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Vacunados: Pandemia, laboratorios y enigmas

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Referente de la Cámara de Biotecnología (donde confluyen las grandes empresas de transgénicos y agrotóxicos). Productor de películas taquilleras como Relatos salvajes. Dueño de publicaciones progresistas como Le Monde Diplomatique. Impulsor de la soja y el trigo genéticamente modificados, y del acuerdo porcino con China. Involucrado, además, en el desarrollo argentino de una vacuna contra el coronavirus. Quién es Hugo Sigman, el megamillonario amigo de ministros, y cuál es su plan de salud. Por Darío Aranda.

Vacunados: Pandemia, laboratorios y enigmas
  • Por Darío Aranda

El 12 de agosto fue el día más público de Hugo Sigman. Todos los diarios del país publicaron su foto como el gran promotor de la vacuna contra el coronavirus a partir de la alianza de su laboratorio mAbxience con la multinacional británico-sueco AstraZeneca/Universidad de Oxford y el millonario mexicano Carlos Slim.

“Argentina producirá la vacuna de Oxford”, señaló Página12. “La Argentina fabricará una vacuna contra el coronavirus”, afirmó Clarín.

Obviaron mencionar un hecho muy grave: la multinacional AstraZeneca cuenta con inmunidad legal si su vacuna provoca efectos no deseados.

¿Sustentable?

Cuando se ingresa al sitio web hugosigman.com.ar aparece un título con letras blancas y grandes que aclara, por si hiciera falta, “soy Hugo Sigman”. En su portada sobresalen ocho fotos de él, tres de ellas con su esposa (Silvia Gold), socia y cofundadora de la empresa Chemo, antesala del hoy conocido Grupo Insud. Siempre aparece con una amplia sonrisa, saco y camisa, bigote prolijo.

Allí relata su historia, de 76 años, que fue repetida hasta el hartazgo en la prensa amiga. Se lo define como “progresista”, con pasado en el Partido Comunista, al igual que su suegro (Roberto Gold, el real capitalista detrás del imperio que luego Sigman amplió geométricamente). Según la revista Forbes, la fortuna de Sigman-Gold alcanza los 2000 millones de dólares.

En su relato destaca su rol de “emprendedor”, la “responsabilidad social” de sus empresas y el tinte cultural de su perfil: Le Monde Diplomatique Cono Sur es su nave insignia de periodismo ABC1 (clase media acomodada), donde muy rara vez se escriben críticas al modelo transgénico que reina el país desde 1996.

Quizá tenga relación el rol protagónico de Sigman al frente de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), espacio empresario donde confluyen millonarios locales aliados de las  compañías internacionales como Bayer-Monsanto, Syngenta y Corteva, entre otras. Desde allí elaboran política públicas que los sucesivos gobiernos adoptaron como propios. Publicitan las bondades del modelo transgénico y niegan las consecuencias del uso de agrotóxicos. 

Sigman es dueño y tiene participación accionaria en las compañías farmacéuticas Chemo, Exeltis, mAbxience, Xiromed, Sinergium Biotech, Elea Phoenix, Maprimed e Inmunova. En el sector del agronegocio, es dueño y tiene participación accionaria en Bioceres, Biogénesis Bagó, Garruchos Agropecuaria, Pomera Maderas y la Cabaña Los Murmullos.

En una entrevista en el diario El Cronista, de marzo pasado y publicitada desde su propia web personal, afirma que invierte en Argentina a pesar de las crisis económica como un acto de “rebeldía” y que lleva “a la Argentina en las venas”. En la misma entrevista reconoce que tiene domicilio fiscal en España porque allí paga menos impuestos.

En sus discursos públicos, y en su propia página web, el empresario se muestra preocupado por el cuidado ambiental y la “sustentabilidad”, pero en los hechos impulsa un modelo agropecuario con sobradas pruebas de arrasar los territorios: millones de hectáreas desmontadas, desalojos de campesinos e indígenas, concentración de tierras en pocas manos y ríos, suelos y personas afectadas por los químicos del agro.

“Argentina tiene una enorme oportunidad en biotecnología”, afirmó Sigman en agosto de 2019, cuando recibió el “Premio Clarín Rural a la trayectoria”, durante la 133 Exposición Rural de Palermo. Sigman es “embajador de buena voluntad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), espacio de lobby del agronegocio. En agosto pasado participó en un foro virtual sobre el futuro del agro, organizado por el IICA, en el que llamó a invertir en ciencia para el agronegocio y remarcó la importancia de la “vinculación pública-privada”, eufemismo que busca la inversión del Estado para negocios privados, con promesas de bienestar para todos.

Sigman tiene participación accionaria en Bioceres, una empresa “nacional” donde figuran empresarios como Gustavo Grobocopatel y referentes de la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid). Con amplios subsidios estatales, nunca precisados de manera clara, impulsa nuevos transgénicos. Su estrella, con la estrecha colaboración de la científica del Conicet Raquel Chan, es la una semilla de soja supuestamente resistente a la sequía, que ya fue aprobada en Argentina, Paraguay, Brasil y Estados Unidos.

Bioceres y Raquel Chan también lograron el visto bueno oficial para utilizar una semilla que ningún país se animó a aprobar: un trigo transgénico resistente a sequía. Ya tuvo luz verde de la cuestionada Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia, donde las mismas empresas aprueban sus productos, sin participación de científicos independientes). Sólo resta la firma de la Dirección de Mercados (área que espera el visto bueno de Brasil, principal comprador del trigo argentino).

De avanzar con el trigo, los argentinos serán los primeros en comer pan transgénico (y todos los derivados de la harina). Medio centenar de organizaciones sociales denunciaron que no existen pruebas independientes de inocuidad de ese trigo y lanzaron la campaña “no se metan con nuestro pan”, donde puntualizan los peligros de ese cultivo y la ingesta en humanos.

El millonario remarca una y otra vez la importancia de la ciencia, tanto desde Bioceres como desde la Cámara de Biotecnología siempre mantuvo vínculo estrecho con el Ministerio de Ciencia y el Conicet, el mayor ámbito de ciencia del país. En febrero de 2017, la directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico del Grupo Insud, Graciela Ciccia, ingresó  al directorio del Conicet, cargo que aún mantiene a pesar del cambio de Gobierno.

“El sector productivo, con un lugar en el Conicet”, festejó la revista Fortuna (dedicada al sector empresario) en marzo de 2017. El Grupo Sigman emitió incluso un comunicado celebrando el nombramiento. Ciccia, al igual que Sigman, es miembro fundadora de la Cámara Argentina de Biotecnología. 

Sigman tiene excelente relación y acceso directo al Ministerio de Ciencia, tanto en la gestión de Lino Barañao como en la de Roberto Salvarezza, funcionario que impulsa el agro transgénico, el fracking petrolero y la megaminería.   También es dueño de la compañía Pomera Maderas e impulsa el monocultivo de árboles, con similares consecuencias al de soja. Desmontes y desalojos. 

En marzo pasado, en declaraciones en el diario El Cronista, llamó a avanzar con más hectáreas de ese monocultivo. “Con un poco de inteligencia se generaría mucha inversión en el sector forestal porque hay situaciones excepcionales. Nosotros cortamos un eucaliptos a los siete u ocho años, tres veces menos tiempo que en los países nórdicos. Hay una oportunidad si el Gobierno se sienta con el sector y encuentra los estímulos necesarios para que se exporte e industrialice. Los proyectos científicos que hay detrás de la madera y celulosa son extraordinarios. Tenemos enormes condiciones de crecer porque tenemos las condiciones naturales”, propuso.

Desde Biogénesis Bagó, su empresa de “sanidad animal”, Sigman es uno de los impulsores del acuerdo con China para la instalación de megagranjas porcinas. La iniciativa, donde interviene también el canciller Felipe Solá (autor de la aprobación de la primera soja transgénica en 1996), mereció el rechazo de amplios sectores socioambientales, académicos y políticos por sus impactos ambientales, sanitarios y hasta económicos (por la dependencia con China). 

Sigman, tan preocupado por el ambiente en sus expresiones públicas y su sitio web, no se refirió al acuerdo con China, ni mucho menos al impacto de los transgénicos ni de los agrotóxicos. 

La salud como negocio

«Ojalá haya muchos Sigman”, dijo sin dudarlo el ministro de Salud, Ginés González García, en declaraciones radiales el 21 de agosto, luego del anuncio del avance con la vacuna. Y expresó su “admiración” hacia el millonario.

El Ministro fue la voz oficial más explícita respecto al rol protagónico del empresario ante la pandemia. Según la versión oficial, el Estado adquirirá once millones de dosis, a un precio estimado de entre 3 y 4 dólares. El Gobierno presentó el avance en la vacuna de forma triunfalista, como si fuera la solución a la pandemia. Y los medios, tanto oficialistas como opositores, replicaron sin dudar. Los “periodistas científicos” inflaron el pecho por la importancia de la “ciencia nacional” (a pesar de ser un desarrollo de la multinacional británica AstraZeneca) y destacaban las bondades (aún no probadas) de la vacuna.

Una de las pocas críticas de medios comerciales provino del diario La Nación. El 20 de agosto difundió que Sigman tenía el monopolio durante diez años de las vacunas contra la gripe. Recordó su vinculación al ex ministro de salud nacional y actual gobernador de Tucumán, Juan Manzur, vínculo que (vacuna mediante), se mantuvo siempre presente y redituable.

En el libro Los dueños del futuro (2017), los periodistas Alejandro Galliano y Hernán Vanoli dan cuenta de cómo Sigman se alimentó de las arcas del Estado para que crezcan sus empresas: “Durante la pandemia de gripe A H1N1 de 2009, Sigman le propuso al gobierno argentino, a través del entonces ministro de Salud Juan Manzur, un proyecto de transferencia de tecnologías farmacéuticas a cambio de la concesión de un monopolio provisorio. La licitación se presentó privilegiando a Sigman como ‘autor de la iniciativa’, con el compromiso de adquirir todas las vacunas producidas. El acuerdo se hizo con la multinacional Novartis, que tendría un monopolio de tres años sobre la vacuna antigripal, mientras transfería la tecnología a Elea y Biogénesis Bagó, a través de una empresa creada a tal fin: Sinergium Biotech. Pasados los tres años, Sinergium sería la fabricante exclusiva”.

Los autores recuerdan que en 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) desconoció a la gripe A como pandemia.

El negocio farmacéutico ya estaba hecho.

¿Vacuna?

Matías Blaustein es doctor en ciencias biológicas e investigador del Conicet. Recuerda que el Gobierno también había anunciado en julio “con bombos y platillos” el acuerdo con la multinacional Pfizer para testear su potencial vacuna en la Argentina. Luego hizo lo propio con la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Lo primero que Blaustein hace son preguntas: “¿La vacuna es una realidad o es una promesa a testear?” Y cita a Anthony Fauci, uno de los principales referentes estadounidenses en enfermedades infecciosas, quien advirtió sobre el riesgo de aprobar vacunas prematuramente, poniendo en riesgo el ulterior desarrollo de vacunas seguras y efectivas. “Al día de hoy, todavía no sabemos de ningún desarrollo al que se pueda ya considerar como vacuna. No sabemos aún si efectivamente generan inmunidad, no sabemos aún si generan efectos secundarios importantes en la salud”, explica.

Describe que se ha instalado una necesidad social alrededor del desarrollo de la vacuna y que conviven expectativas populares genuinas como también un importante bombardeo mediático asociado al propio interés corporativo.

Segunda pregunta de Blaustein. Cuando se dice que Argentina producirá la vacuna, ¿a qué “Argentina” nos referimos?”. Él mismo se responde: “La megacorporación AstraZeneca y el cerebro empresarial Sigman vienen haciendo formidables negocios con nuestros gobiernos. Las empresas del Grupo Sigman se enriquecían a lo largo de los sucesivos gobiernos sobre la base de los agronegocio, la actividad forestal, la ganadería y el lucro con la salud. Hace unos días auspiciaban el acuerdo con China para impulsar las megafactorías de chanchos ¿Era éste el sueño al que aspirábamos? ¿Pueden ser nuestros salvadores hoy quienes hasta ayer se enriquecían construyendo un modelo agroganadero, forestal y farmacéutico que no es otra cosa que el caldo de cultivo de los actuales incendios, contaminaciones, epidemias y pandemias?”.

Recuerda que muchas vacunas a lo largo de la historia fueron de crucial importancia para evitar epidemias y salvar vidas. Pero también pide cautela con la información que se difunde: “Intentar no incurrir ni en planteos antivacunas asociados a falsas premisas que aseguran que las vacunas contienen chips, como tampoco recaer en la euforia de las soluciones mágicas, anunciando o propagandizando que una potencial vacuna ya funciona, ya es segura y efectiva, cuando restan muchos ensayos para poder saber tal cosa”.

Impunidad

Blaustein detalla que existen más de 80 vacunas con testeos en animales y 35 en humanos. Ocho de ellas en fase tres, con testeo en unas decenas de miles de personas. Las más avanzadas fueron desarrolladas mediante nuevas estrategias biotecnológicas que consisten en introducir parte del material genético del virus patogénico en las células de las personas. Detalla las versiones basadas en ARN (ácido ribonucleico), en ADN (ácido desoxiribonucléico) y las basadas en “virus recombinantes” (como las de Oxford/AstraZeneca y la de Rusia).

Y alerta: “Cualquiera sea la estrategia empleada para producir una vacuna implica la posibilidad de que la misma no sea efectiva, es decir que no genere inmunidad. Los testeos realizados hasta el momento implican evaluar si cada potencial vacuna genera anticuerpos, células de memoria, pero se desconoce aún si genera inmunidad efectiva contra el virus, tanto a corto como a largo plazo”. Y retruca: “A su vez, implica la posibilidad de que genere potenciales efectos secundarios adversos”.

Remarca un aspecto silenciado del acuerdo con AstraZeneca: “La compañía no se hará responsable de potenciales demandas por efectos secundarios a largo plazo”.

Gonzalo Moyano Balbis tiene un amplío currículum, tanto en el área médica como de militancia social. Es epidemiólogo, especialista en bioética y responsable de la Red de Medicamentos de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames). Señala sus dudas respecto a las vacunas para el Covid-19: “Hay muchas cosas que no son claras, entre ellas la capacidad de mutación que tiene el virus, y no están claros los riesgos. Estas dudas tienen relación con los cortos tiempos que se están utilizando en este caso, cuando las pruebas en humanos siempre llevan más tiempo. De una vacuna en tiempos acelerados, y con solo 1.100 personas de prueba, no puede saberse su efectividad y mucho menos sus efectos colaterales”, alerta Moyano Balbis. Y lo vincula a la cláusula legal que fijó la multinacional: “El Gobierno asumió el compromiso legal de no iniciar acciones judiciales contra la empresa si luego se descubren efectos no deseados en el largo plazo”.

La agencia de noticias Reuters confirma lo denunciado por Blaustein y Moyano Balbis: “AstraZeneca recibió protección contra futuras demandas de responsabilidad por productos relacionados con su vacuna Covid-19”. En su artículo del 30 de julio citó al ejecutivo de la empresa Ruud Dobber: “Esta es una situación única en la que nosotros, como compañía, simplemente no podemos asumir el riesgo si en cuatro años la vacuna está mostrando efectos secundarios. Para la mayoría de los países es aceptable asumir ese riesgo sobre sus hombros porque es de interés nacional”.

Esteban Corley, director de mAbxience (la empresa de Sigman), reconoció que aún no está confirmada la efectividad de la vacuna, pero anunció que igualmente comenzarán la su producción “para ganar tiempo”. Prometió que, en caso de no tener la autorización final, las vacunas se destruirán. 

Ciencia hegemónica 

El manejo de la decisión político-empresarial del desarrollo de la nueva vacuna deja al descubierto una forma hegemónica y extrema de entender la ciencia. “Se afianza un discurso neopositivista muy influyente, una ciencia que se asume como garante del progreso, que se presenta como artífice del desarrollo, pero incapaz de formular crítica alguna a los nocivos efectos que ciertos avances de la tecnociencia generan en cuerpos. Los expertos tienen la capacidad de criticar el dióxido de cloro, pero nada parecen saber sobre los efectos tóxicos del herbicida glifosato; denuncian el riesgo del movimiento antivacunas pero no se los escuchó intervenir acerca de las corporaciones asociadas al lucro de la salud, del agronegocio, el negocio forestal o las granjas porcinas”, cuestiona Blaustein. Sigue: “Una pandemia como la de hoy no se puede explicar si no es en relación con un origen zoonótico asociado al modelo extractivista, si no se tematiza el tráfico y consumo de animales, si no se habla del desmonte y desplazamiento de animales y personas a grandes centros urbanos, si no se incorpora la variable del hacinamiento en grandes urbes donde parte de la población no tiene acceso al agua, a una vivienda adecuada, a elementos de higiene o a la salud. El debate no puede ser solamente qué tipo de vacuna ni quién la genera”. 

Acaso hablar de Sigman implica visibilizar esas causas que, a través del agronegocio y la cría industrial de animales, generan estas enfermedades y muertes.

En línea con lo que plantean movimientos socioambientales y pueblos indígenas, el académico advierte: “Enfrentamos un problema realmente grave que no comienza ni termina con esta pandemia. El cuestionamiento de este sistema-mundo capitalista, extractivista, colonial y patriarcal debe necesariamente incorporar muchas más voces. En tanto las y los de abajo no tengan voz, las cosas irán de mal en peor”.

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Villa Lugano: una caravana en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el Gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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