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Súper toma

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La Toma de Rosario. Centro cultural y de productos de la autogestión social, resiste desde hace años un desalojo arbitrario.

Súper tomaToma 1
“Matá y vení” dice uno. “Dale, dale, jugá gallego, jugá”, le retruca el otro. Son las cuatro y media de la tarde y hay partido de truco en La Toma. “Acá nadie nos echa, si queremos tomar algo tomamos y si no queremos tomar nada, no tomamos”. En esta mesa, los jubilados se sienten como en casa. Llevan años juntándose todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar. La Toma, para ellos, es casi como un club de barrio. Acá festejan los cumpleaños, juegan a las cartas y hablan de política. “Chau Antonio, ¿mañana venís?”, se despide un compañero. En otra de las mesas sigue la jugada.
Toma 2
Café cortado, canal público en la pantalla del televisor. La Toma se parece a un vecindario en donde todos se conocen. Entra un señor, camina, saluda por el nombre y se sienta en una de las mesas redondas a leer el diario. El fileteado de los carteles señala la carnicería, el súper comunitario y el bar, todo en un mismo lugar. En La Toma también hay un kiosco y el puesto de la librería obrera “Federico Engels”. A un costado, una casita llena de afiches en su puerta, es la oficina de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Al fondo, es la casa de Familiares. En ambas, las fotos de los desaparecidos acompañan cada acto que se organiza en La Toma.
Imaginemos, por un instante, todo lo que circula en este lugar: un súper y un centro cultural; una feria de artesanías y en la planta alta, un comedor universitario y popular; un centro de acopio de la cooperativa de cartoneros; la fábrica donde el Movimiento Territorial de Liberacion (MTL) confecciona pelotas y Barrios de Pie estampa remeras; un centro de atención de los Psicólogos del Puente, y el lugar donde se reúnen las organizaciones del Espacio Juicio y Castigo Rosario. La sede donde las mujeres meretrices (AMMAR), la unión de conductores, los guardavidas y los actores se organizan sindicalmente. Y el rincón desde donde transmite la radio comunitaria Che Guevara. Es, además, el territorio donde funcionan más de 10 cooperativas de trabajo y decenas de organizaciones sociales. La Toma es, sobre todo, la fuente de trabajo de 35 familias sobre las que pesa una orden de desalojo permanente. “Acá no hay encargados”, dice Pedro, uno de los laburantes. “Tampoco hay jefes, patrones ni alcahuetes”.
Toma 3
Las hilanderas también circulan por La Toma. En su casita, que es un pequeño local, los ovillos se mezclan con dulces y vinos caseros. Lili dice: “No es lo mismo estar acá, que estar con un local en un shopping. Es otra forma de comercializar, de poder mostrar nuestros productos. La mayoría de los locales está habitado por mujeres emprendedoras, y a nosotras nos gusta vincularnos con otras compañeras”. Cada local tiene una ventana pintada de un color diferente. En total, son más de 40 microemprendedores y 30 artesanos quienes, dentro de La Toma, abrieron un mercado popular de emprendimientos de la Economía Social. “Me siento como en casa, este es un lugar donde te dejan hacer”, dice Elda, integrante de la pre-cooperativa El Ayllu. En su local, pegado al de las hilanderas, venden desde agendas hasta ropa de bebé.
Toma 4
Pedro sirve el café, se sienta en la mesa del bar que él mismo atiende y recita una frase de su poema, dedicado a la Toma. “Cuando salí, en el camino pensaba, detrás mío, lo más querido dejaba”. Tiene 66 años, dos nietas, el pelo entrecano. Es alto y los ojos le pican cuando habla de la experiencia de La Toma. “Queremos trabajar y vamos a morir trabajando”, dice con verborragia. “Acá no se usurpó nada, esa es la palabra de los jueces, la palabra de los laburantes es trabajar”, define. Luego, vuelve al mostrador del bar del cual es responsable junto a sus compañeros de Trabajadores Solidarios en Lucha, formada en 2001.
Frente al vaciamiento empresarial y la quiebra del ex Supermercado Tigre, ellos respondieron con trabajo autogestivo. “Había que defender la dignidad”, dicen. El mismo grupo que en 1991 impulsó una toma en el ex Supercoop, diez años después inició el movimiento para enfrentar la pérdida de los puestos de trabajo. Se organizaron y, al comienzo, formaron un centro cultural. Más tarde le dieron vida al supermercado comunitario. “Nunca tuvimos el signo pesos en la frente, sino el signo lucha”, apunta Pedro. Los ojos le vuelven a picar cuando recuerda a las 300 personas en bicicleta que les hicieron el “aguante”. “Ese día, la policía llegaba con la orden de desalojar y se tuvieron que ir”.
Toma 5
La Toma es un lugar de encuentros, reuniones, asambleas, conferencias, charlas, debates y presentaciones de libros. Es el espacio donde tantísimas organizaciones y cooperativas, hacen una gran toma. En el subsuelo, funciona la Delegación Rosario del Sindicato de Actores Argentinos y la salita de teatro donde todos los jueves hay obras a la gorra. “Nuestra forma de defender el lugar es poner el cuerpo”, dice Christian Álvarez, delegado gremial de los actores. “Como todo buen vecindario, con algunos nos conocemos más y con otros menos. Te encontrás con gente de distintos pensamientos, edades, historias que hacen a esto: poder pensar el lugar como un espacio público. Darle corporalidad a este espacio que no tiene que ver con pensar la ideología desde un escritorio, sino desde la acción permanente”.
Toma 6
Carlos Ghioldi es un referente de La Toma y tiene amplia trayectoria en la actividad gremial en Rosario. Desde hace diez años duerme con el celular encendido sobre almohada. La Toma tiene un servicio de guardia nocturna. La amenaza del desalojo es constante. Para los síndicos y el Poder Judicial, los trabajadores organizados en la Cooperativa en Lucha de La Toma son “ocupantes”. De la misma manera que todas las organizaciones y cooperativas que se encuentran y reúnen en este lugar.
“La única manera de resistir el embate implacable del Poder Judicial que llegó a la instancia de declarar inconstitucionales dos leyes que expropiaron el lugar, es poner este espacio al servicio de todos. Los únicos que tienen prohibida la entrada son los que reivindican el genocidio, la mano dura”, dice Ghioldi. Abrir las puertas del establecimiento y “acumular fuerzas”. Una gambeta al individualismo.
“Tuvimos ofertas concretas de alquilar los locales a comercios, de que el comedor fuera una cadena de restaurantes de comida rápida y que el galpón donde funcionan las cooperativas fuera el depósito de un mayorista distribuidor”. En asamblea, los trabajadores decidieron que La Toma “esté al servicio de los sectores populares”. Cada organización y cooperativa aporta lo mínimo para el mantenimiento del lugar. “Acá no cobramos alquiler”.
Toma 7
«Te encontrás con un equipo de compañeros que han compartido una vida de lucha en conjunto. A una de las chicas que ahora está trabajando, la tuve en brazos cuando nació”, recuerda Ghioldi. Otra compañera tuvo su hija acá dentro y la llamó Victoria. Si era varón se iba a llamar Tomás, por La Toma. “Es mentira que no se pueden cambiar las cosas”, dice. En el mismo lugar donde funcionó una cadena de supermercados y patrones que impedían la elección de delegados, ahora, hay un “monumento a la solidaridad”, como dijo una vez, una Madre de la Plaza.
La justicia emitió un fallo que declara inconstitucional la Ley de Expropiación del establecimiento. “De acá no nos vamos a mover”, dicen los más de 130 trabajadores y militantes que encuentran su puesto de trabajo o un espacio de organización en La Toma.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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