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A mi hijo no le gusta el fútbol

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A través de este cuento, el periodista y escritor Ariel Scher reflexiona sobre de qué hablamos cuando hablamos de fútbol. Una pregunta que interpela al periodismo deportivo pero también a padres e hijos que hablan de nombres y resultados sin detenerse en lo verdaderamente importante: el juego. La historia de “Pancho” y su hijo que pasa por Gallardo, Cappa, Bourdieu y Borges.

Por Ariel Scher* para lavaca.org
 
En nuestro club, todos y todas contábamos los buenos y los malos amores. Eso significaba que todos y todas reíamos y llorábamos. Todos y todas menos Pancho, el tipo que nos había enseñado que la única diferencia entre Beethoven o Picasso y nuestro empeine derecho consistía en que, con el empeine derecho puesto a disposición del fútbol, nosotros podíamos ser artistas de un arte propio además de testigos del arte de Beethoven y de Picasso. Pancho no reía y no lloraba y tampoco confidenciaba amores buenos o malos porque su tema era el juego del fútbol y de eso siempre nos hablaba. Todos y todas lo teníamos claro. Hasta que un día Pancho llegó al club y lloró.
 
Lo justificó sin amagar y sin gambetear: “A mi pibe no le gusta el fútbol”.
 
En nuestro club, al principio, todos y todas no percibimos que acabábamos de oír una tragedia. Le contestamos a Pancho que al Negro Fontanarrosa, erudito en fútbol (y quién dude que lea No te vayas campeón, un manual de grandes equipos), le había tocado un hijo querible que ni mosqueaba frente al resultado del clásico de Rosario. “Eso es lo jodido -nos replicó Pancho, con una lágrima en cada pestaña-. Deberían verlo a mi pibe: anda vestido con un buzo del Borussia Dortmund, saluda a las novias por Facebook con caritas de Neymar, va a la cancha para cantar un rato y para putear más rato y memoriza resultado por resultado”. Todos y todas en el club nos desconcertamos. “¿Y entonces?”, indagó alguien. “Y, entonces, el problema es que le gusta todo eso pero no le gusta el juego. No le gusta el juego: no le gusta el fútbol”, dijo. Dijo y volvió a llorar.
 
Ahí sí todos y todas advertimos que afrontábamos algo grave. Una mano dio play de inmediato a un video de la última conferencia de Marcelo Gallardo en la cual, decía el portal, se “enojaba” con la prensa. Lo que Gallardo decía, sin embargo, tenía que ver con lo que sentía Pancho: “Se habla mucho del resultado; del juego, no. Si River pierde jugando bien, de lo que se va a hablar es de que River perdió, no de que perdió jugando bien. No se va a hablar del juego. Y si vos ganás jugando mal, se dice: River ganó pero no le sobró nada. Eso es de lo que se habla”. Otra mano acercó de inmediato un artículo reciente de Ángel Cappa -argentino, entrenador, un pensador que afirma que los modos de jugar retratan los modos de vivir- titulado “¿A quién le importa el juego?”. Todos y todas en el club coincidimos en que mal de muchos no es consuelo de tontos sino la oportunidad de reflexionar sobre ese mal de muchos. Al interpretar ese texto que Cappa publicó en su blog, concluimos en que el hijo de Pancho no representaba una excepción de la época sino lo contrario, la consumación de una paradoja a la que dentro de un milenio se referirán pero vaya a saber si comprenderán los libros: el fútbol, juego entre los juegos de este tiempo, espectáculo central de una existencia que espectaculariza todo (¿hay algún acontecimiento humano que vean más humanos a la vez que, por ejemplo, la final de un Mundial?), atraviesa negocios y negociados, modas y consumos, sobremesas y ocios, pero no necesariamente por inquietud en el juego. De otro modo: el producto-fútbol está diseñado para requerir la atención de millones pero no para promover el interés por el juego-fútbol de parte de esos millones.
 
“Ya lo avisó Borges”, se resignó Pancho, delante de todos y de todas, con el club hecho un asombro por esa cita, dado que Jorge Luis Borges se erigió en el crítico más emblemático del juego más emblemático de países como la Argentina y nunca saboreó las magias que habitan un córner o una tribuna. Pero lo avisó, cierto que lo avisó, en la revista Pájaro de fuego, en una vieja entrevista que Pancho hacía flamear debajo de sus lágrimas:  “Porque la gente cree que va a ver un espectáculo, pero no es así. La gente va a ver quién va a ganar. Porque si les interesara el fútbol, el hecho de ganar o perder sería irrelevante, no importaría el resultado, sino que el partido en sí fuera interesante”. Dante Panzeri, maestro del periodismo como herramienta de la inteligencia, sacudiría a Borges señalándole que no se trata de nada de eso: “Ganar, es obvio. Descontado. Jamás se hizo nada en la vida para perder. Pero además de ganar, que es cuestión asimismo implícita en jugar bien, en jugar mejor, ¿qué es jugar al fútbol?, ¿para qué jugamos al fútbol? Para una satisfacción artesanal que tanto puede ser personal como de un conjunto de compañeros”. Nada de eso, Borges, agregarían Cappa y muchos otros individuos que verifican cada día que en el fútbol caben afectos, identidades, pertenencias, pasiones, objetivos -bah, mucho de lo que Borges se perdió- que invitan a querer ganar, pero no sólo a ganar o, inclusive, a preguntarse cómo se consigue ganar. Lo que, además, respondería Cappa es lo que anotó en ese artículo: “Para poder disfrutar del juego, se necesita conocer, sentir, pensar”. Y esas posibilidades -las posibilidades que no ejercía el hijo de Pancho-, se recortan, según Cappa, porque “el negocio fue apartando el juego de las preferencias de la mayoría hasta convertirlo en un trofeo nostálgico y ridículamente romántico”.
 
A mi hijo no le gusta el fútbol

Foto: Nacho Yuchark

A Pancho tratamos de consolarlo con ese argumento desprendido desde Cappa: si el disfrute del juego requiere “conocer, sentir, pensar”, ¿cómo se hace para estimular a disfrutar del juego en la sociedad del escándalo, de los efectos, de las resonancias, de los ecos y no de las tramas, de  la fugacidad siempre detrás de la fugacidad, de la industria del chisme, de las formas y no de los fondos, de la simplificación (que no es lo mismo que lo simple), de lo contrario al ciclo paciente que supone “conocer, sentir, pensar” sobre fútbol o sobre casi lo que sea? No todos y no todas en nuestro club manejábamos las teorías del sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien supo clavar los ojos en el gusto y en el deporte, entre mil cuestiones. No todos y no todas lo estudiamos a Bourdieu, pero todos y todas cazamos rápido que el problema de Pancho y del hijo de Pancho estaba vinculado a lo que un socio del club nos aseguró que explica Bourdieu: la subjetividad, eso que somos, no es natural, es una construcción social; el gusto o el disgusto ingresan dentro de esa construcción, una construcción que es resultado de las concepciones, de las acciones y de las disputas por y sobre el poder. “¿O sea que gente que ni conozco es la que tiene bastante que ver con que mi hijo y los hijos de otras y de otros tengan la relación de mierda que tienen con el juego de fútbol?”, consultó Pancho, abastecido por Cappa, por Gallardo, por Panzeri, por Bourdieu y hasta por Borges. Lo de “mierda” no se lo convalidamos. El resto, sí. 
 
Una persona que reconoce que los empeines derechos cobijan la perspectiva del arte es una persona que no se rinde fácil. Así que Pancho se secó las lágrimas y emergió de nuestro club con la idea fija de dar pelea futbolera y cultural por su hijo y por más hijas e hijos. “El Mundial de Rusia -nos comentó al partir- es una oportunidad interesante”. Nos enteramos de que, primero, llegó a su casa con un ejemplar de Tácticas de fútbol, el libro del ruso Boris Arkadiev, un director técnico que en la década del treinta hacía que sus jugadores fueran a galerías de pintura antes de los partidos más bravos. Y que luego pegó en living una frase polémica de Viktor Maslov, el más revolucionario de los entrenadores rusos, acaso precursor del fútbol total que en los setenta patentó Holanda: “La marca hombre a hombre insulta, humilla y desmoraliza al jugador que recurre a ella”. El pibe se comprometió a prestarle atención a esos materiales, pero le pidió a cambio que le comprara el equipo completo que la selección de Rusia usará en su Mundial. “Ante la pobreza de lo que le muestran, el hincha terminó enamorándose de sí mismo”, elaboró Norberto Verea, periodista y argentino, al que, quizás sin azares, llaman el Ruso. Nada de desanimarse: no es la primera vez en el devenir de la historia que una confrontación contra lo dominante exige esfuerzos sostenidos e inteligentes. En nuestro club, todos y todas soñamos con que algún día el juego vuelva a ser lo más importante del fútbol y que Pancho, con buenos o con malos amores, ría más de lo que llore.
 
*Ariel Scher es periodista y escritor. Su especialidad es el cruce entre literatura y fútbol. Lleva escritos una decena de libros; el último, Deportivo Saer. Además, dicta un recomendable curso de Literatura y deporte del que se puede obtener más info escribiendo a [email protected]

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La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

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Quinta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que horada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves. Esta cobertura realizada fue por la fotógrafa y artista visual Martina Perosa.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Desde hace tiempo me interesa la relación entre fotografía y movimiento. Hay un trabajo que me parece muy interesante, que me inspiró en esta búsqueda, que es la serie fotográfica de Muybridge en el que logra documentar el rápido trote de un caballo en el aire. Mediante esta serie intentaba demostrar, frente a la teoría opuesta de algunos periodistas deportivos, en el que hay un momento de la carrera en el que los cuatro cascos del equino están en el aire. Esas series en movimiento abrieron una nueva discusión en la historia de la fotografía, que incluso dieron comienzo al cine”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Siempre me interesaron estos cruces interdisciplinarios entre las diferentes ramas artísticas como el cine, la fotografía y la danza. Pensando la ronda de plaza de mayo, me punzaba mucho la idea de coreografía. Una repetición constante todos los jueves, durante cuarenta años, por media hora. Una serialidad. Una duración y tiempo concreta. En un espacio determinado. Unos cuerpos, y una relación entre ellos, con una calidad de movimiento que a lo largo de los años fue mutando según el contexto: explosivo, suave, sutil. Y una música que hilvana el movimiento, los sonidos de la calle y el grito popular”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

Sobre Martina Perosa

Artista visual, nacida en la ciudad de Buenos aires. Su formación se centró en distintas disciplinas artísticas, que hoy confluyen en su obra. Estudió cine, indagó en el teatro, la performance y danza contemporánea y luego se especializó en talleres de fotografía y  clínicas de obra. Esta multiplicidad de intereses le permitió construir una mirada interdisciplinaria sobre la fotografía con un principal interés en el movimiento, y en la potencia de la imagen para construir ficción y contar historias. En 2019 editó su primer fotolibro “Shinsekai”, finalista del Premio Publicación Latinoamericano en el FELIFA 2021 y en diciembre 2023 editó su segundo fotolibro Proyecto Dallas.

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Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

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Reflexiones, datos de la realidad e hipótesis sobre lo que ocurre en Rosario a partir del recrudecimiento de la violencia, a través de esta entrevista con Francisco Broglia, Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario y especialista en Derecho Penal. Desde la desestructuración económica a la descripción y atomización del mercado narco. Las complicidades policiales. La demagogia punitiva y las lógicas de la guerra, frente a otro tipo de esquemas de seguridad. La ineficacia de la violencia y la mano dura. Y la necesidad de una reforma policial y penitenciaria para poder ir al corazón del problema.

Texto: Sergio Ciancaglini

Rosario sigue sufriendo la violencia narco por un lado, y las políticas de “saturación” policial por el otro (llenar las calles de efectivos) que no parecen encontrar soluciones. El gobierno santafesino exhibió mayores controles y restricciones en las cárceles, con presos supuestamente relacionados al negocio narco y considerados de “alto riesgo”, sin ropa, en el piso, ante personal policial armado y encapuchado. Pablo Cococcioni, ministro de Seguridad provincial, publicó las fotos en Instagram bajo este título: “Cada vez la van a pasar peor”. Se emularon así las imágenes conocidas en El Salvador presidido por Nayib Bukele.

Se acumularon otras escenas, o aparentes respuestas: un colectivo penitenciario baleado, el asesinato de dos taxistas (Héctor Figueroa y luego Diego Celentano, en ambos casos utilizando balas policiales) y un colectivero (Marcos Daloia) a los que se sumó el crimen del trabajador de una estación de servicio, Bruno Bussanich. Todo acompañado por las amenazas al gobernador Maximiliano Pullaro, y una nota dirigida al propio gobernador y a Cococcioni en la que se pronosticaba: “carguen con muertes inocentes”.    

Sobre ese panorama habló con lavaca Francisco Broglia, abogado, especialista en Derecho Penal, Magister en Ciencias Sociales, docente universitario y actualmente Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario.

“Hay un endurecimiento de las condiciones de detención en algunos penales y quizás esta respuesta tiene que ver también con eso porque se empieza a dar desde hace algunos meses atrás. Esto que sucedió con la foto a lo Bukele, como se le dice. No se sabe si fue la gota que rebalsó el vaso o bien ya se venía dando una situación de agravamiento de las condiciones carcelarias que derivó en estos atentados en los que, además, están demostrando que tienen armas de la Policía y material balístico provisto por las fuerzas de seguridad. Hay un mensaje bien, claro: ‘estamos infiltrado en el Estado, o el Estado es cómplice nuestro’” explicó Broglia.

La precarización y la identidad

¿Cómo describir este panorama? “Rosario era de las ciudades más seguras de Latinoamérica, con una tasa de homicidios más baja que la media nacional, y hoy la estamos cuadruplicando. Hay una conjunción de cosas. Un fuerte cambio estructural del mercado del trabajo en Argentina y en el mundo en los últimos 30 años, relacionado con la precarización laboral. La situación es muy fuerte en los territorios, con situaciones de exclusión de jóvenes de sectores populares. Los materiales disponibles para construir identidad, para esos jóvenes, son prácticamente nulos. Los tradicionales, la escuela o el trabajo, dejaron de operar para ellos”.

¿Y entonces? “Aparecen otras formas de construir identidad, respeto y reconocimiento. Por ejemplo, la violencia. Y en ese marco aparecen estas economías delictivas vinculadas con la comercialización de sustancias como forma de generar esa identidad, ese prestigio social para los jóvenes. Ser soldadito (como se llama a quienes integran las bandas narco) de algún modo es esto: construir un yo, un ser, y hacerlo de una manera que la lógica actual de precarización no permite”. 

La lógica de matar

Para Broglia la situación en los barrios empieza por algo aparentemente sencillo: “Estamos en un modelo económico salvaje, donde tirar un tiro, matar a alguien, aparece como una lógica acumulativa. Hace un tiempo el que ganaba prestigio era el que se enfrentaba al ‘poronga’ del barrio. Pero luego aparece una lógica más capitalista, donde esto se mide en términos de cuánta gente esa persona es capaz de matar. ¿Cuántos muertos te cargás? Y con ese número te enfrentás y te imponés al ‘poronga’. Por eso hablo de lógica acumulativa”.

Cómo funciona el mercado: “Otra cuestión que cambió es la atomización del mercado de comercialización de sustancias. En las décadas del 80 y 90 era mucho más chico y concentrado. Pero ahora se transformó la lógica, mucho más atomizada y descentralizada. Y también se transformó el sistema de las complicidades”.

Las internas policiales

¿Qué significa esa transformación? “Que no hay una verticalización de cómo se estructuran sobre todo las fuerzas de seguridad en el mercado. Y entonces aparecen varias internas, distintas complicidades y varias bandas policiales operando con diferentes grupos también enfrentados entre sí. Es una atomización de las burocracias penales”.

¿Qué quiere decir eso? “Estoy pensando en algo que se ha manifestado en las causas penales, investigaciones y juicios federales que hemos tenido en Rosario: la complicidad de las fuerzas de seguridad, particularmente de la policía. No digo que toda la fuerza sea cómplice en esto. Pero hay varios grupos en pugna, operando para distintas bandas, lo que permite ver que no hay una estructura centralizada, como tampoco un cartel que domine el mercado”.

El resultado: “Al no haber carteles lo que hay son bandas sueltas, atomizadas, con poder de fuego y mucho uso de la violencia con la mano de obra de los pibes, los soldaditos. Son los más intercambiables, pero a la vez son los que están dispuestos a intervenir disparando por unos mangos, o haciendo cualquier otra cosa”.

Soldaditos y financistas

¿Cuál es la respuesta estatal? Broglia lo explica como una especie de marketing: “La respuesta típica es la saturación policial. Militarizar la ciudad es muy vendible hacia afuera. Es obvio que a todos nos puede llenar de tranquilidad tener un policía más cerca, en un contexto de miedo. Pero no parece como una solución de fondo porque en realidad en estas estructuras delictivas hay manejo del dinero y distintos niveles de jerarquía. Obviamente, la intervención de la fuerza de seguridad en el territorio no va a llegar a las cúpulas que financian el negocio, donde el financista ni siquiera se conoce con el que está tirando tiros en el barrio. Son cosas mucho más anónimas, con muchas intermediaciones”.

Agregado de contexto: “Estamos inmersos en un capitalismo neoliberal financiero que funciona también con estas lógicas, y que se alimenta también del dinero que se produce por esta vía”, referencia que empalma con las industrias de lavado de dinero que contienen a todo este fenómeno.

“El otro punto es la amplificación de la violencia. La violencia fue escalando a partir de la visibilidad de grupos o bandas como Los Monos, por ejemplo. Empezó a aparecer el tema en los diarios, se lanzó la ‘guerra al narcotráfico’ y a algunos grupos en particular con nombre y apellido. Y eso está amplificando la respuesta violenta. Entonces aparece una escalada, al estilo de otros países donde se aplicaron las mismas recetas. México y Colombia por ejemplo. El Estado amplifica la violencia que va escalando en forma desmedida. Pero esos países son un ejemplo: por más escalada, el problema no se soluciona y es más: se agrava”.

El espectáculo

En estos días ha habido distintas intervenciones mediáticas del Presidente Milei y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich (que anunció contradictoriamente en la misma oración que Milei iría a Rosario en 25 días, o en dos semanas, o en una, confirmando la proverbial dificultad o manipulación del oficialismo con los números).

Sostiene Broglia: “Todo es muy nuevo, hay mucha información cruzada. Es cierto que hubo una situación en la unidad de Piñero, pero otros dicen que no.  Hay distintas versiones del gobierno provincial, y varios hábeas corpus presentados por la Defensa Pública debido a relatos bastante tremendos de personas privadas de su libertad. Entonces no sabemos qué es lo cierto y lo que no, por lo que me parece aventurado hoy decir algo en relación a si lo ocurrido fue una respuesta a la situación en la cárcel, o no”.   

Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

La ministra Bullrich sonríe y saluda en Rosario. (Foto distribuida por el Ministerio de Seguridad).

Traducción: Broglia pone en tela de juicio las versiones difundidas mediáticamente. Duda, además, sobre el tema de la autoría de los crímenes y ataques de los últimos días: “Tampoco me animaría a coincidir ni a disentir en términos de quiénes son los que preparan los atentados. De lo que sí estoy seguro es de que cuanto más violencia se genera, la escalada termina siendo peor. Claramente la solución no va a ser la espectacularización de la violencia. Entiendo que el Estado tiene que ser firme y echar mano de las herramientas que le corresponden dentro del marco legal”.

Broglia no quiere cargar las tintas en los actuales gobernantes. “Son gobiernos que están hace poco, lo digo como no votante de ambos. Pero al margen de la simpatía que se les tenga, conviene pensar las cosas con coherencia. Venimos de un proceso de mucho tiempo, desde los 90, que instaló lo que suele denominarse demagogia punitiva. La alternativa al problema de la seguridad aparece como un discurso de guerra al delito, guerra al tráfico de sustancias. Se construye un enemigo que generalmente está en los barrios populares, entre personas pobres. Y se ha ido avanzando hacia un planteo en el cual prácticamente hay que exterminar a ese otro convertido en enemigo, pero sin resolver el problema de fondo, que incluye lo económico y las burocracias penales. Y eso no es privativo de ningún gobierno en especial sino que atraviesa a todos, provinciales y nacionales, durante los últimos 30 años”.

El rinde electoral

“Hubo algunos avances y muchos retrocesos en materia de seguridad, intentos de lograr una idea de seguridad más democrática, y la contrapartida de situaciones muy hacia atrás. En todos los gobiernos. A la política le cuesta mucho correrse de los discursos habituales porque los políticos interpretan que esas medidas duras, espectaculares, son lo que la población quiere. Piensan que rinde electoralmente. Hubo matices, gobiernos que atemperaron esa actitud y que intentaron algunas transformaciones, pero al final siempre fueron hacia el punitivismo, por esa idea electoral. La lógica de una guerra absurda que no existe, y que no es ninguna solución. Lo que se precisan son soluciones multi agenciales”.

¿Por ejemplo? “Un abordaje con intervención de diversos actores, no solo las fuerzas de seguridad. Encarar el problema del delito en toda su complejidad como fenómeno social, multi causal, con la intervención de otros actores sociales que pueden influir en el fenómeno, no solo la policía. Fijate que en esta misma charla estamos viendo varias aristas distintas. Entonces el tema es la operatividad de las intervenciones que tienen que ver con la política social del Estado, por ejemplo, en donde mucho tiene que ver un neolberalismo económico y financiero que funciona también con estas lógicas, que también alimenta a una economía que muchas veces funciona con ese dinero”.

Rosario narco (1): la infiltración y la complicidad

Francisco Broglia, Defensor Público del Servicio Público de la Defensa Penal de la ciudad de Rosario y especialista en Derecho Penal.

La saturación es vieja

“Otra cuestión es hacer un diagnóstico certero. Pensar que el problema de la comercialización de sustancias se va a resolver solamente poniendo más policía en la calle, evidentemente ha demostrado que no va a traer grandes resultados” plantea Broglia. Las noticias postulan que son unos 450 efectivos enviados esta vez a Rosario (se instalarían en 3 barrios) frente a intervenciones como la de Sergio Berni, que recuerda Broglia, con 4.500 efectivos que tampoco resolvieron el problema, puede verse.  

“En Rosario ya hubo varias intervenciones según el esquema de saturación policial. La verdad es que es algo bastante viejo, que no solucionó nada. Sergio Berni lo hizo en 2012, de modo mucho más amplio y potente que lo que buscan hacer ahora el gobernador Pullaro y la ministra Bullrich. Recuerdo que una antropóloga, Josefina Martínez, decía que en lugar de pensar tanto en la saturación policial, alguna vez habría que pensar en un esquema de saturación social: cómo hacer frente a las problemáticas del neoliberalismo y la exclusión, que hoy encima se manifiesta de un modo bastante intenso y compleja”.

Menciona el Defensor Público otro tema que no aparece en ninguna agenda: “Hay que pensar de una vez por todas en una reforma policial y penitenciaria integral. Parecería que la política no se anima a intervenir sobre esta autonomía policial, que es el gran tema de todo lo que estamos comentando. Se dieron en el país algunos procesos siempre en situaciones de crisis muy extrema, como en la Policía Bonaerense. Y luego retrocesos cuando se comenzó a calmar el reclamo social: ahí volvieron los avances conservadores y muchas de las reformas fueron para atrás. Sigue siendo un tema pendiente, el gran tema si se quiere encontrar una solución efectiva a lo que está pasando en Rosario, por ejemplo”.  

Teoría sobre la demagogia

Señala también Broglia el error de la demagogia punitiva: “Tengo una mirada  diferente por lo que me ha tocado ver y trabajar. No lo digo como intérprete ni nada por el estilo, pero sí por algunas cosas que humildemente uno puede escuchar de personas muy castigadas por el problema de la inseguridad, que son las personas más pobres. Son las que más lo sufren porque hay siempre una desatención del Estado de esas victimizaciones, como también desde la política se piensa que la demagogia punitiva es la alternativa, y que la gente quiere más cárcel, más policía y más violencia”.

“Pero cuando uno se acerca un poco a lo que la gente parece necesitar, la gente no pide más violencia desde el Estado para enfrentar el problema. Pide que no le pasen cosas, no ser víctima de delitos, vivir tranquila, no tener miedo. Me hace acordar una cosa que decía David Garland, un criminólogo del Reino Unido, en la década del 90, cuando se discutían las mismas cuestiones.  Él decía que la gente no quiere la violencia del Estado. Esa es la interpretación del político y de la opinión publicada en los medios, como salida para demostrar que está haciendo algo diferente. Pero la gente lo que quiere es que no le pase nada. Entonces tal vez habría que plantear otras visiones, que tal vez sean acompañadas también desde el punto de vista de los votos. Pero también hay que tener coraje como para hacer eso, ¿no?. Coraje, capital político y apoyo en general. Pero eso se va a poder lograr cuando se comprenda que lo hecho hasta ahora no soluciona el problema”.

¿Qué le diría a una persona que piensa que la solución es más policía, más mano dura? “Es complejo porque es difícil sacar a la gente de sus cuadros o sus marcos ideológicos. Entonces esa persona está convencida de que la única alternativa es esa. Es complicado que pueda entender que hay otra salida. El problema no se va a resolver con mayor violencia porque no tiene que ver solamente con una cuestión de derecho, sino con la ineficacia de esas políticas”.

Sobre la política del “cada vez la van a pasar peor” en las cárceles a lo Bukele, Broglia propone dos conceptos:

  • “Desde el punto de vista de los derechos humanos, nuestra legislación establece la finalidad resocializadora de la pena y la prohibición de la tortura y los malos tratos a las personas detenidas”.
  • “Desde el punto de vista de la eficacia del punitivismo para reducir la violencia y el delito, te diría que el endurecimiento carcelario es inútil”.
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La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

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Cuarta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone así transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que orada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves, 2.392 veces al 15 de febrero, fecha a la que corresponde esta cobertura realizada por el fotógrafo Eduardo Longoni, autor de uno de los registros a lo largo de la historia de Madres más reconocidos. Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

Una ronda de casi medio siglo

Estoy parado en la Plaza, a la sombra de un árbol, con los ojos entrecerrados por la luz que refleja la blanquísima Pirámide. Es un caluroso jueves de verano, son las tres de la tarde. Y espero que lleguen las Madres a su habitual ronda. Pero mi cabeza vuelve una y otra vez a los jueves invernales de fines de los ´70, plena dictadura. Frío. Por dentro y por fuera. La Plaza llena de servicios de inteligencia, de policías de civil, de personajes oscuros. Y allí iban llegando las Madres, algunas acompañadas por familiares, otras solas con su pañuelo. Todas con desesperación, con coraje y con pequeñas fotos de sus desaparecidos. Yo era joven, como sus hijos ausentes. Ellas tenían la edad de mi madre. En medio de ese lazo tácito de amor que nos fue uniendo, nacieron mis primeras fotos.

Hoy estoy aquí, ya no soy joven. Es mi primera ronda después de la muerte de mi madre. Y ahora sólo llega Norita Cortiñas por un lado y Pina de Fiore por otro. Hay algo que me estruja el alma. Una mezcla del paso del tiempo con tristeza. Pero ellas siguen dando vueltas. Incansables.

La ronda de las Madres es el lugar dónde ahogar las flaquezas, los miedos, es un sitio dónde los obstáculos se vuelven más pequeños. Es el círculo en el que empezó a derrumbarse la dictadura más sangrienta de nuestro país. Nada menos…”

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

La Ronda, en la mirada de Eduardo Longoni

Foto: Eduardo Longoni para la cobertura colaborativa de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo.

Sobre Eduardo Longoni

“Trabajo con fotos, respiro fotografía, las imágenes me asaltan a cada paso. Con la cámara como pasaporte puede viajar por todo el mundo. Expuse mis imágenes en muchas galerías y museos alrededor del mundo, pero guardo un especial orgullo de haber sido uno de los fundadores de la exposición El Periodismo Gráfico Argentino allá por 1981, cuando todo era peligroso en nuestro país. Esa muestra, la más prestigiosa del fotoperiodismo argentino, sigue vigente hasta nuestros días con más de 30 ediciones”.

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