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Aires de libertad

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Festeja sus 20 años de transmisión de las voces del barrio Sur, en el conurbano cordobés. No sólo se trata de los programas que los vecinos hacen, ni de que es la radio más escuchada en esa zona, sino del trabajo social que la sostiene y que demuestra de qué se trata, en serio, la comunicación.

Al llegar cuesta entender si esto es una radio o una nave que está a punto de partir hacia algún viaje inesperado. Los integrantes del programa Fiesta de Cuartetos andan subiendo equipos a una camioneta para llevarlos a una exposición de jóvenes de barrios periféricos, donde cantarán grupos de cumbia y habrá teatro hecho por chicos con Sindrome de Down. Mientras suben los equipos saludan a Pituca, que conduce Amigos del Tango todas las noches y es madre de una desaparecida.
Quizás la nave ya partió, porque en la sala los operadores timonean a Tito Guzmán, que está en el aire, con su programa La Feria, donde caben desde las denuncias sobre lo que pasa en el barrio, hasta las recetas de cocina de Lucy. “Pero no es mi programa –dice Tito– yo soy el conductor: la radio la hacemos todos”. Un poco más allá, los chicos de uno de los talleres de capacitación del barrio están organizando una carpeta de fotos maravillosas que hicieron ellos mismos. Y otro poco más acá, con unos mates que rondan como micrófonos, se arma una reunión con los corresponsales populares de la radio: Susy que además hace reiki, Cristina que es farmacéutica, y Oscar, integrante de la legendaria Comisión del Inodoro Gigante que –con la radio como altavoz- movilizó al barrio para lograr que sus habitantes no vivieran sumergidos en ya-saben-qué.
Este flash es apenas un minuto de lo que vive Radio Sur, fm comunitaria ubicada en el barrio Villa El Libertador de Córdoba, que no está a punto de partir: siempre está viajando. El itinerario va por dentro de la sociedad, sus conflictos y sus alegrías. Como lo saben los vecinos –quizás no los científicos de la comunicación– esta radio se mueve de un modo que cualquiera puede imaginar: una pata en la tierra y la otra en el aire.

La gesta del inodoro
Villa El Libertador forma parte de Barrio Sur, 250.000 personas, una enorme ciudad en sí misma donde se escucha por todos lados esta radio que habrá que agasajar con torta y velitas porque el 10 de diciembre cumplirá una edad mítica: 20 años.
La fecha no es casual, cuenta Judith Gerbaldo: “El 10 de diciembre es el Día de los Derechos Humanos. El barrio es emblemático por la cantidad de desaparecidos sociales que tuvo durante la dictadura, y todo lo que hacemos está impregnado por esa idea: ni los propios organismos de derechos humanos a veces han entendido que la comunicación también es un derecho humano”. La historia nació con un grupo que integraba cecopal (Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal) organización que trabajaba con los vecinos por el problema de la tierra, los abusos inmobiliarios y la creación de huertas comunitarias. Pronto verificaron que la comunicación era algo demasiado importante como para delegarla en manos de los “medios de comunicación”. Estaban necesitando pronunciar y oír sus propias palabras. Fecundada la idea, el parto fue feliz: “Queríamos darle micrófono a quienes no lo tenían para que pudieran contar sus problemas, ver entre todos cómo resolverlos, y además escuchar música, informar de otro modo, y trabajar con los vecinos” plantea Mario Farías, director de la radio.
Lo hicieron. Han organizado campañas de vacunación, forestación de espacios públicos y talleres de capacitación en las áreas más diversas. Frente a una toma de una escuela reclamando salarios, por ejemplo, transmitieron tres días desde dentro de la toma. “No estamos afuera, formamos parte de las luchas del barrio” explica Cristina.
Un caso emblemático fue el reclamo de los Consejos Vecinales: “Vivíamos en medio de los excrementos por falta de obras” recueda Oscar Parissi, que tiene un taller mecánico en el barrio y con sus vecinos y la radio promovió un reclamo que se simbolizó en la construcción, con caños y tela de pasacalles, de un inodoro de casi nueve metros de altura en pleno 2001. “Formamos la Comisión del Inodoro Gigante, hicimos cortes de ruta, pero dejábamos pasar a los autos dándoles un volante informativo. Cuando volvían, del otro lado de la ruta, recuperábamos los volantes para poder repartirlos otra vez. Mucho recurso no había, ¿sabe?”. La gesta fue exitosa, aunque recién tras cinco años de inodoro movilizado.
Al entender su propia fuerza, todo este movimiento siguió viaje, cuenta Oscar: “Hay unos 236 centros vecinales, y los estamos recuperando porque en muchos casos no hacen nada o no nos representan, y eso casi siempre pasa porque se van para la política partidaria o la función pública. Y ahí sí que morimos. Si vamos a terminar siendo punteros políticos, todo esto no sirve para nada”.

Pituca baila el tango
Uno de los emblemas de la radio es el programa Amigos del tango, que Pituca Avendaño conduce de lunes a viernes desde hace 19 años. La diferencia de un programa así en una radio comunitaria es que la gente va a bailar a la emisora una vez por mes. Los oyentes escuchan tango en vivo y pueden imaginarse una fiesta de firuletes (o ir a sumarse). “Conocí la radio porque venía a denunciar los problemas del asfalto, la luz, el colectivo, y a pelear para que pusieran un colegio secundario, que se logró”, narra Pituca, que tiene una hija desaparecida por las huestes de Luciano Benjamín Menéndez. “Nunca me devolvieron los huesitos. Lloro, pero calladita. Y acá seguimos peleando, pero también haciendo una radio que es como una segunda casa para todo el barrio”. Cuentan que hace poco presentaron una obra teatral en la fm, y varios vecinos confesaron que jamás habían ido a un teatro.

De abajo hacia arriba
Sur emite informativos de Aler (Asociación Latinoamericana de Enseñanza Radiofónica) y Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias). Judith: “Nosotros recibimos los informativos y participamos. No es una cadena, como la CNN, suponete, que manda un tipo con su mirada y su ideología. Acá es una red. Cada radio hace su propuesta, decide a quién pone, qué informa, y así se va elaborando un tipo de informativo totalmente diferente, de abajo hacia arriba”.
Otro secreto: Sur no es una de esas típicas emisoras-hosteles, que alquilan espacios al que pasa por ahí, con baño compartido. “Aquí hay un concepto que reúne a toda la radio, y por eso hay programas de 19 años como el de tango, pero también otros que están desde hace 10 o 15, siempre con mucho éxito” dice Tito Guzmán. Éxito difícil de medir. “Para Ibope no existimos” cuenta Mario. “Algunas investigaciones de estudiantes con muestreos sobre 250 casos, indicaban que La Feria, a la mañana, tiene un 40 por ciento de encendido en el Barrio Sur. Baja a la tarde y sube otra vez con el programa de Pituca”.

Medios y fines
Más secretos: la otra fuente informativa de Radio Sur son sus corresponsales populares. “Para nosotros lo que hacen ellos es verdadera comunicación contrahegemónica, porque no son periodistas sino vecinas y vecinos que encontraron en la comunicación un modo de fortalecer a las comunidades” explica Judith. La red de corresponsales incluye a la enorme comunidad boliviana, con don Sócrates Condorí, albañil, puestero de ropa, y ex compañero de Evo Morales como un referente. Susy Carranza, especialista en reiki y terapias alternativas, además de corresponsal, pronuncia una definición antológica: “Para mí comunicar es que la gente se entere de las cosas que los medios no cuentan”.
Cristina Yáñez, presidenta de una junta vecinal y farmacéutica, postula: “El sentido actual de los medios de información es desinformar. Son parte del poder, quieren que naturalicemos la pobreza, la injusticia y la exclusión, que nos parezca lo más normal del mundo”.
Susy, además, produce el programa feminista Tramando, y cubrió el juicio a Luciano Benjamín Menéndez “con una mirada de género”. ¿Qué significa eso, en un juicio a militares? “Si bien hombres y mujeres sufrieron torturas, padecimientos y crímenes, se vio que el caso de las mujeres fue peor por su vulnerabilidad y porque estaban en manos de quienes las tenían secuestradas como objetos, no como sujetos, para sus necesidades. En este juicio apareció muy fuertemente como dato la violación como uno de los tormentos”. La corresponsal popular detectó así algo que suele quedar oculto o relegado en las denuncias sobre la dictadura: los militares eran literalmente violadores.
Susy detalla que Tramando se dedica también a hablar de la píldora del día después, de los centros de salud que no la entregan, de organizaciones de mujeres, “en un lenguaje llano para mujeres que a lo mejor no terminaron la primaria, pero sostienen familias enteras y saben mejor que nadie cómo es la vida”.
¿Todo eso implica una mirada local? Judith plantea que al contrario, la radio funciona abierta al mundo. “Aquí se apunta a la transformación social a partir de la recuperación de la palabra. Se habla de lo que pasa en el mundo y en el país, sin quitar lo cotidiano, la alegría, la música. Tiene que estar la denuncia, la crítica. Pero también tenemos que enamorar”.

Power on
La radio se financia con publicidad del barrio definida como “bolichera”, algunas pautas oficiales que brillan más por ausencia que por presencia, el aporte voluntario que realizan algunos programas cuando pueden, y toda una línea de fondos que buscan para realizar proyectos educativos y de comunicación (por ejemplo, una red de radios escolares del barrio). “Somos expertos armadores de proyectos, siempre que estén en línea con lo que hacemos. Preferimos morirnos secos antes que hacer cualquier cosa para conseguir recursos”, explica Mario.
¿Cómo se ve desde este lugar lo que pasa con el periodismo? Parissi aprendió que la prensa convencional se acercó movida por la curiosidad hacia el inodoro. “Pero esta radio fue fundamental para que el reclamo se convirtiese en obras”. Cristina: “Son monopolios ideológicos, quieren ser formadores de conciencias, pero no ayudan a nada positivo”. Judith: “Estamos pasando por un momento gravísimo para la democracia. Los medios trabajan al servicio del poder financiero y económico, sin importarles lo que sucede en la base de la sociedad. Lo del campo fue la mejor prueba. La manipulación a favor de los sojeros fue asquerosa salvo en nuestro caso y en el de Radio Nacional, que se bandea para el lado oficialista. Las radios han sido de la peor derecha, principalmente LV3 y la sucursal cordobesa de Mitre”.

Hacer política
Parece que unos investigadores en comunicación anduvieron por el barrio consultando sobre la influencia de Sur. “La radio nos enseñó a hacer política” contestó un grupo de vecinos. Los investigadores pensaron que allí se hacían talleres políticos, seminarios concientizadores, memorizaciones militantes. “No. Lo que pasa es que la radio nos obligó a hablar, a planear qué queremos, cómo vemos las cosas, a discutir al aire con funcionarios para que hagan lo que tienen que hacer. Y para eso tuvimos que prepararnos, conocer, argumentar y hablar mucho entre nosotros para saber qué decir”. Es posible que sea otra definición para recuadrar sobre lo político, pero habrá que pensarla después porque ahora los chicos de la Expo Joven que promueve la radio se están instalando en un centro comunal para hacer talleres sobre salud sexual, cómo detectar y defenderse de los abusos de autoridad, o de la discriminación, y después habrá recitales de cuarteto y cumbia. Vendrán casi 1.000 chicos de barrios llamados periféricos (cada vez más centrales). En un rincón encienden los equipos, y armaron algo que llaman radio abierta. Tal vez en esas dos palabras esté la clave de todo.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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