CABA
La prensa terrorista
Periodismo y dictadura. Llega a la justicia la primera causa que denuncia el rol del periodismo en tiempos de terrorismo de Estado. La historia de Thelma Jara de Cabezas y la falsa entrevista que publicó Para Ti cuando ella estaba detenida-desaparecida es ahora parte del juicio que sancionará los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA.
Primero la llevaron a una peluquería, luego a comprarse ropa en el barrio de Once, por último a la confitería ubicada en la esquina de Figueroa Alcorta y Pampa. Thelma Jara de Cabezas se sentó frente al periodista Eduardo Scola y al fotógrafo Tito la Penna para dar comienzo a una macabra ceremonia. En las mesas de su alrededor estaban sus torturadores, su delatora y uno de sus compañeros de cautiverio en el campo de concentración ESMA. El único que pareció darse cuenta de lo extraño de la situación fue el fotógrafo, pero su estupor no alcanzó a opacar la operación de prensa que con el título “Habla la madre de un subversivo muerto” publicó la revista Para Ti el 10 de setiembre de 1979.
Ahora, el directorio de editorial Atlántida –editores de esa publicación– y sus responsables periodísticos de entonces, Agustín Botinelli y Lucrecia Gordillo, son los protagonistas de la primera causa que llega a la justicia para determinar el rol de la prensa en el terrorismo de Estado. Es paradójicamente el penoso recorrido que hace esta causa lo que deja en claro la dimensión de esta relación:
La primera causa la inició Eduardo Varela Cid el 31 de mayo de 1984, contra Aníbal Vigil, director de Atlántida. “Lo que en apariencia constituía una versión periodística real, escondía una trampa tendiente a enervar las acciones ejercidas y a continuar la detención ilegítima. Ello, implicó una colaboración sin la cual el delito no habría podido cometerse” fundamentaba la querella. El trámite se perdió en los laberintos burocráticos que demoraron el expediente lo necesario hasta dejar sin efecto el pedido de justicia.
La segunda fue presentada por el abogado y periodista Pablo Llonto y tuvo que sortear tres pronunciamientos de incompetencia hasta que el Tribunal de Casación Penal determinó que se anexara a la llamada “megacausa Esma”, donde ahora se tratará de dirimir lo que Llonto denuncia: si la editorial es cómplice de delitos de lesa humanidad. Es justamente el fundamento de la Sala II del Tribunal de Casación Penal el que establece lo inquietante de esa vinculación, al determinar en su fallo lo siguiente: “La supuesta realización de una nota periodística construida falsamente, con el fin de ocultar la situación de detención ilegal de la denunciante, guarda relación directa, a través de una intervención cuya relevancia penal cabe establecer, con los hechos investigados como crímenes ejecutados por agentes del Estado”. Esa relación es el eje de la declaración que Daniel Cabezas, hijo de Thelma, brindará ante el tribunal en estos días.
Thelma, la vieja
Gustavo Cabezas tenía 17 años cuando desapareció el 10 de mayo de 1976 en la plaza de Martínez. Ese día, su intención era repartir volantes “en una acción tardía por el 1° de Mayo”, recuerda hoy su hermano Daniel, quien por entonces estaba radicado en México, estudiando cine becado por la Unesco y concentrado en la realización de un largo titulado Tito, el elefantito, un dibujo animado con contenido social.
A su mamá, Thelma, le avisó del secuestro de Gustavo un conscripto y desde ese mismo día se dedicó a buscarlo. Presentó dos habeas corpus y se acercó a la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, donde comenzó a trabajar junto a otros familiares. Muy pronto, su tenacidad abrió un espacio propio de reclamo que llamaron sin eufemismos Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, en el que Thelma desempeñó el rol de secretaria de Organización. Estamos hablando de la incipiente historia de lo que ahora conocemos como organismos de derechos humanos y esto significa la época más heroica y riesgosa. Thelma fue una de las madres que lograron entregar un petitorio al Papa, en ocasión de la Conferencia Episcopal de Puebla, realizada en enero de 1979, y una de las más persistentes voces de denuncia contra la dictadura en el exterior. “Estuvo en la Plaza de Mayo desde el año 76, antes de que se formara Madres. Yo tengo ahora más edad que ella en ese momento, pero cuando llegó a la ESMA la apodaron ´la vieja´, lo cual te da una idea de lo joven que era la militancia secuestrada por la dictadura”, contextualiza hoy Daniel.
A ese centro clandestino llegó Thelma el 30 de abril de 1979. La secuestraron cuando salía, como todas las noches, de acompañar a su marido, que agonizaba de cáncer en el Hospital Español. Él murió veintitrés días después, cuando ella estaba todavía detenida-desaparecida. “Era un momento muy especial, de mucha actividad por parte de gente muy valiente que logró hacerse oír en el exterior. Estaba por llegar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, para investigar esas denuncias y hay una versión, que no recuerdo ahora quién me la contó, de que la dictadura tenía en la mira a varias mujeres bien bravas –Cata Guagnini, Lita Boitano, Graciela Lois– y, finalmente, decidieron secuestrar a mi madre. Ahora podemos saber cómo la eligieron: en Familiares estaba Julia Estela Sarmiento, que la señaló”, precisa Daniel.
Thelma fue sometida a las vejaciones de la ESMA (“En una de las sesiones su torturador se aplicó la picana en la mano porque decía que se le había dormido de tanto darle a ella con la máquina”, cuenta su hijo), pero el plan criminal incluía en ese caso un ingrediente más: usarla para desacreditar las denuncias en el exterior. La obligaron a escribir cartas a las mismas personalidades ante las cuales había solicitado ayuda para condenar a sus verdugos. Y en tres oportunidades la sometieron a encuentros con periodistas: dos se realizaron en Uruguay (en una viajó en avión y con un pasaporte falsificado en la ESMA y en la otra, en barco) y la tercera fue en la confitería en la que se encontró con los periodistas de la revista Para Ti.
“Me indicaron lo que tenía que decir: que yo había buscado el refugio, el amparo de las Fuerzas Armadas, porque la banda de Montoneros me buscaba para matarme. Que fui engañada por los organismos de derechos humanos, que Amnesty también me engañó… Todo era para desprestigiar las denuncias y desmoralizar a los familiares”, declaró Thelma en el juicio a los ex comandantes de la dictadura. La transcripción de ese juicio recuerda el estupor de los jueces al escucharla. Dice textualmente:
Dr. Ledesma: ¿Pero era una entrevista periodística ésta?
Thelma Jara de Cabezas: Era una entrevista periodística; para desinformar, según me dijeron.
De la ESMA a Para Ti
Que el teniente de navío Ricardo Miguel Cavallo –detenido en México, extraditado para ser juzgado en Argentina recién en marzo de 2008 y al que Thelma sólo conoció por su alias “Marcelo”– quien le informó de la cita con Para Ti de la siguiente manera: “¿Vos tenés una sobrina que se llama Norma Cristina Cozzi? La tenemos nosotros. Después te la voy a traer para que la veas, pero hay algo más importante: un periodista de Para Ti quiere verte, y vamos a arreglar para que salgas con Ruso (Lázaro Gladstein, secuestrado a los 22 años) que se va a hacer pasar por tu sobrino”. Gladstein murió en mayo de 2008, pero llegó a declarar sobre esta entrevista en el juicio al represor Héctor Febres (quien apareció muerto cuatro días antes de que se dicte su condena, en diciembre de 2007).
Thelma recordó así ante el tribunal los detalles de ese encuentro: “El periodista bastante… digamos agresivo, en el sentido de querer desprestigiar a los organismos de derechos humanos, y todo el trabajo y la lucha de los familiares ¿no?, haciendo mucho hincapié de que yo voy a la Liga, ¿por qué Amnesty Internacional, por qué recurro; por qué hacemos tanto movimiento, por qué tantos pedidos? Entonces me pregunta el periodista si yo tenía otro hijo y yo le dije que no porque me habían indicado que lo negara; luego me pregunta si yo creo en Dios, yo le contesto que para mí lo único verdadero y real es Dios y la justicia divina, y ellos me preguntan qué pienso de los culpables”.
Daniel pudo reconstruir, a través de los relatos de sobrevivientes, que parte de ese reportaje publicado por Para Ti fue escrito por el propio represor Cavallo, dejando así una huella que logró reconocer el diario Buenos Aires Herald, que en su momento resaltó especialmente la terminología castrense que contenía esa supuesta nota periodística. “Mi madre aceptó hacer la nota de Para Ti porque creía que así yo me iba a enterar de que estaba viva. Ella no sabía de qué se trataba la nota. Nunca hablamos con el periodista que la escribió y por lo que sabemos, ya no está en la profesión, pero sí conversamos tres veces con el fotógrafo, que nos dijo que en ese momento le comentó a Scola: ´¿no te das cuenta que la señora está hablando de un hijo desaparecido?´”
Con amargura, Daniel relata las consecuencias que tuvo ese reportaje en la vida de su madre. “La liberaron el 7 de diciembre de 1979 junto a otros detenidos-desaparecidos. Pero sus compañeros tomaron muy literalmente lo publicado y la clasificaron como una traidora. Se fue a Corrientes, a casa de un tío mío. Y hasta ahí fue Cavallo en el año 80 para informarle que yo había caído”.
Volver
Con su hermano desaparecido y su madre secuestrada, la vida de Daniel en México no tuvo opción. “Yo quería hacer cine, pero no podía hacer películas infantiles en una situación como esa. Asumí el compromiso de resistir la dictadura y me sumé a la llamada contraofensiva porque entendí que en contra de la dictadura había que ir con todo”.
¿Cómo ves a la distancia esa decisión?
Creo que hay que enmarcarla dentro de la lógica de la resistencia. Cada uno entendió eso de una forma distinta. En mi caso, me dediqué a hacer lo que sabía: filmar, fotografiar, imprimir. Volví a Argentina con la misión de difundir el libro Montoneros, el camino de la liberación. Y lo hice lo mejor que pude: primero distribuí el libro; después, imprimí en mi casa otros materiales.
La contraofensiva, ¿fue una acción política desesperada y suicida?
Hay que distinguir dos cosas importantes que jugaban mucho en ese momento. Una cosa era la conducción de Montoneros y otra el cotidiano de la organización de la resistencia. Nunca lo vi a Firmenich ni de cerca, pero mis responsables eran gente maravillosa. Primero fue Alfredo Lires (secuestrado en la frontera, cuando volvía de México, el 23 de marzo de 1981), después Eduardo Carlón Pereyra Rossi (secuestrado y luego fusilado el 14 de mayo de 1983 en Rosario; por su asesinato fue procesado Luis Patti). Para mí esos compañeros no tenían nada que ver con la conducción, sino con la lógica de resistir a la dictadura por todos los medios.
Un operativo militar terminó con su imprenta casera y lo mantuvo secuestrado en Campo de Mayo, hasta que lo “legalizaron” como preso político. Su madre lo visitó todos los días mientras estuvo prisionero en la U9. Los delitos que se cometieron allí durante su encierro están siendo juzgados en estos días en La Plata.
En momentos tan intensos para lograr, al fin, condenas, Daniel se ha convertido en un testigo clave en las causas que investigan los delitos del terrorismo de Estado. Los otros protagonistas de esta historia, en tanto, siguen una rutina:
Agustín Botinelli, el director de Para Ti, es responsable de la sección Información General del diario La Prensa.
Lucrecia Gordillo, la otra directora, se presenta en la Red Linkelin como “editora y productora de acciones culturales” y edita libros de decoración y diseño.
Editorial Atlántida fue vendida al grupo mexicano Televisa, en 80 millones de dólares.
En su carta de despedida, Constancio, el heredero de la familia Vigil expresa: “Cada hombre y cada mujer que ha pertenecido a Atlántida dejó en el camino una huella más honda que su simple obligación laboral”. El significado de esa huella es lo que ahora determinará la justicia.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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