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Clases de locura

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Alberto Sava. El fundador del Frente de Artistas del Borda explica en esta charla lo que representa hoy un manicomio, cómo el Estado sigue alterando la ley y el sentido de la lucha que sinteza una palabra rara, que marcó su trabjo y su vida: desmanicomialización.

Clases de locura
Se abre el telón de la entrevista y Alberto Sava, mimo, psicólogo social, fundador y coordinador general del Frente de Artistas del Borda (FAB), sale a escena y dice: “El manicomio no es un hospital: es un campo de concentración”.
Ésta vez, como mimo que es, no usa gestos ni muecas para expresarse o, mejor dicho, si lo hace es para enfatizar su voz, que es ronca como un motor encendido. No usa palabras: le salen flechas: “El manicomio es, por donde se lo mire, un lugar de violación de los derechos humanos, donde hay internados-detenidos-desaparecidos: por cómo viven, por la sobremedicación, por la violencia psíquica y física que soportan. Con mayor o menor intensidad, se los tortura. Enrique Pichón Riviere decía que uno es una persona en la medida en que pueda pensar, sentir y hacer. El manicomio te va anulando esas capacidades progresivamente: día a día va destruyendo tu pasión, tu deseo, tus vínculos sociales. Entonces te convertís, como dicen ellos, en un ladrillo más del hospital”.
No lo dice desde la distancia o la academia, ni tampoco con el dedo levantado desde arriba de un pupitre. Ni desde un lugar de denuncia panfletaria. Lo dice como integrante y creador de una experiencia transformadora y alucinante: el arte como dispositivo para combatir ese centro de torturas y la lógica manicomial, agravante del sufrimiento mental.
Con ustedes, el padre del Frente de Artistas del Borda.
Trabalenguas
¿Qué significa el trabalenguas llamado desmanicomialización? Sava: “Es la negación del manicomio. El desequilibro psicofísico se puede atender en un hospital general, como cualquier otro problema, en tiempos más o menos cortos, y después, básicamente, con tratamiento ambulatorio. La locura no requiere internación, no necesita sobremedicación ni exclusión”.
El Frente de Artistas del Borda surge a fines de 1984 con el objetivo de producir arte como herramienta de denuncia y transformación social y desde artistas internados y externados en el Hospital Borda su objetivo era y es generar, desde el arte, un continuo vínculo con la sociedad. En palabras de Sava: “Ir al frente” (uno de los motivos por los que se llama “Frente de Artistas”), era y es exponerse a salir, cuestionando de esa manera el imaginario social respecto a la locura.
Locos a la calle
Antes de propiciar el Frente, y aún antes de la dictadura militar, Sava trabajó en el Hospital Moyano, haciendo un trabajo psico-sensitivo en las mujeres internadas, a través de técnicas de mimo corporal. La dictadura de 1976 reprimió también este tipo de práctica. Si se quiere entender por qué, ya unos años antes Michel Foucault había escrito sobre cómo el poder disciplina los cuerpos.
En esa génesis Sava desarrolló lo que él llama “teatro participativo”, que no apela a la ficción, ni a los espacios convencionales, ni convoca “espectadores”. En su lugar, trabaja con la realidad, en espacios cotidianos y con “participantes”: “Trabajar la realidad para transformarla y crear nuevas realidades”, argumenta.
Sus definiciones tienen una potencia nacida de la práctica: “En el teatro participativo tomás un lugar, hacés un trabajo de investigación en función del espacio, situás acciones, generás una cantidad de situaciones que de alguna manera transformen la realidad de ese lugar con una actividad cuestionadora. Podés intervenir individualmente o grupalmente. Y otra posibilidad es trabajar el teatro participativo en instituciones”.
Eso fue lo que hizo cuando lo convocó, en la primavera democrática de 1984, el jefe del servicio de Psicología Social del Borda, José Grandinetti, con quien había desarrollado toda la experiencia anterior.
Grandinetti le dijo: “Vos tenés la experiencia de sacar el teatro a la calle, ahora vamos a sacar a los locos”. Con la sensación de abismo de cuando todo está por hacerse, se echó a andar: primero hizo un profundo trabajo con los internados y, a partir de sus observaciones, comprendió que había interés en desarrollar cuestiones artísticas.
El arte de hacer arte
Estaba gestando, todavía sin saberlo, el Frente de Artistas del Borda: “Lo que veía era un lugar de mucha angustia y tristeza, mucho abandono psíquico y físico. Pero al mismo tiempo veía a estos potenciales artistas haciendo poesía o pintando en el pasillo. Entonces propuse formar un grupo de artistas, pero no para hacer arteterapia. El arte en el manicomio es también como el propio manicomio: siempre se utilizó como una excusa para que los llamados ‘pacientes’ pudieran hacer una actividad artística, pero no arte: hacer una escena, elegir un personaje. Había una intervención clínica, pero no hacían arte. Creo que el arteterapia es una actividad interesante, que trabaja sobre la subjetividad de las personas, pero no provoca transformación ni dentro de la institución, ni afuera. Queda ahí: el límite es el sujeto. Entonces, nos propusimos formar un grupo de artistas. No iba a ser una experiencia de entretenimiento, sino militante: asumir el compromiso de ser protagonistas de un cambio para sí y para los demás”.
¿Qué pasos siguieron para que el proyecto tomara forma?
Lo que planteamos fue que si los beneficiados o perjudicados iban a ser las personas que viven adentro, lo teníamos que construir con ellos, con ‘pacientes’. En Italia los llaman “usuarios”, porque hacen uso de los servicios de salud del Estado; nosotros los llamamos “talleristas” porque trabajan en talleres de arte. Empezamos por la elección del nombre, que fue pensado, discutido, debatido y votado. Luego, creamos un espacio colectivo donde todos pudiéramos pensar la historia que íbamos a recorrer y lo llamamos “la asamblea”, en donde una vez por semana, ahora cada quince días, proponemos todo lo que esté relacionado con el FAB: desde comprar una lapicera hasta organizar un Festival Latinoamericano de Artistas Internados o crear una Red Nacional de Arte y Salud Mental. Todo fue debatido y decidido a mano alzada entre todos, los que veníamos de afuera y los que estaban ahí. Eso dio, como primer movimiento para los que estaban adentro, una cosa nueva: volvían a sentir que eran protagonistas de algo. No sabían de qué todavía, pero empezaban a poner en funcionamiento un deseo, algo que les gustaba. A partir de ahí se empezó a construir el proyecto.
6.000 producciones
Desde ese comienzo se sostuvo que para formar artistas había que crear espacios donde se pudieran aprender y aprehender la disciplina y la técnica; se dijo que como docentes había que convocar a artistas, que no podía estar dirigido por psiquiatras, psicólogos ni asistentes sociales, sino por quienes supieran orientar esas capacidades potenciales: entrar en un proceso creador para llegar a una producción de buena calidad, y brindarla para que los talleristas se expusieran como personas y se socializara su problemática.
Así, en estos 28 años, crearon 6.000 producciones donde lo central, sin embargo, no es, la cantidad, ni siquiera la calidad, sino la posibilidad de cambio que implicó en sus integrantes. Sava detalla que desde el momento en que el Frente sale afuera (en este caso “salir afuera” no es redundante porque ese afuera tiene otra dimensión para el adentro), produce tres efectos:
Lo subjetivo: la persona que está internada, que es un desaparecido, se hace visible: aparece su presencia, vuelve a ser persona. Es sujeto y además sujeto militante, agente de cambio.
Lo institucional: el manicomio es un campo de concentración, es un lugar cerrado que desde la superestructura intenta que nada se sepa hacia afuera. En el momento en que el arte sale, circula la “locura” y la denuncia de la violación a los derechos humanos: se sabe lo que pasa adentro. Así se genera un nuevo movimiento que pone a flote las contradicciones: los que están a favor y quienes están en contra de un proyecto desmanicomializador. “Cuando entramos, el 99% ni utilizaba la palabra. Ahora hay entre un 50 o 60% que quieren avanzar o lo ven con simpatía”.
Lo social: “En la medida que todo esto circule, la gente tiene información nueva, por lo tanto se posiciona desde un lugar distinto, no desde el de ‘pobrecito el loco’, sino desde una posición más ideológica, más política. Solidarizarse desde un cambio, no desde la misericordia”.
Vínculos, pesos y drogas
El FAB nunca, ni siquiera en esa primavera democrática, fue parte de la estructura del Borda. Es, como La Colifata o Pan del Borda, un grupo independiente, y todos ellos funcionan enlazados entre sí.
En estos 28 años de trabajo han soportado de todo: la indiferencia de las autoridades, la deslegitimación, el cierre de sus espacios de encuentro, la falta de gas, y un amplio etcétera. De parte de la institución nunca hubo recursos humanos, económicos ni técnicos a disposición, salvo honrosas excepciones, a título individual.
Para organizarse, entonces, el Frente formó una cooperativa de trabajo: todo lo que produce el FAB se piensa para que genere algún tipo de ingreso: las entradas de las funciones, por ejemplo. De lo que se recauda, la asamblea resolvió que el 80% se destine a los talleristas; un 10% queda para la compra de algún material; y el porcentaje restante se destina a un fondo común que la asamblea resuelve en qué utilizar, en general para apoyar algún viaje.
El otro recurso que saben administrar con apasionada locura son los vínculos sociales: “Lo que nos permitió sostenernos, justamente, fue el lazo social que produjimos con el afuera, saliendo del manicomio: con instituciones de la comunidad y con organismos de derechos humanos, entre tantos otros”, expresa Sava.
Además, planta bandera: “No nos ligamos a las empresas privadas porque te limitan en tu pensamiento y en tu acción, sobre todo, con los laboratorios que se han acercado a nosotros: quieren que les hagamos un programa, un afiche. Les dijimos que no, porque estamos en contra de la existencia de los laboratorios en cuanto al negocio y la utilización indiscriminada de la droga. Se considera que el 80% de la medicación que se da en el Borda es inútil: sólo sirve para neutralizar. No es una medicación personalizada. En lugar de una píldora, te van veinte. Alfredo Moffat decía que en los manicomios no sólo tranquilizan a los pacientes, sino a los laboratorios, porque sino existieran ellos dejarían de ganar millones de dólares al año”.
Qué hacer con un manicomio
El 25 de noviembre de 2010 el Congreso sancionó la Ley Nacional de Salud Mental. En su artículo 27, expresa:
“Queda prohibida por la presente ley la creación de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o instituciones de internación monovalentes, públicos o privados”.
Los principios expuestos en esta ley recogen el espíritu desmanicomializador, pero como aún no fue reglamentada, su aplicación es sinuosa. Sin embargo, es una herramienta importante, que legaliza lo que ya estaba legitimado: el fin de los manicomios.
Muchas de las referencias desmanicomializadoras conducen a Trieste, Italia, donde el psiquiatra Franco Bassaglia desplegó, por primera vez, un dispositivo de salud mental con un enfoque comunitario. Sava: “Yo estuve en Trieste hace casi cinco años y funciona maravillosamente: el manicomio no existe más. Los pabellones pasaron a ser una universidad, un jardín de infantes, una cooperativa de trabajo, un museo. A medida que se van yendo los ‘usuarios’, con los mismos recursos destinados al manicomio, se integran a la sociedad: si la persona no tenía casa o familia, el Estado les alquila un departamento y, paralelamente, desarrolla cooperativas de trabajo: en la medida que hay ganancia se distribuye equitativamente entre los cooperativistas. Ese es un verdadero proyecto desmanicomializador: no es el cierre del hospital, sino que el manicomio se transforma en un hospital general y con un servicio de atención del sufrimiento mental, con internaciones cortas”.
En la Argentina se intentó hacer en el año 84 con tres experiencias piloto: en Río Negro, Córdoba y en el Borda. En el primer caso, en la ciudad de Allen, se cerró el único manicomio que había y el proyecto desmanicomializador sigue funcionando. El resto lo explica Sava: “En Córdoba se avanzó, pero no funcionó. Hubo mucha resistencia, como en el Borda, de las corporaciones médicas y de las organizaciones sindicales”.
¿Cuál es la razón por la que los sindicatos se oponen a la desmanicomialización?
Por temor a la pérdida de trabajo. Eso es lo que impulsa Macri, que adoptando mal el concepto desmanicomializador: pretende el cierre de los hospitales psiquiátricos públicos sin ninguna atención ambulatoria. La experiencia desmanicomializadora a nivel mundial genera más puestos de trabajo. En Trieste creció un 300%. Pero la lógica manicomial también atraviesa a los profesionales: entran en una inercia institucional en la que no hay deseo, no hay pasión, no hay proyecto.
Antes de apagar el grabador, saludarnos y despedirnos; antes de estirar la mano para frenar un colectivo desbocado, subir a él y mezclarme entre otros, ocupar un espacio vacío, una porción de la nada o de minúsculas partículas que al ojo humano son la nada misma; antes de todo eso, antes de volver a ser yo y no Yo, escuché a Alberto Sava decir la frase con la que comprendí que el tiempo, como recurso, puede medirse en segundos, pero también en propósitos: “Esta obra va a terminar –porque una experiencia de teatro participativo puede durar un minuto, una hora, un día o 30 años– cuando se cierre el manicomio. Yo voy a poner un cartelito que diga ‘Fin de la obra El Borda’. El Borda para mi es un proyecto a terminar, y que no voy a dejar hasta que eso se produzca”.
 

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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