche”. Luego escribe sobre indios, negras, retratos de la ciudad y de la época. Escribió sobre cine, sobre deportes, sobre todo. La pasión por conocer y por contar lo que el mundo estaba desplegando ante sus ojos.
A fines de los 50 García Márquez participó en Cuba con los argentinos Jorge Massetti, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo en los primeros pasos de Prensa Latina, idea que puso en marcha Ernesto Guevara, hasta que el lado soviético de la vida isleña desplazó a este elenco por otro más dócil.
García Márquez nunca perdió la afinidad con el propio Fidel Castro. El director argentino Eduardo Mignogna contaba que cierta vez, invitado a La Habana, estaba comiendo con García Márquez cuando el propio Fidel cayó de improviso y comenzó a hablar con sabiduría de crítico sobre la historia del cine argentino, mientras Gabo se quedaba irremediablemente dormido en un rincón. Pero más allá del sueño o de los discursos de Fidel, García Márquez se plantó en defensa de Cuba como una cuestión cultural y estratégica frente a los Estados Unidos y la densa idea de controlar vida y obra del resto del continente.

Las ventajas de la vida
Cuando me contó la noticia, le pregunté al propio Osvaldo Bayer sobre Gabo: “Tenía mi edad, pero yo aprendí de él. Es el mejor escritor que ha tenido Latinoamérica. Aprendí con él a amar la literatura, ver las cosas que se pueden hacer y crear. Para mí fue un hombre que luchó por la libertad, o sea un libertario, y cumplió la misión que tiene un intelectual: escribir para todos, para mejorar la sociedad, y para seguir soñando”.
De todas las ideas y escritos de Gabo, frecuentemente abominados por las academias, no resulta demasiado conocida su exposición al recibir el Nobel de Literatura en 1982, llamado La soledad de América Latina, que resulta un manifiesto por la descolonialidad, para usar términos actuales. “La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” dijo ante la academia sueca. Repasa los golpes de Estado, crímenes y matanzas ocurridos en el continente. “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”.
Al recibir el Nobel de Literatura, García Márquez hacía periodismo sobre la realidad del continente, incluyendo la situación argentina: “Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años”.
Otro concepto: “La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.
Y otro: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Se preguntó por qué le habrían dado a él semejante distinción, y postuló que se trató de un homenaje a la poesía: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”.

Mujeres, aborto y ambiente
Cuando le preguntaron sobre las prioridades de la humanidad para las próximas décadas, propuso que las mujeres asuman el manejo del mundo. “Alguien dijo: ‘si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería casi un sacramento’. Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común –que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina- sobre la razón –que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas o abominables”.
Y luego plantea: “La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo por su incapacidad de sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque sólo fuera por eso la inversión de poderes es de vida o muerte”.
Son solo ideas sueltas para pensar, discutir, y leer, ahora que el reloj dobló no sé qué esquina, tras la malparida noticia sobre la muerte de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hace unas cuantas horas de soledad.  

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