CABA
Pura química: Villa Constitución vs. los venenos de Nitron
Hace más de dos meses que vecinos y vecinas de Villa Constitución sostienen un acampe contra la instalación de un depósito de fertilizantes. Juntaron 10 mil firmas para exigir una consulta popular. Del hito obrero en los ´70 a una asamblea en defensa de la salud y de la vida, lecciones sobre memoria, justicia, derechos humanos, poder, democracia y por qué el verdadero veneno es el modelo productivo. POR LUCAS PEDULLA
Todo comenzó con un cartel que parecía salido de una película de ciencia ficción: “Próximamente, Nitron”.
Los vecinos y las vecinas de Villa Constitución, una ciudad de 47 mil habitantes, a 55 kilómetros de Rosario, lo vieron una mañana frente a la Zona Franca Santafesina, un perímetro libre de impuestos para “facilitar inversiones”.
A los pocos días, y a través de algunos medios locales, se enteraron de lo que ese cartel presagiaba: una “importante inversión” de 40 millones de dólares para un proyecto de depósito y fraccionamiento de más de 160 mil toneladas de fertilizantes, en un galpón emplazado a tan solo 340 metros de la zona urbana y a 200 de la planta de Acindar. La preocupación creció cuando descubrieron que Nitron se presentaba como la empresa líder “en comercialización de químicos y fertilizantes para la agricultura”.
Lo que sigue podría ser leído como un relato de ciencia ficción por quien considerara extraña una trama de intereses económicos y políticos mezclados con la defensa del medio ambiente, un acampe, una asamblea que juntó 10 mil firmas (un tercio del padrón electoral del municipio) para exigir una consulta popular, y una movilización de 2.000 personas que sorprendió a propios y ajenos en un distrito que marcó en los setenta uno de los hitos de la lucha obrera en Argentina y sufrió la brutal represión de la dictadura.
Pero no es ciencia ficción.
Es la defensa de la vida frente a un sistema de muerte.
Carrió, Trump y acampe
En 1994, la ley nacional 24331 fijó a la Zona Franca Santafesina como un ámbito “con un régimen fiscal diferenciado” para “impulsar el comercio y la actividad industrial exportadora”. Los vecinos cuentan que esa decisión se produjo para impulsar la inversión en medio de la crisis menemista. La abogada del movimiento, Bárbara Chazarreta, explica a MU la situación: a través de licitación pública, las casi 57 hectáreas y los 674 metros de frente costero fueron adjudicados por 30 años a Zofravilla S.A. para su desarrollo, gestión y explotación. Para operar en las zonas francas es requisito la inscripción en los registros aduaneros como Usuario Directo.
El presidente de Zofravilla S.A. es Guillermo Misiano, que también figura como dueño de PTP Group, principal usuario directo. Su nombre saltó a las portadas de varios medios cuando la diputada Elisa Carrió lo denunció en 2016 por contrabando y evasión. PTP Group se presenta como “un holding de capitales argentinos” especializado en la operación de terminales portuarias y prestación de servicios logísticos integrales en América Latina. Consolidó su presencia a lo largo de la estratégica Hidrovía Paraná-Paraguay en un tramo de 1.500 kilómetros.
Pero PTP trepó a la escena nacional cuando el diario contrainformativo Clarín la mencionó en junio de 2017 como un actor central en “la primera inversión tras el viaje de Macri a Estados Unidos”. Presentándola como un logro desatado tras la visita del Presidente a Donald Trump, se anunciaba que PTP había firmado en Nueva York un acuerdo con Nitron Group para instalarse en la zona franca con una inversión conjunta de 40 millones de dólares en los próximos cinco años. Según sus previsiones, la empresa buscaba utilizar 15 hectáreas de PTP para almacenar 200 mil toneladas de fertilizantes sólidos y líquidos, aunque según la Municipalidad, la autorización provincial es solo para fertilizantes sólidos. El ingreso de camiones fue el empujón para el comienzo del acampe.
Nitron fue fundada en 1982, tiene sede en Connecticut (Estados Unidos) y se presenta como la empresa “líder mundial en comercialización de químicos y fertilizantes para la agricultura” con una facturación de más de 1.600 millones de dólares. Concentra el 35% del mercado. Su principal destino es Sudamérica. Pero un extraño dato surge de su página web: tiene poco más de 100 empleados en el mundo.
La proporción se ajusta a nivel local: según la documentación presentada ante la Provincia, el depósito de Villa Constitución emplearía solo a seis personas.
¿Progreso y desarrollo?
El temor a la democracia
Corría 2017. Los vecinos comenzaron a pedir información y lograron que el 17 de octubre se realizara una audiencia pública en el barrio Palmar, uno de los más próximos a la Zona Franca. Miguel Ángel Alfaro, 52 años, vecino de Villa Constitución, recuerda: “Fueron más de 500 personas. Expusieron funcionarios del gobierno local, del provincial, pero la empresa no se presentó: mandó una nota intimidatoria que nos amenazaba con juicio”.
La audiencia pública sirvió a los vecinos para mostrar un rechazo general y exponer un modus operandi político. Alfaro: “La empresa presentó el estudio de impacto ambiental diez días después de la audiencia, las autoridades sabían, y no nos dijeron nada. Recién en enero nos enteramos por los medios de que lo habían aprobado”. Aparecieron entonces las primeras irregularidades: “En el estudio citaban como uso del suelo un decreto del gobierno anterior para zonificar la Zona Franca y así ponerlo de uso industrial. Técnicamente, no corresponde, pero así arrancaron el proceso”. Los vecinos presentaron una medida de amparo. Las acciones, mientras, sumaban adhesiones: “Las plazas se iban llenando. Un día convocamos una asamblea, y de la noche a la mañana nos dimos cuenta de que teníamos 500 personas discutiendo después de la aprobación del estudio de impacto”.
Víctor Secreto, médico general: “Cuando salimos de la audiencia entendimos dos cosas. Primero, que la lucha era justa y tenía un importante apoyo social. El salón rebalsó y hubo que sacar los parlantes a la calle. Y segundo, observamos la trama entre la provincia, el municipio y la empresa. Ahí supimos que, si no era a través de la voluntad popular, esto no tenía sentido. Por eso impulsamos la consulta popular”.
Necesitaban juntar 3.900 firmas, el 10 por ciento del padrón. “En un mes y medio juntamos 10 mil. La gente pasó entonces de la firma a poner el cuerpo en asambleas. Fue un punto de quiebre importantísimo”.
Comenzaron nuevos obstáculos. Chazarreta: “Cuando entregamos las firmas, con una gran movilización, nos dimos cuenta de que la ordenanza de la consulta no estaba reglamentada. La Municipalidad hizo propuestas restrictivas con certificaciones de firmas y burocracia pura. Mientras, tanto el Concejo Deliberante como el Colegio de Abogados manifestaban que tenía que ser vinculante y obligatoria”.
Volvieron a juntar firmas para su reglamentación. La respuesta fue que la consulta era muy cara. “No sería un gasto excesivo: sería poner 112 urnas, y no gastar 6 millones de pesos como nos dijeron. No tiene que ver con lo económico, sino con empezar a cambiar los modos de democracia de todos los ciudadanos. Ese es el temor que tienen”.
El año 2018 siguió con actividades, asambleas, festivales, pintadas de murales y charlas en las que participaron expertos como Damián Verzeñassi (de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario) y Damián Marino (Universidad Nacional de La Plata). Pero el 2019 les trajo otra sorpresa: la habilitación comercial provisoria a PTP. Pidieron una nueva reunión. “Habían entrado 20 camiones. Queríamos saber si eso era legal o no. Allí el intendente dijo barbaridades. Una fue cuando le dijimos que la empresa solo declaraba seis puestos de trabajo: dijo que no importaba, porque eso solo era lo que decía en los papeles. ¿Cómo puede decir eso? El Estado parecía la nada misma”.
Política tóxica
El intendente Jorge Berti recibe a MU en su despacho. También está presente la secretaria de Ordenamiento Territorial del municipio, Paola Bagnera. Berti dice: “Si estuviese convencido de que allí hay veneno, yo voy y me crucifico en la puerta de la entrada. Mi hija vive a 300 metros. Acá hay una confusión porque la gente habla de agrotóxico. Pero el fertilizante no es agroquímico. Muchos hacen dibujos del avión fumigando y no tiene nada que ver. No somos eruditos para saber sobre las cosas, pero todos nos dijeron que no, la Provincia entre ellas. Por eso acudimos a entes oficiales”.
Con el glifosato ocurrió lo mismo: el Estado lo avaló y los primeros en alertar fueron los vecinos.
Bagnera: Son expresiones de dudas y preocupaciones. Hasta que eso no se revierta en términos legislativos, los municipios vamos a acatar lo que existe, y ahí nuestro ámbito de control es la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia.
¿Por qué piensan que generó tanto rechazo?
Berti: Es un tema muy sensible por el tema oncológico. Quién no tiene algún enfermo en la familia, o por cuestiones de discapacidad. Estamos tratando de diseñar estadísticas que nos digan a ver si hay un pico descontextualizado del resto de la provincia. La cuestión es cómo minimizás, con estudios de impacto ambiental, la contaminación, porque, si no, es imposible la subsistencia humana: cualquier desarrollo genera contaminación. Acá nadie te puede decir que hay una cuestión corruptiva. Todos saben quiénes somos y cómo vivimos. Escuchamos, pero también hay que dejar que las instituciones funcionen. Si no, cada cosa que hagamos vamos a tener que salir a pedir permiso a todo el mundo.
Diez mil personas firmaron por la consulta. ¿Usted no la convoca porque es cara?
Berti: No pasa porque sea cara. La cuestión es que hay que darle un marco de legalidad. No podemos poner buzones en la plaza. Tiene que haber una seriedad que lo amerite. Y, además, no sería vinculante, porque la habilitación ya la dio la provincia. Sería como sacarnos el problema de encima. No queremos que sea una simple ventaja política.
El veneno es el modelo
Consultado por MU, el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario y director de la Práctica Final de la carrera de Medicina, Damián Verzeñassi, resalta un aspecto importante: “Es obvio que nadie pretende que su fábrica, depósito, empresa, sufra un accidente, pero ocurren. Es clave identificar eso, ya que los permisos otorgados para el funcionamiento de este depósito, en principio, de acopio y fraccionamiento, no hacen referencia a las características específicas de los compuestos que se utilizarán. El riesgo que presentan los fertilizantes a base de nitrógeno, fósforo y potasio (los que comercializa Nitron) depende de las proporciones de cada uno de esos compuestos (160 mil toneladas en este caso). No podemos olvidar los desastres que son parte del prontuario de las empresas de fertilizantes”.
Más preguntas: “Y aunque estuviese garantizado que jamás se produciría un desastre en la planta, ¿cuál es el impacto en la salud de los vecinos que pueden generar las emisiones de material particulado de la carga y descarga del producto? ¿Y la emisión de gases de combustión por los vehículos dentro y fuera del predio? El mismo estudio de impacto aprobado por las autoridades provinciales reconoce el riesgo de derrames, fuga o vuelco. Y también de incendios, con la consiguiente emanación de gases tóxicos”.
Más datos: “Según estudios, el 32% de los accidentes industriales con fertilizantes involucrados se produce en sitios de almacenamiento. Un 8% en transporte, un 16% en suministro y un 10% en la zona general de la planta. Eso demuestra que un 66% de los accidentes con fertilizantes se dan fuera del ámbito de la producción”.
Verzeñassi también indaga sobre las ideas que avalan la vida tóxica: “No hay veneno más peligroso que un modo de pensar que prioriza las necesidades del mercado sobre el cuidado de la salud y la vida de los territorios y las comunidades. Parafraseando a Ramón Carrillo, ante esas lógicas que mercantilizan la vida e hipertecnologizan la naturaleza, los productos químicos (aun los altamente peligrosos) terminan siendo pobres venenos”.
Confusiones de estado
Volvemos a la intendencia.
Dice Bagnera: “La empresa es PTP Warrant: Nitron no presentó ningún papel. El usuario directo es PTP, que después puede estar comercializando con distintas empresas proveedoras de fertilizantes que aporten solo los productos que informaron”.
Pero el acuerdo salió en todos los diarios.
Bagnera: La empresa que genera el trámite es PTP Warrant. En ese marco, con quién comercializa después la empresa es otra instancia.
Berti: Las notas plantean que se había llegado a un acuerdo de fertilizantes sólidos y líquidos, pero la habilitación de Medio Ambiente es sólo para sólidos.
Las hojas de seguridad de los productos hablan de peligros de intoxicación.
Bagnera: Nuestra propia ingeniera ambiental dijo que para quien podría llegar a ser más peligrosa esa cuestión es para el trabajador que lo manipulara, no para lo que sucede fuera del galpón o mismo lo que podría ocurrir en el traslado.
¿De cuánto se está hablando?
Berti: Es un galpón de 7 mil metros cuadrados. El convenio era alrededor de 200 mil toneladas. 40 mil eran líquidas, pero no están habilitadas.
Hablan de desarrollo productivo: ¿cuánto empleo generaría ese depósito?
Berti: No sé… En la hoja de ruta hablan de seis.
¿Nada más que seis?
Berti: Pero eso es lo que dice una hoja, no lo que pasa en la realidad. Los vecinos nos dicen: “Ah, pero con ese criterio entonces pueden declarar una cosa en cuanto a productos y hacer otra”. No descontextualicemos: no pueden ingresar nada de lo que no ingresaron en la provincia.
Bagnera: Un ejemplo: hubo toda una intervención de la provincia en materia ambiental que tiene que ver con la ejecución de un puerto que quieren construir aquí: nosotros estamos en zona de humedales, y la empresa desmontó toda una zona de bosque nativo para poder hacerlo. Así que tuvieron que hacer convenios de reforestación.
¿Quién hizo eso?
Bagnera: La Zona Franca en función de que estaban gestionando este puerto. La provincia le pidió entonces reforestar no ese mismo sitio, por la gestión del puerto, pero sí en otro sector de la ciudad para compensar esa masa verde.
¿Esa deforestación se hizo sin que la provincia supiera?
Bagnera: Claro. Por eso se estaría recuperando, porque no se recuperó todavía.
Pero si la empresa hizo eso por sobre las autoridades locales y provinciales respecto a un bosque nativo, ¿no es posible una analogía respecto al depósito?
Bagnera: Y… eso lo podríamos pensar.
Berti: Si hicieron eso, son capaces. Pero al descubrir que se hizo, ahora tienen que responder. Si ingresaran elementos que no tienen que ver con lo que informan, también van a tener que hacer algo, porque si no van a ir a una clausura directa. Estamos muy encima.
Tejer un lugar
Al cierre de esta edición, después de casi dos meses de acampe, los vecinos mudaron la carpa de la Zona Franca a la plaza central de la ciudad, frente a la Municipalidad. El 9 de mayo sufrieron la represión de la policía santafesina mientras se manifestaban pacíficamente en rechazo al ingreso de 20 camiones con fertilizantes. Los efectivos dispararon al aire, lanzaron gases, golpearon a mujeres y jubilados y detuvieron a cuatro personas. La decisión de mudarse al corazón de la ciudad fue para dirigir el reclamo al Ejecutivo y hablar cara a cara con la comunidad para insistir con la consulta.
Los vecinos remarcan que el reclamo trasciende lo partidario. María Ángeles Aguirre, docente, lo explica de forma didáctica: “Dice que somos anti Berti, pero esto lo haríamos con cualquiera en la intendencia. Lo invitamos: nos encantaría que estuviera de nuestro lado, sería mucho más fácil para la lucha”. Los reclamos también llegan al gobernador, Miguel Lifchitz (quien había propuesto una consulta popular para reformar la Constitución pero dio marcha atrás), y la ministra de Producción, Alicia Ciciliani.
¿Qué significó el acampe durante todo este tiempo? Rodrigo Garzón, 28 años, va a la raíz: “Primero nos cuestionaban sobre por qué íbamos contra Nitron y no contra Acindar y sus metales pesados. Acá tenemos también un basural a cielo abierto. Bueno: primero luchemos para que no se sumen más contaminantes, luego veamos qué pasa. No perdemos de vista que son 160 mil toneladas de fertilizantes sólidos combinados con todo esto. Pero muchos de los que estamos acá encontramos un lugar para manifestarnos políticamente. Acá hay pibes que no tienen miedo y se encontraron con una construcción horizontal donde lo que voto, vale. Y todo eso, es la memoria del Villazo”.
Recuerdos de una gesta
La casa de Juan Actis (69) y María Inés Lauti (63) es de cuento, cálida, con techos altos y un jardín que late de verde, con enormes calabazas que salen de la tierra. Ella participó en la histórica marcha contra Nitron. Se sorprendió. “Después del Villazo y la represión, la gente ni hablaba: Villa Constitución quedó callada y no participativa. Ahora, el ver la gente reunida que bajaba de los barrios, me hizo acordar a esa época”.
Hay que ir entonces a 1970. Actis, de 20 años, había llegado del campo a Villa Constitución a los 11. Empezó a trabajar en Acindar cuando se “salvó” de la colimba. De familia peronista, los manejos de una Unión Obrera Metalúrgica (UOM) comandada primero por Augusto Vandor y, luego, por Lorenzo Miguel, símbolos de la burocracia sindical y de la derecha del peronismo, lo llevaron a un perfil independiente y combativo.
Actis habla pausado por el peso de una salud cuya historia es la historia de un país. Y la de este presente: “Nuestro movimiento arranca en el 70. Ese año hicimos una huelga en Acindar que terminó mal, en derrota. Pero un pequeño grupo empezó a trabajar de nuevo, por abajo, clandestinamente. Llevó cuatro años levantarse, con saltos cualitativos y cuantitativos. La coronación fue el 16 de marzo de 1974, el día del Villazo. Tomamos la fábrica porque querían echar a la dirigencia de la Comisión Interna: habíamos ganado las elecciones con la Lista Marrón, echando a la burocracia”.
Cuando llamaban a alguien burócrata, ¿qué le querían decir?
Traidores. La UOM recaudaba en Villa aproximadamente 100 millones de pesos por mes. Eso se iba todo para Buenos Aires: acá solo volvían 4 millones. Apenas alcanzaba para pagarle a algún empleado. No había obra social, nada. Y fue un punto clave para la instalación de un nuevo sindicalismo, democrático y participativo. Todo se resolvía en asamblea. Y para la UOM fue una patada, porque era una unidad seccional que se rebeló y les ganó.
La toma y las huelgas en las metalúrgicas estuvieron acompañadas por un apoyo masivo de toda la ciudad. Actis trae a la mesa fotos de esa época en las que se ve todo un pueblo movilizado en la plaza central. Allí está, con su barba de 24 años, junto a Alberto Piccinini, quien se convirtió en el referente de esa lucha. La represión, entonces, fue brutal. “Acá se aplicó la prueba piloto de lo que iba a pasar a nivel nacional: grupo de tareas, secuestros, bombas. El gerente de Acindar era José Alfredo Martínez de Hoz, quien luego sería ministro de Economía de la dictadura”. En la madrugada del 20 de marzo de 1975, más de 4.000 efectivos invadieron Villa Constitución en una columna de un kilómetro y medio de móviles y camiones. También participaron matones de la Triple A. Hubo más de 150 detenciones. Entre el 75 y el 78, en Villa hubo al menos 60 asesinatos y desaparecidos.
Ese día detuvieron a toda la dirección gremial. Actis estuvo preso hasta 1982. Ese mismo año recuperaron nuevamente el sindicato.
Usted habla de saltos cualitativos y cuantitativos en una época en la que queremos todo ya. Pero esto fue un proceso del 70 al 74: ¿Qué significaba eso?
Hablar de forma permanente con cada compañero y en condiciones clandestinas. Hay historiadores que hablan del Villazo como un hecho espontáneo de masas, como una pueblada en la que un día los trabajadores enloquecieron. No fue así: fue una construcción de cuatro años, con avances y retrocesos. Por eso fue uno de los movimientos que más perduraron: después de 5 años en cana, recuperamos todo.
¿Y a nivel social?
Costó, por el miedo. La gente grande, por lo que había sufrido, tiraba el tema para afuera. Pero los más jóvenes empezaron a retomarlo. Vemos lo mismo ahora con Nitron.
La semilla originaria
Esa memoria está presente en la carpa, con mayoría juvenil, donde todas y todos saben que el reclamo no se resolverá en el corto plazo. ¿Qué representó para Villa esta lucha? Las respuestas deben leerse con los puntos suspensivos de una historia que se seguirá escribiendo.
Cielo, 23: “Un crecimiento. Pasamos de ser 15 vecinos a 2.000 en la calle. Tiene que ver con todo en el país, nuestro sistema productivo. Y ocurre algo: todos opinamos, y si alguno falta, está la confianza de que lo que resuelva la asamblea es lo mejor”.
Israel, 19: “Estaba en una posición de sedentarismo. Veía que marchaban, iban a las radios, y que estaban luchando por mí. Por eso me decidí: yo tengo que ayudar”.
Ane, 29: “La pluralidad: se hablitó la palabra”.
Mariela, 31: “Yo tengo dos nenes con autismo, entonces esta lucha no es cualquier cosa. Es una búsqueda de organización. Y también la de una voz”.
Meli, 29: “Es un lugar de expresión, de herramientas. Es una familia. Lo que más rescato es que el compromiso de todos es la columna vertebral de la carpa, y eso revela la falta de Estado para la juventud. Lo veo muy reflejado acá”.
Cielo: “Y con qué poquito desde lo material: es una carpa. Pero es poder”.
Rodrigo: “Fuera Nitron fue la punta del iceberg. Empezamos a profundizar lo que discutimos: el modelo productivo, la economía. Es comunión social. Eso es poder. Y nos lleva a preguntarnos: ¿qué hacemos con todo lo que estamos aprendiendo? Toda esta lucha nos hace responsables de lo que vamos a hacer con ese conocimiento”.
Betiana Charny, 34 años, cantante y artista, cierra con una poesía: “Más allá de lo que pase con la empresa, hoy en Villa no se habla de otra cosa. No solo corrimos la agenda política, sino que sembramos una semilla que no es transgénica, sino originaria y genuina. Es como la soberanía alimentaria: sabemos que lo que abonamos es para que crezca mejor. Y ahora se viene la cosecha. Por más que la lucha nos lleve más tiempo, el impacto no solo se vio en las urnas, sino también en la calle. Y eso ya cambió la historia”.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
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