CABA
El Titanic, la salud, y otras reflexiones pandémicas
“El mundo que se paralizó ante la presencia de un microorganismo con especial predilección por las vías respiratorias, que se aprovecha de quienes tienen sus sistemas inmunológicos comprometidos, es el mismo mundo que sigue sin reconocer que quizás el mayor impacto negativo en la salud de las víctimas directas de este virus sean las condiciones de vida que precedieron la aparición del COVID-19” explica el médico Damián Verzeñassi en estas reflexiones enviadas a lavaca.org.
Plantea en ellas una analogía con la situación del Titanic, donde estar en el mismo barco no significaba acceder a los mismos recursos. Señala una serie de condicionantes para comprender la situación actual: la influencia del extractivismo, la contaminación y la destrucción de la naturaleza sobre los procesos de salud individuales y colectivos. La falta de alimentación adecuada. Los transgénicos, la industria de alimentos ultraprocesados y plagados de químicos. Las carnes de animales criados en condiciones de hacinamiento con antibióticos y ansiolíticos. La contaminación del aire, las aglomeraciones urbanas y las poblaciones con sus sistemas inmunológicos deprimidos. Ideas y preguntas para repensar el sistema de alimentación, el sistema de salud y nuevas lógicas de producción económicamente sustentables.
Verzeñassi es profesor titular de Salud Pública y Director del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. Dirige además la carrera de Medicina en la Universidad del Chacho Austral, y fue el inspirador de los Campamentos Sanitarios que relevaron (y revelaron) la situación de salud en más de 30 comunidades argentinas. El texto completo de sus “Reflexiones pandémicas”.
Por Damián Verzeñassi
Analizar el metabolismo sociedad-naturaleza es clave para poder comprender la génesis antrópica de la proliferación de mutaciones microbiológicas que ponen en alerta a la población humana.
El mundo microbiano se reorganiza permanentemente para resistir y sobrevivir a las drásticas transformaciones que los modelos de producción y reproducción socio-económica dominantes en las sociedades humanas, imponen a los territorios.
La crisis pandémica actual, también permite evidenciar la determinación de los modelos de producción extractivista sobre los procesos salud-enfermedad de los sujetos tanto en la dimensión individual como en la colectiva.
El extractivismo, en todas sus facetas, conlleva a la explotación extensiva de los territorios, con la consecuente contaminación del agua, aire y suelo. Agrotóxicos, microplásticos, metales pesados, gases tóxicos, deforestación y corrimiento de la frontera agrícola, explotación animal (que constituye el caldo de cultivo ideal para la génesis de este tipo de mutaciones virales, como ya quedó demostrado con la gripe aviar, la gripe porcina y el SARS), son evidencias incontrastables de la alteración que hemos generado a los procesos metabólicos del planeta, a partir de la instalación y globalización de los modos de producción extractivistas.
Todo ello conlleva un deterioro progresivo en la salud de las comunidades y reduce la capacidad de respuesta inmunológica humana ante diferentes agresiones, tanto a nivel individual como colectivo.
Hemos construido sociedades que no son capaces de garantizar una alimentación adecuada para sus pueblos, y con ello pierden el primer y esencial elemento sustancial para el cuidado de su salud y la recuperación de la misma ante diferentes injurias.
Los modos de comer han cambiado drásticamente en los últimos 40 años en nuestras sociedades, de la mano de la creciente migración hacia los conurbanos, así como de la disminución de las granjas y áreas de producción de alimentos, cuyos territorios fueron ocupados por plantaciones de transgénicos adictos a venenos que para sostenerse contaminan y dañan a quienes viven en sus cercanías (y no tan cerca).
Productos ultraprocesados, en los que abundan colorantes, conservantes, aromatizantes, y otras sustancias cuyas siglas no nos permiten ni siquiera adivinar su origen, han ocupado el lugar de los alimentos tradicionales que se servían en las mesas de los hogares de hace 40 años atrás.
Los animales, cuyos derivados terminan en nuestros organismos, son engordados a base de transgénicos, ansiolíticos, antibióticos, en condiciones de hacinamiento propios de campos de concentración, obligados a comer sin descanso. ¿Qué es entonces lo que comemos y cuanto de eso puede realmente acompañar a nuestro organismo para nutrirse y desarrollar un sistema inmunológico adecuado?
El mundo que se paralizó ante la presencia de un microorganismo con especial predilección por las vías respiratorias, que se aprovecha de quienes tienen sus sistemas inmunológicos comprometidos, es el mismo mundo que sigue sin reconocer que quizás el mayor impacto negativo en la salud de las víctimas directas de este virus sean las condiciones de vida que precedieron la aparición del COVID-19.
Según la propia OMS, ya en 2012 la contaminación atmosférica fue responsable de la muerte de 7 Millones de personas a nivel planetario. [1]
El asbesto, contaminante pandémico si los hay, tiene un amplio prontuario de daños en la salud, fundamentalmente a partir del daño de las vías respiratorias, con un historial judicial en varios países, fundamentalmente Italia, donde pueblos enteros fueron contaminados por este material a partir de su extracción para la fabricación de tanques, chapas y otros elementos con fibrocemento y terminaron ante los tribunales exigiendo se les indemnice por el daño generado.
Quienes vivimos en Rosario, además de la contaminación del aire urbano por las emanaciones de gases de vehículos, estamos expuestos a los gases que llegan con el humo del cordón industrial, al que estacionalmente se le suma el humo de los incendios intencionales en las islas frente a la ciudad, resultado del uso de ese humedal como espacio para la cría de ganado (que ha sido expulsado de los campos por los transgénicos adictos a venenos.
¿Cuánto facilitará el daño que el covid-19 pueda hacer en los rosarinos, el humo que respiramos hasta el 7 de marzo, producto de la quema intencional de las islas entrerrianas, que los gobiernos locales y regionales fueron incapaces de evitar o sancionar?
Si el 92% de las personas que viven en ciudades no respiran aire limpio, y por lo tanto con el acto más primitivo de la existencia, el respirar, incrementan su riesgo a padecer patologías que ponen en riesgo sus salud y su vida, ¿no será que nuestros modos de vida son claves para incrementar el daño que pueda generar un virus respiratorio?

Las ciudades (donde vive hoy más del 50% de la población del mundo), se han transformado en aglomeraciones de personas en edificaciones para nada saludables. El sol es prácticamente un privilegio, y el hacinamiento es una constante de la mano de la desaparición de los espacios públicos a manos de la especulación inmobiliaria. ¿Cómo dejar que entre el sol en nuestras casas, tal como recomiendan los expertos en tiempos de virus respiratorios, en ciudades donde los edificios de altura han ocupado cada centímetro de terreno urbano?
El volumen y la característica de la basura que generan nuestros modos de consumo, supera la capacidad del planeta para metabolizarlo y en muchos casos es un proceso imposible.
Aire contaminado, comida que engorda pero no siempre es alimento, viviendas que parecen más cajas de zapatos que hogares, sistemas inmunológicos deprimidos, son sin dudas un combo ideal para cualquier patógeno que circule entre nosotros.
Ante la preocupación que manifiestan nuestros Gobiernos por el COVID-19, los medios de comunicación masiva llenan sus espacios con cifras de testeados, infectados, recuperados y muertos, pantallas en rojo con cortinas sonoras que alarman… una sociedad confinada y literalmente aislada en sus propios domicilios, no tiene tiempo (paradójicamente) para pensar que significan en términos de salud los más de 7862 casos de dengue que ya se confirmaron en Argentina desde el 1 de enero hasta el 25 de marzo, los 12 feminicidios en los primeros 14 días de cuarentena, los muertos por desnutrición en las comunidades de pueblos originarios, la terrible fragmentación del sistema de atención de enfermedades que tiene nuestro país, qué significa la extraordinaria bajante actual del rio Paraná, porqué en lo que va de este siglo ya hemos asistido a la aparición de, al menos, cuatro mutaciones virales 2 de las cuales provocaron pandemias, o que estará ocurriendo con nuestros sistemas inmunológicos cada vez menos capaces de defendernos, por enumerar algunos temas que coexisten con la crisis pandémica y son elementos coexistentes en la situación sanitaria que vivimos.
El Principio Precautorio es desempolvado de los textos jurídicos para justificar políticas de Aislamiento Obligatorio contra un virus, en el mismo decreto que se habilita a los fumigadores, a la minería a cielo abierto, a las curtiembres, a las madereras, a seguir contaminando y destruyendo nuestros territorios. Contradicciones de difícil explicación, que desnudan con claridad la ausencia de análisis más allá de las “curvas epidemiológicas” que adolecen de lecturas críticas y miradas más allá de los números de “casos”.
Evidencia dolorosa de cuán lejos estamos de aprovechar la crisis generada por este nuevo virus para repensar los modos de organización, producción y reproducción de nuestras sociedades.
Quienes entendemos a la Salud como el derecho a luchar por una vida digna, así como una condición esencial para la libertad (individual y colectiva), vemos con preocupación la exacerbación de rasgos autoritarios, intolerantes y discriminatorios que florecieron al calor de esta crisis pandémica que, usando un virus como vector, contagia miedo, desconfianza y desazón en una sociedad en la que ya sobresalía como rasgo el culto a la meritocracia, al individualismo, al sálvese quien pueda.
En este contexto, cabe la pregunta: ¿quijén fue responsable de la tragedia del Titanic? ¿El iceberg que se puso en su camino, el vigía que no avisó a tiempo, el capitán que sobreestimó sus capacidades, la banda que no paró de tocar dando la falsa idea de que no pasaba nada, el fabricante que puso botes salvavidas solo para los camarotes caros, el que sobrevendió los pasajes?
Si fuese cierto que estamos atravesando una tormenta todos en el mismo barco, no deberíamos olvidar que en él hay varios pisos, y en los más profundos viajan los que tienen menos posibilidades de llegar a los botes salvavidas, por sus condiciones objetivas y en algunos casos, porque puede haber quien piense en poner cadenas a las puertas, impidiéndoles salir a cubierta y generando así la falsa sensación de que “hay botes para todos” entre los que viajan en los pisos más altos.
Ante la actual situación entendemos que, más allá de la necesidad de atender la urgencia que emerge por la aparición del COVID-19, urge avanzar en la generación y fortalecimiento de vínculos solidarios que nos permitan visualizar colectivamente estrategias de superación de esta crisis, que va más allá de una cuestión microbiológica.
Debemos estimular y recuperar un sistema inmunológico a nivel colectivo, que nos ayude a resolver los problemas estructurales que hacen a nuestros territorios (y a nuestros cuerpos), vulnerables a diversas enfermedades.
Recuperar inmunológicamente a nuestras sociedades implica reconstruir lazos y redes solidarias, de cooperación y ayuda mutua, que respeten y se nutran de las diversidades para hacer más resistentes las tramas.
¿Y si pensamos nuevos escenarios de producción y distribución de alimentos (comida sana, sin venenos, ni transgénicos) dignificando a quien los genera y garantizando el acceso a toda la comunidad, desde los principios del comercio justo y la soberanía alimentaria?
¿Qué pasaría si en lugar de salidas a partir de aislarnos, optamos por generar redes que nos encuentren desde el cuidado solidario, con lógicas de acompañamientos y recuperación de saberes y haceres colectivos?
¿Nos animaremos a construir un sistema de atención de la salud, alrededor de la ética del cuidado, desde la integralidad, con trabajadores bien remunerados y comprometidos con la defensa del derecho a la vida digna, sin hegemonías, desde la horizontalidad, que entienda la integralidad de la vida y por tanto la Salud de la Madre Tierra como una Sola Salud?
¿Aceptaremos replantear las estructuras curriculares e institucionales de nuestras universidades y carreras de la salud, para redimensionar el peso de lo socioambiental, de la epidemiología, de la salud pública y colectiva, del pensamiento crítico en la formación de profesionales?
¿Seremos capaces de asumir el desafío de una construcción colectiva de nuevas lógicas de producción y reproducción, económicamente sustentables, biológicamente estables, políticamente horizontales, socialmente integradoras de la diversidad, en comunión con el territorio y la salud de la Madre Tierra?
En la búsqueda colectiva de respuestas, nacerán nuevas preguntas que nos animen a seguir caminando, tratando de hacer de éste un mundo más saludable…

[1] https://www.who.int/mediacentre/news/releases/2014/air-pollution/es/
CABA
Villa Lugano: una caravana en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el Gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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