CABA
Democracia Sem Patrao
Sin Patrón en Brasil. ¿Qué significa hoy hacer política? ¿Qué tipo de poder simbolizan las fábricas autogestionadas? Esas preguntas motorizaron la traducción del primer libro de lavaca.
“Publicamos este libro porque el mundo del trabajo está en un proceso de cambio muy fuerte, y los paradigmas de la izquierda ya no nos sirven a quienes seguimos sintiéndonos de izquierda. Creemos que Sin Patrón plantea los debates y las experiencias que hoy son imprescindibles para cualquiera que quiera hacer política”. Así habla Caetano Pereira de Araújo, presidente de la Fundación Astrojildo Pereira, que es parte del Partido Popular Socialista de Brasil y editora de Sin Patrón en portugués. Caetano es además sociólogo, cientista político, profesor de la Universidad de Brasilia, consultor legislativo del Senado brasileño (traducción: no de un senador, sino del Senado, desde hace más de dos décadas). Pasó su infancia y adolescencia en Buenos Aires, hijo de un diplomático (Joao Hermes Pereira de Araújo) que fue embajador en Argentina y Francia, entre otras travesías. Caetano tiene además a dos de sus hijas viviendo en Buenos Aires, y las visitas familiares lo pusieron en contacto con el libro que describe una experiencia que lo asombró: la de las fábricas recuperadas por sus obreros.
Él mismo supervisó la traducción y acercó el material al actual secretario de Economía Solidaria de Brasil, Paul Singer, quien escribió el prefacio y presentó el libro junto a lavaca en San Pablo.
El nuevo mundo del trabajo
«Creemos que la experiencia de las fábricas sin patrón nos está describiendo algo sobre cómo serán las cosas en los próximos años”, plantea Caetano. “Hay un cambio en el mundo del trabajo, donde las estructuras verticales y jerárquicas de las empresas requerían obreros y empleados obedientes y mecanizados. Que no pensaran. Cuanto menos responsabilidad, voluntad e iniciativa tuvieran, mejor. Los gerentes tomaban las decisiones. En las últimas décadas esto entró en crisis, y se empieza a organizar la producción con mayor participación de los trabajadores. Se vio, entonces, que las empresas que lo hacían eran más productivas que las otras. Así los japoneses les dieron a los americanos algunas palizas. Cuando los trabajadores toman las decisiones, las empresas funcionan mejor aunque no haya cambio tecnológico, porque hay un cambio en la fuerza productiva y la organización es otra”.
¿Un cambio en el propio capitalismo? “Claro, uno puede decir que es una farsa, que hay explotación como siempre, pero a la vez es diferente. Y esa diferencia abre una posibilidad nueva. En ese nuevo mundo del trabajo, que exige cada vez más participación, la autogestión es una tendencia que avanza en todo el mundo. La gente entendió que puede hacer las cosas por sí misma. Y las nuevas generaciones de empresas ya no son las recuperadas necesariamente, sino personas que por opción no quieren ser asalariados tradicionales, sino trabajadores cooperativos autogestionando sus proyectos”.
Negri y otras yerbas
Caetano discute al italiano Toni Negri: “Dice que el sistema exige a los trabajadores que sean sujetos en la fábrica, que tomen decisiones, pero que sean objetos en la vida política y que, cuando esos dos aspectos se unan, habrá una revolución. Pero lo plantea como algo inevitable: la vieja lógica de izquierda determinista. Yo no creo que sea inevitable. Creo apenas que es una posibilidad que hay que favorecer”.
En esa posibilidad encaja Sin Patrón: “Queremos debatir cómo es la nueva política, los nuevos sujetos, los nuevos trabajadores”. Detalle: la fundación se llama Astrojildo Pereira, homenaje a un intelectual y artista anarquista que fundó el Partido Comunista del Brasil, pero terminó raleado por su propia estructura cuando criticó al estalinismo. En los 90, el PC se transformó en PPS, aunque un grupo permaneció en la vieja trinchera. “El nuevo partido quería romper con el centralismo, el autoritarismo. Hay una crítica a la vieja Unión Soviética que plantea que el problema es que había mucha burocracia. Lo que nosotros decimos es que el problema fue que hubo poca democracia. Son dos enfoques totalmente distintos. La estatización de los medios de producción no sirvió, como tampoco sirve un mercado capitalista sino pensar en otro mercado. La autogestión pasa a ser importante incluso frente a la socialdemocracia, que naturalizó el libre mercado, y en la cual el Estado hace todo y la gente es pasiva, no hace nada”.
Otro paradigma
Para Caetano “estamos discutiendo un nuevo paradigma, el de una izquierda que en la parte política sale del concepto de Estado para ir al de autogobierno. Y en lo económico, sale del mercado y del Estado, para pensar en la autogestión”.
Según esta idea, el Estado no tiene que producir bienes materiales sino dos cosas: ciudadanía y tecnología. “Ciudadanía, que no implica solamente plata de planes sociales para que la gente viva, sino condiciones para que las personas cambien su situación. Ahí entran desde sistemas de microcrédito hasta cuestiones generales como educación, salud, justicia, que son difíciles de lograr porque los aparatos estatales están formateados para muy pocos. Y el Estado debe producir además tecnología, para que los avances no queden capturados por una lógica de mercado”.
¿Quién decide?
El PC brasileño, transformado en PPS, tiene en Caetano Pereira a un cuestionador de las viejas tesis sobre la toma del poder. “El dogma era que había que tomar el poder, el palacio, los medios de producción, con un partido único, todo estatal, y naturalmente las personas iban a ser finalmente diferentes, y establecer nuevas relaciones entre ellas. Fue una ilusión. Los hombres sólo pueden establecer nuevas relaciones con democracia. La experiencia soviética estaba fundada en la coerción. Sin coerción, se derrumbó todo. Y el saldo allí es desastroso. Hay actualmente un retroceso, una extrema derecha fuertísima, porque nunca hubo práctica democrática. No hubo ese cambio en las personas. Nadie tiene idea de para qué sirve la democracia. En cambio las experiencias como las de Sin Patrón, son cambios de la realidad en términos puntuales, pero también acumulativos. Así se pueden hacer las cosas. Entonces nos muestra toda otra posibilidad”.
¿Y en qué confronta esa idea con la de un partido político convencional? “Los partidos tienen que convencerse de que esas experiencias marcan el futuro, y no pensar sólo en ir a afiliar gente. Pueden conversar, comprender, intentar que las propuestas de ese movimiento social tenga alguna repercusión en el mundo institucional”. ¿Ya no ser “dirigentes”? “No. Pueden ser puentes, pero ya no hay líneas, vanguardias, dirección. Todo eso es antiguo. Muchos políticos no lo entienden. Incluso a nivel de gobiernos. ¿Quién toma las decisiones sobre la vida de millones de personas? Presidente, dos o tres ministros, grandes empresas, algunos sindicatos, grandes estructuras corporativas. Al menos aquí en Brasil. Así fue que Lula disolvió a los movimientos sociales, al incorporarlos al Estado”.
¿Qué es el poder?
¿Cuál debería ser entonces el concepto de partido político? “Antes era el instrumento de acceso al poder. Cada partido intentaba ser representante de sectores de la sociedad. Hoy la sociedad no necesita representantes, pero necesita partidos, porque les resulta imposible a los movimientos quedarse sin institucionalidad democrática. Pero la expectativa de la gente común no es tener dirigentes. Aquí usamos la palabra ‘síndico’ para el administrador de un edificio: lo eligen los vecinos, pero no para que les dé órdenes, sino para que haga el trabajo administrativo. La nueva tendencia es que los políticos sean síndicos, no dirigentes”.
Para Caetano, lo que subyace en Sin Patrón tiene que ver con todo esto. “Porque uno se plantea a partir de esa experiencia una dimensión económica, de la producción de la vida, donde las personas se organizan y pasan a ser más sujetos y menos objetos. Lo que se relata en Sin Patrón de manera aguda y conflictiva, es lo que debería ocurrir en todo el mundo. Demuestra cómo la autogestión y el autogobierno son posibilidades diferentes al mercado y al Estado. Es un material que permite entender cómo cambió la noción de participación: vos podés hacer las cosas, no ser espectador pasivo de lo que hace otro. Cambia el concepto de determinismo, de progreso lineal. Y el concepto del poder: Hannah Arendt discute que el poder sea la capacidad de imponer la propia voluntad sobre la de otros. Dice que poder es cuando las personas están y actúan juntas. La acción conjunta genera poder. Venimos de un mundo que era el mismo para (Frederick) Taylor organizando el trabajo fabril, para Max Weber planteando que el Estado tenía el monopolio de la violencia y la coerción, o para Lenin organizando la revolución: liderazgos que hacen las cosas, y las masas van detrás. En cambio, Sin Patrón permite entender que ese mundo ya murió. No sabemos qué podemos construir, pero la opción de hacerlo sin patrón es una tendencia que hoy le da todo un sentido diferente a la posibilidad de hacer política”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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