Sigamos en contacto

CABA

Cero drama: presente y futuro teatral

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Siete dramaturgxs y directorxs cuentan cómo viven este momento sin teatro e imaginan lo que viene. Crisis, impacto, virtualidad, videoteatro, lo físico, el nuevo imaginario: reconfiguraciones de un arte que sobrevivió a varias pandemias. Por María del Carmen Varela y Martina Perosa.

Cero drama: presente y futuro teatral
Foto: Martina Perosa

Esta nota es parte de la revista MU 147, que hacemos gracias a nuestros suscriptorxs. Hacete cómplice acá.

Todas las historias del mundo caben en un escenario. El rito fantástico ocurre en una tarima, en la calle, en cualquier lugar bajo techo o a la intemperie: cualquier lugar donde podamos dirigir la atención y entregarnos al relato con todos los sentidos. En tiempos de pandemia y de cuerpos encerrados, ¿cómo se concibe al teatro? ¿Hay alternativa posible? ¿Cómo se reconfiguran los cuerpos, condimentos indispensables para este arte?

Marina Otero, Victoria Roland, Laura Fernández, Laura Sbdar, Verónica Mc Loughlin, Matías Feldman y Lisandro Rodríguez son dramaturgxs y directorxs de teatro, y comparten estas inquietudes. Mientras la actividad se encuentra suspendida y se augura un futuro indeterminado, piensan cuáles son las alternativas para transitar este momento y de qué manera mantener en movimiento los espacios de creación.

¿Nace el videoteatro?

La actriz, directora y docente Victoria Roland reestrenó la obra Beya Durmiente  –basada en el texto de Gabriela Cabezón Cámara– en el Teatro Xirgu, poco antes de arrancada la cuarentena obligatoria. También estaba actuando en la obra Frenesí Universal en la sala teatral La Carpintería y preparando el reestreno de dos obras junto a sus compañerxs de la compañía La Mujer Mutante. Todo esto quedo en stop: “Esta pandemia ataca justamente la naturaleza de nuestra práctica, que es el encuentro humano. El teatro se trata de intercambio, contagio y comunidad: lo que ahora está prohibido.

Cero drama: presente y futuro teatral
Matías Feldman
Foto: Martina Perosa

Pueden surgir un montón de cosas interesantes –por dimensionar la importancia del acontecimiento del encuentro– , y también cosas horrorosas como la idea de un mundo profiláctico, inmune, aislado, y cuestiones que ya se están viendo como la discriminación y el miedo paralizante. Se podría pensar, con mucha angustia, que va a ser muy difícil que la gente vuelva a confiar en ir al teatro y enfrentarse al contacto y al intercambio, cuando esto termine. Pero también podríamos pensar que tal vez necesitemos como nunca una actividad como el teatro, tan arcaica y primitiva en relación a la idea de comunidad y encuentro. Solo podemos especular. Y por lo tanto, creo que es un momento para habitar la incertidumbre, y aprovechar sí, la des-aceleración del tiempo productivo, que creo es lo más interesante que está sucediendo. La máquina productiva del capitalismo nos tenía a todxs en una carrera imparable y desquiciada. Y en esto caíamos todxs: desde los Ceos de las empresas hasta los teatristas independientes”. 

Cero drama: presente y futuro teatral
Laura Fernández
Foto: Martina Perosa

Sobre la posibilidad de “teatro online”, el actor, dramaturgo, director de la Compañía Buenos Aires Escénica y fundador del Teatro Defensores de Bravard Matías Feldman aclara: “El teatro en sus 2.500 años desarrolló técnicas, amplió conocimiento, creó convenciones y las deshizo; profundizó inmensamente sobre la percepción en relación a un tipo muy particular de experiencia, la de lxs espectadorxs de teatro. Esa experiencia particular, específica y única, no es la que se da a través de una pantalla. ¿Cómo se pretende competir con artes que se desarrollaron pensando en las cámaras, en los planos, en la manera de narrar con ellas, en la edición? Cuando hablan de Teatro Virtual se comete un gran error. Son registros documentales en video de lo que fue una obra. Y si acaso se empezaran a generar contenidos teatrales para ser filmados, deberían llamarlo videoteatro. Como el radioteatro o el teleteatro”. ¿Qué valor le da al cuerpo lo virtual? “Lo virtual descarta el cuerpo, descarta lo presencial. Porque a la tecnología le molesta lo pesado, desprecia aquello que genere algún tipo de lentitud. El cuerpo es lento. Trasladarse hasta un teatro y pasar allí un tiempo es lento. Ensayar es un proceso espeso, complejo y nada liviano”.

La dramaturga Laura Sbdar añade sobre la cuestión: “Me parece que es un modo de tapar el vacío al que nos expone esta situación. Personalmente prefiero darme el tiempo de pensar qué es lo que se está perdiendo, qué deja el hueco, qué posibilita, anula o subvierte ese agujero. Me estimula más –aunque todavía no lo suficiente y por eso en el vacío persevero– pensar en las nuevas formas posibles. Y cuando digo nuevas formas, pienso sobre todo en las que nos permitan reencontrarnos corporalmente”. Laura tenía en marzo tres obras en cartel: Vigilante, Turba y Ametralladora. ¿Cómo definir esa distancia obligatoria que se hace tan evidente en la vía pública cuando es necesario ir a comprar al almacén del barrio y nula para un espectáculo por estar prohibido? “El problema ahora es que, más que una distancia –que puede ser acortada, reducida, intervenida, modificada, acercada, desarmada– hoy lo que se produce es una anulación de la convivencia entre los cuerpos. Una prohibición de la reunión. Una interdicción del ritual. Una negación de la acción compartida. Si miro esta cuestión con un (falso) optimismo, intento jugar con el concepto de distanciamiento tal como lo pensaba Brecht: ese procedimiento que permitía que lo familiar se conviertiera en sorprendente y lo habitual en asombroso. Que el distanciamiento produzca este extrañamiento y nos ponga cuerpos a la obra. Si la experiencia tal como la vivíamos está en crisis, me interesa una experimentación que pueda recuperarla desde su carnalidad viva, (in)consciente y narrativa. Si esto llegara a ser imposible, me parece más interesante pensar en la muerte del teatro que en los modos de rellenar la escena con píxeles”.

Cero drama: presente y futuro teatral
Laura Sbdar
Foto: Martina Perosa

¿Qué le sucede a un cuerpo privado del contacto con otrxs cuerpxs? “Siento el cuerpo perdido, como si no encontrara qué hacer con él. Me falta el lugar donde se mueve, donde se siente útil. Extraño los movimientos que solía hacer, cómo usaba la voz, hablar con mucha gente junta. Verme con mucha gente. A eso me refiero con el cuerpo perdido”, cuenta Verónica Mc Loughlin, actriz, dramaturga y directora que estaba por reestrenar tres obras, entre ellas A Dancy  en el teatro Callejón. También estaba dando clases de teatro. “Estamos atravesando un momento desde el teatro que, al no tener posibilidad de hacer lo que solemos hacer, nos ponemos a pensar mucho más en nuestra actividad, en sus principios, en su especificidad y no hay mucha vuelta: el teatro es juntxs, en presencia. Eso no se negocia. Tenemos que encontrar la manera de volver a trabajar de ese modo. El teatro es en vivo, cuerpo a cuerpo. Porque la vida es así. Nos quedamos en casa, claro. Nos preservamos. Nos cuidamos. Pero para sobrevivir. No para vivir. Hay que volver a la vida. Y entonces se volverá al teatro”.

Cuerpos & tecnología 

¿Se puede usar este momento para centrarse en la creación? “Unx podría aventurarse a pensar que de todas las actividades teatrales suspendidas o reformuladas, la escritura no tendría por qué verse afectada –dice Laura Fernández–. De hecho, hasta podría pensarse que, por el contrario, todo el tiempo invertido en otras actividades teatrales podría volcarse ahora en la escritura. Pues, al menos en mi caso, esto no resultó tan evidente: esx otrx a quien unx escribe, a quien unx le escribe, esx otrx que imagina, que desea, con quien unx entabla una relación muy cercana, ya sea porque es a través de su cuerpo que se producen las imágenes, ya sea porque está ubicado en una butaca; esx otrx, decía, es ahora muchísimo más difícil de apresar en la dramaturgia. Como si la distancia física –y la incertidumbre que la rodea– nos hubiera despistado un poco sobre los modos en los que trazar esos lazos a través de la técnica acostumbrada, no por desconcierto intelectual sino por el mareo que produce tratar de intuir qué cosas habrán de conmover ahora”.  

Cero drama: presente y futuro teatral
Verónica McLoughlin
Foto: Martina Perosa

Laura es dramaturga, productora, directora e intérprete y trabaja en dirección y dramaturgia con el colectivo teatral Piel de lava, integrado por las actrices, dramaturgas y directoras Pilar Gamboa, Valeria Correa, Elisa Carricajo y Laura Paredes. Cuando el coronavirus nos obligó a la distancia, Laura estaba escribiendo, ensayando y ocupándose de tareas de producción. También estaba por iniciar las clases de Dirección Teatral en la Universidad Nacional de las Artes en la que se desempeña como docente.  “Cuando el contexto social es tan potente la dramaturgia no es ajena a esas sujeciones: debe encontrar astucia para desatarse de un modo ingenioso o mucha potencia para salir disparada de esas amarras”.

Lxs artistas cuentan con una ventaja potente y decisiva: como las semillas, albergan el misterio de la creación y sus brotes se atreven a crecer hasta convertirse en enredaderas impetuosas y floridas. En medio del desierto, la gota de agua irrumpe en la arena.  Marina Otero es bailarina, performer, autora, directora y docente.  La cuarentena la encontró en Brasil y  tuvo que volver antes de lo previsto. Poco antes había tenido un viaje fugaz para presentar en un festival en Perú su obra Recordar 30 años para vivir 65 minutos y había estrenado Fuck me en el Festival Internacional de Teatro. Después de una operación que la hizo detenerse, Marina estaba lista para regresar al escenario.

Cero drama: presente y futuro teatral
Victoria Roland
Foto: Martina Perosa

¿Qué hacer en este contexto de pandemia para redefinir, reciclar y derramar la creatividad? “En esta pausa lo que sucede son otras cosas que tienen que ver con un proceso creativo, donde aparece la angustia, la intimidad, la frustración y en ese sentido es rico para hacer proceso, generar investigaciones, pruebas. En mi caso, mi trabajo tiene que ver con la intimidad, y la investigación en esa intimidad me parece que en un punto les viene bien a las clases que estoy dando. Una clase es de entrenamiento físico, que tiene que ver con mi lado de bailarina y otra que tiene que ver con la investigación escénica, teatral, de danza. Y ese es un taller que sigo dando por dos motivos: uno, para mantener la economía, las cuentas, el alquiler, y el otro, para poder mantenerme espiritualmente activa. No trato de hacer algo similar a lo que daría en una clase física sino proponer otras cosas, que tengan que ver con esta pausa, para que cuando podamos volver, volvamos con todo esto acumulado. Hay que volver a encontrarse con el otro, sin sentir la amenaza con el cuerpo del otro”. Transitar este momento puede tener condimentos inesperados. “Hay algo de lo que perdimos, que en este momento es una posibilidad de recuperar: el ocio. Obviamente que cuando no tenés para comer, no pensás en eso. Lo práctico, lo económico, se tiene que resolver. Mientras no pueda resolverse lo más macro, al menos que se resuelva lo micro. Es un momento para permitirse ciertos fracasos. Hay algo de la exigencia que es todo lo contrario a lo que pienso que debería ser este momento. Reconocer esas zonas oscuras, siempre y cuando no perjudique a otras personas, ni sea una autodestrucción. Pero permitirse una cierta estupidez, me parece muy necesario”.

Al arrancar la cuarentena, Matías Feldman estaba terminando las entrevistas e inscripciones a los cursos anuales de actuación y comenzando los ensayos para los reestrenos de la Prueba 2: La desintegración y la Prueba 3: Las convenciones, de su Proyecto Pruebas.  ¿Cómo se lleva la tecnología con el cuerpo? “Es profundamente revolucionario ser una disciplina que no puede desmaterializarse. La tendencia desde hace ya varias décadas es a la pérdida del cuerpo. Ese es el statu quo hoy, y todo lo que tenga que ver con la ausencia de la fisicalidad tiende a conservar ese statu quo, por ende podríamos decir que tiende a ser conservador. La tecnología destruye intermediarios. Eso a veces es extraordinario y a veces es terrible. En relación a la experiencia teatral tiende a querer deshacerse del cuerpo”.  ¿Cómo elaborar nuevos imaginarios con cuerpos presentes en este contexto? “Creo profundamente que la energía debería estar puesta en pensar el nuevo teatro de pandemia, con cuerpos presentes, los de las actrices y actores y los de las y los espectadores. En ese sentido, creo que podemos pensar en un teatro con distancia entre los cuerpos que estén presentes”.

Cero drama: presente y futuro teatral
Marina Otero
Foto: Martina Perosa

Teatro organizado

A pocos días del cese de las actividades escénicas, un grupo de trabajadorxs teatrales confluyó en un intercambio por grupo de Whatsapp para ver la manera de afrontar la gravedad de la situación del sector y así se conformó el PIT (Profesorxs Independientes de Teatro). Más de 70 personas se organizaron en comisiones y realizaron un censo para saber a qué cantidad de profesorxs y alumnxs afecta. Este censo está en marcha y hasta el momento arrojó algunas cifras que son parciales: 700 docentes y 24.000 estudiantes en CABA. Feldman: “En relación a volver a lo presencial, estos días terminamos de escribir una propuesta de Protocolo para Clases Presenciales de Teatro en pandemia del COVID–19. Será algo que estaremos acercando a las autoridades para intentar que lo aprueben cuando empiecen a flexibilizar la cuarentena”.

Con la intención de atender la coyuntura actual, crear propuestas y estrategias de salida posible a esta crisis, Escena-Espacios Escénicos Autónomos, está organizando la constitución de un fondo solidario integrado por partidas estatales extraordinarias provenientes de reasignaciones de fondos destinados a festivales o giras  que no podrán concretarse por la pandemia, más aportes voluntarios que puedan hacer los espacios culturales. Escena es una agrupación asamblearia y horizontal que nació en 2010 y tiene como objetivo representar a distintos espacios teatrales. Además de Escena, varias agrupaciones como ARTEI, SAGAI, APDEA, Argentores, Asociación Argentina de Actores, están alertas para encontrar alternativas, trabajando en red y generando actividades que puedan producir algún tipo de ingreso y dar ayuda económica esencial.

Cero drama: presente y futuro teatral
Lisandro Rodríguez
Foto: Martina Perosa

Apenas llegó de Brasil –donde el actor, director y dramaturgo Lisandro Rodríguez había ido a trabajar– se decretó la cuarentena obligatoria. Quedaron suspendidos otros trabajos que tenía pautados para este año, por primera vez, en el exterior. También sus talleres y obras en su nuevo espacio Estudio Los Vidrios, en Villa Urquiza. ¿Dónde encontrar teatralidad en este tiempo? “Que la hay, la hay. Está lleno de teatralidad y de encuentros. Es paradójico pero en las colas de los supermercados o en los jubilados sentados en la vereda del banco con reposeras hay teatralidad, hay plateas que se arman sin saber, sin querer. Por otro lado la tensión, la locura: no le creo nada a esta sociedad católica y patriótica que aplaude a los médicos, canta el himno y después dispara contra los piquetes o contra los presos, mezclando todo, la ensalada de los voceros de turno, de los confundidores y operadores seriales. Ahí también hay teatro”.  ¿Cómo pensar ahora el teatro?  ¿Y los cuerpos? “Prefiero pensar el teatro o la escena como un encuentro político más que como un cuerpo distante o no distante: cuerpo es crossfit también. El vecino que me manda a la cana hace crossfit y tiene músculos y es abogado y hace la denuncia cada vez que intento ensayar algo. Supongo que si yo fuera un médico, el tipo me aplaudiría a las 9 y me incendiaría el auto a las 10 por si lo contagio. El cuerpo-cuerpo lo ponen otrxs. No quiero sonar demagógico pero es así: lxs pibxs del Rappi, lxs pibes que arman red y que llevan adelante comedores, las pibas violadas, lxs médicxs que cobran miseria, lxs viejxs que siempre fueron, son y serán basura, etc. Esa configuración de cuerpos es la nueva configuración de un tejido social que está roto y que ahora queda en evidencia”.

¿Qué hacemos? “Nuestro teatro deberá buscar su nueva clandestinidad para que podamos compartir otra cosa, desde otro lugar, con otra mirada, por lo menos con la esperanza de un mundo distinto donde podamos decir lo que sigue callado. El teatro necesita ser agente político y poder bordar su propio borde y sus propias contradicciones. No hay más lugar para la retórica ni para la metáfora. Hace tiempo. Las nuevas dictaduras tienen forma de virus, de pandemia, de agrotóxico, de fracking, de chip, de redes, de zoom, de locura, de estadística, de conservadurismo, de ausencia del valor de la salud mental, de supermercado con murciélagos, con azúcar, con puchos o con coca cola, da igual. No me cabe nada el eslogan Quedate en casa, no hace falta ni analizarlo ni decir por qué. Pero ahí también hay teatro. Si hay TV debería haber teatro. Si hay supermercados debería haber teatro. Si hay médicos debería haber teatro. Si hay políticos, debería haber teatro. Si hay control, debería haber teatro. Si hay este mundo, debería haber teatro y poesía”.

Según su etimología, teatro significa contemplar. Y en este momento de fuerte desorientación espacio-temporal, contemplar se vuelve una actividad vital. Aumentar la mirada periférica, armar redes, no pensarse solxs, crear en tribu y también tomar distancia. Quizá sea momento de bancarse lo extraordinario, sin automatizar, y volver a las bases. Aquietar el cuerpo, descansarlo, para que cuando vuelva el teatro, sea la fiesta a la que siempre quisimos ir. Por ahora, soñamos con el regreso del goce: ver una obra que te colme de euforia, otra en la que sea inevitable contener las lágrimas, otra en la que no podamos parar de reír. Y juntarnos con amigues para celebrar ese momento. Volver a casa más sensibles, diferentes.

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.018