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La calle no calla

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Qué hay detrás del operativo policial contra los manteros. La militarización de los barrios porteños de Caballito y Flores representó el acto inaugural de la unión de la Policía Metropolitana y la Federal. Más de mil uniformados durante 20 días ocuparon el espacio público con un objetivo: impedir que trabajen.

La calle no calla

Silvia, Omar, Eugenia, Claudia, Patricia y Jorge son seis de los manteros a quienes la justicia trata como delincuentes. Hace más de dos semanas que no pueden trabajar

«Nadie quiere a los manteros”, asegura Omar Guaraz, morocho, 49 años, y mantero. Lo dice rodeado de otros setenta trabajadores en y de la calle, en su mayoría mujeres y, ellos calculan, un 70% de peruanos. Ese “nadie” se refiere a los políticos, algunos vecinos, todas las policías, pero también a los sindicatos, gremios y confederaciones que agrupan a los trabajadores callejeros. Nadie los quiere, dice, pero todos les compran.

Los manteros son los últimos en la fila, si hablamos de políticas públicas y de derechos laborales. A diferencia de los artesanos y, hasta en algunas zonas, a diferencia de los cuidacoches y trapitos, la única ley que se aplica efectivamente sobre estos trabajadores es la que dicta el Código Contravencional, la normativa que regula el espacio público. Es decir que su trabajo se criminaliza según ocupen la calle, o compitan contra los productos de un comercio, aunque ninguna norma fije pautas concretas sobre dónde, cómo y cuándo se puede ser mantero en las calles de Buenos Aires.

El por qué lo ponen ellos: “No tenemos trabajo, entonces salimos a calle para llevar el pan a nuestras casas”.

El clásico del verano

El 29 de enero de este año el gobierno porteño tomó una medida clave sobre este tema: un mega operativo que inundó las calles de los barrios de Caballito y Flores con policías federales y metropolitanos, en lo que sería además el bautismo de esta relación, mientras se espera el traspaso definitivo de la fuerza a la Ciudad. Con la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Federal transferida a su órbita, el operativo fue además un gesto del Ejecutivo porteño, ya que antes – con el gobierno nacional “en su contra”- alegaba no tener un respaldo para ir contra los manteros.

La orden, que repetían todos los policías encargados de cumplirla, era “evitar que se asienten los manteros”. La medida, calculan los trabajadores, afectó a más de 450 vendedores callejeros que se desparramaban desde Avenida La Plata, en Caballito, hasta la Plaza Flores, todos sobre Rivadavia, e implicó el despliegue de más de 1.000 agentes durante más de 20 días. Mil policías: cifra mayor que la destinada a custodiar la seguridad de un Boca-River.

Una verdadera fuerza de ocupación que militarizó la zona y obligó a muchos manteros a migrar hacia otras zonas de Capital. La mayoría, sin embargo, decidió juntarse, trazar una estrategia para volver a su lugar habitual de trabajo y construir un mensaje para exponer lo discriminatorio de la medida: “Es increíble que el Estado que te debe ayudar, te deje sin trabajo y no te dé otra oportunidad”.

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se refirió por primera vez a una posible solución en el programa Almorzando con Mirtha Legrand: reubicar a los manteros en galpones. Luego, amplió su plan en una entrevista que ofrendó al diario La Nación, en la cual precisó: la mudanza incluía a manteros de Once y Flores, pero no los de Caballito. Dicen los vendedores: “Son propuestas que los compañeros pueden agarrar o no; hay que estudiarlas. Pero la inmensa mayoría no quiere salir de la calle, porque es ahí donde se vende. Tampoco nos cerramos a no negociar, pero por ahora no tenemos ni una ley ni ninguna propuesta concreta. Lo único que enemos es falta de trabajo”.

Los manteros de Caballito y Flores, acompañados de colegas de las calles Avellaneda y Cabildo, organizaron entonces dos marchas: una en la que decidieron cortar la intersección de Acoyte y Rivadavia; y otra en la que caminaron esas cuadras vendiendo sus productos de forma ambulante -actividad que sí está permitida- demostrando así su preocupación por no poder trabajar, a dos semanas del operativo. La protesta, que se convirtió en una especie de perfomance, desnudó además el sinsentido del argumento de la “competencia desleal” contra los comercios establecidos, cuyas vidrieras ofrecían productos caros y elaborados, mientras los manteros ostentaban vinchas, abanicos, libros, juguetes, pañuelos, pantuflas…

Ñoquis y delincuentes

¿Cómo se llegó a este operativo? Ya en MU (N° 91) contamos el proceso judicial que vienen sufriendo los manteros de Caballito, según una causa contravencional impulsada por la fiscal Celsa Ramírez, que habilitó allanamientos indiscriminados, persecuciones insólitas y hasta pinchaduras de teléfono con intervención de la ex SIDE.

Para justificar el despropósito que significa utilizar estos recursos al servicio de una causa contravencional, la fiscal alega estar investigando una organización ilícita de vendedores callejeros cuando, en verdad, los vendedores afectados están organizados para defender sus puestos de trabajo de atropellos como los que la fiscal origina. Se dan a llamar Vendedores Libres, y muchos de ellos provienen de la calle Florida, de donde fueron también echados por la policía.

Este nuevo operativo se da en el marco de esa misma causa que se inició en 2012, con un acta contravencional por uso indebido del espacio público contra un mantero de 21 años, sin testigos. Y subsiste hoy por la presencia sostenida de vendedores que, lejos de replegarse, han ido en aumento en el tramo de Caballito hacia Flores, en esa misma cantidad de tiempo.

En el medio, la causa registra decenas de denuncias de comerciantes que se preocupan indistintamente por la circulación por el espacio público como por la competencia desleal que, creen, les representan los manteros para sus locales. Y también en el medio entre los manteros y las causas armadas que los persiguen, señalan ellos, se encuentran los medios comerciales de comunicación. “Cuando el gobierno quiere aplicar políticas duras, se pone en víctima, y construye un relato con el sustento de los medios”, dice Omar, trazando una fina línea de comparación. “Fijate el caso de los ñoquis. Te catalogan de una manera que hacia afuera te impide considerarte como trabajador. A nosotros, en vez de ñoquis, nos dicen delincuentes”.

“¿Cómo salís de esa situación?”, se pregunta y se responde: “Lo que nos queda es organizarnos y que la gente entienda que nosotros somos trabajadores, y que también lo entienda el Estado. Es tan evidente la ausencia del Estado en estos momentos que te da la pauta que lo único que te queda es reaccionar”.

Otras estrategias comunicativas contra los manteros se aprovechan de la cantidad de extranjeros que encontraron una salida laboral en esta actividad: “El Estado, en algún momento, va a tener que salir a justificar la desocupación y apela a conceptos de ultraderecha: la culpa la tiene el extranjero. Y encima es mantero”.

¿Qué genera, en la práctica, en el día a día, en la calle, todo esto? Dos cosas:

“Hasta ahora nosotros vemos que buscan generar miedo, para que más allá de la necesidad que tengan los manteros, prevalezca más el espíritu de supervivencia. Así, el miedo le gana a la necesidad de trabajo. Eso disgrega y paraliza”.

Caso testigo

César tiene 46 años, es mantero, peruano, esposo y padre de 4 hijos, 3 de ellas argentinas. Antes de aterrizar en Buenos Aires, hace ya un año y medio, pasó por Venezuela, volvió a Perú y decidió cruzar la frontera por segunda vez. Eligió Argentina por el idioma, aunque también estaba en carpeta Brasil.

Al igual que en Venezuela, apenas llegó al país trabajó “en costura”: eran muchas horas, y muy cansadoras. “Decidí salirme de eso. Trabajaba en costura lunes a viernes y sábado y domingo vendía en la calle. Y me iba bien y me fui de costura. Y me dediqué a trabajar en la calle”, relata César.

Los aventureros

Al igual que César, existen decenas de trabajadores callejeros radicados en Caballito que son peruanos. Muchos viven juntos y comparten mercadería, pero no es condición necesaria. A cada uno se lo puede ver detrás de su propia manta, llevando su propio carro. Y se puede conocer a su propia familia. Dice César: “Cuando los países están en situaciones difíciles, muchos quieren salir, buscarse otros horizontes. Basta que uno diga ´me fue bien en tal país´ para que otros vengan. Como pasó acá hace un tiempo, que hubo una situación dramática, y muchos se fueron a Europa, Estados Unidos… ¿no?”. A este ritmo de inmigración, la cantidad de peruanos manteros creció en los últimos años. “Ahora últimamente están saliendo menos. Cambió la economía”, analiza César. 

Son estos inmigrantes los que denuncian que a partir del fallo que obliga a portar el documento de identidad, la policía detuvo a más de 100 manteros peruanos. También denuncian las trabas que están teniendo para hacer trámites que regularice su situación migratoria. Y cómo intentan complicarla las persecuciones contravencionales.  “Si no tenés una causa, te la inventan, para que después en el trámite te salte, no te puedan dar el DNI y, a la larga, te tengas que ir del país”.

¿Cómo ve el futuro? César: “Incierto. No sé qué va a pasar. Algún trabajo tiene que haber. Pero no nos podemos quedar quietos. Hasta donde podamos, estaremos. Lo que pasa es demasiado: nos cierran una puerta, otra puerta, muchas puertas. Ése es el problema. No sé si será racismo… Para mí, analizándolo bien, no hay racismo. Lo que pasa es que no hay un plan de gobierno como debe ser. Para mí es un gobierno aventurero. Veo que hay cantidad de despidos estatales porque dicen que no trabajan y, por otro lado, no dejan trabajar a los que  producen su propio trabajo”.

Caos y oportunidad

Omar repite: “Nadie quiere a los manteros. Todas las instituciones del Estado, de una u otra forma, prefieren quedar bien con el poder económico y no con los trabajadores. Los gremios, lo mismo: aparentan estar con los trabajadores pero cuando negocian con el Estado, nos quieren sacar de la calle. Por eso tenemos el grado de soledad que tenemos. Decidimos, ante la ausencia de una defensa, tener la mejor defensa, que es la organización de los trabajadores”.

Sobre la regularización, los manteros recuerdan que existieron dos proyectos de ley que el gobierno porteño vetó. Y cuando pasa algún vecino que les reclama que paguen impuestos, los manteros le dan la razón: “Muchos pagamos el monotributo. Y si quieren que paguemos otros impuestos, que nos dejen trabajar”.

Vendedores Libres clama por un diálogo con el gobierno porteño para poder hacer eso: trabajar. Y se organiza para reclamar la regularización de la venta en el espacio público. “Ni siquiera estamos haciendo un reclamo por la dignidad, la obra social ni por la jubilación: estamos reclamando que nos dejen trabajar. Y para que no nos traten como delincuentes”, dice Omar.

¿Por qué los persiguen? La hipótesis de Omar: “Creo que tanto los políticos como el gobierno actual saben que somos trabajadores. Y se pone todo el aparato del Estado para sacarnos porque el Estado hoy está puesto a disposición de los intereses económicos. Este mega operativo no es sólo por una investigación judicial; es una demostración sobre cómo se utiliza desde el Estado a la justicia y a la policía en función de defender intereses”.

¿Cómo se ve el futuro desde la calle?

“Lo que se viene es un caos social. En el medio de eso, nosotros vamos a dar la lucha. Los manteros salimos a la calle antes que los gremios, dimos un ejemplo como trabajadores. En dos meses no van a tener mil policías para ponerlos en Caballito: los van a tener disgregados en otros focos de conflicto. Y quizá así entiendan que en este país hay mucha gente dispuesta a defender su trabajo”.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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