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Agro bomba: qué hay detrás de la explosión de una fábrica en Mercedes

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Una fábrica de productos agroquímicos explotó en Mercedes: murió un operario y se esparció el veneno en el aire y el agua. El lugar no tenía los recaudos para prevenir ni enfrentar el desastre. Hablan los funcionarios responsables: dicen que no tienen capacidad de control. Las sospechas. Cómo funciona el modelo tóxico. Y el barrio que reclama conocer la verdad: qué pasó, qué quedó, y quién paga. ANABEL POMAR
Agro bomba: qué hay detrás de la explosión de una fábrica en Mercedes
Que la fábrica explotara era solo cuestión de tiempo.
Ahora las autoridades se pasan la pelota unas a otras. El agua de la napa tiene tóxicos peligrosos. El aire está enrarecido, no solo por las moléculas de químicos sino porque la remediación es encarada por la misma empresa y controlada por los mismos organismos investigados para determinar su responsabilidad en el desastre ambiental.
“Es la historia del lobo cuidando a las gallinas. No hicieron nada para evitar que explote pero ahora hay que creerles cuando dicen que hacen todo para protegernos”, razona Martín Barros, vecino de la fábrica, productor de semillas orgánicas y apicultor.
Barros integra el grupo de habitantes de La Verde que se presentó bajo la figura de particular damnificado, sumándose a la investigación “para determinar si existieron negligencias o la comisión de delitos de acción pública” radicada en la Unidad Fiscal Nº 6 de Mercedes, a cargo de Luis Carcagno, con intervención del Juzgado de Garantías Nº 3. Además, la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra el Medio Ambiente a cargo del fiscal federal Ramiro González, inició una investigación a fin de verificar si se burló la ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051).

La explosión

Viernes 27 de septiembre. Madrugada. La patrulla de Prevención Rural de la Ciudad de Mercedes recibe una alerta proveniente del 911. Un galpón ubicado en ruta 42 y la bajada a la localidad de La Verde se está incendiando.
En SIGMA Agro, una fábrica de agrotóxicos ubicada 5 kilómetros del casco urbano de Mercedes, los bomberos ya estaban trabajando e intentaban infructuosamente controlar las llamas. Habían sido los primeros en llegar y en notar que lo que pasaba era gravísimo.
A las 4.30, al iniciarse el fuego, había cinco trabajadores dentro de la empresa. La mayoría obreros de la construcción que pernoctaban allí, asignados a una obra de ampliación de la fábrica. Ellos encendieron la alarma.
En medio de ese caos inflamable, Rubén Ponce de 42 años, intentó poner a resguardo la retropala con la que trabajaba. Fue hacía la máquina y se perdió entre la humareda tóxica. Desde allí llamó a su mujer para contarle que las máquinas habían “zafado”. Se despidió de ella diciendo: “Me voy porque todo esto es un desastre”.
Poco después, lo vieron correr pidiendo ayuda, empapado, arrancándose la ropa y gritando que se quemaba vivo. Luego cayó en un pozo lleno de químicos. Murió casi una semana después. En el primer certificado de asistencia médica figura que presentaba “quemaduras por líquidos calientes + exposición a agroquímicos” en el 40% de su cuerpo. Quedaron muy cerca del pozo las ropas que se alcanzó a quitar: una remera y unas medias negras. Y la máquina con la que se ganaba el pan, contra un alambrado cortado. Como su vida.
Una explosión habría generado el incendio. “Me tembló la casa”, relata Barros, quien vive con su familia a más de 2 kilómetros de la fábrica: “Lo primero que vi es una torre de fuego de más de 20 metros de alto. Al rato, el aire tenía un olor insoportable. Primero a paraquat, luego a plástico y luego a combustible. A las 10 de la mañana nos autoevacuamos”.
Uno de los obreros agrega: “Estaba descansando cuando escuché la explosión. Fui al galpón (a unos 30 metros del lugar donde dormía) y vi un tanque de agroquímicos ardiendo, con llamas que llegaban hasta el techo”. Bomberos de Navarro, San Andrés de Giles, Luján, Suipacha y General Rodríguez se sumaron a las cinco unidades de Mercedes: más de 10 dotaciones no pudieron impedir que el lugar quedara devastado.
El 90% de las sustancias almacenadas en los bidones de 20 litros se quemó totalmente. Los barriles de 200 litros quedaron hinchados y descoloridos por el calor. También los cuatro tanques de 35.000 litros de capacidad que albergaban biodiesel y potasio desaparecieron por la acción del fuego. Según dijo a MU Juan Cruz Mendía, funcionario a cargo de la Dirección de Medio Ambiente de Mercedes, el volumen total de las sustancias liberadas al ambiente ascendería a 300.000 litros.
MU se comunicó con la empresa pero, alegando que la investigación judicial no les permite hablar del tema, rechazaron la entrevista.

Infierno químico

egún consta en la investigación, en la planta de SIGMA había insumos utilizados para la fabricación, entreo otros, de Glifosato, Paraquat, 2,4D Ester (prohibido en julio último por el SENASA para “proteger a los cultivos agrícolas, forestales y otros de los daños que podría ocasionar por su alta volatilidad), Power, Imazetapir, Haloxifop, Glufosinato y Dicamba. Coadyuvantes y pesticidas a los que SIGMA, adherida a las llamadas “buenas prácticas agrícolas” (BPA) y al programa Agro Limpio define en sus comunicaciones públicas como “fitoterápicos para la protección de los cultivos”. Tanto el Glifosato, Paraquat, Haloxifop y el Glufosinato de Amonio son sustancias altamente peligrosas, con toxicidad fatal o irreversible si son inhaladas. Son además perturbadores endocrinos, bioacumulables, persistentes en el agua, suelo y sedimentos, muy tóxicos en organismos acuáticos y para las abejas.
Esos venenos quedaron en el aire, el suelo y el agua. El daño es inconmensurable. Por ejemplo: la Policía Ecológica y el área de Sustancias Peligrosas de la Policía Bonaerense, inspectores de Agro industria y el ya citado Juan Cruz Mendía se acercaron al incendio, pero ninguna acción estatal podrá devolver a su lugar todos esos tóxicos liberados. El agua utilizada para apagar el fuego se filtró a las napas subterráneas, donde ya se encontraron tóxicos peligrosos en los estudios sobre el predio que muestra la Municipalidad. MU accedió a uno de esos resultados: en el agua a 4 metros de profundidad, el 18 de octubre, había plaguicidas que ya filtraron la primera estructura del suelo. En la muestra se observan concentraciones de tóxicos de 1.000 a 10.000 veces mayores que lo que suele encontrarse en cursos de agua similares. Otro riesgo por la liberación de agrotóxicos, además del impacto en los bienes naturales: el potencial de malformaciones, abortos espontáneos, enfermedades autoinmunes y degenerativas, problemas respiratorios crónicos, y otras ampliamente conocidas entre quienes quedan expuestos a estos contaminantes.
Según Martín Barros, el incendio y las altas presiones y temperaturas durante la explosión pueden haber generado moléculas nuevas a partir de la mezcla de gases de gran toxicidad: “Ese día se desató un infierno químico, una sinergia que no puede preverse”.
“Te doy un solo ejemplo sobre lo grave que es esto”, grafica. “Tras el incendió perdí 11 de mis 60 colmenas. Y en las restantes el daño se nota en que las abejas juntan polen pero no néctar, producto de los venenos”.
La Municipalidad insiste en que está allí desde el primer día, que asiste a los vecinos, que monitorea el agua y que supervisa la remoción de los residuos peligrosos. La empresa debe remover completamente hasta la última chapa del predio. Los residuos se llevan a Brandsen. En la última reunión de les vecines con los organismos de control y el apoderado de SIGMA fue evidente que ese traslado se estaría haciendo sin cumplir medidas mínimas como el rotulado de los residuos peligrosos. Para la empresa la preocupación es otra: saber si podrá volver a trabajar en el lugar.

Una tragedia anunciada

En Mercedes circulan videos de empleados de la fábrica anteriores al incendio, que de muchos modos hacían previsible el desenlace. En una de las filmaciones se escucha decir a un operario: “Hoy es viernes 8 de febrero de 2019, seguimos viendo como la empresa SIGMA Agro sigue tirando productos químicos a lo que es el medio ambiente”. Las imágenes muestran bidones, vuelcos sobre la tierra, y al mismo operario, obligado por sus empleadores, arrojando residuos químicos sobrantes. “La empresa lleva haciendo esto por años”, agrega el hombre.
Otro video enfoca la instalación eléctrica: alargues y zapatillas hogareñas en medio de un desordenado acopio de sustancias químicas y baldes bajo mangueras de proceso para que goteen los químicos, mientras fabrican Clorpirifos. Se nota la ausencia de infraestructura destinada a la contención de derrames, requisito de seguridad obligatorio por ley para este tipo de empresas. Esos videos forman parte de la presentación judicial. Barros: “Sabemos que algunos empleados han sufrido problemas de salud pero en el hospital eso se ocultaba. Lo único que no se entiende, a un mes del incendio, es cómo no voló todo antes”.

Quién (des) controla

SIGMA Agro denunció que las pérdidas fueron totales. Tiene una superficie de 27.000 metros cuadrados, 6.000 de ellos cubiertos. Declara 32 empleados de los cuales una docena trabajarían en La Verde. También afirma que su industria es segura y estaba habilitada.
En su declaración testimonial, Gustavo Ruffa, apoderado legal de la sociedad anónima a quien los empleados mencionan como el dueño, dice textualmente que “la empresa contaba con una habilitación municipal provisoria y la definitiva en trámite ante la Municipalidad de Mercedes”. Agregó que trabajaban con pesticidas y biodiésel “lo cual no presenta peligro alguno para la salud”. La empresa funcionaba como acopiadora, pero desde hace unos dos años es fábrica de agrotóxicos con movimiento de entre 10 y 12 camiones por día. “Que se instalen acá, en medio de la nada, solo hace pensar que se escondían para producir sin rendirle cuentas a nadie”, reflexiona Barros.
Mendía, el director ambiental de Mercedes, dijo a MU que la responsabilidad sobre el control de la empresa excedía a sus tareas y funciones. “No tuve ni tengo poder de control de empresas de categoría clase 3 –las más peligrosas desde el punto de vista ambiental-, y no me corresponde, ni tengo medios ni recursos para fiscalizar”. Sin embargo, cuando la empresa era ya una pila de escombros tóxicos humeantes, fue él quien procedió a la clausura.
El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) plantea: “La Municipalidad es quien se ocupa de la habilitación, ocurrida en 2017. Nosotros nos ocupamos de la parte ambiental. No teníamos elementos que ameritaran la clausura. Ante este organismo, la empresa tenía presentados todos los papeles”.
Con anterioridad la fábrica pertenecía a Dicopack S.A. con las habilitaciones iniciadas en 2013. Tras el cambio de firma a SIGMA Agro, los permisos fueron transferidos porque la empresa declaró que no haría cambios productivos ni modificaciones en la actividad, aunque Dicopack S.A. trabajaba en la elaboración de compuestos para purificar piscinas. Por eso en La Verde se pensaba que ahí, 5 años después, aún se fabricaban pastillas de cloro.
En septiembre de 2018, según consta en documentación de la causa, la Municipalidad le extendió a la empresa un papel para “ser presentado ante quien corresponda” mencionando que bajo el expediente 4075-85/13 se tramitaba el cambio de titularidad de la misma ante la OPDS y que “la firma reúne los requisitos de seguridad e higiene para su funcionamiento y no existe impedimento alguno para tal fin”.
Consultado sobre la responsabilidad municipal Mendía, sin disimular su molestia, manifestó: “No entiendo su insistencia en consultar sobre esos permisos cuando hay una persona muerta y muchos vecinos preocupados a los que asistimos desde el primer día. Debería preguntarme por lo que estamos haciendo ahora”. Y volvió a señalar a la OPDS: “Ellos habían inspeccionado y multado a la empresa en junio de 2018. Si había algo mal debieron haberla clausurado”. La OPDS reconoce que esa multa existió pero dijo que la falta era administrativa y que no se detectaron irregularidades ambientales.
Uno de los abogados de los vecinos resume a MU: “La investigación traerá mayor claridad sobre la cadena de responsabilidades. Hay elementos que apuntan al accionar delictivo de la empresa a lo que se suma un Estado cómplice. La convivencia entre la OPDS y las empresas la hemos acreditado en denuncias contra Atanor, Laboratorio Nova, Prochembio, y otras. Es un paradigma presente en toda la industria sucia”.

¿Error o exceso?

¿Lo que sucedió en Mercedes es una excepción? ¿Un accidente? ¿O forma parte del daño colateral aceptado para seguir sosteniendo un modelo que envenena? En nombre del progreso se ha naturalizado que los agrotóxicos son necesarios, aferrados a la falacia de las BPA, y con el Estado como aliado, sin grieta. “Formulamos la más amplia paleta de Fitoterápicos para ayudarte a producir” asegura SIGMA. Preguntas: ¿producir qué, a qué costo y para beneficio de quiénes?
Para el biólogo y filósofo Guillermo Folguera, lo que está en juego se describe así: “Hay una manera de relacionarse con los territorios y cuerpos en la que prima lo lucrativo como medio y como fin. Y entonces los nombres propios pasan a ser meramente anecdóticos”. Y sostiene que la situación de territorios y cuerpos expuestos a las fumigaciones no es tan diferente a la megaminería o al fracking. Extractivismo aquí o allá, la misma lógica se impone. La magnitud de los crímenes socioambientales y los cuerpos enfermos en los territorios, hacen que ese problema ya no pueda ser esquivado. No hace falta esperar que todo estalle para saber que se reclama un cambio de paradigma productivo, y que ya no se puede elegir cerrar los ojos, o mirar para otro lado.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Artes

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

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¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

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Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

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Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
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  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Disparatemos: artistas al poder

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Un experimento con artistas clave de la escena independiente cruzó textos y discursos políticos con música, danza, canto y perfomance en MU Trinchera Boutique. Qué nació como resultado de las Postas Culturales Sanitarias. Los cambios de percepción que implicó la pandemia, la vuelta a los escenarios, la creación de comunidades de sentido y la necesidad de encontrarse, más acá de Zuckerberg. ¿Que queremos ser, y qué no? Por Claudia Acuña.

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