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Desaparecido en el barrio

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Susana es la compañera y Paula la hija del periodista Luis Píriz. También son vecinas del genocida apodado El Nazi y, si la justicia las obliga, de Etchecolatz. ▶ LUCAS PEDULLA

Desaparecido en el barrioHay que decirlo. Esta nota comienza a escribirse con varios demonios asaltando la memoria. Inquietan, molestan, duelen. Tras las palabras y los silencios, tras memorias y justicias. Están allí.
Su negación -se dirá en esta charla- equivale a una batalla perdida.
Mirarlos a los ojos -se dirá también- cambia la conversación.
No es fácil, se contestará en algún momento, pero sostener la mirada -se dirá- es político. Por eso estamos aquí.
1.
En el Bosque Peralta Ramos, verde zona arbolada de cabañas y chalets en la zona sur de Mar del Plata, entre pájaros que afinan y vientos de sal, nos esperan en una casa de madera y piedra Susana y Paula, madre e hija, sobrevivientes del terrorismo de Estado en Argentina.
Allí, a tan sólo cinco cuadras, pretende retornar Miguel Osvaldo Etchecolatz, mano derecha del general Ramón Camps durante los años de horror, condenado cinco veces a prisión perpetua y principal foco en la desaparición en democracia de Jorge Julio López. El Tribunal Oral Federal N° 1 le concedió la prisión domiciliaria, pero el juez federal Ernesto Kreplak, que lo investiga en otras causas en las cuales está procesado, se la negó.
Etchecolatz no sería el único vecino genocida: el juez Kreplak concedió en febrero la domiciliaria a Juan Miguel Wolk, alias El Nazi, responsable del centro clandestino Pozo de Banfield. Se hizo pasar por muerto, fue descubierto por la hermana de uno de los desaparecidos en la Noche de los Lápices, violó la prisión domiciliaria entre 2012 y 2013, fue preso y hoy está procesado por torturar a más de 300 personas y por el robo de bebés. En marzo, Abuelas, Madres, hijas y vecinos hicieron un escrache silencioso frente a su chalet.
Allí estamos.
2.
Susana Chamizo vive en el Bosque hace 17 años, pero no es de Mar del Plata. Nació en Palermo, se crió en San Isidro, vivió en Capital y tras el golpe se mudó 13 veces en un año. “En uno de los departamentos tuvimos que caminar un tiempo entre colchones y almohadones para que no se escuchara, porque supuestamente estaba deshabitado. También había que tirar la cadena cuando el vecino la tiraba y abrir la canilla cuando el vecino la abría”. Susana explica: “Estábamos clandestinas”.
Era 1976 y Susana Chamizo ya tenía dos hijas con su compañero Luis Julio Píriz, hoy desaparecido. Militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
3.
Susana creció en una casona de San Isidro que -dice- era la primera del barrio en tener ascensor. Cuenta que nació dos años antes del famoso discurso de Evita que inauguró la televisión argentina: el 17 de octubre de 1951. Su papá fue el empresario Julio Chamizo, candidato a presidente en 1973 por Nueva Fuerza, el partido fundado por Álvaro Alsogaray, que sacó el 1,96% de los votos, pese a una fuerte campaña publicitaria. También había sido candidato a gobernador de Buenos Aires en 1958 por el Partido Cívico Independiente.
Su hija Paula le dice que fue la oveja negra de la familia. Susana matiza: “Era diferente. En casa siempre decían que era defensora de pobres y ausentes. A todas las empleadas les enseñaba suma, resta, multiplicación y división. Pero mis padres respetaban mucho la individualidad de cada hijo. Nos dieron mucha libertad, confiaron siempre en nosotros. Yo escuchaba Zitarrosa y no había problema”.
4.
Susana se detiene en un recuerdo: “Mi madre, antes de morir, me pidió perdón por no haberme creído. Cuando ella se enteró de la búsqueda de las Abuelas, me dijo: ´Perdón, pensé que exagerabas. Nunca pude pensar que hacían esa atrocidad, me hubiera muerto si tocaban a mi nieto´. Papá también, cuando yo estaba en la cárcel: no creía que sucedía lo que yo decía. Y te hablo de cuando desapareció Luis. No creían que era tan atroz la realidad”.
5.
Se conocieron en una librería en Pueyrredón y Santa Fe. Luis la vio entrar un 2 de abril de 1969 y le dijo a su amigo librero, también militante, que le hiciera la segunda: se hizo pasar por vendedor. Susana tenía 20 años y se puso a mirar un libro sobre Picasso. Luis se acercó. “¿Pensás que me lo voy a llevar?”, le preguntó Susana. Le respondió que sólo quería saber si le interesaba. Susana le comentó que tenía que animar una fiesta infantil y estaba buscando algo para hacer con los chicos. Luis le recomendó las obras que Debussy le compuso a su hija. Susana aceptó. “Me dijo: tengo que hacer una ficha con tu nombre, dirección y teléfono para hacerte un descuento”.
Se los dio.
Cuando llegó a su casa en San Isidro sonó el teléfono. Era el vendedor. “Ahí empezó la historia. Recién nos encontramos el 14 de abril, porque él iba a la facultad y yo estudiaba Letras y no coincidían nuestros horarios. Me re enamoré”.
Luis tenía 32 años.
6.
Luis Julio Píriz nació el 25 de marzo de 1937, también en el seno de una familia política: su papá, Leandro Píriz, fue el secretario de Juan Hortensio Quijano, vicepresidente de Juan Domingo Perón. Luis se sumergió a los 13 años en el grupo Praxis, fundado en 1956 por Silvio Frondizi, uno de los hermanos del ex presidente Arturo. Silvio era un emblema de la izquierda argentina, marxista, formador de cuadros por generaciones, a quien alguien llamado Ernesto Guevara le propuso la titularidad de la Universidad de La Habana. No aceptó: su lugar era Argentina. “Uno de esos cuadros que formó fue Luis”, define Susana.
Luis escribió, junto a compañeros de Praxis, Del peronismo al tercer movimiento histórico y De la Reforma Universitaria a la Revolución Nacional, entre otros textos. Estudió, se recibió y trabajó como médico ferroviario. “Estaba en uno de los puestos médicos en la marcha a Ezeiza cuando volvió Perón. Después, la militancia lo llevó para otro lado”. Fue periodista en La Opinión y, ya como militante del PRT, en El Mundo, el diario del partido. “En La Opinión empieza haciendo notas de política exterior y enseguida lo pasan a Cultura. Fue uno de los primeros que habló de Lacan. Le interesaba mucho David Cooper y la antipsiquiatría. Uno de sus últimos textos son los escritos económicos del Che”.
Luis viajó dos veces a Cuba en aquellos años revolucionarios. “En uno de esos viajes se encuentra con una persona, pero en ese momento estaba muy preocupado por un problema que había tenido con el Citroen. Se la pasa hablando sobre el auto y no habla de otra cosa. Cuando se despide, alguien le dice quién era esa persona. Se quería matar”. Era el Che, de incógnito.
7.
Dos años antes del golpe recibieron la primera amenaza de la Triple A: “Una mensaje con tres A marcadas con sangre. Cuando Paula nació, Luis me dijo que nos teníamos que ir. Me voy con las dos nenas a Uruguay un tiempo”. Susana hace un silencio que recorre épocas.
Y sigue:
“No pensábamos que iba a ser tan duro. No pensaba que iba a haber desapariciones. Pensaba, sí, que podíamos estar presos, pero no lo que realmente pasó”.
“Cuando el 24 de marzo de 1976 escuchamos que los milicos habían tomado el poder, Luis recibe una comunicación, corta y me dice: ‘No te pongas mal, se acelera el proceso’. Ahí sí tomé conciencia de que se venía una jodida. Es más: el día que desaparece, le pedí por favor a Luis que no fuera. Por favor. Estábamos en un departamento en pleno centro, Talcahuano y Sarmiento, donde teníamos una especie de lavadero: si bajabas un ténder no podías abrir la puerta por lo angosto que era. Yo me enojé y le bajé el ténder para que no pudiera darme un beso. ‘Por favor no te vayas’, le dije. No nos despedimos. Estuve muy enojada con él durante muchos años. Muchísimos”.
Silencio.
¿Cómo cayó?
Cometió el error número uno que puede cometer un militante: ir a la casa de un familiar. Fue al laburo del padre para pedirle un salvoconducto para nosotras, porque mi documento había caído. Sabía que eso era para agarrarme. Me lo había dicho la amante del custodio de mi papá, que en ese momento era director de la Junta Nacional de Carne. Me dijo: “Ni se te ocurra porque te está esperando la Marina”. Tenía información, y él no me escuchó.
8.
Susana y Paula recuperaron los restos de Luis en 2013. Paula: “Ahí nos enteramos que lo fusilan el 20 de junio del 76, junto a 12 compañeros más, a la vera del arroyo Sarandí, en Avellaneda, después de haber estado preso y torturado. Aparece como NN, abatido en combate, según los registros del cementerio de Avellaneda”. Susana dice que hasta ese exacto día, 20 de junio, escribía cartas a sus hijas como si fuera Luis. “En ese momento me dije que no podía seguir con esa mentira, porque no iba a saber cómo manejarla. Ese día sentí que su corazón ya no latía con el mío”.
Paula, sobre esa infancia: “No tengo los recuerdos como fotografías. Son sensaciones. Hay veces que necesito silencio, como cuando caminábamos sobre colchones y almohadas. Tampoco tengo recuerdos de mi viejo, pero sí su voz, y como la de un papá muy presente. Cuando mi vieja fue presa y mi papá desapareció dormíamos con mi hermana dándonos la mano, porque sentíamos que cualquiera de las dos se podía ir como se había ido mi papá”.
9.
Susana es detenida en 1980 cuando intenta sacar su DNI. “Pensaba que ya había pasado lo peor. Mi padre me aseguró que ya podía caminar libremente. Y me jugué. Caí en cana”.
Sigue Susana.
“No caí en la tortura y te digo por qué: dos días antes había llegado la hija del cónsul de España y estaban los organismos internacionales de derechos humanos en Argentina con la lupa puesta acá. Estuve presa cuatro meses nomás, en Devoto. Estuve aislada: querían que me quebrara”.
¿Cómo resististe?
Probé algo: no quería pensar en mis hijas ni en el sufrimiento de todos los que quiero, entonces empecé a pensar en otra cosa. Pensaba en cómo estaba compuesta mi biblioteca, qué puse en el primer estante, libro por libro, hasta que llegué a donde estaba El viejo y el mar (de Ernest Hemingway) y me acordé de una frase: “En la lucha con el pez, yo tengo solamente un cuchillo y esta soga”. Así lo sentí: tenía que manejarme con lo que tenía. Ahí descubrí que podía hablar con mis compañeras por el agujero del tornillo de la cucheta. Una era la sobrina de Tato Bores.
¿Y después?
Cuando salí estuve un año y pico vigilada. Tuve un intento de violación por un carcelero. Cuando ya estaba por violarme le dije: ‘Pensá que pueden estar haciéndole lo mismo a tu mamá, a tu hermana y a tu hija’. Fue como ponerle una cruz a un vampiro. Se fue. Otro me vigilaba siempre en la puerta o en la esquina de casa. Una vez estaba con una amiga y lo enfrenté. Es la mejor estrategia: hay que desarmarlos. Si tenés miedo, te muerden. No: hay que reconocerlos, mirarlos y decirles: ‘Sé quién sos’.
10.
Susana dice entonces: “¿Sabés cuál es el aprendizaje de todo esto? Que todo lo que tiene vida tiene alma. Y que todo lo que se hace por amor te mantiene ilesa”.
11.
La pregunta brota de Paula: “Y con estos genocidas viviendo acá, ¿cómo hacemos?
Susana: “Creo que el Bosque los va a echar, y toda nuestra energía. Creo en esas cosas. Los 30 mil desaparecidos, esa fuerza y vibración que está y existe, eso es lo que va a dar vuelta todo”.
 

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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