CABA
Una fábrica de ideas
Impa lanza su Universidad de los Trabajadores. Vicente Zito Lema será el rector de este centro de estudios superiores abierto y gratuito. La primera lección es acerca de cómo obtener sillas: autogestión, arte y fiesta.¿Cómo se crea una universidad sin aportes privados ni públicos? A simple vista parece un plan complicado. Sin embargo, hay un lugar donde las hazañas son habituales y los sueños se asumen como desafíos. Ese lugar es una fábrica, no sólo de aluminio sino también de proyectos y aventuras: impa (Industria Metalúrgica y Plástica Argentina), que cuenta con el orgullo de ser la primera recuperada del país.
En Querandíes y Pringles, Almagro, se encuentra este espacio laboral de grandes dimensiones y grandes aspiraciones. La última, las más nueva, es la de crear la Universidad de los Trabajadores, con educación libre, gratuita y la intención de sumar la colaboración de organizaciones sociales, sindicales y todo aquel que quiera contribuir con ideas y propuestas. Un emprendimiento abierto, que permita el acceso de los trabajadores a la educación superior: eso se proponen y a eso se disponen.
La idea germinó en medio del conflicto en agosto de 2009 por el posible desalojo de la fábrica y fue madurando hasta convertirse en una realidad. Ante la adversidad, la respuesta fue ir por más.
El desafío
El espíritu de los integrantes de esta cooperativa es duradero, reciclable y consistente como el aluminio que maniobran día a día. En mayo de 1998, con la producción casi paralizada y en convocatoria de acreedores, otro hubiera sido el futuro de este edificio si ellos no hubieran ocupado la fábrica y recuperadao su fuente laboral. Desde entonces, además del trabajo cotidiano, sumaron las actividades del espacio La Fábrica Ciudad Cultural -con talleres de danza, canto, murga y yoga-, un centro de salud abierto al barrio y un bachillerato popular para adultos, al que concurren más de 150 personas. Eduardo Vasco Murúa, trabajador metalúrgico, referente de impa y titular del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, se entusiasma frente al nuevo emprendimiento: “Confío en que va a ser una gran universidad, donde todos los hijos de los trabajadores ocupados o desocupados puedan formarse. Es una necesidad histórica. Y no es una idea nuestra: siempre el movimiento obrero, desde los anarquistas, quiso construir herramientas de educación popular. Nosotros no inventamos nada, somos el reflejo de esa continuidad”.
Aclara Murúa que ellos son los fundadores de la Universidad, pero no los dueños, por lo que el primer paso ha sido convocar a distintas entidades para que aporten sus sugerencias y, entre todos, se establezca la mejor manera de llevarlo a cabo. Apelan al debate, al consenso, al anhelo de alcanzar la sabiduría entre todos.
En una visita a la fábrica para dar una charla, apareció la persona indicada para tomar el timón académico. Dramaturgo, escritor, poeta, periodista, docente y psicólogo social, Vicente Zito Lema dejó de lado su deseo de descansar un poco más a sus 70 años y decidió tomar un rol activo en la construcción de la Universidad de los Trabajadores. Co-fundador y primer rector de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo, cuenta con esa experiencia como capital: “Ésta no es una aventura que haya buscado, es un desafío de los trabajadores, pero lo siento como propio. Ellos, después de levantar una fábrica de las ruinas, reabrieron las puertas e impulsaron actividades artísticas y culturales, generaron un bachillerato popular que forma parte de las leyendas más maravillosas de la educación argentina y ahora desean y sienten que hay que levantar una universidad, aunque falten los elementos concretos. Rodolfo Walsh dijo que los intelectuales tenemos muchos privilegios, pero también hay momentos en que tenemos que hacernos cargo de nuestro rol y eso es lo que intento hacer ahora”. La apuesta ya comenzó a andar y hay recursos humanos con los cuales afrontarla. Murúa hace hincapié en una combinación imprescindible: “Vicente tiene experiencia y voluntad; nosotros, un pico de audacia”.
El viaje
La flamante Universidad de los Trabajadores tuvo su acto fundacional el 30 de junio en las instalaciones de impa. Allí se dieron cita 500 personas, que subieron ansiosamente los tres pisos por escalera para presenciar la inauguración, que contó con la adhesión de más de 140 instituciones, organizaciones e individuos ligados a distintas disciplinas culturales. El preámbulo musical atendió los compases del Himno Nacional, la Internacional y la Marcha Peronista. “Faltó la marcha de Racing”, objeta Zito Lema, de acuerdo a su simpatía futbolística. Varios dirigentes gremiales, intelectuales y trabajadores se turnaron para dirigir unas palabras alusivas, pero fue Vicente Zito Lema quien los desafío a aportar algo más que palabras: “El tren a las estrellas no cruza todos los días por nuestro destino. El tren a las estrellas para construir la Universidad de los Trabajadores está en la puerta y hay que subirse porque no está todos los días esperándonos”.
En su casa de Flores, mientras recibe los mimos de su perra y los mates de su esposa holandesa, Regin, Zito Lema revela cuál es para él el condimento esencial que conduce al éxito: “Yo tuve un gran maestro, Enrique Pichón Riviere, fundador de la psicología social e impulsor del psicoanálisis en Latinoamérica. Él decía que los actos con los que se funda la vida tienen que estar hechos con pasión, porque todo lo que se construye con pasión sale bien”. Asume que no van a copiar el modelo de las universidades públicas y menos el de las privadas. Lo fundamental, dice, es mirar desde otro lugar: “En el Estado, el poder no lo tienen los trabajadores. Entonces puedo sospechar si el Estado, que representa también a otras clases sociales, va a mirar el mundo en función de la clase trabajadora. Por más progresista que sea, el Estado siempre mira al mundo desde un orden, desde un poder. Ése es el tema de fondo. En cambio, los trabajadores tienen otra forma de ver las cosas. Uno ve el mundo desde donde está parado”.
Entre otras carreras, se proponen formar especialistas en comunicación, tarea que ampara la misión de lograr que se hable de los trabajadores desde y en otros espacios. “El trabajo existe y también existen los trabajadores. Antes había páginas dedicadas a la cultura del trabajo, a las luchas, a los logros laborales. Ahora los trabajadores ya no son noticia y esa desaparición es una forma más de extinguirlos. Queremos que vuelvan a estar vivos desde un lugar público”.
Los estudios comunes para todas las carreras van a ser los fundamentos para la educación popular, para los derechos humanos, la teoría grupal, la historia del movimiento obrero, en compañía del postulado que afirma que no hay quien lo sepa todo, pero tampoco nadie que no sepa nada.
Hágase la luz
Impa alberga a 58 trabajadores metalúrgicos, 30 personas intervienen en el centro cultural y 43 en el bachillerato. La fábrica funciona gracias a la instalación de un generador debido a que hace 23 meses que el juez Vitale -el mismo que decidió declarar inconstitucional la ley de expropiación y pretendió el desalojo- le ordenó a Edesur que les cortara el suministro de energía eléctrica.
Murúa sintetiza la situación actual con una frase: “No es nada sencillo”. El apoyo de la gente fue vital, reconoce, para poder resistir los embates del Estado y de la justicia, por eso buscan devolver lo recibido a través de la universidad. Al compás de los sonidos monocordes de las máquinas, diseñan un futuro de aprendizaje y están dispuestos a poner el hombro para conseguirlo, pese a que no siempre fue fácil mantener la unidad y aceptar el debate crítico de la gestión obrera.
Por lo pronto, en los próximos meses van a recorrer distintos lugares del país -entre ellos Mar del Plata, en septiembre-, para recolectar ideas que enriquezcan el proyecto. Y ante la falta de algunos elementos necesarios para dar clases, Regin tuvo la idea de organizar “la fiesta de la silla”. Una celebración de música, poesía y teatro en la que la entrada será una silla y cada asistente podrá desplegar sus virtudes, interviniéndola artísticamente. Las más destacadas serán dignas de formar parte de una exposición para luego pasar a ser depositarias de la anatomía de los nuevos estudiantes.
A paso firme y sin demoras, está en marcha el derrotero del tren al que los trabajadores quieren subirse. Ese tren a las estrellas del que hablaba Vicente Zito Lema, que pasa por la puerta de impa y nos invita a ser y hacer el trayecto
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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