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Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo

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Cuerpo, movimiento y coronavirus. Profesores de danza, directorxs de teatro, trabajadorxs del cuerpo, el baile y el movimiento. ¿Quiénes mejores que ellxs para pensar cómo nos impacta el aislamiento, y qué se puede hacer para escaparle a la parálisis del miedo? De la reflexión en la quietud a la revolución de los cuerpos, siempre. Por María del Carmen Varela.

Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.

¿Qué le pasa a un cuerpo que no puede moverse en libertad? ¿Qué registro queda impreso en esa piel? ¿Extraña el contacto físico? ¿Y qué hace con eso? ¿Qué siente un cuerpo encerrado? ¿Cómo le afecta? ¿Qué le pasa a un cuerpo en soledad, cantando o aplaudiendo en un balcón? 

Poner el cuerpo, sacar el cuerpo. En la calle, un metro y medio de distancia entre cuerpo y cuerpo. El cuerpo no se encuentra con otros cuerpos, no salta ni canta ni camina junto a otrxs.  ¿Sueña el cuerpo con besos y abrazos? “El cuerpo es poesía, el resto es verso”, dice una canción del cantante y compositor Gabo Ferro. ¿Cómo atravesar la incertidumbre, decolorar el miedo y enraizarse en lo genuino? ¿Dónde está la poesía en esto?  ¿Y el verso?

Para elaborar y jugar con posibles respuestas y tejer otros retazos de realidades y sentires charlamos con profesionales de la danza y el teatro. Nos comunicamos de manera virtual –sin cuerpo- entendiéndonos a través de los tonos e inflexiones de las voces, o mediante la palabra escrita. Les pedimos que nos manden sus fotos para publicarlas junto con la nota, por la imposibilidad de producir el encuentro presencial en tiempos de pandemia. Arriba se ven los resultados de esta auto-producción fotográfica.

El miedo, adentro y afuera

Lxs bailarinxs, directorxs, coreógrafxs y docentes Josefina Gorostiza, Laura Figueiras, Leticia Mazur y Juan Onofri Barbato; la bailarina y educadora somática Natalia Guilis; la bailarina, periodista y tallerista Lucía Herrera; y el director, dramaturgo y docente Juan Coulasso coinciden en que en este período de cuarentena obligatoria tuvieron que suspender funciones, clases y ensayos. “Aparece algo en el orden de lo imprescindible o prescindible que es cada trabajo, y ahí es donde unx empieza a pensar un montón de cosas, aunque quizás no es momento para debatir esto”, se anima Josefina. La facilidad e inmediatez de las redes permitieron que a poco de iniciada la cuarentena proliferaran transmisiones en vivo de actividades consideradas “prescindibles”: clases de danza de todos los ritmos, gimnasia, yoga, meditaciones, lecturas de poesía, recitales, cocina y mucho más… 

En diciembre Josefina estrenó una obra de danza –Precarizada– donde refiere a las deficientes condiciones laborales en la danza, territorio que le es propio, aunque su diagnóstico puede aplicarse sin error a muchas otras áreas de trabajo. “Pasaron tres días de cuarentena y había millones de vivos, miles de clases online gratis y me llamó mucho la atención cómo de golpe estaban todxs proponiendo espacios de laburo, de producción desenfrenada en un momento en el que aparentemente se supone que hay que frenar, hacer una pausa y ser un poco más desobedientes del sistema. Si querés, podés estar desde las once de la mañana hasta las diez de la noche tomando clases de danza online. Esto se vincula con el trabajo que yo venía haciendo en Precarizada, el modo en que nos relacionamos con el tiempo libre, cómo trabajamos, por qué hacemos trabajo no remunerado, para quiénes. No sé qué va a pasar cuando se levante la cuarentena; entiendo que para les artistas va a llevar un tiempo largo, primero porque no va a dar lo mismo, y además porque volver al encuentro de los cuerpos va a ser un tema”. 

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Josefina Gorostiza

Cuerpos aislados: afuera está el peligro y ni siquiera podemos verlo de tan diminuto. Juan Onofri razona: “Lo que está en juego es el miedo a morir, que a veces te motoriza y otras te bloquea, te inhibe, te congela y te aísla y eso es intrínseco al ser humano. Creo que vamos a vivir un retroceso importantísimo en las libertades del cuerpo, del contacto, del arrojo: no creo que esto nos haga avanzar en esa dirección del empoderamiento de los cuerpos”. 

 ¿Qué le pasa al cuerpo inyectado de miedo? Leticia: “El miedo llega al cuerpo, lo afecta y sobre todo, si no somos conscientes, queda atrapado; como todo lo que no hacemos consciente, todo lo que no llevamos  a la conciencia y procesamos de algún modo puede quedar ahí generando que nos angustiemos y nos enfermemos. Ya bastante quietos nos deja el tener que estar adentro de nuestras casas como para además sentir esa parálisis interna que genera el miedo”. 

El miedo paraliza y a la vez desencadena reacciones internas. Entonces, ¿qué le pasa a un cuerpo miedoso y quieto? Natalia: “Me parece interesante poder discriminar la quietud de la parálisis, porque cuando uno está quieto o en aparente quietud física hay un montón de movimientos que están sucediendo, quizás no tan visibles. Detenernos a escuchar esa quietud a veces nos resulta un poco incómodo. Cuando hablamos del miedo también estamos hablando de algo muy primario. Se me viene esta paradoja de mover el miedo: movernos es una forma de conectar con el afuera sin perdernos, y al mismo tiempo no quedar atrapadxs en ese afuera”. 

Tejer redes

Lucía Herrera es docente de Técnicas del Movimiento y está en contacto con personas en contexto de encierro: da talleres en el penal de Marcos Paz. Desde el arranque de la cuarentena no tiene contacto con sus alumnos del penal y no le fue posible comunicarse con ellos. “El cuerpo lleva toda su historia encima y en mis alumnos es muy notoria la historia de violencia y de abandono; eso está muy presente en los cuerpos y en la forma de relacionarse, en lo que necesitan. El encierro tiene consecuencias. Somos nuestro cuerpo. La relajación es un momento que casi no tienen en su vida cotidiana porque, salvo los que están en celda individual, los demás duermen con un ojo abierto. El momento de la relajación es de cinco minutos y muchos se duermen. En este momento de cuarentena  hay que transitar la angustia, la bronca, la desesperanza. Es necesario moverse, sacudirse, bailar, transpirar y encontrar las propias maneras de cargar energías”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Lucía Herrera

El peligro está afuera pero también puede estar adentro de casa. Un macho violento, la angustia del encierro. Este período puede tener condimentos de parate creativo, de posibilidad de conectar con el disfrute; para otros es la inquietud de no saber si habrá alimentos de acá a unos días. Natalia: “Sentirse privilegiadx porque tenés techo y comida viene a poner en evidencia estas carencias sociales. Lo básico en muchos lugares no está. El hashtag quedate en casa me parece una perversión del sistema que replicamos en una situación de cuidado, pero es un tema complejo. Yo necesité detenerme. Veía que al día dos todo el mundo estaba dando clases de manera virtual, y en lo personal me resistí a esa situación de hacer de cuenta que no pasa nada. No, acá está pasando algo y hay que detenerse a ver qué pasa y qué es lo que hace falta”.

¿Y qué pasa con el cuerpo controlado? Las situaciones de crisis profundas, ¿nos colocan en un estado de vulnerabilidad que el sistema aprovecha para someternos a mayor vigilancia y redireccionamiento de nuestras voluntades? ¿Cuáles son sus métodos y sofisticados artilugios para lograr sus intereses?  ¿Cuál es nuestra herramienta para contrarrestar el avance? Tal vez un cuerpo que se atreva a la desobediencia. Y otro. Y otros más. Josefina: “Me parece tremendo que las fuerzas de seguridad estén en la calle, que no pare de haber denuncias sobre lo que el otro hace o deja de hacer: ese es uno de los miedos que me produce esta situación y los medios masivos de desinformación son eso, generadores de paranoia. Si uno tiene la posibilidad de no engancharse con eso, mejor tejer redes por otro lado”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Natalia Guilis

¿Dónde y con quiénes tejer redes? Natalia: “Aislamiento físico no es lo mismo que aislamiento social,  y mucho menos es aislamiento emocional. Somos seres sociales, estamos con las pantallas viendo el afuera, saliendo al balcón, a la terraza, aplaudiendo, buscando encuentros. El ser humano tiene capacidad de adaptación,  pero nos adaptamos mucho a lo que nos imponen y eso es peligroso. No hay que naturalizar que la vida pase a través de una pantalla, sino cuando ya sea posible salir a la calle, encontrarse con otros cuerpos, con otras energías, abrazar, tocar, disfrutar de esa energía compartida”.

La danza cotidiana

¿Cómo nutrir al cuerpo en período de reclusión obligada? ¿Por qué moverse?  Laura: “El cuerpo es el sostén para la calma. Volver al cuerpo. Tal vez simplemente intentando percibir nuestra respiración o cantar. El cuerpo es lo concreto, es lo que nos da estructura cuando sentimos que todo pierde forma y sobreviene el caos. Como un templo íntimo. Siempre me vinculé con el movimiento desde el placer y el disfrute, desde una sensación de plenitud y conexión conmigo misma y con lxs otrxs. La rutina del hogar es una pequeña danza cotidiana.  La danza es y siempre ha sido para mí reparadora, como una manera de ver y entender el mundo y también como una manera de sanar”. Laura es bailarina, docente y coreógrafa y había estrenado Bajo el signo de Saturno en el Teatro San Martín, obra de danza codirigida con Carla Rímola, una dupla que viene trabajando desde hace tiempo uniendo entusiasmo y creatividad.

Natalia: “El movimiento está en relación directa con la vida, sabemos que la vida es movimiento y el movimiento es vida. Pienso que volver al cuerpo es volver a nuestra casa,  el tema es como está esa casa y qué le podemos dar. Cuando hablo de cuerpo no estoy hablando del cuerpo físico nada más, sino del cuerpo-mente, de lo emocional, de todo lo que somos. Conectarnos con nuestro cuerpo desde un lugar expresivo, bailar desde lo que siento, bailar desde lo que necesita gritar mi cuerpo. Es practicar esta conexión con unx mismx que también es conectarse con el todo y dejar aparecer la vibración del movimiento”.

Juan Onofri: “Creo que si logramos un movimiento saludable vamos a tener garantizada la primera  barrera para el virus que es  estar inmunológicamente fuertes y sanxs. Si estamos fuertes, estamos un paso adelante del virus. Y segundo porque aparecen otras informaciones cuando unx se mueve y el metabolismo se activa y entramos en otra frecuencia de pensamiento, intensidad y energía, aparece otra información que es la que no está apareciendo en los medios.  Tenemos que movernos para conectarnos con información más interna del cuerpo, las de los músculos, de los tejidos blandos del cuerpo, que circulan a otra velocidad y llevan otra calidad de información que es bien distinta de la información intelectual y de la rosca en la que estamos gran parte del día.  Ese es uno de los motivos para seguir generando instancia de movimiento y aprendizaje a través del cuerpo”.

Leticia: “Es importante promover no solo el movimiento sino el goce del movimiento. Hay un bienestar que nos podemos brindar cuando sentimos nuestra respiración, cuando sentimos nuestro cuerpo, o cuando ponemos una canción que nos encanta y bailamos. Ahí hay algo de las endorfinas que se libera y nos hace sentir vivxs, en contacto con nuestra potencia de vida”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Juan Onofri

¿Cuáles serán los desafíos de un cuerpo aún más disciplinado, una vez que retrocedan las restricciones? Natalia: “El mayor desafío nos va a aparecer cuando todo esto pase. Ahora estamos en modo supervivencia y vamos haciendo lo mejor que podemos con las herramientas que nos van dando, las internas, las redes que vamos tejiendo. Es una situación de encierro, de angustia, sabemos que es pasajera, y eso es un aliciente: tenemos que reflexionar, ver qué y cómo queremos vivir. En ese sentido es una oportunidad, más allá de que es algo que se nos impone del afuera. Es un momento de mucho estrés emocional y en relación a eso propongo volver a nuestra respiración, que también es nuestro movimiento primario, donde nos encontramos con este intercambio constante entre el medio interno y el medio externo: que la mente no monopolice nuestro estar en el mundo, sino que el cuerpo y la mente puedan sintonizar para estar más armoniosos”.

La lección de John y Yoko

La compañía La Mujer Mutante estrenó a fines del año pasado Una obra más real que la del mundo, que transcurre en el Sexto Panteón del cementerio de la Chacarita. Desde el jardín del cementerio unx de lxs personajes, interpretado por la actriz Victoria Roland, mira desde abajo y pregunta a lxs espectadores si tienen conocimiento acerca de las pestes que asolaron al mundo. Habla de la peste negra que aniquiló a casi el 40% de la población europea, y continúa: “Se los llevó puestos a todos. Ricos y pobres, reyes y campesinos, putas y princesas, brujas y verdugos, señores y mendigos. Entonces resultó que la familiaridad con la muerte destronó las jerarquías y reventó la disciplina social. Enfrentada a la muerte repentina la gente perdió la password; dejó de trabajar, dejó de acatar, dejó de seguir al pastor. Nunca la humanidad se sintió tan reseteada”.   

El director de la obra, Juan Coulasso acaba de publicar en las redes sociales un escrito a modo de “primer gesto teórico desesperado” titulado Teatro Pandémico en el que se propone repensar el rol del creador y creadora en la producción de lenguajes contemporáneos y en la medida de lo posible tratar de evitar “que las técnicas vengan a decirnos cuánto podemos o no leer, resignificar y transformar el mundo que vivimos. Ni las técnicas y, dicho sea de paso en este contexto tan peculiar, ni las tecnologías, deberían someter nuestro modo de percibir -y transformar- el mundo, aunque indudablemente lo hacen, y de un modo muy contundente”. Entre los interrogantes que plantea, Juan se pregunta: “¿Puedo usar hoy lo que el Teatro me ha dado para inventar otra cosa que me permita atravesar esta coyuntura? Si el Teatro se inventó, digo yo, para inventar mundos, ¿puede ahora el Teatro, puesto que cambió el mundo, dejar que el mundo lo re-invente?”. 

Hacia el final, extrae de su memoria y nos comparte la foto emblemática que John Lennon y Yoko Ono se sacaron en una cama, en un contexto de guerra, diciendo: “Hay una alternativa a la violencia: quedarse en la cama y dejarse crecer el pelo”.  Añade Juan: “En estos días, debo haber escuchado este disco (Plastic Ono Band, editado en 1970) unas cien veces. Como no sabemos qué va a suceder, quizás lo único importante ahora sea empezar por bailar algunas canciones”. 

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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