CABA
El cuarta poder
Diego Capusotto. El estreno de la séptima temporada de Peter Capusotto y sus videos y sus repercusiones le disparan una serie de reflexiones acerca de estos tiempos que, advierte, están dominados por los pelotudos. También formula premoniciones que no son chiste.
Señor juez: todo comenzó el jueves, a las 10 de la mañana, en el bar de siempre, ese que Diego Capusotto usa como oficina y al que incluso lo llama por teléfono María Laura, su mujer, para avisarle de alguna urgencia, porque él no tiene celular ni quiere tenerlo, y es ella la que recibe los mensajes, como por ejemplo el nuestro, el que le dejamos para hacer esta nota y pedirle que, además, formara parte de la campaña organizada por la Asociación de Revistas Culturales Independientes para exigir una ley de fomento y apoyo al sector. Él aceptó por mail, porque es de los que todavía usan ese medio y no el muro de Facebook para conectarse con extraños que trata como amigos, y nos citó en el bar de siempre, el de Barracas, su barrio, y fue puntual y amable y paciente, como siempre.
Fue el jueves de la misma semana de su retorno televisivo y por eso lo primero que le pregunté fue si estaba contento con las repercusiones del programa. Admito que no fue la mejor manera de comenzar una buena entrevista, ahora lo sé, sino una expresión de mi propia alegría: en tiempos tan negros como los actuales esa había sido la hora más liviana, simple y alegre que me habían ofrecido los medios sin hacerme sentir una pelotuda. Y si utilizo ese término, señor juez, es porque él mismo pronunció la palabra mirándome fijo a los ojos, sin intención alguna de ofenderme, pero sí de alertarme sobre los peligros que me acechaban. Ahora sé que se trataba de una premonición, que apenas dos días después se transfomó en una sabia sentencia que golpeó mi ego.
La acepto, señor juez, como un justo castigo en nombre propio y de mi oficio, que ya no es violento en el sentido que alertaba Walsh, sino en el otro.
Recuerdo, eso sí, que la palabra surgió luego de una larga explicación durante la cual cambió abruptamente el tono amable con el que venía conversando. Fue cuando comenzó a crisparse por algo o por alguien que lo había acusado de hacer “humor K” y eso, se notaba claramente, lo indignaba. No hago humor K, de la misma manera que no hice humor UCR en tiempos de Cha cha cha ni humor Alianza en épocas de Todo x 2 pesos. No existe el humor partidario, doy fe que dijo. Afirmar eso es una simplificación intencionada, propia de esta época, tan marcada por la batalla entre quienes hacen algo y quienes sólo se dedican a opinar de todo. Fue entonces cuando formuló esa frase que me sonó tan profunda, tan descriptiva y tan consoladora, como si brotara de alguien que hubiese sido testigo de mis padeceres más íntimos:
“Lo que caracteriza a esta época es que somos rehenes de los pelotudos”.
Palitos, bombas y helados
Ese jueves él estaba de buen humor e incluso hizo un par de chistes. El primero fue al llegar, cuando le dijo a la fotógrafa que comenzara a dibujarlo. Le habíamos advertido que queríamos hacerle un retrato y esa idea la asoció así al lápiz y no al flash. Supe, entonces, que nos habíamos ganado su confianza, porque habitualmente es la persona más seria que pueda imaginarse un periodista. Alguien que habla sobre su oficio, su realidad, lo que cree y lo que hace, la época que vive y lo que él representa en ese contexto, con la densidad de un intelectual formado, reflexivo, que pocas veces recurre a la ironía porque no es una entrevista el territorio que él elige para hacer reír. Lo entrevisté varias veces, algunas largamente, y nunca encontré en su discurso ni en sus gestos otra cosa que no fuera una declaración de principios, como si necesitara mantener esa distancia prudente entre él y la simplificación que siempre implica una entrevista; entre él y el jajajá mediático.
Protege así, con el peso de su discurso, a esas criaturas que desde hace siete años está pariendo con su pareja creativa, Pedro Saborido. Juntos representan el todo y las partes de ese ciclo que iniciaron para transitar un camino que ellos bautizaron “la cultura del rock”. Un tema, me dice, que parecía chiquito, pero que evidentemente es grande porque puede verse desde muchos ángulos o hechos que a priori no parecen ligados directamente, pero que están generacionalmente anclados en un mismo código. Desde ahí y sólo desde ahí debe entenderse cómo surgió ese Bombita Rodríguez, porque su abracadabra fue para ellos imaginarse a un “Palito Ortega montonero”. Es decir, el resultado de aplicar la cultura rock a los 70.
Pelotudos en el horizonte
Es ahí donde lo asaltó el recuerdo del comentario que ligó el sketch del chat y sus kakakaka tipeados en la pantalla con la etiqueta de “humor oficialista”. Necesitaba aclarar que siempre trata de tener una visión crítica del poder. Que lo que él ve actualmente es un escenario en cual hay una estructura de poder que es el gobierno, que ha hecho cosas muy interesantes, pero que también comete errores, pero en donde también ve que está plantada una oposición con proyección de poder que le parece de cuarta. Como le parecen de cuarta aquellos que dicen que cuando criticás al gobierno sos funcional a la derecha. Como le parecen de cuarta aquellos que dicen que todos los errores los comete el gobierno…
Y así, transitando estos escalones, llegó a la descripción de la lógica que domina esta época: vos hacés algo que tiene claramente una intención y hay una cantidad de pelotudos que intentan desviarla hacia sus propios valores que nada tienen que ver con los tuyos, es más, que están en tus antípodas porque se trata de personas que se dedican a establecer una guerra de discursos, como si la realidad se tratara de palabras, se construyera con palabras. Y, sin embargo, hay ahí un poder que te deja atrapado, te enreda con la fuerza de su pelotudez, que es, por cierto, impresionante.
Capusotto dice entonces que se trata de un proceso de involución, una tendencia que por momentos le parece imparable. Vamos hacia un horizonte dominado por la pelotudez humana. Lo dice tan serio que con la misma solemnidad le pregunto si sabe cómo evitarlo. Lógicamente me responde: el humor es nuestra arma.
La medida del éxito
La cultura rock es, entonces, el gatillo que dispara ese humor, apuntando a ese adolescente que fue rebelde desde la mirada de este apocalíptico e integrado que es el hoy. Desde la valoración de estos tiempos por la fama, que construye todo a partir de ahí y que ya no cree ni le interesa creer que el resultado es una consecuencia, sino un objetivo que justifica que cualquier cosa famosa tiene valor. El rock y eso que Capusotto y Saborido llaman su cultura, refiere a ese cambio de paradigma: de artista a estrella.
Le pregunto si él mismo puede ser famoso e independiente y me contesta que nunca, en televisión, alguien se puede definir independiente. Que él mismo trabajó para Ideas del Sur, la productora de Tinelli, donde le dieron una patada en el culo sin que mediara una explicación y que ahora mismo, refugiado en Canal 7, no se atreve a usar esa palabra, aunque logró producir su programa de manera autosuficiente: lo entregan listo para emitir. Pero que al menos pudo, supo y quiso elegir estar en esa pantalla porque así se aleja de los trastornos del rating, pero también porque tiene la necesidad de ser fiel a lo que hace y no entrar en las mieles de esa sensación ficticia e irreal de “aprovechá el momento”, frase que no significa nada para él porque sólo representa explotar comercialmente un éxito y si siguiera esa lógica, seguro que el programa se le va a la mierda en dos meses. Le pregunto entonces qué entiende él por éxito y me responde: mantener un grupo de afinidad, sensibilidad y trabajo. El éxito es para él algo concreto: tener a su lado y de su lado a Saborido, por ejemplo.
La premonición
Reconoce que todos los programas en los que participó surgieron de la autogestión –desde Cha cha cha, hasta incluso el fallido Delicatesen–, que todos tuvieron bajo rating y que todos terminaron siendo recordados por el público, que los convirtió en objetos de colección o de culto, como una forma de apropiárselos. Y que no sucede lo mismo con programas que alcanzaron 30 puntos de rating, que duran dos años y mueren en su lógica, reemplazados por otros que nacen con la obligación de funcionar igual o mejor. Y que en ese sentido sí, él podría decir que es independiente, porque creó las condiciones para no estar obligado a lograr un determinado rendimiento, pero que aun así prefiere reservar ese término para el teatro, a donde se refugió después de la patada de Tinelli.
Cierta añoranza en su mirada me hace pensar que quiere volver a un escenario, pero parece que en su agenda no hay tiempo para jugar: ahora debe concentrarse en terminar lo que empezó el lunes.
Creo que fue ese el link que me llevó a festejarle el nuevo himno feminista de Violencia Rivas, que titulé El twist del sindrome premenstrual, cuyo estribillo dice:
“Si me pone nerviosa
alguna situación
no le eches la culpa
a mi menstruación,
la razón de mis nervios
es tu pelotudez.
Yo menstrúo 4 días al mes
y vos sos un forro todo el año”.
Él me explica entonces que Violencia fue concebida desde otro género, porque ellos son hombres y ella expresa exactamente eso, la mirada masculina sobre la mujer en el rock. Y es ahí donde me clava los ojos y me aclara que no es de los que piensan que las mujeres están a resguardo de la tendencia general. Las mujeres también pueden ser pelotudas, me advierte.
Y yo, que creo estar a salvo de ese riesgo y tomo su frase como muestra de la ausencia en su discurso de cualquier sospecha de demagogia, comprendo recién su significado cuando me grito esa misma palabra en el momento en que me dispongo a escribir esta nota y compruebo, señor juez, que he cometido el peor de los pecados que una periodista pelotuda puede cometer: el grabador no grabó.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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