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Noticias sin patrón

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Cuando en 2001 ese diario cordobés fue comprado por un grupo brasileño les prometieron un futuro de gloria. Al poco tiempo, les debían los sueldos. Y lo vaciaron. Los trabajadores compitieron con Hadad y Clarín y lograron comprarlo y organizar la primera cooperativa que recupera un diario. Eran 13, hoy son 80. Comenzaron repartiendo 300 pesos, hoy casi 2.000. Sus problemas ahora se concentran en cómo crear una organización que escape a la lógica patronal y mantenga el espíritu asambleario. Su mayor capital: poder y querer intentarlo.

Noticias sin patrón

Cierta sabiduría antigua, pero inédita, informa que la humanidad puede ser clasificada en, al menos, dos grandes grupos:

  1. a) Los que consideran que ya todo está inventado.
  2. b) Los que están vivos.

En Córdoba existe un diario que parece demostrar, entre otras cosas, que la humanidad nunca merece ser clasificada.
No es estatal ni privado.
Está en manos de sus obreros, que se organizaron como cooperativa, pelearon por ocuparlo primero, con la violencia que hizo falta, y lograron comprarlo luego, pagando buena parte con las deudas que la vieja empresa tenía con ellos.
Ganan más de lo que hubieran soñado cobrar con la patronal. Ellos son, según los cánones gerenciales, los exitosos. Y los patrones, los fracasados.
Es un diario hecho por los trabajadores, pero dirigido a profesionales, comerciantes y empresarios.
Luego de la primera etapa de ocupación, resistencia y batallas legales, pasaron a otro momento en el que se buscó la eficiencia, mejorar la producción, la renovación tecnológica, y crear estilos de organización, división de tareas y disciplina interna más parecidos a los de las empresas convencionales.
Ahora están en una nueva búsqueda, porque ese “management” terminó resultándoles otro modo de vivir enjaulados, de sentirse mal y de producir peor.

Mentiras y verdades 
Cuando se habla en este lugar sobre el estado actual del periodismo, las respuestas son del siguiente tipo: “La concentración de medios y la manipulación de la información para sus negocios muestran que el concepto de periodismo ya no existe. En términos de derecho a la información, lo que se está viviendo es una violación a los derechos humanos” dice Nahum Mihrad, editor de Economía, secretario de la Cooperativa y Presidente de Adicra (Asociación de Diarios Cooperativos de la Argentina).
“El periodista cada vez más se ha transformado en una persona que vende su alma, para reproducir lo que le dictan” sostiene Javier de Pascuale, uno de los editores, ex presidente de la Cooperativa e integrante del Cispren (Círculo del Sindicato de Prensa de Córdoba).
“¿Los diarios? A los 50 años, creo que me gané el derecho a no estar pendiente de tantas mentiras. Me gusta lo que hacemos acá”, sentencia Dante Aguirre, obrero gráfico con las manos negras de tinta.
El diario y la cooperativa se llaman Comercio y Justicia, palabras que tal vez simbolizan cierta sabiduría antigua, pero inédita.

Entre Hadad y Clarín
Comercio y Justicia está instalado en el edificio de una textil quebrada, utilizando el sistema de leasing con el Banco Nación: “Somos la primera de las empresas recuperadas que con este sistema logra alquilar un lugar que terminará siendo nuestro dentro de unos años”, dice De Pascuale, uno de los que vivió toda esta historia desde el primer momento. “Para nosotros es un esfuerzo enorme. Antes estábamos en el edificio que la vieja patronal había sacado de la quiebra. Se lo alquilaban a la cooperativa, pero el precio era extorsivo, porque buscaban que fracasáramos. Ahora se ve mejor: los que fracasaron son ellos”.
En el salón de reuniones (“los muebles son por canje publicitario”, aclaran) hay 10 trabajadores reunidos, conversando sobre lo que quizás ya sea un enigma nacional: qué hacer en 2009. “Es una comisión que está planificando cómo seguir. La verdad es que tenemos problemas, y además tenemos problemas para resolver los problemas” dice Javier, un reconocimiento que suena más a fuerza que a debilidad. Tal vez, para seguir, y para entender los problemas, y para entender incluso cómo piensan el periodismo actual, convenga recordar cómo se llegó hasta aquí.

Un futuro de gloria
El diario nació en 1939. Todo fue felicidad hasta que en los 90 la familia Eguía entró en la vorágine de concentración y fusión de medios, vendieron el diario a su abogado que a su vez vendió un porcentaje a los brasileños de Gazeta, cuyo presidente Luiz Ferreyra Lévy voló a Córdoba para anunciarles a los trabajadores “un futuro de gloria”. Era abril de 2001.
Tres meses más tarde ya les debían un mes y medio de salarios. La empresa contrató dos gerentes por 8.000 dólares mensuales cada uno, y los instaló en el Sheraton de Córdoba con la función de achicar personal, mientras el personal jerárquico del diario aumentaba sus propios salarios. La empresa empezó el vaciamiento: desaparecían computadoras, decodificadores satelitales, generadores. Los obreros organizaron marchas, reunieron firmas en su apoyo (incluso de jueces, abogados y otros habituales lectores del diario) y hasta escracharon a huevazos el consulado brasileño. Ailton Trevizan, ejecutivo de Gazeta, anunció a los trabajadores: “La existencia del diario no tiene sentido”. A fines de 2001 los brasileños huyeron definitivamente, en medio de las bombas de estruendo de las marchas de Comercio y Justicia mezcladas con el 19 y 20.
En abril de 2002, trece personas formaron la cooperativa, y luego pudieron reingresar al diario, con autorización de la jueza Beatriz Mansilla de Mosquera. “La jueza se rió de la idea de la cooperativa, pero frente al vaciamiento no tenía muchas opciones. Encontramos al diario desmantelado, hasta el decodificador de la agencia telam se habían llevado”. Quedaba papel, que vendieron junto a planchas de aluminio. Pusieron sus propias computadoras que no podían funcionar en red, y a puro diskette y caminatas de un lugar a otro, fueron restaurando el sistema nervioso del diario. El 20 de junio de 2002 volvieron a publicarlo. En un mes recuperaron 1.500 de los 3.600 suscriptores. Ya eran 43. Cobraban 200 pesos por mes que pudieron incrementar poco a poco. La jueza (con el muerto revivido por los trabajadores) llamó a licitación. Se presentaron Daniel Hadad (que ya había querido quedarse con el diario pagando la mitad de salario a la mitad de los trabajadores), el grupo Vila (con el inolvidable José Luis Manzano como lobbysta, que ya había capturado La Capital de Rosario) y el grupo Clarín (que con Canal 13 engulló a Canal 12 de Córdoba, y al diario La Voz del Interior a través de Cimeco).
El abogado de la cooperativa, en aquella época, fue Luis Caro. La licitación obligaba a los trabajadores a igualar las ofertas empresarias, misión obviamente imposible. Caro propuso la compra directa, contando las deudas a los trabajadores como parte del pago. Todo indica que miembros del Poder Judicial influyeron para que se considerara esta posibilidad, como un modo de –al menos de vez en cuando- hacer justicia. La jueza falló planteando que su función no era sólo impartir la ley, sino ser justa y equitativa. Anuló la licitación. Se vendió el diario en 1.140.000 pesos. La cooperativa consiguió créditos del Banco Nación, entre otros, que ya pagó en su totalidad. Tiempo después se alejó de Caro, como un modo de preservar su autonomía y capacidad de decisión.

Lucha y management
Mientras en la sala de reuniones siguen tratando de imaginar el identi kit de 2009, Nahum cuenta que, una vez ganado el conflicto, enfrentaron varios dilemas: “Habíamos partido de una etapa de lucha, con nuestra identidad de trabajadores. La cooperativa fue una herramienta de la práctica sindical. El asunto era: ¿cómo hacemos ahora para que esto no se hunda? Veníamos de un momento muy fuerte, la movilización, las asambleas para tomar cada decisión, el espíritu de recuperar esto todos juntos. Habíamos dado un salto enorme, y estábamos trabajando y publicando el diario. Pero había que dar otro salto: ¿cómo vamos a vivir cobrando 300 pesos por mes? ¿Podemos hacer más eficiente el trabajo?”.
Javier: “Además estábamos muy presionados por deudas, teníamos que devolver los préstamos que nos habían dado para la compra. Estábamos urgidos por poner en marcha un negocio que funcionara bien. Después de la recuperación, dijimos: hay que ponerse a laburar para demostrar que esto tiene viabilidad económica. Lo logramos, pero después descubrimos que tampoco eso era lo que queríamos”.
La Cooperativa entró desde 2004 en una etapa volcada a lograr esa eficiencia de funcionamiento. Empezaron a usar palabras que a nadie le gustaban demasiado. Nahum: “Había que ajustar costos, racionalizar procesos de trabajo. A mi no me gustaba demasiado esa idea, pero tampoco era una cuestión de gustos. Se jugaban cuestiones importantes. Se trabajó en la administración, en las ventas, se planificó mejor lo que hacíamos. En un primer momento, por ejemplo, todos hacíamos de todo, y algunos podían estar trabajando 18 horas por día. Hubo que acomodar eso, pensar que tenía que haber editores y redactores, especializaciones, modos de ordenar y garantizar el trabajo, hacerlo más lógico”.
En Comercio y Justicia reconocen que esta etapa generó logros y pérdidas. Acondicionaron el nuevo edificio (calculan unos 300.000 pesos), ampliaron la capacidad de las rotativas (de dos a ocho cuerpos, unos 85.000 dólares dice Javier), cambiaron las computadoras, renovaron tecnológicamente todas las áreas de producción. De aquellos 300 pesos pasaron a ganar hoy un retorno (en las cooperativas no es un “salario”) de 1.847 pesos, mínimo para todos, más la antigüedad, monotributo y parte de la obra social. Una diferencia es que los responsables de áreas ganan un plus (de un 20 o 30 por ciento, según la responsabilidad, nunca los abismos de las empresas privadas). Todo resuelto por todos en asamblea. Y “todos” ya no son los 13 que fundaron la cooperativa, ni los 43 que reeditaron el diario, sino los 80 socios actuales. Editan el diario (4.800 ejemplares por suscripción) y productos ya célebres en el mercado cordobés como el Nomenclador Cartográfico. Pero además imprimen el diario Hoy Día y unas 15 publicaciones periódicas más. “La mitad de los ingresos de la Cooperativa ya vienen por nuestro trabajo como imprenta”, explica De Pascuale.

Hacer destino
Con semejantes resultados ¿cuáles fueron los problemas?
Nahum: Incrementamos los ingresos, pero perdimos diálogo. Las relaciones entre nosotros se volvieron más ásperas e instrumentales. Yo creo que es una pérdida de equilibro. Quiero decir: el mismo estado asambleario permanente que nos permitió recuperar el diario, hoy nos hubiera impedido que estemos aquí conversando. Pero después resultó que no teníamos a los patrones, pero estábamos entrampados en relaciones y modos de trabajo con patrones, con rigidez. Terminamos siendo todos obedientes de esos patrones que nos pusimos nosotros mismos, perdiendo capacidad de dialogar y de inventar situaciones nuevas.
¿Sobrevivir se opuso a convivir?
Estamos en un sistema capitalista que te forma para ser patrón o empleado. Dueño o no. El que manda o el que obedece. A mí mismo me pasa. Es como una bipolaridad. Pero creo que vamos avanzando.
Javier: Las empresas tienen cuatro mecanismos: selección de personal, control y castigo, incentivos, y despidos. Nosotros no tenemos ninguno de esos. Somos los que estamos. En todo caso, cuando hay socios nuevos, lo que se valora es justamente su capacidad para entrar en un clima cooperativo de trabajo.
¿Qué tipo de fricciones pueden surgir?
Alguien pide un trabajo, y el compañero se niega. Siempre tratamos de que todos estemos conformes con lo que se hace. Pero una vez un compañero dijo que tenía stress laboral, cuando en realidad lo que le pasaba era que estaba en contra de hacer cierto trabajo. O sea, respondió como yo mismo le hubiera respondido a una patronal que sabés que te está explotando. En la etapa ‘gerencial’ esto tampoco se pudo resolver por vía disciplinaria o autoriaria, simplemente porque el autoritarismo tampoco sirve. No funcionó. La mecánica es de diálogos, de acuerdos y de abrir espacios comunes.
Javier: No tenemos reloj para fichar, no hay oficina de personal ni de recursos humanos. No somos recursos. Las privadas incentivan a la gente a que se pone la camiseta, ponen al empleado del mes y les regalan revistitas, buscan a los ‘proactivos’, pero todo es más de lo mismo, porque hasta eso lo usan como modo de explotación.
¿Y en Comercio y Justicia?
Aquí sabemos que no sirve que una persona tome la actitud burocrática de entregar seis horas de trabajo y desentenderse. Pero de lo que estamos hablando aquí no es de ‘ponerse la camiseta’ sino de que cada socio, en realidad, es protagonista. Y es bueno que se sienta así. De golpe el Consejo de Administración propone algo. Se discute en el área de trabajo que corresponda. Los compañeros dicen: esto sí, esto no. Se llega a un acuerdo y los propios compañeros se responsabilizan por esa tarea.
Algunas teorías suponen que los trabajadores de las cooperativas se autoexplotan.
Javier: Yo siento que entre trabajo y explotación hay una enorme diferencia que tiene que ver con dónde va a parar el rendimiento del trabajo. El sistema de la cooperativa es totalmente justo, porque el rendimiento va a parar a los que producen. Salvo que alguien piense que trabajar mucho es autoexplotarse. Yo no lo creo, hacia adentro la revolución ya la hicimos, aunque nos falte mucho. Tenemos una antilógica capitalista, un régimen humanizado de trabajo y de producción decidido por los propios compañeros. Hacia afuera no nos podemos sustraer a la lógica económica. Pero nuestro mayor aporte pasa por demostrar que los trabajadores podemos llevar adelante una empresa eficientemente”.

Nahum vuelve a los equilibrios. “No sirvió la disciplina, ni sirve la informalidad. Lo que hacemos quizás no sea el mecanismo de emancipación universal. Pero para un grupo humano es un mecanismo de emancipación, porque nadie va a venir de afuera a decir qué tenemos que hacer”. Nahum se queda pensando: “Mirá, creo que se está avanzando, y que de algún modo somos dueños de nuestro propio destino”.

Un nuevo partido político
Se escuchan risas de las mujeres y hombres que participan en la reunión descifrar el jeroglífico 2009. En el plano estrictamente periodístico los trabajadores de Comercio y Justicia, al recuperar el diario, no perdieron de vista a sus lectores naturales (jueces, abogados, profesionales, comerciantes y empresarios), pero cambiaron la línea neoliberal–cavallista. “Rescatamos una visión editorial de defensa de la economía real, la pequeña y mediana empresa, y las alternativas que surgen frente a la crisis. Salidas asociativas de productores, cooperativas, y todo lo imaginativo que surja con o sin apoyo estatal”. De editoriales enviados desde la Fundación Mediterránea, pasaron a los de Salvador Trebe, integrante del Grupo Fénix y socio de la cooperativa.
¿Cómo se ve el periodismo desde un lugar que trabaja con estas características?
De Pascuale: “No es el Cuarto Poder, sino el primero. Es clara la imagen. Dirigentes de Clarín son además dirigentes de la Sociedad Rural. Ahí se dibuja el poder concentrado en Argentina. Y Clarín es parte de las afjp, de los grupos que cotizan en Bolsa, socio de trasnacionales.
¿Qué es la prensa?
Parte del poder. Quedó clarísimo con el conflicto del campo y ahora con las afjp. Posiblemente estemos asistiendo a la formación del partido político de los medios, como canales de reclamo del poder económico.

Cambio de sentido
Javier encuentra el ejemplo de lo que ocurre en la siempre anunciada reforma a la Ley de Radiodifusión “La presidenta tuvo dos reuniones con la Coalición por los 21 puntos, los sindicatos, las organizaciones sociales, las radios comunitarias, y después de eso el jefe de Gabinete, Sergio Massa, dijo que no tenía idea de que hubiera un proyecto de ese tipo. Cristina dijo: ‘vamos a hacerla’. Massa dijo: ‘no sé de qué me hablan…’ Ese es el poder de la prensa: lograr que nada cambie.”
Cree que además se invirtió de modo absoluto el sentido del periodismo. “En la historia, el nacimiento de la prensa tiene que ver con sacarle el poder a los grupos elitistas que manejaban la sociedad. Tuvo que ver con darle voz a la gente, transmitir lo que pasaba. Hoy es al revés: le sacan el poder a la gente, le dan la palabra al poder”. Si algún soñador piensa que el oficio tuvo algo de Robin Hood, ahora se habrá llegado a la etapa Hood Robin.
Nahum apunta otra cuestión: “Se puede pensar que siempre fueron esto los medios, pero creo que en algún momento había un aspecto del periodismo como revelador de algo, y eso ocupaba algún espacio que hoy desapareció. Con la concentración, el negocio de los medios es la manipulación. El negocio principal es lo que no se dice. Por eso hace años está entrando en crisis el modelo del periodismo, que ya no le sirve a la gente. No te dicen nada, y si te muestran algo es para ocultarte otra cosa”. Nahum recuerda el conflicto del campo como un mecanismo permanente de ocultamiento sobre el fondo de lo que ocurría: el modelo de desarrollo, el rol del gobierno. “Lo que los medios tratan de ocultar, finalmente, es la posibilidad de que la gente razone”.
Javier: (sigue pensando en voz alta) El periodista cada vez más se ha transformado en una persona que vende su alma para reproducir lo que le dictan. Ideas pergeñadas por otros, por los círculos de poder, que él reproduce como un loro. En las maestrías de los diarios forman gente obediente. Y el periodista de estas empresas ya no es un tipo libre. Además, es de los más flexibilizados como trabajador, porque uno de los lugares donde más rápido se produce el cambio tecnológico es en la prensa. Y si no te adaptás, el cambio te pasa por encima. Celular, fotos, filmaciones, notebook, mp4, todo sirve para aumentar la productividad de gente a la que le pagan cada vez menos y tiene que ser cada vez más dócil”. Javier agrega que los periodistas son personas que llevan micrófonos, grabadores y preguntas ya pensadas por otros, los ponen delante de la nariz de ministros o directores técnicos de fútbol, vuelven y el trabajo es sólo reproducir lo que les dijeron. (Túnel del tiempo: Jacobo Timerman planteaba que para tener esa clase de periodistas resultaba más lógico enviar dactilógrafas. Otra profecía cumplida).

Producir información
Comercio y Justicia está tratando de congeniar con la Universidad de Córdoba para abrir espacio a otros modos de pensamiento. “Ahí también puede estar todo lleno de negocios y negociados, pero creemos que también hay quienes laburan con un pensamiento propio y con honestidad”.
Otra de las garras de control es el papel, subsidiado por el Estado para Papel Prensa (Clarín básicamente, con La Nación, moviendo la cola fielmente a su lado, pero escribiendo contra la intervención estatal en los mercados). Comercio y Justicia recibe 7 bovinas mensuales de papel de las 90 que usa. Javier calcula que si fuera por Papel Prensa, el diario tendría que ser un semanario de cuatro páginas. “El control del papel y la distribución de la pauta oficial lo único que hace es favorecer a los medios concentrados”. El precio por bovina de Papel Prensa es de casi 600 dólares. El papel importado cuesta el doble, y es el que se ven obligados a consumir los medios pequeños, gracias a este regalo que la dictadura de 1976 le hizo a Clarín y La Nación.
Nahum calcula que de todos modos es un abuso pensar que esos diarios son los más leídos. “Los diarios cooperativos que trabajan con nosotros venden en sus lugares hasta diez veces más que Clarín, que en todo caso es un diario porteño. Pero todo se mezcla más, la gente tiende a formar sus propios canales de comunicación. Esos gigantes tienen una función de negocios que ya no le sirve al público, que por eso busca otras opciones”.
La gente de Comercio y Justicia no es quejosa. Simplemente toman nota de lo que les parece que es el panorama, y se han puesto a trabajar. Se sumaron, por ejemplo, a la creación de adicra (Asociación de Diarios Cooperativos de la República Argentina) como un modo de presionar juntos por cuestiones como el papel y la publicidad oficial. Están también allí el Diario de la Región (de Chaco), El Independiente (La Rioja) y el Diario del Centro del País (de Villa María, Córdoba). Además están planeando aliarse con diarios medianos y pequeños que sufren los mismos problemas. “Queremos crear un nuevo sujeto que reclame, porque además la única salida a todo esto es que surjan y funcionen cada vez más y mejores medios. Eso es lo que va a garantizar la información y la libertad”.
Los que conocen Comercio y Justicia saben que es una especie de movimiento permanente.
Para encarar el año próximo, que ven venir un tanto amenazante, lanzarán una campaña aprovechando el 70º aniversario de la fundación del diario. Formaron el grupo de Planificación, que durante noviembre va a realizar una propuesta a toda la asamblea, pensando en el trabajo de todo el año, y también en la celebración. Nahum: “Si la etapa eficientista fue un salto, ahora no queremos que sea un escollo. Queremos recuperar el clima, la capacidad de diálogo, de lo común y lo consensuado, una especie de nuevo contrato cooperativo que nos permitan que tanto el trabajo como la vida sean buenos”.
Otro proyecto es la página web que se transformará en un diario en sí mismo, con el agregado de crear una red con los lectores y una comunidad informativa. “Vamos a ver cómo sale. Capaz que tenemos vicios de la vieja prensa…” dice Javier, y pronuncia una frase que a la vez es un privilegio que han sabido ganarse… “pero por lo menos tenemos la posibilidad de construir otra cosa”.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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