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Se fueron todos: la ex Esma

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Visitas guiadas, muestras, talleres, canales de tevé y una escuela de música son, entre otros, los espacios de vida que mataron a la muerte en el predio donde funcionó uno de los centros de exterminio de la dictadura. Qué funciona y qué falta poner en marcha.

Se fueron todos: la ex EsmaLlevo tres horas recorriendo el predio donde funcionó la ESMA y decido hacer un alto. Es viernes, son las dos de la tarde y hace mucho calor. Me siento debajo de unos árboles que me convidan una sombra sin paréntesis.
Cierro los ojos y mi mente viaja por el túnel del tiempo: se me disparan flashes continuos con las caras de Massera, Astiz, Acosta y cientos de uniformes asesinos. Los abro y aparecen decenas de pibes, edad colegio secundario, en una visita guiada.
Entre cada pestañeo y abrir de ojos transcurren los últimos 35 años de historia de este lugar, como dos imágenes de épocas diferentes en la que una de ellas, la actual, resignifica a la anterior. Y viceversa.
Parece una fábula, pero no lo es. En el medio, como una locomotora que une dos puntos distantes, transitó la lucha de los organismos de derechos humanos. Con ese tren, al que supo subirse el gobierno, en 2004 este árbol que me sirve de apoyo y las 17 hectáreas que componen el predio, les fueron arrebatadas a los asesinos que habían erigido acá un campo de concentración de la dictadura. Y, entonces, cuando tuvieron que irse, hubo que empezar a poblarlo, a mantenerlo como recuerdo vivo de la memoria, a desterrarlo como emblema de muerte.
Desde aquel momento la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) comenzó a transformarse en lo que es hoy: el “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos”, el nombre pomposo bajo el cual conviven instituciones oficiales y organismos, entre otras iniciativas que le dan sustento.
Con otra gente
Dentro del predio existen más de 35 edificios, la mayoría de los cuales tiene asignado, ya, un destino específico, algunos en funcionamiento y otros como proyecto.
De todos ellos, el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti es el de mayor envergadura. Dependiente de la Secretaria de Derechos Humanos, allí se realizan muestras de artes visuales y diversas actividades culturales, bajo la dirección de Eduardo Jozami.
Por ejemplo, la exposición 200 años, 200 libros. Recorridos por la cultura argentina, en la que se exhibe esa cantidad de libros, propuestos como representativos del Bicentenario: ejemplares de Borges a Walsh, de Sarmiento a Arlt, entre muchísimos otros autores. Además, en diciembre se inauguraron dos muestras de artes visuales: Los escritos de una guerra, de Diego Ezequiel Pogonza (hasta el 22 de enero) y El brillo de tu mirada, de Cristina Piffer y Hugo Vidal (hasta el 4 de marzo).
Salgo y me pierdo por una de las múltiples calles internas. Misteriosamente, ésta se llama “Pinedo”, por lo que supongo que el Ente Público que gestiona el predio aún no cambió la nomenclatura que le impusieron los marinos.
El Ente Público “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos” es el que se encarga de la administración. Está presidido por un órgano ejecutivo tripartito integrado por representantes del Gobierno Nacional (la periodista Lilia Ferreyra, compañera de Rodolfo Walsh), del Gobierno de la Ciudad Autónoma (el abogado Beinusz Szmukler, del IEM) y del directorio de organismos de derechos humanos (Paula Maroni, de H.I.J.O.S.).
Mientras se termina de construir su futura sede, el Ente funciona dentro de la Casa de la Militancia, a cargo de H.I.J.O.S., que en noviembre, junto con el Ministerio de Desarrollo Social, convocó a un Concurso Nacional de Anteproyectos para la remodelación y puesta en valor de ese espacio (www.hijos-capital.org.ar).
Allí también están las oficinas de las guías que organizan las visitas, que se extienden por tres horas, al ex Casino de Oficiales, donde funcionó propiamente el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Extermino, lugar de encierro y tortura de las víctimas.
El nido de la vida
Lo primero que registro al caminar las calles internas es la sensación de libertad con que recorro el lugar, en contraposición a las condiciones en las que estuvieron sometidas aquí más de 5.000 personas en plena dictadura. No puedo dejar de pensar qué me quieren decir, en un lugar como éste, el nido y el pajarito que me mira desde su morada, sobre un ventanal. Necesito verbalizarlo: ¿qué significa un nido de horneros en un lugar cuya carga simbólica resignifica cada cosa que tenga vida?
Hay un velo de misterio, de derrota y de victoria (maldita dialéctica), y de curiosidad en cada uno de mis pasos. Con ese plan, es decir con ninguno, llego al ex Patio de Armas, actual “Plaza de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, donde me envuelve un silencio que me aturde. Desde su centro, observo los cuatro edificios que la circundan: la parte trasera del Instituto Espacio para la Memoria sobre el Terrorismo de Estado (IEM); la Casa Nuestros Hijos. La Vida y la Esperanza, de las Madres de Plaza de Mayo–Línea Fundadora, y el edificio de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas (ambos comenzarán a funcionar el año que viene). A mis espaldas, un armatoste venido a menos que administra el Ente Público (aún sin destino) y que en épocas de marinos supo ser la cocina de la ESMA.
El hecho de que varios de los edificios, asignados y no, todavía no estén en funcionamiento se explica por las dificultades que cada organismo o institución encuentra para obtener financiamiento. Y por la distancia que, ciertas veces, encuentran las buenas intenciones de las acciones.
Lo que hizo el Ente (llamar así al órgano gestor de la ex ESMA es de mal gusto) fue establecer y estipular el destino de cada módulo (varios, “en obra”), de manera de organizar el espacio. El Ente mismo tiene una ubicación provisoria hasta que se termine de acondicionar su edificio, lo mismo que el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos, auspiciado por la UNESCO, que la última semana de noviembre consiguió la aprobación del Congreso para funcionar en Argentina.
Por el contrario, Andrés Zerneri, el artista que recolecta llaves para construir el Monumento a la Mujer Originaria, ya ocupa un lugar en lo que fueron los Talleres Básicos. Y, al fondo, está la sede de Educ.ar, (un edificio imponente, totalmente reciclado) desde donde producen y emiten el Canal Encuentro, Paka Paka y Tecnópolis TV.
La música del pañuelo
Al fondo del predio, piedra libre al Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que dirige Teresa Parodi. Allí se ofrecen diversos talleres de artes y oficios, muestras de artes visuales y se realizan programas que permiten que concurran al espacio alumnos de escuelas primarias y jóvenes de la tercera edad. Enfrente del ECuNHi, las Madres emplazaron el “Pañuelo de la Vida” donde, bajo la estructura de un pañuelo gigante, funciona una biblioteca popular.
A sus espaldas, el Espacio Patrick Rice sirve de ámbito provisorio para la escuela de músicos populares, con la dirección de la Fundación Música Esperanza que encabeza Miguel Estrella, que funcionará de manera definitiva en la Casa de las otras Madres, las de Línea Fundadora.
Sobre Avenida Libertador, en el “Pabellón Cuatro Columnas”, está la sede del IEM, con muestras permanentes sobre el Terrorismo de Estado; y el Archivo Nacional de la Memoria, cuyo objetivo es obtener, analizar y preservar información y testimonios sobre las violaciones a los derechos humanos.
Todos los nidos de la ex ESMA atraen un público diverso, jóvenes en su mayoría, que potencian lo que antes se había querido mutilar. Entonces, recién entonces, entiendo la mirada del pajarito, el sostén del árbol y aprecio cómo la vida mató a la muerte.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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