CABA
Viaje en llamas: Rosario y los humedales incendiados
MU recorrió los focos de incendios que hoy golpean a Rosario. Por aire, tierra y agua, las consecuencias del ecocidio impactan directamente en las personas y las comunidades, mientras continúa el debate por la Ley de Humedales. Lo que se habla y se percibe en cada lugar sitiado por el fuego y por el humo. Crónica de un delito ambiental. Por Facundo Lo Duca.

AIRE
A más de 200 metros de altura de la ciudad de Rosario, el helicóptero que dirige Alberto Seufferheld –titular del Servicio de Manejo del Fuego–, se ladea a un costado. La estela de humo en frente, las lenguas de fuego abajo, cercando pastizales verdes. En unas horas, cientos de esas hectáreas serán campos de cenizas sometidas por el viento. Morirán muchos animales. Las plantaciones, necesarias para la fauna y vida de muchos trabajadores rurales, se arruinarán por meses. La humareda, además, contaminará los centros urbanos más cercanos. Alberto lo sabe. Tras treinta años de servicio, entendió que el significado del fuego es ambiguo. Que esa energía contenida tiene beneficios, que enseña sobre respeto y colabora con la naturaleza eliminando, por ejemplo, el combustible vertido en el mar o los desechos en los basurales, pero ahora, en medio de una emergencia ambiental por la proliferación de incendios intencionales, sabe que es momento de poner el cuerpo. Divisa uno de los focos entre un conjunto de vacas que escapa de las llamas. No habla con nadie. La soledad del cazador en un cielo nuboso. Detrás de Alberto en el helicóptero, otro brigadista abraza un bidón de agua. Todo sucederá rápido. El descenso al territorio, el salto a tierra, la entrega del bidón a otro compañero. No hay tiempo. De vuelta arriba.
–El fuego en ese estado me entristece –dirá Alberto, cuando aterrice en la base de operaciones que los brigadistas y la Armada levantaron en las afueras de la ciudad.
-La matriz ecológica se pierde para siempre.
Es un sábado a mediados de septiembre. Desde hace semanas, Rosario y otras ciudades del Litoral y el Delta del Paraná, sufren las consecuencias de la quema de humedales en diferentes zonas rurales. El humo, por ejemplo. La contaminación del aire ataca directamente la salud de la población. Según estimaciones científicas, lo que respiramos debe contener menos de 50 microgramos de contaminantes por metro cúbico (ug/m3) para considerarse un aire sano. El martes 13 de septiembre, el Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático de Rosario confirmó que más de 900 mil rosarinos “inhalaron peligrosamente” 483 ug/m3.
Otra consecuencia es el impacto directo en el suelo. Las llamas arrasan con una vegetación propia de cada área de sembrado. Los pequeños productores y trabajadores rurales que viven de actividades agrícolas perderán importantes ingresos frente a quienes les conviene que todo arda: los grandes hacendados y empresarios inmobiliarios. La nueva siembra que se haga después traerá suntuosas ganancias para diferentes corporaciones.
–Las ocurrencias del fuego son cada vez más frecuentes– dice el brigadista Alejandro Gutiérrez desde el aeroclub Alvear en Rosario, en el campamento donde brigadistas y gente de la Armada conviven por estos días.
Alejandro se encarga de coordinar los medios aéreos que se desplazarán para combatir los incendios. A la cuestión de la intencionalidad, el brigadista suma otro componente: la larga sequía que hace tiempo sufre toda la provincia.
–Lo que antes era un río, ahora es un pajonal de un metro y medio. Eso alimenta mucho las llamas y es difícil de controlar.
Otra complicación que Gutiérrez señala es el viento. Las ráfagas, a veces, alcanzan los 50 km/h, suspendiendo cualquier actividad área por seguridad de los pilotos.
–Falta concientizar más –suma el brigadista.
–Porque no es solo el Delta. Hoy se quema Jujuy, las yungas y la Patagonia.
El operativo tiene una particularidad histórica: la incorporación, por primera vez, de dos brigadistas mujeres de la Policía Federal. Mariana –un nombre ficticio dado que así lo quiso la entrevistada–tiene 24 años y entró a la brigada forestal en febrero. Está vestida con un traje amarillo a la espera de que la llamen para volver al territorio.
–Hicimos muchas brechas de ensanche para que el fuego no avance- cuenta. Nos cambió mucho el viento y la intensidad del fuego. Al haber viviendas próximas, las personas son nuestra prioridad.
Si a Mariana le preguntan qué significa el fuego, dirá rápido algo sumamente extraño en este marco:
–Vida. El fuego es vida.
Cae la tarde en el campamento. Alfredo Seufferheld aterriza y baja nuevamente del helicóptero. Un caminar cansino y los ojos rojizos por el humo muestran una jornada ardua.
–Una de las prioridades de hoy eran las colmenas y las casas de los pescadores -cuenta.
Seca el sudor de su frente con un pañuelo.
–Necesitamos una buena lluvia.

TIERRA
Una procesión ambiental. Así podría definirse a lo que ahora, un sábado por la tarde, sucede en el puente Rosario-Victoria. La contaminación que la ciudad vive por el humo impulsó a que miles de personas de diferentes organizaciones ecológicas y políticas se unieran para cortar uno de los principales accesos a la ciudad.
Ivo Peruggino, integrante de la Multisectorial Humedales, ve un costado positivo del humo.
–La gente se moviliza más porque, literalmente, respira la problemática–cuenta.
Peruggino trabaja como voluntario en un refugio de fauna silvestre y, desde el 2020, forma parte de la multisectorial.
–La gente en las calles es la única respuesta. No es solo una emergencia ambiental, sino de salud pública.
Entre las principales exigencias de esta tarde, la Ley de Humedales es la principal. Al cierre de esta crónica, en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación, se organizó un plenario para analizar las diferentes propuestas de cara a la confección del proyecto.
La propuesta vigente garantizaría un marco regulatorio de los humedales, cuya extensión es del 21,5% en todo el territorio nacional. Los humedales permiten una oxigenación del suelo a través del agua, proveyendo de vitalidad a la fauna silvestre. La norma permitiría ordenar áreas protegidas, donde la actividad ganadera no tenga impacto y su preservación sea segura.
–Ya con la legislación vigente esto no debería estar pasando –plantea Peruggino.
–Pero el avance de la frontera ganadera y los negocios inmobiliarios es permanente.
Ramón Alcaraz tiene 46 años y trabaja en una huerta ecológica en las afueras de Rosario.
Dos días a la semana, viaja hacia las islas a buscar diferentes insumos. “Ganadería en las islas se hizo siempre, pero de una manera familiar y sustentable”, apunta. “Hoy estamos viendo cómo familias muy poderosas y adineradas están arrasando con ecosistemas enteros, sometiendo a la gente a respirar aire tóxico”, cuenta.
“Yo sabía, yo sabía, que a los humedales los quemó la oligarquía”, canta ahora un grupo en medio de la marcha.
Las organizaciones leyeron un documento que fue escrito en conjunto, donde una pregunta lo resumió todo:
“¿Te detuviste a pensar, de dónde vienen esas cenizas y ese humo que respiramos y que tanto molesta?”.
Al final de esta crónica, el documento completo.





AGUA
La lancha de Esteban Martin da pequeños saltitos, mientras atraviesa el Río Paraná. Las costas de Villa Constitución, al sur de Rosario, donde Esteban vive, quedan atrás. Diferentes islas, ahora, contornan el paisaje.
–Nos llega el humo directamente. Intentan transformar un humedal en una pradera.
La lancha bordea una fábrica de Acindar y, esta vez, el único humo que se divisa es industrial.
–Acindar nos da trabajo y a la vez nos contamina. Todos los desechos los tira acá –dice y señala al río.
–¿Sabías que la tasa de cáncer acá es altísima?
Su pregunta encierra un dato preocupante: el número de personas afectadas por diferentes tumores en Santa Fe es completamente desigual en zonas con una intensa actividad agroindustrial. Distritos del sur sojero como estos, superan con comodidad la media nacional, según datos del ministerio de salud provincial.
-Donde vamos ahora, hay un establecimiento ganadero con vacas y caballos. Y ellos necesitaban renovar el pasto hace un tiempo. Adivina dónde se prendió fuego.
FUEGO
Los veía entre los juncos y pastizales. Simón, de 62 años, recuerda a los caballos que se paseaban frente a su casa, un pequeño rancho en ubicado en una isla del Paraná. Unos días antes que comenzaran los últimos incendios, dice, nos los vio más.
Fue un martes. El brazo de humo empezó lejos. “Apenas veía un rulo”, dice Simón, desde su casa. Había ido a buscar una manguera a lo de un vecino. Cuando volvió, la llamarada llegaba a la copa de los árboles de su terreno. Lo único que se interponía entre el fuego y su casa, era él mismo. Salió corriendo y se perdió en la espesura del monte.
Miguel, un vecino del otro lado del río, llegó con otras personas y contuvo el foco.
“El que tiene hacienda necesita yuyos nuevos. Con una lluvia, esto queda verde en pocos días”, vuelve Simón.
Esto, ahora, es lo que quedó del fuego: un valle acolchonado de cenizas negras. El isleño camina lento, pisando con cuidado. Se dedica al cuidado de colmenas para la venta de miel. Tras el incendio, sus abejas no podrán alimentarse de ninguna vegetación. “Perdimos mucha plata”, cuenta. “Nadie de la municipalidad se acercó”.
Kian, un vecino de ocho años de Simón, ahora corre descalzo por la pradera humeante. Parece jugar entre las ruinas del ecocidio.
“Esto era una tortuga”, dice y levanta un caparazón ennegrecido.
Todo fuego es político
Principales párrafos del documento que las organizaciones sociales dieron a conocer durante la última marcha sobre puente Rosario-Victoria.
Hoy nos encontramos acá porque hace años que en Rosario y muchas ciudades del Litoral y el Delta del Paraná no podemos respirar. El humo invade las ciudades y nuestros hogares, llega a nuestros pulmones y nos enferma.
Estuvimos años usando un barbijo para cuidar nuestra salud, y ahora nos aconsejan que lo sigamos usando a causa del humo, mientras el extractivismo ecocida atenta contra nuestra propia supervivencia. (…)
El humo que cubre nuestra ciudad y tantas otras en la región, no es más que el síntoma de una enfermedad crónica en nuestro ecosistema provocada por actores del agronegocio y el negocio inmobiliario. Los medios de comunicación se hicieron eco de todo esto, pero es necesario que hablemos del fuego, sobre todo en el contexto de crisis climática y ecológica.
Fuego que arrasa con ecosistemas enteros, asesinando el humedal con su flora y su fauna, que se ve obligada a huir… a buscar refugio, pero está claro que no todos corren la misma suerte. Fuego que arrasa con las costumbres y culturas de las personas que habitan estos territorios. Este fuego tiene nombre y apellido. Y por más que lo quieran encubrir, cuenta con la complicidad de los sectores económicos y políticos que detentan el poder con sus proyectos extractivistas de destrucción apropiándose de los bienes comunes para enriquecerse cada vez más en desmedro del ambiente. (…)
El humedal es nuestro principal reservorio de agua dulce. Un ecosistema capaz de mitigar inundaciones y sequías, cuya vegetación produce el oxígeno que respiramos y que es el hogar de miles de especies, como las aves migratorias; es por eso que se lo considera un sitio RAMSAR (es decir, de importancia internacional). La vida del humedal es nuestro mejor pulmón, un sumidero de carbono que contribuye a evitar el aumento de la temperatura global. Estos servicios ecosistémicos hicieron de nuestra región un lugar habitable. (..)
Volvemos a repetir: no queremos cualquier ley. Exigimos una ley que sea la herramienta legal para defender estos ecosistemas en todo el territorio nacional. No queremos esa ley que les abre paso a los explotadores de siempre, a los negociados y especuladores. Exigimos la sanción de la ley trabajada y consensuada por organizaciones de la sociedad civil y comunidad científica que el año pasado fue frenada en comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca, perdiendo el estado parlamentario que tanto costó tener. (…)
Las pruebas y las evidencias sobran. Esta es una crisis ética donde no vemos que la voluntad política nos proteja ante el avance de la destrucción y la muerte. (…)
Basta de falsas soluciones. Tenemos una ley de bosques que no se cumple, una ley de glaciares que no se cumple, una ley de acceso a la información pública ambiental que no se cumple. Tenemos una ley general del ambiente que no se cumple. Exigimos su efectiva implementación ya, queremos una justicia del pueblo que haga cumplir las leyes y juzgue a quienes las pisoteen.(…)
Convocamos a las organizaciones sociales, a los sindicatos y asociaciones gremiales, a las vecinales barriales, a las escuelas, a las organizaciones feministas y a todo el pueblo a que participen de las futuras acciones conjuntas para seguir reclamando el pronto tratamiento de nuestra Ley de Humedales. Esta acción formará parte de una serie de actividades y movilizaciones en todo el territorio argentino, en los distintos humedales del país, como parte de unplan de lucha federal, coordinado, unificado y ciudadano para presionar al Congreso, de afuera hacia adentro. Reclamarle a nuestros diputados y diputadas que traten el proyecto de ley consensuado expediente 75-D-2022, que sea votado en recinto cuanto antes.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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