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La furia y después

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Bariloche. Tres muertos y varios heridos dejaron al descubierto la grieta social de una ciudad de cuento construida sobre una pesadilla. Tras la represión, amenazas y miedo habitan los barrios donde malviven aquellos que ya se consideran “los otros”.

La furia y despuésDicen que en Bariloche hay dos estaciones: la del invierno y la del tren.
Lo dice la gente que vive y sobrevive en la parte real, la que con suerte cuenta con un trabajo y sostiene la escenografía turística de la ciudad. Lo dice la gente que paga el pasaje de colectivo casi 3 pesos, el litro de leche, 4.55 y el kilo de pan 7.
Lo dicen en los barrios del Alto Bariloche donde no hay cloacas, ni semáforos, y donde la mayoría de los terrenos son ocupados.
Lo dicen sabiendo que no hay gas natural y que la leña para calefaccionarse cuesta 180 pesos por metro. Y sobre todo porque es necesario tener alrededor de 7 metros de leña para pasar el invierno.
Solo hay que caminar 15 cuadras desde el centro de la ciudad para ver cómo se va levantado ese muro de carencias hasta quedan del “otro lado”; barrios como El Frutillar, Boris Furman, 169, 23 Viviendas, y un poco más allá, camino al Bolsón, 34 Hectáreas.
Si uno elige, por ejemplo, subir por la calle Clemente Onelli llega a la plaza del Barrio Boris Furman y ahí cruza otra frontera. Es la línea que cruzó el cabo Sergio Colombil cuando asesinó de un disparo en la nuca al adolescente Diego Bonefoi, el pasado jueves 17 de junio a las 4.30 de la mañana.
 
 
Uno
Le pregunto cómo se llama. Me lo dice, pero no quiere que publique su nombre real. Entonces, le pregunto cómo le gustaría que lo llame. Piensa. David sonríe un segundo, y empieza a contar.
“Nosotros, los pibes, siempre estábamos juntos. Éramos 10 más o menos. Diego pasaba mucho tiempo en mi casa. Ese día salió con otros amigos a buscar la play station a siete cuadras, a la casa de otro chico. Eran ya como las 3 de la mañana. Lo esperábamos para jugar y después, ver el partido. Y no volvía. Entonces salimos a buscarlo y para cuando estábamos en la puerta de casa, escuchamos los disparos. Nos metimos adentro y llamamos por teléfono a la casa de los pibes para saber si habían vuelto. Pero no estaban. Eran Diego y otros tres. Más tarde vinieron las familiares llorando y gritando que habían matado a Diego. Yo no vi nada de cómo fue que lo mataron”.
 
¿Cómo era Diego? ¿De qué quería trabajar?
Quería ser abogado o policía porque si caía alguno de nosotros preso, nos podía largar en seguida,
Me contaron que durante las manifestaciones, después de la muerte de Diego, ustedes les hacían gestos a la policía de que los mate… ¿Es así?
Si, porque si ellos tuvieron coraje para matarlo a él, lo tienen que tener para matarnos a todos. Porque nos sacaron banda de cosas que hacíamos juntos y ahora se siente un vacío. La policía tiene mi odio para toda la vida. Es que ellos pueden venir y golpearte y vos nunca podés reclamar nada. Si hacés la denuncia, queda en los papeles.
¿Qué pasa cuando vos y tus amigos bajan al Centro?
Cuando vamos al Centro Cívico a pasear, a la Catedral o al Velódromo, la policía siempre nos molesta. Nos ve como rateros, como que estamos robando, nos bolacean, buscando la pelea. Y cuando estamos jugando a la pelota acá en el barrio, también. Nosotros nunca nos quedamos callados. Así se aprende a hablar, a defenderse. Ellos supuestamente están para cuidarnos, pero le dispararon a la mitad de los pibes del barrio. Todos tienen balas adentro. Y esa es la ley.
¿Por qué pensás que la policía actúa así con ustedes?
No sé, pero si te busca roña la ley, tenés bronca toda tu vida, porque la policía es la patota más grande del mundo.
 
La causa de Diego Bonefoi fue tomada desde su inicio por el juez Martín Lozada, quien fue apartado días después por una recusación planteada por el abogado defensor del acusado, el cabo de la policía Sergio Colombil. La Cámara II del Crimen también decretó la nulidad de todo lo actuado, es decir rechazó la indagatoria, el procesamiento y la prisión preventiva que había dictado Lozada.
Una vez en manos del juez Miguel Gaimaro Pozzi, el policía declaró que cuando perseguía al chico de 15 años -porque presuntamente había robado- lo hizo con su arma en la mano, ya que la cartuchera donde la guardaba tenía el abrojo del cierre roto. Aseguró que por eso, en medio de la persecución, el tiro se le escapó.
Luego de conocida la muerte de Diego Bonefoi, los vecinos del barrio El Alto salieron a manifestarse, apedrearon la Comisaría 28 y fueron perseguidos y reprimidos por uniformados de esa seccional y del grupo Especial Brigada de Operaciones, Rescate y Antitumulto, conocida con la sigla b.o.r.a.
La jornada terminó con la muerte de Nicolás Carrasco, de 16 años, y de Sergio Cárdenas, de 29, presuntamente a manos de los uniformados.
 
 
Dos
En un momento de la charla, Karina Riquelme mira al techo de su casa y ve una mancha de humedad que no estaba días atrás, cuando todo era normal. Notó así que para arreglar eso -tan simple- también estaba sola. Y ya no pudo hablar más.
Antes contó que Sergio Cárdenas, su marido, se había tomado licencia de su trabajo en el sector Armado de Salones del Hotel Llao Llao para poder mirar el Mundial. Ese día, jueves 17 de junio, Carina, Sergio y sus hijos -Agustín, de 5 años, y Mía, de un año y medio- almorzaron tarde, cerca de las tres y luego se sentaron a mirar un partido de fútbol. Al rato, la hermana de Karina llamó para avisar que en su casa -6 cuadras más adelante- estaban entrando gases lacrimógenos debido a la represión desatada por los efectivos del b.o.r.a. Subieron al auto y fueron a ver qué pasaba. Una vez allí, Sergio se bajó, pero Carina volvió a su casa, para dejar a la nena y llevar a su hijo a básquet y recoger a su marido. En el transcurso de ese ir y volver, le dispararon a Sergio por la espalda. Los vecinos lo trasladaron al hospital, pero murió apenas lo cargaron en el auto.
Juan Carlos Cuaraqueo aclara que se crió en el barrio El Alto y “que la policía siempre actuó mal, golpea porque sí”. Y trata de explicar y de explicarse porqué su sobrino Nicolás Carrasco murió durante la represión policial. Cree que la instrucción que reciben los uniformados es insuficiente, que a los seis meses les dan un arma y los mandan a la calle. “Y ellos se creen que son más que los demás”.
Nicolás tenía 16 años, era hincha de Boca y trabajaba de gasista con su padre. Después de comer, padre e hijo se pusieron a arreglar un camión que querían usar para hacer fletes. A las 16, Nicolás decidió ir a ver a su novia. Antes pasó por la casa de una tía en el Barrio 169; ahí estaba también su madre y se pusieron a chusmear sobre lo que estaba ocurriendo en el barrio.
Sigue Juan Carlos: “Nicolás salió de la casa de su tía y quedó encerrado, junto a otros vecinos, en medio de la represión policial. Le pegaron un tiro en la espalda, cayó herido y lo llevaron a una casa. La gente gritaba que no tiren más, para poder sacarlo de ahí”. Finalmente fue trasladado al Hospital Zonal Ramón Carrillo donde fue operado. Nicolás falleció a las 21.30 del jueves 17 de junio.
Al día siguiente, el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz separó al titular de la Comisaría 28, Jorge Carrizo, a cuatro efectivos policiales que intervinieron en el procedimiento en el que asesinaron a Diego Bonefoi y ordenó el traslado del personal de guardia. Luego, hizo lo propio con la Comisaría 28.
El 2 de julio, el magistrado Martín Lozada -que había sido apartado de la causa de Diego Bonefoi- fue confirmado como juez en el caso de las muertes de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas. La investigación estuvo hasta ese momento a cargo del fiscal Marcos Burgos, quien tomó testimonios de personas que estuvieron presentes en el lugar donde fueron baleados Cárdenas y Carrasco.
En tanto, Lozada inició su investigación con una inspección ocular de los lugares donde ocurrieron los hechos y comenzó a examinar cerca de 500 fotos y varias filmaciones de la represión donde murieron Carrasco y Cárdenas.
Los familiares de las víctimas se constituyeron como querellantes en la causa.
 
 
Tres
El viernes 18 las manifestaciones por los tres asesinatos llegaron al centro de la ciudad y también la represión del grupo b.o.r.a. Hubo decenas de personas heridas, y cuatro denuncias formales por apremios ilegales.
Mario Cayún nació en Bariloche, tiene 23 años y un oficio; pintor. Observó los episodios del barrio El Alto en la televisión. “Me causaba indignación ver cómo se le pegaba a la gente, a un pueblo sometido al abandono, a la desigualdad y que encima le matan a los hijos. Y por eso, por el grado de violencia que había, no quise participar”. El viernes por la tarde decidió ir al supermercado, pero antes cruzó al shopping Onelli. Cuando salió del baño fue atacado por un efectivo del grupo b.o.r.a. que lo golpeó hasta fracturarle el brazo izquierdo. Y con más golpes lo trasladaron a la Comisaría 2°. “Lo primero que vi cuando llegué a la seccional es a toda la policía feliz, se acercaban para prepotearme”. En el relato de Mario abundan todo tipo de insultos y amenazas de muerte por parte de la policía. Cuando termina de contar todo lo sucedido dice que tiene miedo y que tarde o temprano se tendrá que ir del lugar en el que vivo toda su vida. Sus 23 años.
La abogada de Cayún, Lucrecia Ranzini, confirma que Mario se presentará como querellante apenas termine la feria judicial en Bariloche, esto es el 19 de julio. Y cuenta que el fiscal que interviene en la causa Carlos Fernández “pidió los videos del centro comercial y la declaración de algún testigo de los hechos, es decir que se limitó a ordenar las primeras diligencias en la investigación”.
 
Cuatro
El padre Carlos Morena, de la parroquia El Frutillar, cuenta que el viernes 25 de junio supo, en su visita periódica a la ex Alcaldía de San Carlos de Bariloche, que el grupo b.o.r.a. procedió violentamente durante un motín generado por el reclamo de medicación de un interno. El religioso confirmó que los hechos ocurrieron el lunes 20 y que los internos mantenían secuelas de los golpes cuatro días después de la irrupción de la fuerza especial en el penal. “La inmensa mayoría de los 120 detenidos son jóvenes que provienen de El Alto y permanecen sin hacer nada durante todo el día: eliminaron los talleres y, por la decadencia en la infraestructura, ya no pueden salir al patio.”
En mayo de este año, la procuradora general, Liliana Piccinini, después de su visita al establecimiento de ejecución penal, reconoció que la cárcel de Bariloche es la peor de la provincia.
 
 
Cinco
La Multisectorial Contra la Represión Policial de Bariloche denunció que el jueves 8 de julio la policía de Río Negro realizó un allanamiento en la vivienda de un integrante de la organización, Marcos Huechullan.
En un comunicado señalan varias irregularidades en el procedimiento y que “Huechullan fue detenido e interrogado sobre su pertenencia y participación en esta Multisectorial, así como sobre sus actividades políticas”.
La pregunta quedó así planteada: ¿La peligrosidad de este espacio radica en que sus integrantes realizan asambleas y coordinan acciones que van desde brindar apoyo a los familiares de las víctimas, ocuparse de la seguridad de las personas que denunciaron apremios ilegales, pensar actividades que contrarresten el reclamo de mayor presencia policial en las calles y discutir el fondo de la cuestión: la desigualdad?
En todo este escenario, y mientras los hechos se sucedían, los vecinos del centro de la ciudad y la influyente Cámara de Comercio de Bariloche impulsaron varias marchas en apoyo a la policía. José Calvo, presidente de la entidad sostuvo en declaraciones al medio digital Bariloche 2000 que “lo ocurrido con Diego Bonefoi y las restantes víctimas lo tendrá que juzgar la justicia”. No obstante afirmó que “no puede ser que 80 ladrones salgan al centro y se desbanden. La gente salió a pedir justicia”.
En las marchas, los uniformados salieron a desfilar por el centro de la ciudad. Eran abrazados por los manifestantes al grito de “policía, querido, el pueblo está contigo”. El dato que se debe tener en cuenta es que durante el año 2009, cerca de 600.000 mil personas eligieron Bariloche para sus vacaciones, según cifras de la Secretaría de Turismo de esa ciudad. Una industria que pretende resguardarse cueste lo que cueste.
 
 
Seis
Hace ya tres décadas, el documental Juan, como si nada hubiera sucedido, dirigido por Carlos Echeverría, relacionaba dos cosas de órdenes aparentemente muy diferentes. El film muestra la búsqueda de información sobre el estudiante Juan Herman, el único desaparecido político de la ciudad de San Carlos de Bariloche durante la dictadura militar. El título dice bastante acerca del comportamiento de la sociedad, pero también hay unas elocuentes escenas donde se muestra al empresariado local en sintonía con las autoridades de ese momento. La película da cuenta de los agasajos que los comerciantes les hacian a las fuerzas armadas en los que “se degustaban los más selectos platos de la pasteleria patriótica”, según reconocen las crónicas de la época. También señala que visitaban Bariloche en plan turístico los represores Jorge Videla y el general Santiago Riveros. Y eran habituales esquiadores Domingo Bussi y el brigadier Ramón Agosti.
Luego del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el teniente coronel Carlos Rito Burgoa, segundo jefe de la Guarnición Militar Bariloche intervino la comuna para luego traspasarle el poder al oficial de Gendarmería y dueño de una agencia de viajes, Héctor Osmar Barberis quien permaneció en el cargo desde 1977 hasta 1983.
 
Siete
Otro breve flashback: a mediados de los 90 parte de la sociedad de Bariloche se movilizó para impedir que el jerarca nazi Erick Priebke fuera extraditado a Italia. Finalmente se lo trasladó a Europa y fue juzgado por delitos de lesa humanidad en Roma. Se lo condenó a cadena perpetua en 1998.
 
Ocho
Víctor Cufré es el actual Secretario de Seguridad de la provincia y ex jefe de la Policía de Río Negro, desde 2007 hasta mayo de este año. El diario de Río Negro publicó el el 25 de mayo pasado sus antecedentes: “La Defensora del Pueblo de Río Negro, Ana Piccinini, confirmó que tiene cientos de denuncias penales contra él y un expediente de investigación de 500 fojas. La defensora lo involucra directamente en casos de apremios ilegales y muertos en comisarías. También afirmó que Cufré es cómplice en casos de trata de personas.”
 
 
Nueve
¿Qué fue lo primero que hizo el Estado provincial frente a la muerte de tres jóvenes? La respuesta la tiene el gobernador rionegrino Miguel Saiz, quien pertenece al radicalismo, fuerza política que gobierna la provincia desde 1983. El funcionario aclaró que hasta que las muertes de los tres jóvenes no estén dirimidas en la justicia, nadie va a responder por las responsabilidades políticas. A la vez, anunció varias medidas, dirigidas a dos rubros: inversión en tecnología aplicada a la seguridad y reforzamiento de los planes sociales.
 
 
Diez
Simplemente transcribo en esta nota datos, frases, citas, voces. Son apuntes dictados por una ciudad que congela. Ahora mismo, Fabián me está recitando su poema para que yo lo escriba en un papel, quizá con la esperanza de que alguien escuche la voz de un chico de 15 años que en una esquina del barrio El Alto, sin titubear y de pie, me dicta:
 
“Escribo desde mi pieza,
que está en el Barrio 169,
Barrio El Alto que está en Bariloche.
Detrás de la realidad que todos creen,
detrás de ese Bariloche
que todos conocen
estamos nosotros: los otros.
Los que todos ven
pero que no se dan cuenta
que estamos ahí”.
 
Fabián me dice “Ya está” para indicarme que el poema terminó.
Cuando lo miro a los ojos entiendo lo que esta frase representa para él: algo tiene que pasar para conjurar en Bariloche aquel “como si nada hubiera sucedido”.
Para no defraudarlo, lo repito.
Ya está.

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