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Escenas de la crisis: un ministerio ocupado pacíficamente contra más de 500 despidos
Trabajadoras y trabajadores del ministerio de Agroindustria realizan desde el jueves una permanencia pacífica en rechazo de más de 500 despidos de la cartera que conduce el expresidente de la Sociedad Rural, Miguel Etchevehere. La única respuesta estatal fue una represión de la Policía Federal con palos y gases. Más de 400 de esas cesantías corresponden a la secretaría de Agricultura Familiar. Qué significa el desguace de esa área, contado por sus técnicos. El impacto en las comunidades. Las imágenes de efectivos policiales dentro del ministerio. Y las amenazas y persecuciones para que los empleados no acompañen las medidas de fuerza. Testimonios que dibujan otra triste postal argentina de una crisis que no para.

Uno de los listados con los despidos.
Hace treinta y seis horas que Guadalupe no duerme. Trabaja en el Ministerio de Agroindustria desde 2009 y hace tres años se desempeña como técnica de Agricultura Familiar. No quiso ver el listado de 29 hojas que circuló con los nombres de 447 trabajadoras y trabajadores de esa área que los funcionarios de la cartera dirigida por el ministro Miguel Etchevehere, expresidente de la Sociedad Rural, comunicaron que serían despedidos. “La situación es dramática”, resume Guadalupe a lavaca, en medio de la permanencia pacífica dentro del edificio de Paseo Colón al 900, luego de la represión con gases y palos por parte de la Policía Federal. “En total, quieren echar a más de 560 compañeros”.
La permanencia el viernes tuvo su segunda jornada rumbo al fin de semana. “Si nos vamos, el lunes no volvemos”, resumen los trabajadores en la calle. Muchos están sentados en las escalinatas del Ministerio, pero otros están sobre una avenida cortada por un cordón de casi 100 policías y un camión hidrante que aguarda justo enfrente de la Facultad de Ingeniería de la UBA, vecina del Ministerio. La postal es casi una ironía de este país a un día de la masiva Marcha Nacional Universitaria que inundó con 500 mil personas la Plaza de Mayo.

Adentro, entre pasillos llenos de hojas A4 que denuncian los despidos, con trabajadores y trabajadoras hablando en cada rincón para ver qué se sabe y qué va a pasar, Guadalupe explica: “El miércoles la noticia era que habían echado a cuatro trabajadores de Control de Accesos. El jefe de área les dijo que a la noche iban a echar a 14 de 15, pero los rumores que se instalaron decían que iban a ser muchos más. Nos agrupamos, todos dijimos que no nos íbamos hasta no tener respuesta. Se llenó de policías. Nos dijeron que iba a haber una reunión con el ministro, pero está de viaje. Vino un secretario a las 10 de la mañana: la respuesta fue que no eran ni 4 ni 14, sino que iban a echar a 560 personas”.
Guadalupe calcula que esta es sólo una primera tanda de más de 1000 despidos. Y recuerda las 360 cesantías que ya hubo en abril y las 160 en 2016.
-¿Por qué no quisiste ver los listados?
-Porque esté o no, el lunes voy a estar en la calle de todas formas.
Imágenes del espanto
Muchas de las personas consultadas por lavaca piden hablar sin especificar sus nombres ni áreas de trabajo. Pasan videos de la represión, fotos de cómo la Policía Federal avanzó sin ningún sentido contra trabajadores y trabajadoras, imágenes de efectivos de esa fuerza dentro del patio del Ministerio, paseando con escudos y palos por los pasillos.
Una de esas personas hace 20 años que trabaja en el Ministerio.
-Tenemos mucho miedo de verdad. El jefe de Recursos Humanos nos dijo directamente que el que hiciera reclamos, probablemente, estaría en la próxima lista de despidos. Yo estuve en todas las situaciones: contratada, monotributista y nunca vi una cosa así, este nivel de brutalidad y de falta de empatía con la gente. De no pensar en solucionar los problemas con gestión y solucionarlo con recorte. De tomar a las personas como un número más. Que de verdad no les importe nada. Que usen metodologías espantosas. Que entres a tu trabajo y te encuentres con esa magnitud de fuerza policial. Yo no lo vi nunca. En abril echaron a 330 personas. No le avisaron a nadie. La gente se enteró en la puerta poniendo la huella. No les dejaron entrar a buscar sus cosas. Eso te genera todo el tiempo un clima de no saber qué es lo que va a pasar, nadie trabaja tranquilo así. No hay motivo, además. Es toda gente despedida porque Modernización dice que tenemos una dotación que no es la que ellos consideran.
Otra de las personas que testimonian lleva trabajando ocho años:
-Ayer y hoy tuvieron una violencia que jamás vi. Hay mucho miedo de participar, de acompañar. Nadie está a salvo de ser echado. Es un momento muy difícil y quedarte sin trabajo es durísimo. Pero el maltrato es tremendo. Muchas amenazas. Hoy nos tenían que dar una respuesta pero, por el contrario, nos informaron de los despidos. Salimos a la calle y nos reprimieron. Yo estaba ahí, solo sacando una foto, cuando se nos vienen encima. Golpearon a mujeres, no les importó nada. Es muy triste: algunos secretarios mandaron una circular interna a los jefes para que notifiquen qué personas iban a la protesta. Nos pasó que llamaron a nuestros puestos preguntando si estábamos o no: sólo habíamos ido a almorzar. Adentro hay mucha policía. Una metodología muy militar.
El recorte según Monsanto
Los trabajadores explican que hubo:
- Más de 30 despidos en la subsecretaría de Coordinación Administrativa.
- Más de 60 en la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
- Más de 440 en la secretaría de Agricultura Familiar.
“Sin dudas, es el área más afectada”, dice a lavaca Leonardo Janjetic, delegado del área en San Luis. “El listado de 29 hojas lo difundieron en plena represión para generar más desánimo y confusión. Aún no pudimos estudiarlo. Pero van llegando algunos datos. Por ejemplo, en San Juan despidieron a 21 trabajadores: quedan cerca de 10. En Neuquén, echaron a 27: quedan 4. Apuntan al desguace de toda el área para transformarla en una agencia que no trabaje junto a las organizaciones y las comunidades”.
Guadalupe explica que en la Dirección Nacional del área de Agricultura Familiar trabajan unas 200 personas, pero en territorio hay distribuidos unos 1000 técnicos. “Parece mucho, pero no lo es”, subraya. “Estamos hablando de todo el país”.
Leonardo es técnico en Santa Rosa de Conlara, un pueblo al norte de San Luis, casi al límite con Córdoba. “Eso es lo que le da identidad a nuestro trabajo. Estamos insertados en el territorio. Uno está vinculado con todas las problemáticas de las comunidades: cuestiones de tierra, caminos rurales, salud, educación. Nuestro trabajo fuerte es el fortalecimiento del tejido social en las comunidades para que los campos no queden vacíos a merced de las empresas”.
-¿Puede ser que por eso mismo sea el sector más afectado por los despidos?
-Vivo al límite de la frontera agropecuaria. Allí es muy claro: hay un rio donde terminan los campos buenos de siembra, que es donde siembra semillas Monsanto. Son campos de riego que, al ser una zona seca, son ideales para producir semilla: Monsanto alquila esos campos. La tecnología implantada ahí es terrible: desde la electricidad, el tipo de perforación del suelo que tiene, los sistemas de riego, las autopistas. Tienen todo a disposición. Pero si cruzas el rio, se termina todo lo bueno y empieza el campesino. Ese es el contraste que se da.
Desde adentro del ministerio, donde la ocupación se organiza para el fin de semana, Guadalupe resume: “La secretaría garantiza una cobertura territorial para la bajada de política pública en todo el país. Salvo en Tierra del Fuego, tenemos delegaciones con coordinaciones y técnicos en todas las provincias. Pero las vienen reduciendo, haciendo obsoleto el rol del Estado: hace tres años que funcionamos sin presupuesto, lo que dificulta todo el trabajo de los técnicos. Y además, te persiguen. No hay política pública. Entonces, bajo ese criterio, sobramos todos”.
Desde afuera, mientras el desmesurado cordón policial continúa sobre Paseo Colón y el camión hidrante permanece frente a la Facultad de Ingeniería, se ven las banderas verticales que caen desde los enormes ventanales del Ministerio, y gritan dos palabras a la sociedad:
- Permanencia pacífica.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani