Sigamos en contacto

CABA

Poder hip hop

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Actitud María Marta es un grupo pionero del hip hop local, nació como banda sonora de escraches y marchas y desde allí consolidó un estilo que lo convierte en una de las expresiones más originales de la escena argentina. Vienen de una gira por Europa y de un romance con Venezuela que les marca el ritmo de sus pasiones actuales.

Poder hip hop¿Cuándo viene Actitud? La pregunta, que se hace unánime entre las mujeres que están delante nuestro, no encuentra respuesta siquiera en el programa que las acomodadoras reparten a diestra y siniestra. Lidia Borda, que sobre el escenario y junto a su hermano entona alguna chacarera o tan tango bien porteño, no sugiere nada al respecto. ¿Cuándo toca María Marta? No sé si la señora que me pregunta espera a Serra Lima, o piensa que dentro del trío de mujeres de hip hop existe alguna integrante con dicho nombre. Igualmente respondo que no lo sé y, junto con la impaciente señora y sus impacientes compañeras, pienso que no queda otra opción que esperar.
Dos cosas me resultan, de movida, extrañas. El 90 por ciento del teatro Coliseo está repleto de mujeres; la segunda, que el 70 por ciento de esas mujeres lleva alguna prenda o atuendo de color verde manzana. Rápidamente me doy cuenta de mi estupidez. En el I Festival Latinoamericano por los Derechos, la Vida y la Salud de las Mujeres, ¿a quién esperaba encontrar? ¿A Baby Etchecopar? Escucho que las mujeres de verde, por otro lado, están entonando cánticos en contra del Papa, la Iglesia, y otras desgracias. Deduzco, entonces, que ese color es el distintivo de las que apoyan a gritos -literalmente- la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, consigna estampada sobre sus remeras.
Todo muy agradable, sí. La música, los músicos, la gente, los cantos, el verde. Pero hay un pero. La gente está alegre, tiene ganas de divertirse y hasta bailar, pero la oferta musical no da más que para estar sentado y escuchar. Falta conexión entre esos dos mundos: el de ese público y el escenario, el de la música y los sentidos.
Después de Lidia, aparece un hombre de ropas anchas que –asomando como una esperanza– comienza a enchufar aparatos. Ahora se desliza una base de rap, una suerte de intro a lo que viene después: Malena D’Alessio y las Karen (Pastrana y Fleitas) irrumpen en el escenario ya cantando, como si no hubiera nada que esperar ni tiempo que perder. Ese pero, ahora entiendo, tenía nombre propio. Entonan Sonrisa Macabra, tema del último disco dedicado al –por suerte– ex presidente norteamericano, George Bush:
Degenerado, criminal,
terrorista de estado
Genocidio o suicidio,
qué dilema, eh.
 
El festival da un vuelco abrupto: el trío de mujeres baila e invita a bailar, toca y contagia el ritmo, canta y transmite puro el mensaje. Se mueve ahora la marea verde por los pasillos y trepa al escenario lista para bailar. Los del pullman y súper pullman hacen lo propio desde sus butacas. El teatro Coliseo en este momento es una suerte de boliche bailable donde no hay dj’s, sino tres mujeres y ganas de divertirse. ¿Hace falta agregar mucho más? Actitud.
 
De escraches y musicoterapia
El hip hop exige rimas, letras extensas y un cantar veloz y rítmico como pocos, en relación con otros géneros musicales. Las palabras se mezclan, las frases se entrecortan y las chicas improvisan bailes al compás del sampler. “¿Se entiende la letra?”, pregunta una de las tres. Sí, se entiende, y el mensaje llega clarito: ahora suena Hijo Mío, y es una de las frases de esa canción la que me reaparece el día después, cuando me siento a charlar con Malena:
“La rima me ha enseñado
a vomitar mi mierda
y convertirla en arte.”
La estrofa representa lo que Malena nos contará a continuación: Actitud María Marta nace casi simultáneamente a la agrupación h.i.j.o.s. (de la que fue miembro fundadora, allá por el 95) como banda soporte de la Comisión Escrache, y con una formación distinta a la actual. “Era una época donde las manifestaciones se veían con un dejo de nostalgia, una marcha era algo triste, amargo, y nosotros a eso le opusimos la fuerza del escrache como algo de confrontación. Era salir del llorisqueo y pasar a la lucha. Poco a poco, además, fueron evolucionando: lo que primero era solamente una manifestación en la puerta de la casa de un tipo, después se transformó en un evento cultural, con grupos de música que tocaban, de percusión, de teatro… era algo muy creativo y alegre. Se podría decir que fueron mis terapias”.
Malena ríe y contagia la risa. Tiene la asombrosa capacidad de transformar lo malo –y me estaría quedando corto con este adjetivo– en algo alegre y lleno de energía. En palabras de ella: «una energía que puede ser de protesta, pero que de todos modos es una expresión artística, no es solamente una cuestión de militancia política. Poder combinar la creatividad, poder canalizar la historia de uno, y con un espacio como éste, tan potente y enérgico fue algo que a mí me hizo mucho bien en lo personal.»
 
Lecciones de hip hop
«Nosotras hacemos un hip hop sudamericano, digamos, con bastante identidad argentina, en el sentido de que se despega de los grupos que son un calco del rap norteamericano. Que hay muchos, ¿no?”. La pregunta, digámoslo, revela cierto desprecio. Malena se siente más familiarizada con el continente negro, por su música y su ritmo, que con los que nos aplastan desde arriba, al norte. El rap, aclara, no es más que un envase que uno rellena «con el contenido que quiere», pero que no necesariamente debe llevar consigo la estética del prototipo del rapero de ropas anchas, cadenas de oro, letras con apologías a las armas, al sexo y al dinero. “Me parece interesante despegarse de eso. En Latinoamérica el rap está retomando cada vez más las raíces y la esencia que tenía al comienzo. Las estéticas no responden a algo necesariamente pautado. Por ejemplo, en Bolivia hay quienes rapean en aymara y usan sus ropas tradicionales. En la parte melódica lo que hacen es fusionarla con músicas regionales autóctonas, desde africana y flamenco, hasta el tango y el folklore, como hacemos nosotras. También tenemos mucho de reggae y dance hall, que son ritmos jamaiquinos”.
Cuenta, además, la fuerza del hip hop en casi toda Latinoamérica -estuvo en las favelas brasileñas y en los barrios de la periferia cubana conociendo en directo lo que suena y cómo- hasta que su itinerario se detiene en ese casi nuestro país. “Argentina es el que menos cultura del rap y hip hop tiene de todo el continente”, se lamenta y acusa al rock de tal desgracia. Tal vez por eso viaje tanto y conozca todo el continente y más. “En cada lugar donde vamos intentamos involucrarnos y conocer un poquito más allá del evento musical en el que nos presentamos. Averiguamos qué esta pasando, un poco de la historia, de cómo se van entrelazando los movimientos sociales y políticos que están emergiendo ahora, especialmente mirando el escenario del mapa mundial en Latinoamérica, que es una de las cosas más interesantes que están pasando en el mundo”.
 
Identidad y religión
Malena y Actitud han encontrado, por azarosa causalidad de la historia o quizá por un triste determinismo del destino, un envase en el medio de su camino que les ha servido para devolverle al rap y a ellas mismas sus propias raíces. Es un envase que han rellenado a lo largo de estos años -aunque todavía no esté saturado-, de pura fuerza y lucha política, de esperanza latinoamericana y ritmo africano. “Creo que la música es una de las herramientas que tienen más potencial transformador porque es una de las ramas del arte más masiva, más influyente en los jóvenes”. Malena se detiene. No la interrumpo porque sé que va a seguir, sé que está tomando carrera para continuar, sé que es como una maquinita que piensa y dice, que dice y hace, que hace y sueña. “La música es como una conexión con algo que va más allá de lo intelectual y lo racional. En ese sentido, tiene cierto grado de trascendencia, aunque suene así, religioso”. Y agrega con total espontaneidad: “Y te digo que si tengo que tener una religión viene más por ese lado. Tiene que ver con la energía, con cosas que están en otro plano de la existencia”.
Le creo más que a cualquier cura.
 
La mirada de los otros
De su gira de este año por Europa cuenta de todo: que se animó con el francés y el inglés arriba del escenario y que hubo una muy buena recepción del público. Menciona cómo trató, ante la ignorancia de la opinión pública respecto a los procesos latinoamericanos, de dejar su testimonio en otro capítulo más de una lucha emprendida ya hace tiempo contra lo que considera un adversario hostil, de difícil confrontación: los medios masivos. “Estamos en una época donde el bloqueo mediático es uno de nuestro grandes enemigos, y donde es así de literal: hay un bloqueo en lugares como Venezuela o Bolivia. Esto dentro de Latinoamérica y ni hablar del resto del mundo. Para los europeos, en el caso de Venezuela, al presidente le faltan los cuernos y la capa para que sea el diablo. Mismo desde la izquierda europea hay una subestimación de todos los procesos políticos y sociales que están ocurriendo acá.” Queda en claro que esta mirada europea no es cercana a la Actitud Malena: no tiene ni su curiosidad ni su experiencia. “Subestiman todo, como si ya lo hubiesen vivido y nosotros somos para ellos unos ingenuos que seguimos pensando que los cambios son posibles. La opinión pública masiva, influenciada directamente por los medios, habla de dictaduras, de cosas que si te ponés a hablar cinco minutos y le empezás a decir: ´bueno, pero Venezuela es el país con más cantidad de elecciones y referendums en la historia de las democracias latinoamericanas´… no saben qué contestar”. Para Malena es complejo tener que luchar de manera constante contra unos medios de comunicación tan claramente posicionados políticamente, pero no por eso desesperanzador. “Porque ni siquiera es algo sutil, digamos, es bastante grotesco. Sobre todo en el caso venezolano”, reitera y evidencia su puntual interés por contar lo que considera “la verdadera realidad” del país bolivariano. Malena mira, toca, conoce y luego -recién luego- habla. Y lleva y cuenta su testimonio a donde haya a quién contárselo.
 
Conexiones
De tanto gobierno latinoamericano, nos olvidamos del nuestro. ¿Qué pensará esta muchachita rebelde de un gobierno que apoyó uno de sus puntos débiles: los derechos humanos? Revela: “La verdad que sí, que se han ocupado muchísimo del tema y me parece bien, y no es subestimable y hay que reconocerlo”. Y sin que se lo pregunte, se anima también con una crítica. “Falta conexión con el pueblo. Hay una desinformación terrible. Y cuando digo esto se me vienen a la cabeza el tema de las retenciones a las exportaciones agrícolas. Me acuerdo que fue un momento crucial, en el que se dividieron las aguas y era interesante eso como fenómeno político. Personalmente nunca terminé de entender el tema, la parte técnica, y no me pareció que desde el gobierno hubiese una política de difusión masiva, de bajar toda la parte técnica a tierra y explicarle a la gente en palabras simples eso que era tan complejo. Hay como una especie de soberbia en ese sentido, y ése es para mí el costado malo de este gobierno”. Y sí, por supuesto; dicho esto, a Malena se le cruza por la cabeza el programa del gobierno venezolano. “En el caso venezolano ese tipo de comunicación está muy bien plasmado en Aló Presidente, en donde se le explica a la gente de manera accesible un montón de cuestiones que se están haciendo, políticas, económicas. Va cada ministro y habla con la gente y le explica. Hay gente que opina que eso es demagogia, que es populismo, pero el pueblo cada vez está más exigente y más crítico con el gobierno mismo. Ése es el mejor termómetro de lo que esta pasando”.
Su entusiasmo por Venezuela es explícito y forma parte de su catecismo; allí vio en acción algo de su fe y le interesa que quede claro, como si necesitara ese ejemplo para transmitir en qué cree y en qué no. Cree en la política, por supuesto (“es la mejor herramienta que tenemos para solucionar los grandes problemas. Es lo que define quién come y quién no, así que cómo no le vas a dar bola.”) y no cree en los líderes (“las cosas se solucionan con la gente en la calle, presionando”). Cree en la música (“reemplazó a la militancia”) y no cree en los discursos (“prefiero lo concreto: en poner el cuero”).
Malena está muy lejos de cantar un tango pero sí, como dice la canción, pone en cada verso su propio cuero. El hip hop es un arma que le vino “como anillo al dedo” para hacerlo latir al ritmo de sus pasiones. Canta y baila y a ese ritmo cura las heridas. Las propias –su padre era militante montonero y desapareció en 1977– y las ajenas, como ahora mismo puedo ver en este Coliseo donde no hay nadie, nadie, sentado: la marea verde se agita en esta ceremonia que une y conmueve. En el escenario, Malena está en el centro, escoltada por las Karen. Una es dueña de tal vez la mejor voz y de un espíritu más sereno. La otra usa los típicos pantalones anchos y la típica agresividad rapera. Malena parecería ser el equilibrio entre las dos Karen, aunque la palabra equilibrio tiene en ella otro sentido. ¿Hace falta explicarlo? Desde el escenario me llega, salvadora, la estrofa perfecta para dejar de dar vueltas:
Conciencia, rebeldía
que día a día crece.
Mi cuerpo fortalece,
espíritu engrandece,
Actitud María Marta,
le pese a quien le pese.

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.035