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Minería de agua

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Fernando Díaz, hidrogeólogo, explica en esta nota de Darío Aranda un tema clave y difícil: cómo la megaminería compromete el caudal y la salud de las cuencias hídricas. Así lo comprobó en Esquel, donde su dictamen no pudo ser refutado. Así se extrae, explota, contamina y desecha un recurso natural que vale más que el oro.

Afirmación I: En la actualidad se desarrolla una megaminería del agua, recurso que se extrae, se explota, se contamina y desecha. Y que no se recuperará jamás.
Explicación: Se produce al mismo tiempo que se ejecuta la más famosa megaminería de oro, cobre, plomo y plata, entre otros metales, y que es política de Estado desde hace quince años.
Afirmación II: La megaminería reduce el caudal de ríos e incluso puede eliminar cursos de agua.
Explicación: El agua forma parte de un balance sensible. Cualquier modificación a escala repercute directamente en el volumen total hídrico.
Afirmación III: Al agua no se la llevan en barcos (todavía). Al agua la destruyen.
Explicación: Todos hablan de la importancia del agua, pero pocos piensan en cómo hacer un uso sustentable y cuidarla.
Éstas son algunas de las respuestas del hidrogeólogo Fernando Máximo Díaz, quien integra el reducido grupo de investigadores geólogos especializados en el sistema hídrico. Perito de la Corte Suprema de Justicia y de los fueros de la justicia nacional y federal, de perfil bajo y pieza importante en el histórico “no a la mina” de Esquel, cuando en 2003 la comunidad chubutense echó a fuerza de votos y movilizaciones a la minera Meridian Gold. En aquellas jornadas, Díaz colaboró en el análisis técnico sobre las consecuencias que produciría la explotación minera. Aportó con argumentos científicos lo que los vecinos suponían, pero la empresa y el gobierno provincial negaban. “Iban a modificar la cuenca de donde obtiene agua la ciudad”, recuerda.
A ocho años de aquellas jornadas, y con la megaminería puesta ya en discusión pública, Díaz repasa lo sucedido en Esquel como caso testigo, advierte sobre el impacto de la actividad en el agua y aporta elementos técnicos, en clave de divulgación, que vuelven más vigente que nunca una de las banderas socioambientales: “El agua vale mucho más que el oro”.
Caso testigo
La megaminería que avanza en Argentina y América del Sur, tiene múltiples objeciones:
Extrae un recurso que es no renovable (como toda industria extractiva).
No produce el desarrollo local que suele publicitarse (incluso, al requerir sobre todo mano de obra especializada, produce poco trabajo local).
Es escasa la rentabilidad que queda en el país: tres por ciento para las provincias; entre cinco y diez por ciento de retenciones a las exportaciones.
Y también el aspecto ambiental, donde las críticas suelen apuntar al uso de cianuro y, desde hace algunos años, al consumo de agua.
Como en glaciares, hay pocos científicos especializados en este tema y se reduce aun más cuando se les solicita alguna opinión crítica a una actividad impulsada por el gobierno. Díaz es una de esas raras excepciones. Las cinco veces que este cronista estuvo con la Asamblea de Esquel, el nombre de Díaz estuvo en boca de algún asambleísta. Siempre remarcaron la importancia de su labor, su conocimiento científico volcado en beneficio de la comunidad y su perfil bajo.
¿Cómo fue su intervención en Esquel?
Intervine en una parte pequeña del total, pero que los amigos de Esquel dicen que fue medular. La minera pidió el uso de aguas públicas como parte del proceso de aprobación y la cooperativa de aguas de Esquel se presentó e hizo objeciones. Entonces, el tema se puso en discusión con las distintas partes. Ahí es donde me convoca la cooperativa y empiezo a tener reuniones con la minera y con quienes hicieron el estudio de impacto ambiental. Voy al lugar y veo determinados aspectos que me llevan a pedir más información: qué estudios se hicieron del agua subterránea, de las fisuras en roca y demás. Los técnicos de la empresa se miraban sin saber qué decir. Estaba claro que trabajaban en la montaña, con máquinas perforadoras, en una zona que era la cuenca activa. Entonces les pregunto dónde estará el pit (hoyo). Y me señalan un lugar que iba a modificar directamente la cuenca de la laguna, algo que la empresa nunca había planteado.
Díaz toma entonces una hoja A4, una lapicera y hace un dibujo pedagógico. Muestra la conexión directa entre cuenca-minera-ciudad. “La cuenca es todo el espacio donde la gota de agua que cae va hacia la salida final del arroyo, ya sea en forma superficial o subterránea. Si hago una perforación y desaguo hacia otro lado, se modifica la cuenca. Y si encima eso se hace en la parte más activa de la cuenca, se modifica todo”.
¿Las aguas subterráneas también eran afectadas?
Desde la empresa me dijeron que hicieron pozos para estudiar el tema y que no había relación entre esas aguas. Pedí los estudios y exigí que precisaran dónde realizaron esos pozos. Demoraron mucho esos estudios. Luego los enviaron desde Canadá y decían todo lo contrario a lo que ellos publicitaban acá. Había una conexión directa entre todo el sistema hídrico. Además, no habían evaluado si la zona tenía desagüe al Océano Atlántico o al Pacífico. Un hecho muy importante porque la contaminación es nociva en todos lados, pero una cosa es cuando tiene 300 kilómetros hacia el Atlántico y otra si se dirige directamente a los lagos que están al lado de la ciudad.
¿Esas objeciones dejaron en evidencia el peligro del proyecto?
Quedó claro que se podía afectar la cuenca más activa de la zona y que se afectaban aguas subterráneas. Y agregaba un problema (hace otro dibujo): en el momento que hago las excavaciones, capto agua y la saco, lo cual disminuye el caudal de la cuenca. Pero cuando abandono la mina, queda la gran excavación y se comienza a recuperar el agua, que ya está contaminada. Eso era lo que iba a pasar en Esquel.
¿Qué dijo la empresa?
Comenzaron a hacer perforaciones para estudios que nunca terminaron. Tenían como objetivo definir los aspectos que se estaban cuestionando y que tenían que ver con el uso de aguas públicas. Nunca hubo un resultado final.
El abc del agua y las mineras
Díaz es licenciado en Ciencias Geológicas de la Universidad de Buenos Aires, especializado en hidrogeología y geología ambiental. Desde hace más de 20 años centró su actividad en la geología forense. Se dedicó al “estudio de casos” solicitados por el Poder Judicial, que implica investigar litigios puntuales. Trabaja en su casa de Palermo, una construcción antigua, de techo altos y grandes ventanales. Su oficina es una habitación amplia, pero reducida en espacio por la gran cantidad de libros y carpetas que se amontonan sobre mesas, sillas y forman pilas en el piso.
No es empleado estable del Poder Judicial. Como otros peritos profesionales especializados en un tema, son contratados por caso. Se los designa por sorteo y pueden ser removidos cuando carecen de conocimiento técnico y procesal. Sus otros lauros: hablar pausado, 63 años, paciencia docente.
¿Cómo funciona el “sistema hídrico”?
En la naturaleza hay un “balance agua”. Por ejemplo, el agua superficial de ríos tiene como un compartimento, un volumen almacenado y un flujo que se va hacia el océano. También hay otro flujo que se filtra hacia aguas subterráneas. Esas aguas subterráneas van al río. A este balance se agrega la lluvia que cae y se le resta la evaporación y lo que se va extrayendo. Es todo un sistema.
¿Cómo afecta la megaminería a las aguas superficiales y a las subterráneas?
Hay variables, según cada proyecto, pero también hay elementos recurrentes. En abstracto: por un lado, está el tema del agua que va a usar el emprendimiento en la producción y que suele medirse en litros por segundo. Es una parte del proceso que utiliza una gran cantidad de agua. Es un punto donde se pone –y hay que poner– mucho cuidado, porque son cantidades enormes. Pero, además, un yacimiento a cielo abierto es una gran cantera de tanta profundidad que hay que estudiar cómo compromete a las aguas subterráneas. ¿Cómo? Porque extrae el agua subterránea para que no inunde esas canteras. ¿Qué es lo que pasa cuando se extrae esa agua? Se ocasiona una depresión de esas aguas, que implica un agotamiento del recurso subterráneo y una disminución del recurso superficial.
¿Todo gran proyecto minero tiene este tipo de impactos?
Son canteras realmente enormes, hay una gran afectación del recurso hídrico y no hay dudas de que tienen un impacto en el balance total del recurso. A esto se suma el impacto en la calidad del agua. Y en general, cuando baja el caudal de un curso de agua, empeora su calidad.
¿Cuál es la conexión entre el agua superficial y la subterránea?
Lo podríamos pensar como si fuera una bañadera. Por un lado, la estás cargando y, al mismo tiempo, sacás el tapón del fondo. Todo depende de cuánto entra y cuánto sale. Si sale más de lo que entra es un problema. Y, en general, en minería no se hace la cantidad de estudios que son necesarios para saber cuánta es el agua que se puede extraer sin que se modifique el recurso. Entonces, lo que está sucediendo es que se está haciendo una minería del agua, porque la extrae y desaparece el recurso. Hay que pensarlo como si fuera un bosque: si vas con topadoras y arrasás el bosque, la renovación se pierde. En cambio si lo que vas tirando es semejante a lo que crece, ahí hay un uso sustentable del bosque.
Como realizan campesinos y pueblos originarios…
Claro. Mantienen el recurso. Pero si tirás el doble de árboles de los que crecen, en un par de años no tenés más bosque porque no le das tiempo a que se renueve. Lo mismo sucede con el agua.
Desde empresas y gobiernos se suele usar el argumento de que el proyecto minero está lejos de la población potencialmente afectada. ¿Tiene asidero técnico?
(Sonríe) Por un lado, es mentira que la contaminación hídrica no pueda extenderse hasta cientos o miles de kilómetros. Hay sobradas pruebas de eso. Y, por otro, el Derecho Ambiental plantea como sujeto de derecho, claramente, al ambiente, a la naturaleza y a las generaciones futuras. Entonces, no se puede contaminar un lugar porque “no hay nadie”, porque mañana ese mismo lugar puede ser un paraje, pueblo o ciudad. Esto no es teoría: es lo que está hoy en las leyes argentinas. Lo que sucede es que no se aplica, en parte por el desconocimiento y, en parte por los intereses en juego. La realidad demuestra que muchas de las argumentaciones empresariales y políticas hoy no respetan la Ley General del Ambiente.
Desde la empresa Yamana Gold (a cargo del proyecto Agua Rica, en Andalgalá) aseguran que “una chacra de 250 hectáreas consume la misma cantidad de agua” que el yacimiento.
Habría que ver bien los números de un determinado proyecto y también de una determinada chacra. Pero, ante todo, el proyecto minero hay que evaluarlo en la totalidad de usos: el agua de uso del proceso industrial y el agua que se extrae para mantener el pit seco, que muchas veces es mayor a la utilizada en el proceso industrial. Por otro lado, es difícil que una chacra contamine con metales pesados. No son actividades comparables.
Un proyecto muy cuestionado se está desarrollando en el centro geográfico de Chubut. A pesar de una ley que prohíbe la minería, avanza un emprendimiento de plomo y plata llamado Navidad. Zona de mucha sequía. Utilizando el sentido común, los criaceros –habitantes históricos y comunidad indígena del lugar– denuncian la posibilidad de que, ante un yacimiento con gran consumo de agua, tengan más problemas para alimentar animales y para abastecer el consumo humano. ¿Ese sentido común tiene correlato con algún argumento técnico?
Cada vez que hay extracción intensiva de agua subterránea hay un descenso de niveles. En este caso, la lógica, el sentido común y la ciencia dicen lo mismo. Habría que ver cada caso concreto, pero es muy factible que haya problemas con el recurso. De esa misma situación se está quejando la gente de la Puna, donde ya no dan abasto los pozos porque se agotan y lo atribuyen a los emprendimientos mineros con grandes extracciones de agua.
Las aguas superficiales se agotan: hay muchas evidencias e incluso ríos que desaparecieron. ¿Y las aguas subterráneas?
Sí. Se agotan y llegan a desaparecer para siempre.
La contaminación silenciada
La megaminería remueve y tritura gran cantidad de rocas, que aceleran la producción natural de sulfuros y, en contacto con el aire y el agua, producen drenajes ácidos, con su contaminación a cuestas. Desde la Asamblea de Esquel detallan: “El drenaje ácido, que subsistirá por cientos de años, moviliza metales pesados –como cadmio, plomo y arsénico– que contamina las aguas superficiales y subterráneas, contaminando así el agua de riego y de consumo humano”. Fernando Díaz lo confirma: “Un gran problema, que se menciona muy poco al hablar de contaminación minera, es el drenaje ácido, que afecta las aguas superficiales y subterráneas. Es una contaminación imposible de evitar porque se desprende del solo hecho de triturar las rocas”, aclara. Y agrega otro aspecto poco mencionado: “La minería produce una importante contaminación aérea. Cuando se secan las escombreras y dique de colas, los vientos levantan polvo y lo van esparciendo”.
 
En Andalgalá, donde está minera Alumbrera, hay días donde se nota el polvillo en el ambiente. Y los vecinos hace años que denuncian sus consecuencias en la salud.
Ningún polvo en la atmósfera no hace nada. El histórico problema de los mineros en galerías es la silicosis, que se produce por la inhalación de partículas de sílice. La sílice es como puntas vidriadas que se van clavando en las paredes del pulmón. Es una enfermedad que en toxicología se llama neumoconiosis. La silicosis es la producida por la sílice, que es un mineral muy inerte. Pero si a la sílice se le agrega plomo se está expuesto a plombemia, una enfermedad que se produce por la inhalación de plomo. Abra Pampa, por su pasado minero, es ejemplo de eso. Pero independiente de esos elementos más perjudiciales, los polvillos más comunes derivados de la explotación minera son muy dañinos.
¿Por qué no es tan tenido en cuenta ese aspecto?
Siempre se centra la atención en el cianuro, pero sin minimizar su importancia, hay que tener presente estos otros aspectos. También las explosiones que liberan gases. Las explosiones mineras utilizan materiales con gran cantidad de óxidos de azufre y de nitrógeno, con lo que se genera una lluvia ácida y rica en nitrógeno. Esta lluvia y su vinculación con aguas subterráneas y superficiales es directa.
Se suele decir que el agua es el oro del futuro, que las guerras serán por el agua y que se la llevarán. ¿Cuál es su opinión?
Todos hablan de la importancia del agua, pero pocos piensan cómo hacer un uso sustentable y cuidarla. No sé si habrá guerras por el agua, pero sí sé que la destruyen y que esto puede ser entendido como una forma de llevársela. Cada emprendimiento que genera contaminación se está llevando agua. Y esto es algo que al menos las empresas y muchos funcionarios hacen a conciencia.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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