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Retrato de la estafa: por qué el nuevo tarifazo es inconstitucional

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La resolución de la secretaría de Energía que implica solventar los costos que las empresas petroleras tuvieron por la devaluación a partir del cobro de una cuota a los usuarios, generó una ola de rechazo que va desde la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner hasta el fiscal federal Guillermo Marijuan, quien denunció penalmente al secretario Javier Iguacel. Mientras los intendentes llaman a no pagar las nuevas boletas, el CEPIS presentó un amparo colectivo para declarar la inconstitucionalidad de la norma. “Quieren aplicar en términos retroactivos una cuota cuando la gente ya canceló su obligación de pago con su boleta”, explican a lavaca. El antecedente del 2016 cuando la Corte frenó el tarifazo de gas. Y quién es Iguacel, el funcionario que renunció a YPF cuando se privatizó y ahora afirma que la sociedad tiene que acostumbrarse a que la “energía cuesta”.

Retrato de la estafa: por qué el nuevo tarifazo es inconstitucional
“Es una estafa sobre la estafa: esta política es una aspiradora del bolsillo”, grafica a lavaca el abogado Mariano Lovelli, titular del Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS), la organización que el lunes presentó ante la Justicia Federal de La Plata un amparo colectivo contra la resolución 20/2018 de la secretaría de Energía, que impone un nuevo tarifazo y una compensación a las petroleras por la devaluación registrada entre abril y septiembre a través de un cobro en 24 cuotas con interés a usuarios y usuarias.
El rechazo de la insólita medida se proyectó en todo el arco político, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó un proyecto de ley para derogar la resolución y hasta el fiscal federal Guillermo Marijuan denunció penalmente al secretario Javier Iguacel por abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público. La causa recayó en el juzgado de María Servini de Cubría. En ese sentido, el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, también inició un amparo colectivo junto a un club de barrio de ese distrito.
Además, el perfil Derecho en zapatillas difundió un modelo de carta de presentación a las empresas que se volvió viral y que argumenta por qué la suba viola principios de irretroactividad y derecho a la propiedad. El texto completo es el siguiente:

  • «Por medio de la presente impugno la factura de gas nro. […] de fecha […] en atención a incluir un cargo retroactivo. Las facturas anteriores están pagas, y por ende extinguieron la obligación de pagar la tarifa de ese período, artículo 880 del código civil y comercial y por ende también se viola el principio de irretroactividad (art. 7 del código civil y comercial) y mi derecho de propiedad. Por ese motivo solicito la supresión de ese cargo y desde ya impugno la norma general en que se basa. La presente no es una declaración completa de los hechos y del derecho y mi parte desde ya reserva el derecho de ampliar y promover las demás acciones legales que correspondan en caso de que no se avengan a deducir el cargo citado».

La tormenta Iguacel ya se desató.

La estafa

El CEPIS presentó un amparo colectivo para pedir la inconstitucionalidad y la nulidad de la resolución firmada por Iguacel. “El lunes presentamos la medida, que es de alcance nacional, y en principio incluiría a todos los ciudadanos del país: no solo plantea la inconstitucionalidad de la resolución 20 de la secretaría de Energía del viernes pasado, sino que también pedimos la inconstitucionalidad de la reglamentación del marco regulatorio del gas”, explica a lavaca el abogado Mariano Lovelli, titular de la organización. “El macrismo salió a decir que la resolución era legal porque se basaban en unas normas de Menem. ¿Por qué contestamos con esto? Porque afectan derechos constitucionales, a la propiedad, a la garantía de razonabilidad y al interés económico de usuarios y consumidores en su relación de consumo, como prevé el artículo 42 de la Constitución. Esto se suma a un agravante que es que lo quieren aplicar en términos retroactivos cuando la gente ya canceló su obligación de pago con la boleta”.
Lovelli explica por qué la medida es de carácter colectivo: “Es una única norma desde un único emisor que tiene efectos comunes sobre un montón de gente, y ese montón de gente tiene intereses que son homogéneos. Vos, yo, todos usamos el gas para lo mismo”.
El CEPIS es la misma organización que en 2016 presentó un amparo colectivo y logró frenar los tarifazos luego que la Corte Suprema dictaminara que el Gobierno no podía fijar las tarifas de gas sin una audiencia pública, que estableció de cumplimiento obligatorio. Lovelli: “En esa ocasión, planteamos la inconstitucionalidad de la resolución del Ministerio de Energía, entonces dirigido por Juan José Aranguren, porque no había cumplido con la obligación constitucional de brindar a usuarios y consumidores la información adecuada y veraz, ni de participar en el procedimiento de formación de la tarifa. Es decir, faltaba la audiencia pública”.
El actual amparo, que se suma a un corpus de medidas y de acciones planteadas, está a la espera de que el fiscal federal de La Plata, Guillermo Ferrara, dictamine sobre la viabilidad y la competencia de la denuncia. Luego, se le correrá vistas al Estado para que conteste, aunque ya comenzó a hacerlo a través de los medios. “La mayoría de las quejas por el aumento de gas son de militantes kirchneristas”, declaró el secretario Iguacel, desde el ojo de la tormenta.

Quién es

Javier Iguacel es ingeniero petrolero y activo tuitero, en cuyo perfil se presenta como admirador de Nelson Mandela. Nació el 16 de octubre de 1974 en Capital Sarmiento, un municipio de 15 mil habitantes al norte de la provincia de Buenos Aires. Estudió en el Colegio Marista Manuel Belgrano y realizó la carrera de ingeniería en petróleo en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). En una entrevista con El Constructor, dijo que comenzó a trabajar a los 11 años arriba de un tractor de campo: “No por necesidad, porque gracias a Dios mis padres siempre tuvieron para vivir y educarme, pero cualquier cosa adicional a lo que era estudiar y comer lo tenía que sacar de mi propio bolsillo, para eso trabajaba en el campo”.
Entró a trabajar a YPF cuando tenía 23 años. Su modelo de ejecutivo era José “Pepe” Estenssoro. Cuenta que en 1999 decidió renunciar cuando la petrolera anunció que sería vendida a la española Repsol. “Soy de los que creen que la energía del país debe generarle riqueza a la gente y no soporté que YPF fuera subsidiaria de Repsol”, apuntó Iguacel a iProfesional. Según Lucas Logaldo -exdirector general de Relaciones Institucionales de la Dirección Nacional de Viabilidad, excoordinador de Comunicación del PRO en la provincia de Buenos Aires y jefe de Gabinete en Energía-, en ese entonces Iguacel le escribió una carta a Roberto Monti, presidente de YPF, para comunicarle su renuncia “porque creía que la empresa debía ser estatal”.
En ese momento –cuenta- había nacido su primer hijo. «Era una época complicada. Estábamos en Malargüe, dejé todo y nos instalamos en Buenos Aires con mi familia. Fui a ver a profesores míos de la Facultad, recorrí empresas buscando trabajo y finalmente ingresé en Pérez Companc». Desde ese año hasta 2015, hizo su carrera en el sector privado desde empresas petroleras como Pecom Energía y Pluspetrol. Por eso vivió Mendoza, Neuquén y hasta Angola, entre otros lugares. Tuvo tres hijos: el primero nació en Malargüe (Mendoza), el segundo en Rincón de los Sauces (Neuquén) y la tercera en su pueblo natal, Capitán Sarmiento.
El secretario se jacta en las entrevistas de nunca quedarse quieto. “Siempre fui de tomar decisiones que mucha gente no compartía en su momento, en especial mi familia, que pensaba que estaba loco. No podían entender cómo me quedaba sin trabajo. La última fue la renuncia a la vicepresidencia de Pluspetrol”. Un detalle: Pluspetrol es la tercera firma con más terrenos concesionados en Vaca Muerta, detrás de YPF y de Gas y Petróleo de Neuquén (GyP). Tiene el 7,6 por ciento de los 30 mil km cuadrados del proyecto, que no sólo abarca la mayoría de superficie neuquina, sino que se extiende a Mendoza, La Pampa y Río Negro. A mediados de septiembre, la empresa firmó junto con YPF el compromiso con Neuquén para invertir 180 millones de dólares en la etapa piloto para la explotación no convencional de hidrocarburos.
Pero, en 2015, Iguacel rechazó la vicepresidencia para lanzarse a su carrera política. Primero, según especificó, “dándole una mano” a un dirigente peronista: “Pero cuando vi que la corrupción era muy grande, que íbamos camino a ser Venezuela, me decidí y me candidateé en Capitán Sarmiento”. Perdió las elecciones a intendente por 200 votos frente a Oscar Ostoich (FpV), quien en ese entonces fue reelecto por quinta vez.
Sin embargo, la derrota no tuvo sabor amargo: durante la campaña cultivó la confianza de diversos funcionarios, y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, lo propuso como titular de la Dirección Nacional de Vialidad. Iguacel aceptó, según explicó, “para cambiar el sistema de corrupción que caracterizó la obra pública durante el kirchnerismo”. Un área suculenta: según Chequeado, Iguacel pasó así a manejar un presupuesto de 40 mil millones de pesos, es decir, más del 40 por ciento del presupuesto total del Ministerio para 2018.
El secretario cumple con otro de los que parece ser un requisito para el gabinete Cambiemos: aparece en los Paradise Papers vinculado con la petrolera Pluspetrol Angola Corporation en las Islas Caimán. Su nombre figura como abogado para realizar actividades legales, financieras y bancarias en nombre de la offshore. La documentación difundida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung muestra que la estructura de la petrolera para administrar sus operaciones incluye sociedades en Gibraltar, Bahamas, Holanda, Luxemburgo, Estados Unidos, Antillas Holandesas, Curazao y las Islas Vírgenes Británicas. Logaldo explicó a Página/12: “Todo es legal. Él fue representante legal de la subsidiaria de Pluspetrol en Angola pero jamás apretó un botón para realizar una operación o mover dinero de una empresa de la petrolera en Islas Caimán”.
El último poder de abogado de la Petrolera lo recibió en 2014, seis meses antes de dar el salto como precandidato del PRO en Capitán Sarmiento.

Lo que cuesta la energía

Iguacel se ganó el buen visto del Gabinete al denunciar al Grupo Austral Construcciones, propiedad de Lázaro Báez, por la adjudicación de obras por supuesto sobreprecio, en el que culpó al exministro de Planificación, Julio De Vido, aunque su objetivo era la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. También obtuvo el buen visto por el mejoramiento de las rutas. De todos modos, el camino tuvo sus baches.
Por un lado, la Asociación Gremial de Profesionales y Personal Superior de Vialidad Nacional lo denunció por el nombramiento de Eduardo Plascencia al frente de la gerencia de Planeamiento y Gestión de Infraestructura Vial ya que, según la entidad, se trataba de un ciudadano estadounidense que no tenía habilitado su título profesional de ingeniero. Por otro, también llegó a los medios cuando Infobae reveló que contrató los servicios de la Escuela de Arte de la actriz Cecilia Maresca para mejorar su oratoria: según la publicación, se desembolsaron facturas por 25 mil pesos a cuenta del organismo. Y en diciembre de 2017 quedó en medio de un escándalo por un error insólito en la obra de un puente ferroviario en Luján para unir la Autopista del Oeste con la Ruta Nacional N°5: la obra tuvo que ser reformada porque las formaciones del ferrocarril eran más anchas y no podían pasar. “En tiempo récord terminamos de poner los cuatro puentes del bypass de Luján”, escribió orgulloso en Twitter. “Esto me emociona”. La emoción tuvo un costo de 1200 millones de pesos para el Estado.
Iguacel pasó al frente del Ministerio de Energía tras la eyección de Juan José Aranguren, el principal rostro de los tarifazos. Tras la reconversión de los ministerios, hoy ocupa el rol de Secretaría. Desde allí amenazó que si no se respeta el contrato con las productoras de gas, la tarifa podría aumentar hasta el triple. «Tenemos que acostumbrarnos a la realidad de lo que la energía cuesta, tiene este costo para la sociedad”, sostuvo en declaraciones radiales.
Según la agencia NA, el cálculo de lo que la “energía cuesta”, y que saldrá de los bolsillos de usuarios y usarías directo a las empresas, alcanza los 10 mil millones de pesos.

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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