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Cosa de negros

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Los Negros de Miércoles. Dicen que entraron por la boca, porque comenzaron tocando en restaurantes que ofrecían menú y música peruana. Ya llevan 13 años dando sabor y ritmo, pero recién ahora grabaron su primer disco, que incluye la voz del actor Juan Palomino.

Cosa de negrosDicen que si no te movés con Los Negros, estás muerto. El veredicto, tan fatal como cierto, corre desde algún miércoles de 1998 y tiene intacto sentido ahora (ahora, en el momento en que este periodista deviene cronista), en un sótano de Congreso donde estos catorce músicos sacánse fotos para su primer cd, tras más de diez años de carrera, mientras vienen y van para todos lados, golpetean el cajón, mueven las maracas y con lo que no tienen, hacen lo que mejor saben: ritmo. La noticia es la del cd, claro, pero hay otra más vieja que enseña que LNdeM cumplen cerca de trece años al frente de la cultura afro-peruana en nuestro país, trayectoria atravesada por premios y negritud, ceviches y colonialismo, oenegés y, otra vez, ritmo. Pero vayamos por partes.
Hay un chiste que reza que, así como los europeos descienden de los romanos, griegos o celtas (entendamos la generalización de los chistes), los latinoamericanos descendemos de los barcos. La broma pierde gracia al recordar la fusión de esas culturas con la de nuestros pueblos originarios y la relación de dominancia que se estableció desde entonces. El caso de Perú es particular, como todos, aunque allí los españoles llevaron africanos esclavizados –no “esclavos”–, como en ningún lugar. La salida al Pacífico, por otra parte, significó también un puente hacia Oriente. No es ambicioso empezar a pensar la música a partir de estos colonialismos: Los Negros de Miércoles, como expresión de la cultura afro-peruana en nuestro país, sintetizan todos estos debates históricos, pero tan actuales.
No hace falta hacer un análisis exhaustivo de sus músicos o instrumentos, de lo que sugieren su letras o representan sus ritmos: Los Negros lo hacen todo tan claro y bien, que no son únicamente músicos, ni el cajón peruano un mero instrumento, ni sus letras tienen algo que esconder. Al revés: si la historia colonial no quiso contarnos –parece que dijeran– hagámoslo nosotros mismos.
 
 
Quiénes son estos negros
 
oda esta teoría suena bien, pero no tanto como la banda: si hablamos de ejemplos, empecemos por Andrés Mandro, el decimista, además sociólogo y vicepresidente de la oenegé África y su diáspora (más adelante ampliaremos). Su quehacer en la banda es tan singular como el del resto, pero Mandro, como militante, interpela desde sus composiciones esa historia que enseña que la décima (o espinela, en referencia al poeta español Vicente Espinel) descendió de los barcos: “Con el descubrimiento del nuevo mundo, los españoles se dan cuenta de que la décima puede servirles para catequizar a los esclavos africanos que habían traido, y combatir sus religiones. Luego, estos esclavos la toman como parte suya, le dan su contenido y la celebran en las fiestas paganas, los carnavales, la usan para brujerías…”. Esta poesía de versos octosílabos, como boomerang de la colonización, ha servido en Perú a modo de denuncia del racismo y la xenofobia sobre la negritud hasta hoy día. Los Negros de Miércoles son una de las pocas bandas que incluyen un decimista en su formación, en complemento con el cantor Luis Mina y los recitados del actor y músico Juan Palomino, una de las últimas incorporaciones.
Así como Palomino (cuyo padre se presenta como una de las referencias de la comunidad afro-peruana en Argentina), los integrantes de LNdeM fueron llegando en distintos años, de distintos modos y por distintos lares. Mandro, si de él hablábamos, había ya formado una asociación de decimistas antes de escapar del Perú por problemas económicos. Un buen día lo entrevistaron en una radio que atendía la cultura peruana y su voz llamó la atención de uno de los oyentes: Hubert Reyes, quizá el más reconocido cajonista peruano, quien tocó en las filas de Mercedes Sosa, Fito Páez, Los Fabulosos Cadillacs, entre otros muchos. Al escucharlo, preguntó: “¿Ese tipo es negro?”. No se trataba, en caso, de un acto discriminatorio sino lo contrario: este oyente buscaba una voz (esa voz) que recitara décimas al compás de su cajón y otros instrumentos. Fue un martes que se encontraron y un miércoles, siempre en 1998, que tocaron por primera vez juntos en el sótano del restaurant peruano Status. Todavía no sabían que se encontrarían con todos estos otros negros de miércoles.
Desde entonces, Mandro se vistió de decimista para, por decirlo de algún modo, bajar la línea política y social de la banda. Primero, reconociendo una identidad propia: la afro-peruana, que es una y es muchas al mismo tiempo; luego, defendiendo la trinchera de la negritud, citando los versos de aquél otro intelectual peruano, Nicómedes Santa Cruz. Por ejemplo, ensaya Mandro:
 
De ser como soy me alegro,
ignorante es quien critica
Que mi color sea negro,
eso a nadie perjudica
Mi pobreza vivo
en forma muy decente
Al amigo y al pariente
pide oído mi tristeza
Si es orgullo si es torpeza
mi modo de ser celebro
Lo tomado reintegro
pago favor con favor
Y si es negro mi color
de ser como soy me alegro
 
Fueron éstas también las ideas que lo llevaron, junto a un colega costamarfilense, a fundar la oenegé África y su diáspora, que hoy debate proyectos y moldea políticas educativas que enseñen esta otra parte de la historia: “La historia oficial de América del Sur habla de triunfadores, y cuando refiere a los africanos y dice que fueron esclavos –no esclavizados– no admite ninguna participación ni aporte, como lo fueron las revueltas y las rebeliones populares negras que también son parte de nuestra historia”. La oenegé, por su parte, nació a modo de respaldar a la comunidad afro-peruana residente en el país y, dice Mandro, “identificar qué cosas de africanidad tienen nuestras culturas”. Así, la idea es dar debate y discusión sobre las secuelas del sistema colonialista, como lo son la discriminación, la xenofobia, el racismo y los prejuicios sobre la negritud en general.
 
 
El que tiene la batuta
 
a historia en Argentina comenzó para algunos cerca de los 80 y para otros más (de Los Negros, claro) recién en los 90. Para Hubert Reyes las cosas (la vida) siempre estuvieron ligadas a la música: del Perú ya vino con propuestas laborales, y no con la idea de quedarse. Status era su lugar en el mundo (en Argentina), donde comía su comida y escuchaba su música. Para muchos peruanos residentes aquí lo fue durante años, incluso Mina confiesa que frecuentaba el restaurante cuando tocaba la primera formación de Los Negros. Pero Hubert extrañaba su música, quiere decir, extrañaba tocarla. “Yo vivía de la música, tocaba en percusión ritmos de rock y lo que me pidiesen pero quería hacer un grupo propio que compitiese con lo mejor de Perú y del mundo”, confiesa Reyes, acaso respetando la exigencia musical que lo caracteriza y lo define como director. Entonces relegó trabajos, “dejé de ganar plata”, dice, y se abocó a dar clases sobre instrumentos de percusión (el cajón, su especialidad), “y dije, bueno, lo que siento es esto, es donde en mis manos salen callos”. Formó Los Negros de Miércoles a fines de aquél 1997 que, con variantes de formación, instrumentos y ritmos, hoy están cumpliendo más de 13 años y celebrando su primer cd: “Hace poco me dijeron: ´Hubert, pero tú quieres hacer siempre el mejor disco, empieza por uno´. Y tenían razón, había que comenzar”.
Luis Mina es el cantor, dijimos, anexado a la banda acaso tiempo después de esos primeros largos años de los que sólo se conservan Reyes y Mandro. Nunca imaginó que integraría Los Negros cuando los miraba del otro lado, como espectador, en aquél mítico sótano de Status. Tampoco sospechó que la música sería su vida cuando apenas era un bailarín de salsa (el tercero en Argentina, aclara) y era invitado a un festival folklórico en Misiones: “Yo estaba cantando en el camarín, y uno de los directores del evento me oye. Me dice que estaban buscando una banda de salsa para acompañar a Celia Cruz cuando viniese a la Argentina. ¿Quieres estar?, me dijo… ¡¿Cómo!?”. (La gracia que da el tono de Luis es ireproducible en la linealidad del texto escrito). Lo cierto es que allá fue, tuvo su Gran Rex junto a Celia y todo empezó a dársele en el camino de la música. Para el recital siguiente en Santiago de Chile, los productores de Celia Cruz contrataron a un joven prometedor cajonista: un tal Hubert Reyes. Luis lo conocía como espectador de Los Negros. “Estando en la gira, charlando, a mí se me ocurre cantar el tema Yolanda, de Pablo Milanés, en tiempo de son. Eso le encanta a Hubert y me invita a hacer la versión con Los Negros”. En ese entonces era Dante Mejía quien entonaba los festejos y las zamacuecas peruanas, pero al tiempo dejó la banda y Luis quedó a cargo de la voz de Los Negros de Miércoles.
 
 
La música entra por la boca
 
ientras tanto, la música afro-peruana, de a poco, iba ganándose un espacio, primero en sótanos de restaurantes, luego ya con espectáculos propios. Francisco Huichi, flamante saxofonista de la banda y guía en esta nota, además productor del flamante cd, tiene una teoría: la música afro-peruana entró por la boca. Luis refiere anécdotas que explican un poco esta desvariación de los sentidos: “Al principio, en Status, la gente que iba a comer era la misma que se enteraba que había música abajo… y bajaba. Y se llenaba. Todo fue boca en boca. ”.
Pero tanto la música como la gastronomía afro-peruana debió ir salteando prejuicios: Reyes, Mina y Mandro coinciden que en ese entonces, fines del siglo 20, la cultura afro-peruana no estaba todavía difundida. Algo cambió: “Ahora, por Congreso y Abasto, encontrás montón de restaurantes peruanos donde se come y se escuchan bandas”, dice Luis. La comida peruana (que conlleva nota aparte en la página 19) es acaso una mixtura de sabores de oriente (los pescados crudos, por ejemplo, hablan de eso) y otras mezclas que no son sólo gastronómicas. La música afro-peruana, de hecho, y por definición, es la fusión entre ritmos africanos (representada en las percusiones, por ejemplo), españoles (guitarras) y otros propios originarios (cajón peruano). Incluso Los Negros, lejos de recelar esta mixtura de culturas, siguen experimentando: el caso de Huichi y su saxofón habla de la incursión de los vientos en la música afro-peruana y la versión que de ella dan Los Negros. Dice Luis Mini al respecto: “En algún momento comienza también a funcionar nuestra historia de acá, la que vivimos en Argentina. De hecho, hay músicos argentinos, sumamos el saxo de Franciso, por ejemplo… Son ingredientes que le van dando sabor al grupo, que entienden que la fusión está aceptada y llega un momento que tu cultura es también otra cultura”. Pero entre estas mixturas, y ya que hablamos de colonialismos, piden Los Negros dirimir una histórica puja entre españoles y peruanos sobre el cajón. El relato que remiten data de los años 70, cuando Paco de Lucía viajó a Perú para un espectáculo folklórico autóctono y quedóse impresionado por ese instrumento de percusión. Cuenta Mandro: “Cuando vuelve, luego invita a un par de músicos peruanos, entre ellos a un cajonista. Allá la gente queda tremendamente sorprendida. Desde ahí, lo adaptan para el flamenco, le hacen unas variantes, tiene otras dimensiones, pero el cajón es autóctono del Perú”. Le creo a los negros de miércoles.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas de cada miércoles llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El dispositivo incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería» de la Policía de la Ciudad». El organismo también observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!”.

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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