Sigamos en contacto

CABA

Volver de la muerte: Damián Pettovello, ingeniero agrónomo de Lincoln

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Llegó a ser asesor máster de Bayer y dice que fue un “talibán del glifosato”. Cuando empezó a entender que el eje de su trabajo era matar, entró en crisis. Le detectaron un cáncer. Hoy es un educador agroecológico en 15.000 hectáreas. Las corporaciones desde adentro. La mentira de las “buenas prácticas agrícolas”, y cómo regenerar la vida. POR SERGIO CIANCAGLINI
La historia de Damián Pettovello indica que nació en 1971, y renació en 2015.
Es ingeniero agrónomo. Fue asesor privado de productores agrícolas, y evaluador de productos de las empresas multinacionales emblemáticas de los agronegocios. O sea: un profesional exitoso, y hasta el rostro que Bayer mostró para difundir la eficiencia con la que actúan sus pesticidas.
Pero en enero de 2015 lo operaron dos veces de una especie de lunar que había aparecido en su panza y día a día, duda a duda, cambiaba de forma, de marrón y de profundidad.
Diagnóstico: no era un lunar sino un melanoma. Cáncer. Células que se replican para matar.
En aquel enero quirúrgico, además, tuvieron que destaparle las arterias con una angioplastia y colocarle tres stents porque la circulación estaba bloqueándose, y el corazón de Damián no lograba hacer bien lo suyo.
Percibió un tercer fenómeno inesperado, en los ojos: veía cada vez mejor lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Observaba desde otra perspectiva, y con asombro, en qué consistía ser un símbolo de éxito.
Dice hoy que en realidad fue un “talibán del glifosato”. Cuando ese mundo se le hizo evidente, cuando superó el abismo oncológico y los bloqueos arteriales, Damián Pettovello renació de muchas maneras.
Su profesión, sus días y sus sueños fluyeron hacia otro esquema de producción, con un proyecto tal vez inusual: replicar la vida.

Árbol mea perro

Llegó al mundo el 23 de mayo de 1971 a bordo de un curioso país llamado Argentina y vivió siempre en Lincoln, provincia de Buenos Aires, ciudad en la que hoy habitan 28.000 almas. Su padre fue empleado del Banco Provincia durante el día, de una secadora de granos por la noche y, sobre todo, apicultor. Damián tiene dos hermanos, uno mellizo, y desde chico salió a recorrer el universo de Lincoln cabalgando en bicicleta: “Siempre fui medio buscavidas. Repartíamos con mi hermano una revista que salía los sábados, vendíamos unos pasteles exquisitos que hacía una vecina, y fruta de la chacra de mi abuelo: pomelos, naranjas, higos. En realidad los higos me los comía yo. Barrí veredas, limpié vidrios, pero sobre todo ayudé a mi viejo con las colmenas. Y cuando terminé el secundario, me fui a La Plata”.
Estudió Agronomía. “No teníamos tierra, pero el campo era el entorno en el que me había criado. Me gustaban la biología y la naturaleza”. Trabajó como ayudante de alumnos, fue pasante en un ministerio y egresó en 1998 con uno de los seis mejores promedios de la Facultad. Supe el dato por Internet y no por Damián, a quien acaso le dé pudor contar esas cosas.
Dice: “Hice la carrera como todos, aprendiendo qué formulaciones se utilizaban para matar plagas y malezas. Ese era el enfoque. No hablábamos de biología, de especies, sino de productos y dosis. Para mí era lo normal”.
Al salir de la facultad lo normal era buscar trabajo, porque además se había casado con la novia de toda la vida, Mariana Ciriello, odontóloga, y había hecho su aparición en escena Ceferino (hoy 21 años, el mayor de los tres hijos que ha tenido la pareja, seguido por Francisco, 12, y Serena, 8).
“Un colega me dio trabajo en Lincoln, pero duró poco. Era 1999. En los campos no te contrataba nadie. Salí a buscar en las agroquímicas: Basf, Novartis. Conseguí trabajo con una empresa vinculada a Dow en la parte de asistencia técnica a los productores. El objetivo era que la empresa vendiera pesticidas”. En 1996 el menemismo vía Felipe Solá (secretario de Agricultura) había aprobado la soja transgénica en base a un informe de Monsanto, que ni siquiera se tomaron el trabajo de traducir. Los Monsanto Papers (monsantopapers.lavaca.org) y los juicios en Estados Unidos demuestran hoy cómo la multinacional manipulaba esos trabajos pseudo científicos.
Comenzó a trabajar como asesor. Pasó el estallido de 2001, empezaba a soplar fuerte el viento de cola transgénico, y el gobierno de Eduardo Duhalde pesificó las deudas: “Muchos del agro estaban fundidos pero ahí se acomodaron. Deberían tener estampitas de Duhalde y Remes Lenicov”.
Recuerda Damián: “El modelo empezaba a colocar en la cabeza de todos el término ‘empresario’. Eso le gustó al chacarero, agricultor o productor. Se sintió parte del sistema. Pero como venía toda la novedad del paquete tecnológico de agroquímicos para poder hacer transgénicos, ese empresario contrataba a un ingeniero agrónomo como asesor para que tomara las decisiones. Confiaban en que uno no iba a hacer macanas. Hoy creo que les hacía el cagadón de la vida, sin saberlo, pero como había ganancias a nadie le importaba. Y se invirtieron los roles: en lugar del dueño, el tomador de decisión pasó a ser el asesor, que es parte de los recursos del sistema”.
Reflexión: “En el país muchas cosas son así: el árbol mea al perro”.
Volver de la muerte: Damián Pettovello, ingeniero agrónomo de Lincoln

La cara de Bayer

En esa primera década del siglo, otros propietarios de campos arrendaban sus tierras a sojeros o a pooles de siembra que a su vez contrataban asesores mientras el viento traía dólares para todos. Los campos se iban vaciando de gente. Los técnicos mataban todas las malezas resistentes. O casi.
Había resistencias de otro tipo en los pueblos fumigados, o en las alarmas que encendían los médicos rurales que denunciaban el crecimiento del cáncer, los abortos a repetición, las malformaciones de recién nacidos.
Damián: “Ni me enteraba. Yo estaba en un frasco. No sabía nada de Andrés Carrasco (el científico vituperado por ambos lados de la grieta por revelar públicamente los efectos del glifosato), ni de las denuncias contra Monsanto. Yo no creía estar haciendo nada mal, al contrario, era reconocido. Trabajé para Dupont, Syngenta. Me contrataban para hacer ensayos de evaluación de semillas, y también de pesticidas, herbicidas, fungicidas que se desarrollaban para matar todo lo que no fuese transgénicos. Y me iba muy bien”.
Venía de haberle comprado su casa a un vecino de Lincoln según la vieja usanza: de palabra. Muy pronto pudo pagarla con los ingresos cada vez más abultados que le llegaban. “Viajé a donde te imagines: Estados Unidos, Brasil, Cuba, recorrí buena parte de Europa, y no me alteraba en nada la situación económica”.
La relación con Dow Agrosciences: “Había hecho un laburo del insecticida marca Coragen con el principio activo clorantraniliprole. Me contrataron luego para dar unas charlas. Claro, era un mero multiplicador de ganancias para la empresa. Me invitaron a Estados Unidos, a la Universidad de Delaware, y estuve en el museo de Dupont donde pude ver que el origen de la empresa fue la guerra, como fabricante de pólvora y explosivos”. Su amigo desde la época de la Facultad, Facundo Alvira, era el gerente de marketing de Dupont.
Continúa la foja de servicios: “Estaba entre los llamados Asesores Master de Bayer (laboratorio y empresa alemana de agroquímicos que más tarde, en 2018, compró a Monsanto en 63.000 millones de dólares). Me invitaron a Alemania. Yo no veía la realidad. O hacía una negación. Era exitosísimo a nivel profesional y económico. Llegué a una situación que nunca imaginé”.
Uno de los productos de Bayer ensayados por Damián tiene también nombre bélico, Percutor, un herbicida que se agrega al glifosato. Un video promocional de Bayer muestra al propio Damián diciendo acerca de los efectos del pesticida sobre las malezas: “Tuvo un muy buen control: la que no mató, la dejó totalmente suprimida. Realmente no sufrimos competencia este año de rama negra en las parcelas en las que se aplicó Percutor”.
El Damián Pettovello que está en ese video de 2013 es muy distinto al que habla ahora: tenía un aspecto rígido, tecnocrático y cool al mismo tiempo, con esa jerga agromilitar que tanto excita a quienes sin embargo promocionan la llamativa idea de que los venenos no son venenosos: el árbol y el perro.

La resistencia del cuerpo

El trabajo de Damián Pettovelllo se hacía más intenso: “Había más resistencias, más malezas, y cada vez había que aplicar más dosis. Yo era capaz de duplicar la dosis si no me funcionaba lo que decía el laboratorio. Y eso era elogiado. ‘Mirá qué bueno lo que hace el flaco este’. Y te promocionaban por todos lados para hacer lo mismo: exterminar, barrer con todo, garantizar la rentabilidad. Pero la verdad es que el productor no ganaba. Los únicos que ganan siempre, seguro, son los fabricantes de agroquímicos”.
Terminaba 2014 y empezaba 2015: “Soy un agradecido a la vida porque me dio capacidad de observación, entre otras cosas. Todo esto me venía haciendo ruido. Un día fui al campo y me empezó a doler el estómago. Miré alrededor y me di cuenta de que lo único que estaba haciendo era matar plantas, matar insectos, matar y matar. Me tuve que ir. No me sentí bien. Era una angustia. Era pensar: ¿qué estoy haciendo? Y al mismo tiempo Mariana, que es la mejor compañera que me pudo tocar en la vida, me decía: ‘tenés que hacerte ver eso’, por lo del lunar que no era un lunar. Todos los médicos después me decían: le debés la vida a tu señora”.
El melanoma fue totalmente extirpado en dos intervenciones. “Pero lo peor fue cómo me pegó todo en el alma. Antes de saber lo del cáncer, aquel día en el campo, entendí que durante años había estado haciendo mucho daño. A mí no me gusta hacerle daño a nada ni a nadie. Entré en una crisis muy profunda. El proceso recién había comenzado”.
Podría pensarse que el modelo productivo actúa con la naturaleza como si fuese un cáncer al que hay que extirpar. Y al hacerlo, se convierte en cancerígeno. Y podría pensarse también que la última resistencia al modelo son los cuerpos, cuando enferman y encienden alertas, cuando tantas veces expresan con un cáncer o con otras desventuras que las cosas no están funcionando.
En medio de lo del melanoma, le realizaron la angioplastia. En esa oscuridad, Damián llamó a Facundo Alvira, de Trenque Lauquen: “Amigo, no puedo seguir más. Dejo esto. No sé qué hacer”. Facundo percibía sus propios ruidos en relación al trabajo en el planeta del agronegocio. Poco después, en marzo, le detectaron cáncer a su esposa. “Fue el mismo día que la OMS (Organización Mundial de la Salud) clasificó como posiblemente cancerígeno al glifosato”, recordó Facundo en la MU 127 (Infiernos & paraísos).
Dos winners se encontraron así en estado de angustia, incertidumbre y desorientación, oficios muy extendidos en estos tiempos. Damián y Facundo habían sido alumnos, en la materia Cereales, de Santiago Sarandón, quien luego creó la primera Cátedra de Agroecología del país en la Universidad de La Plata. Facundo: “Yo ni sabía qué era la agroecología. Me reuní con Sarandón, me contó el concepto, me habló de transiciones, leí el libro Suelo, hierba, cáncer de André Voisin, y entendí todo”.
Retoma el relato Damián: “Vino Facundo, me contó la charla, y dijimos: este es un camino. Me puse a buscar, a leer, a estudiar. Empezaron a aparecer las respuestas. Yo vivía en un frasco, y se rompió el vidrio”.
Damián y Facundo habían entendido el pasado a los golpes, pero faltaba decidir qué hacer con el futuro.
Volver de la muerte: Damián Pettovello, ingeniero agrónomo de Lincoln

A mí no me corran

El hombre que por la enfermedad y la tristeza estaba a punto de dejar la actividad agraria, volvió a los campos con un proyecto curativo. Hoy Damián y Facundo trabajan unas 15.000 hectáreas de 10 productores en sus respectivas transiciones del modelo convencional al de agroecología en Lincoln, Trenque Lauquen, Punta Indio, Córdoba, La Pampa y Entre Ríos. No tienen campos propios, alquilan para producir mientras restauran el campo, o trabajan en campos que los contratan para volverse agroecológicos.
Rechaza una palabra: “Antes era ‘asesor privado’: privado de la sociedad. Ahora somos educadores en agroecología. No vamos a tomar decisiones o proponer recetas, sino a acompañar al productor para que decida por él mismo”.
Crearon además Tekoporá, voz guaraní que tiene que ver con el buen vivir colectivo, la belleza, el bien, la cultura. Es un proyecto agroecológico con 56 hectáreas en Trenque Lauquen y 36 en Lincoln, que busca mostrar, contagiar, producir: “Primero, estamos contentos. En lo productivo, vemos que es rentable para el que produce, con mucha menor exposición al riesgo económico y financiero que antes. Nos cierra por todos lados”. La ganancia inicial: eliminación de costos en pesticidas y fertilizantes químicos.
¿Eso es la agroecología? “No es solo lo productivo. Es una forma de vida que promueve el bien común para ser socialmente justa y que tiene que ser económica y financieramente viable. Y regenerativa del suelo, al revés que el sistema actual que es degenerativo, porque se lleva puestos a los recursos y a las comunidades. Estamos ante un vaciamiento de los sistemas de vida, entonces lo agroecológico es algo que viene a replicar lo vivo, y eso te conecta también con la soberanía alimentaria, tecnológica y energética. Y con el respeto”. El proyecto Tekoporá incluye granos, ganado, monte frutal, gallinas: diversidad funcionando.
En términos prácticos se trata de diseños de los campos con diferentes cultivos para recuperar los suelos arruinados y degradados por el agronegocio. “Son consociaciones de distintas especies, gramíneas, leguminosas, todo otro estilo de trabajo donde las malezas dejan de serlo, y cumplen un rol para lograr la cobertura y el cuidado del suelo, para nutrirlo. Del suelo sano nacen plantas sanas y salís de un paradigma de escasez a uno de abundancia. En las consociaciones cada especie tiene su función y su complementariedad. Y entendés algo: en la vida triunfan los que se asocian”.
Primer síntoma de éxito del proyecto, mientras recorremos Santa María, campo de 335 hectáreas de Julián Amorin (que hasta hace poco era arrendado para soja transgénica): el regreso de los pájaros. Hay un conjunto de plantas que lograron resistir a los agrotóxicos: rama negra, amaranto, escoba dura, sorgo de Alepo, raygrás, yuyo colorado. “Acá no molestan”.
Damián describe: “Vivo bien, gano menos que antes, pero preciso menos, y estoy mucho mejor. Es otra vida. Yo no veía. No entendía que era un modelo enfermo. Me hago cargo. No lo digo con vergüenza sino con pena porque sé que hice mal. Fui parte de una gran mentira sin darme cuenta. Fui estafado, y colaboré con la estafa. Si alguien me quiere matar por eso, pediré disculpas y trataré de que no lo hagan. Pero hay que transmitir la verdad”, dice este ingeniero que tal vez sea una de las pocas personas que puedan simbolizar la idea de arrepentimiento como un gesto de sinceridad y reparación, y no como simulacro mediático y judicial.
Desde dónde hablar: “Los que venimos de los agronegocios estamos en un lugar particular: sabemos de lo que hablamos. Yo sé lo que provoca un producto. A mí no me pueden engañar diciendo que no es tóxico. Trabajé para ellos y fui el que evaluó esos productos. En aquel momento no entendí el alcance de lo que hacía. Pero hoy sí que lo entiendo: a mí no me corran”.
¿Se puede hacer una relación causa-efecto entre el trabajo con agroquímicos y el melanoma? “No es que yo digo ‘tuve un melanoma por usar esos productos’, hoy no lo puedo probar. Pero creo que el cáncer fue una manifestación de haber convivido con eso. Tal vez mi organismo sabía internamente lo que yo no entendía racionalmente. El cuerpo me dice sin dudas que lo que me pasó es una cuestión relacionada con el trabajo que hacía”.
En Estados Unidos personas afectadas están ganando juicios contra las corporaciones de agrotóxicos. “Yo no haría un juicio. La plata no me moviliza. Pero sí pienso en campañas para que todos sepan lo que genera esto. Eso sí, tengo muchas ganas de hacerme el estudio de determinación de tóxicos en sangre porque estoy convencido de que estoy hasta las muelas”.

Volver de la muerte: Damián Pettovello, ingeniero agrónomo de Lincoln
Las BPA no existen

Damián ya no es aquel percutor rígido que mostraba Bayer, sino un tipo entusiasta, rodeado de libros y proyectos, que reconoce: “Mis hijos dicen que me río más”. Tomó una decisión drástica: “No miro más televisión ni leo diarios. Sigo con las redes sociales, y en todo caso busco lo que me interesa. De lo que me tenga que enterar, ya me enteraré”.
Cree que la sociedad argentina está sometida a una especie de experimento masivo que llama infoxicación: “Los medios te intoxican, y te volvés tóxico”. Escucha programas de folklore. Sin renegar de Larralde, se ha enganchado con Nahuel Pennisi, el joven ciego que coloca la guitarra boca arriba y la toca como si fuera un piano cuando canta, por ejemplo, Oración del remanso.
En lugar de televisión, Damián se dedica a leer libros sobre alimentación, biología, suelos, bacterias, fertilidad, desarrollo: “Todos hablan de crecimiento pero se olvidan del desarrollo. Crecer es acumular, siempre en manos de unos pocos. En biología, crecer es aumentar el número y el tamaño de las células, pero desarrollo es cambiar los tejidos, las estructuras, las relaciones. El crecimiento lleva a tasas de consumo insustentables, superiores a la tasa de restauración o recuperación del planeta. ¿Qué sentido tiene tener tres autos o cuatro televisores, cambiar de celular cada 6 meses o pensar que inclusión es consumir, más que lograr dignidad de la vida? Estamos en un sistema que a todo le pone precio, y se pierde de vista el valor”.
Los defensores del modelo plantean que el problema con los venenos ocurre si no se aplican las llamadas Buenas Prácticas Agrícolas. Damián se alarma: “¿Cómo? ¿No era inocuo? Las Buenas Prácticas Agrícolas no existen. Lo que están haciendo es sacar al tóxico de la discusión, y decir que la culpa es de las personas que lo usan. La única buena práctica agrícola es la agroecología”.
El presidente Mauricio Macri dijo en Entre Ríos que había que permitir las fumigaciones que un fallo judicial prohibió cerca de las escuelas: “Me dio asco y pena escuchar que un presidente diga semejante barbaridad”.
Cree Damián que el sistema agroindustrial no da respuestas: “Se está cayendo a pedazos y muestra una expresión cada vez más agresiva de sí mismo. Por eso se habla de ecocidio en esta época. Los seres humanos estamos precisando otro tipo de respuestas que esta gente no puede dar”. La opción para él es agroecológica: “Porque tiene una dimensión de justicia y de ética. La agroecología propone que haya más tierra en manos de más gente. Admitiendo mi ignorancia en el tema, te diría que se podrían trabajar tierras fiscales, y lograr que los poseedores de tierras que no las usen vendan una parte, para que el Estado, sin hacer expropiaciones, las venda financiadas a familias que trabajen el campo y generen verdadero desarrollo”.
Todo eso implica un debate político. “Pero la clase política no está a la altura. El sistema representativo termina en la elección y en los egos. Elegís a personas que se supone que deberían ser responsables de sus actos, pero que al final se llevan puestas a grandes partes de la sociedad. Los elegís para que te representen y te defiendan ante otros poderes más grandes y hacen al revés: de nuevo, el árbol mea al perro”, dice riéndose.
Cuenta lo que sí le da ilusión: “Veo movimientos en la sociedad que vienen de abajo, ideas sobre cómo producir y cómo vivir. Cuando yo estaba en el modelo no se hablaba como ahora de estos temas, y eso es lo que hay que aprender a escuchar” dice el ingeniero Pettovello. Reconoce que desde que se fortaleció con lo que no lo mató, desde que salió del frasco buscándose a sí mismo, ha podido cultivar un proyecto personal y necesariamente consociado que, con un poco de pudor, informa del siguiente modo: “Volví a ser feliz”.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Seguir leyendo

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.063