CABA
La peste
Paren de fumigar. Un caso raro, una sospecha, un diagnóstico: médicos, pediatras y científicos de distintas provincias inundadas por el monocultivo y el glifosato fueron, casi siempre en soledad, el amplificador de una realidad silenciada al detectar que el crecimiento exponencial de malformaciones de bebés, cáncer y abortos a repetición, no es una plaga sobrenatural sino el efecto de un tipo de modelo productivo. En Chaco un informe impulsado por una pediatra oficialista (pero no obsecuente) determinó un 300% de aumento de casos de cáncer y 400% de malformaciones en zonas altamente fumigadas. Algunas de las voces que no se resignan a estas epidemias.
Hay preguntas que cualquiera podría formularse.
¿Qué hacer ante la evidencia de una inflación del 400% de nacimientos con malformaciones, por ejemplo, de bebés sin cerebro? ¿O sin brazos, o apenas con una especie de pinza como de cangrejo donde tendría que haber una mano? ¿O con labio leporino en los casos benignos (con perdón de la palabra)? ¿O con el corazón enfermo? ¿O con la médula convertida en una deformidad que parece querer estallar en la espalda del recién nacido?
Otra: ¿Qué hacer si se percibe en una localidad o barrio un incremento del cáncer que triplica (300%) los casos conocidos?
La respuesta tal vez dependa del oficio: todo será diferente según uno sea padre, madre, psicópata, víctima, zombi, en medio de una tasa alarmante de funcionarios y legisladores con ADN de tortícolis política que los hace mirar para otro lado. O con formas mutantes de sordera.
Pero el extraño paraje denominado Argentina presenta –además- síntomas notables de personas que se hicieron la pregunta ¿qué hacer ante lo intolerable?, y respondieron con una actitud obvia, pero inexplorada: investigar cuáles pueden ser las causas.
Cómo resolver un misterio
La doctora Ana Lía Otaño percibió que algo andaba mal en el Chaco por lo que repetían vecinos y pacientes: “Decían que el monte se iba achicando cada día ante sus ojos, hasta que un día desapareció”. En los 70 desaparecían personas. En los 90, la naturaleza. Pediatra del hospital de Resistencia, Ana Lía recibía más y más casos de niños con enfermedades insólitas hasta entonces.
Como esos personajes de las series que de pronto ensamblan las piezas aparentemente dispersas de un misterio, la doctora comprendió: “Era todo parte de lo mismo: desmonte con topadoras para cultivos de soja y arroz, expulsión de pequeños chacareros criollos y de aborígenes de los campos, fumigaciones masivas, y aumento de leucemias, tumores cerebrales, cáncer y malformaciones”.
Breve presentación de la doctora: “Soy pediatra, trabajé en salud pública durante 30 años, y soy Delegada del ministerio nacional de Salud Pública en la provincia. Integro la Red de Salud Popular Ramón Carrillo que a su vez está en Carta Abierta, porque estamos consustanciados con el gobierno nacional. Pero no podemos ser obsecuentes, hay que apoyar lo correcto y reclamar lo equivocado. El tema del medio ambiente es un reclamo. Hay funcionarios que hacen cosas vergonzosas”.
Novedades de la muerte
El comienzo: “El problema empieza con la soja y el glifosato a mitad de los 90. Después de unos años se vieron los efectos del modelo de semilla transgénica y fumigación, una cosa perversa: en Pediatría fue muy evidente porque es lo más sensible y doloroso. Pero además hay que decir que el desmonte fue un asesinato de los aborígenes”. Al mismo tiempo, vecinos de zonas como La Leonesa, aparecieron con otra novedad: “Reclamaban porque sus familiares siempre morían de viejitos, pero ahora morían de cáncer”.
Los vecinos empezaron a movilizarse y organizarse, sin lograr respuestas: “La cosa cambió con Ituzaingó”.
Peste modelo siglo 21
Ituzaingó Anexo es un barrio cordobés donde las madres desde 2002 se hicieron una pregunta nacida en una conversación y una desesperación compartida en la verdulería: ¿no hay demasiado cáncer? Las denominadas “autoridades” las ignoraron. Las mujeres hicieron su propia encuesta en el barrio detectando velozmente 60 casos en 5.000 habitantes. Las Madres de Ituzaingó se organizaron, se movilizaron. Fueron descalificadas y tratadas de locas, como suele ocurrir con los que dicen la verdad. A fines de 2008 lograron detener judicialmente la lluvia de fumigaciones, señalando a agroquímicos como el glifosato como causantes de esa peste modelo siglo 21. Llegaron a 200 casos y un récord: un enfermo o muerto en cada familia.
En toda esta recorrida es prudente recordar la frase de una novela que tal vez no lo sea, La Peste, de Albert Camus:
“Estos hechos parecerán a muchos naturales y a otros, por el contrario, inverosímiles. Pero, después de todo, un cronista no puede tener en cuenta esas contradicciones. Su misión es únicamente decir: ’Esto pasó’, cuando sabe que pasó en efecto, que interesó la vida de todo un pueblo y que por lo tanto hay miles de testigos que en el fondo de su corazón sabrán estimar la verdad de lo que dice”.
Indignación + audífonos
Continúa Ana Lía Otaño: “En Ituzaingó procesaron a los responsables: sojeros y fumigadores. A los 10 días, en enero de 2009 la Presidenta firmó el decreto 21 que creó una Comisión de Investigación de las Denuncias por Intoxicación con Agroquímicos”. Los médicos de zonas fumigadas conocen el valor de la rapidez: “Le reclamamos a la entonces ministra de Salud Graciela Ocaña que mandara la Comisión al Chaco. Vinieron, confirmaron lo que les decíamos y quedé como Delegada trabajando en esto”. Con el mismo envión Ana Lía logró formar una Comisión Provincial de investigación del agua, mientras la Comisión Nacional empezaba a contaminarse: “Dejó de tener fuerza para trabajar cuando cambiaron a Ocaña por Juan Manzur. Con indignación y dolor te digo que el nuevo ministro hizo oídos sordos a todo esto”. Las comisiones son como ciertos pacientes fumigados: sufren parálisis de sus miembros. Pero la Comisión Provincial hizo algo levemente subversivo: siguió trabajando.
Manual de malformaciones
«Nos encontrábamos una vez por semana profesionales de los distintos servicios y hacíamos la contabilidad de lo que habíamos podido ver en esos días. Aparecía muchísimo labio leporino, que es desagradable pero no es mortal. Se incrementaron las cardiopatías congénitas y la gastrosquisis: falta de pared abdominal. Y situaciones más graves como los chiquitos anencéfalos: no tienen cerebro. Ese bebé respira y tiene corazón, pero a los dos o tres días muere”, explica la doctora Otaño.
¿Cómo trabajaron? “Fuimos investigando historia clínica por historia clínica. Una por una. No fue un estudio científico, sino informativo sobre lo ocurrido en las últimas décadas”. Por primera vez se tuvo, en 2010, a 15 años del nacimiento del “modelo glifosato”, una noción cuantitativa de sus efectos.
Resultados
La Comisión provincial comprobó que en una década se triplicaron los casos de cáncer y se cuadruplicaron las malformaciones en nacidos vivos en las comunidades más contaminadas.
Conviene aclarar que los casos de enfermedades se tomaron sobre bebés vivos. Ana Lía adelanta un próximo informe: “La mortalidad puede darse por diferentes causas, pero hay zonas fumigadas donde las malformaciones congénitas representan entre el 80 y el 100% de los casos de mortalidad infantil”.
Salud y agricultura
El estudio no sirvió para ganar amigos. “Empezaron a pasar cosas desagradables, presiones, descalificaciones desde el propio gobierno provincial. Hay algunos diputados del Frente para la Victoria que nos apoyan. Y también algunas opositoras de la UCR y del ARI (González y Terada), pero qué casualidad: las dos son pediatras”.
Ana Lía hace una división tentativa. “Hay buenas personas que trabajan por la salud, incluso a nivel nacional. pero hay ministerios provinciales que realmente son vergonzosos, comprometidos con los grandes monopolios. El de Salud, por ejemplo, desconoce todos los casos que nosotros hemos demostrado. Y el de Agricultura es el cómplice de que esté pasando esto. Tendría que haber procesamiento de funcionarios porque no cumplen sus deberes”.
Pero si justo Agricultura y Salud son así, parece ser una política de Estado: “No, porque hay otros ministerios como el de Educación que es un lujo, y trabaja para concientizar. Es cuestión de personas. El gobernador José Capitanich ha hecho una muy buena gestión, pero lamentablemente hay unos ministros… tenemos la esperanza de que los cambien. Bueno, yo también soy funcionaria, aunque esté medio castigada, y aunque hayamos pasado por cosas muy malas”.
Véalo en Youtube
El caso extremo ocurrió en La Leonesa, agosto de 2010, cuando el doctor Andrés Carrasco (quien reveló los efectos del glifosato en embriones) fue a dar una conferencia junto al médico chaqueño Horacio Lucero. La doctora Otaño no es muy vueltera para brindar su opinión: “Fue la vergüenza total. Nos atacaron patotas a sueldo del empresario arrocero Eduardo Meichtry, con la complicidad del intendente (José Carbajal), y agitadas por la mujer del intendente (Elda Insaurralde, diputada del PJ)”.
Carrasco quedó sitiado en un auto, le pegaron a toda la comitiva que lo acompañaba, y la jornada violenta puede verse por el principal canal de televisión del momento: Youtube. Lucero aporta un dato: “En un momento pensé que no salíamos”.
Éramos pocos
La doctora Otaño cuenta que una situación parecida se vive en Pampa del Indio, donde la comunidad qom ha denunciado al empresario Eduardo Eurnekián. ¿Alcanza con alejar las fumigaciones? Otaño: “Ya no. Hay que prohibir totalmente las fumigaciones aéreas. Y reglamentar las terrestres porque también hacen cualquier cosa. Y además planteamos cambiar el modelo, volver a la agricultura orgánica, familiar. Hasta el ministerio de Agricultura nacional está trabajando en eso. Pero tiene que haber un movimiento de abajo hacia arriba para enfrentar poderes muy fuertes”. Una apuesta: “Se puede hacer una producción sana, sustentable, y que brind trabajo a la gente en el campo. No es una locura. La locura es seguir como hasta ahora”.
Pinza de cangrejo
El primer caso que recuerda el doctor Horacio Lucero es el de una nena: “No tenía miembros superiores, salvo el esbozo de una mano, lo que se llama pinza de cangrejo. Sus estudios genéticos eran normales, entonces uno tiene la obligación de buscar una causa medioambiental”.
El médico (chaqueño, 49 años, actual jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste) habló con la madre de la chiquita: “En los primeros meses de embarazo trabajaba en el campo y la sobrevolaba el avión fumigador. El veneno puede interferir con la normal replicación del ADN que da la señal para formar los órganos, pero con esas alteraciones aparecen órganos o miembros anormales. Cuando empezó lo de la soja, el problema creció de un modo exponencial”.
Abortos y aspirinas
Lucero les pidió a los médicos chaqueños que le enviaran todos los casos inusuales. “Así conocí muchas parejas jóvenes con problemas reproductivos y abortos a repetición”. Lucero se transformó en el cronista de una peste. “Me parecía insólito lo que pasaba, y cómo lo contaban. Una chica me decía que en el barrio son 6 amigas, de 28 a 30 años. Todas con pareja. Una tuvo hijos. Las otras sólo abortos. Dos, la que menos tuvo. Las primeras semanas de gestación son las más peligrosas. Por eso a una embarazada no la dejan tomar ni una aspirina. Imagínese que la fumiguen”.
Lucero descubrió que un colega de Misiones, Hugo Gómez Demaio, era el único que venía advirtiendo estos temas, y el resto de bibliografía había que encontrarla en Estados Unidos o México. “La verdad es que me sentí bastante sólo porque parecía una preocupación más personal que colectiva. Pensé: ‘si tengo razón, esto es una bomba de tiempo porque los casos van a seguir aumentando’. Lastimosamente, tuve razón”.
Recuerda siempre el caso de una mamá, María Laura Mazitelli, que vivía frente a una arrocera que fumigaban obviamente con glifosato. “Ella es docente. Cuando pasaba el avión salía a saludarlo con su nena de 2 años, como un juego. La chiquita contrajo leucemia. Ahí uno ve la inocencia de la gente, y la perversidad de lo que ocurre. Uno se convierte en un indignado”.
La cantidad de glifosato
Lucero es un caso de laboratorio sobre el valor del disenso frente a ciertos consensos: una persona sola (o varias soledades, como en distintos lugares ocurría con Gómez Demaio o con Rodolfo Páramo) puede ser la única que tenga razón. “Nadie hacía caso. Ni los políticos, ni los medios. Y en cierta medida sigue pasando. Es distinto con las personas comunes, que cada vez van captando mejor el problema, y presionando para que se haga algo”. Asegura que de 20 entrevistas que concedió a medios nacionales en los últimos meses, sólo se publicaron cuatro. “Pero cada vez vienen más medios extranjeros porque entienden que está pasando algo grave. El glifosato no es agua bendita. Puede ser menos tóxico que otros, pero el problema es que las plagas no son tontas, van generando cepas resistentes. Entonces el productor tiene que usar cada vez más veneno, para lograr el mismo efecto. En vez de dos litros por hectárea, necesitan 10 ó 12 litros. Y en un sistema que sólo busca la rentabilidad esto no va a parar”.
No rascarse
El doctor Fernando Mañas participó en el equipo que descubrió alteraciones genéticas provocadas por exposición a los agrotóxicos en 32 pobladores de Marcos Juárez. “Nuestro estudio fue en humanos, con muestras de sangre, y confirman que lo que siempre percibieron médicos como el doctor Lucero está perfectamente vinculado a lo que hemos investigado. Las malformaciones, bajas tasas de fertilidad y posibilidad de desarrollar cáncer son algo que puede pronosticarse para los próximos años, de acuerdo a los resultados de esta investigación”. Lucero suma unas palabras: “En esto sí que está en juego el futuro de nuestros hijos”.
En Rosario, la Facultad de Medicina destinó toda la práctica final de sus futuros egresados a campamentos sanitarios en pueblos rodeados por el desierto sojero. El doctor Damián Verzeñassi conduce esos trabajos: “En localidades como Santa Isabel, San Gregorio, María Teresa, Murphy y Villa Cañás, la principal causa de muerte es el cáncer. Detectamos lo que puede calificarse como epidemia de hipotiroidismo, convertida en la tercera enfermedad en importancia, y en algunos de esos lugares se duplicó el número de embarazos perdidos en los últimos años”. Menos grave pero ilustrativo fue otro hallazgo en una escuela: “El 60 % de los chicos tenía lesiones profundas en brazos, el cuello, en la cara. Pensamos que era maltrato familiar, golpes, pero era por rascado: Se lastimaban de tanto rascarse, efecto de que a 10 metros hay fumigaciones. La escuela no lo denuncia porque los sojeros le pasan dinero para sostenerse”.
Cualquiera se formula preguntas. Algunos salen a responderlas: Otaño calcula que habrá más, cada vez. Una mutación diferente: “Antes nadie hablaba. Eran todos pobrecitos, víctimas a las que les llovía el veneno. Ahora está cambiando. Al haber más conciencia, cada uno decide qué hacer. Y si quiere o no quiere seguir siendo un cordero”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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