CABA
República Transgentina hasta en el pan: aprobaron el trigo transgénico pero hay dudas sobre si logrará ser impuesto
El trigo HB4, transgénico, fue aprobado por el actual gobierno generando una nueva amenaza social, ambiental y alimentaria sobre la población. El país es el primero del mundo que aprueba este evento, cosa celebrada por el periodismo transgénico. La ausencia de la supuesta grieta, con todos los políticos (opositores y oficialistas, de antes y de ahora) favoreciendo el modelo de agricultura tóxica. La desmentida de la idea de que la vida y la salud están por encima de la economía. Horizonte de más fumigaciones, más venenos, más enfermedades y la idea de un alimento masivo, el pan, hecho a partir de un trigo modificado genéticamente cuyos efectos para quienes los consuman son desconocidos. Lo que ni Macri se atrevió a hacer. El negocio, la dependencia de lo que decida Brasil, la operatoria del trigo, y los sectores que se oponen por razones de mercado. Las miradas de Miryam Gorban, Remo Vénica, Irmina Kleiner, Alicia Massarini, Horacio Lucero, Damián Verzeñassi, Carlos Manessi, Anabel Pomar, y algunos argumentos para comprender por qué la medida solo significaría empeorar lo malo que ya ocurre en el país con el modelo productivo.
“Siempre fuimos críticos de la tecnología de la transgénesis, pero ahora, además, se meten con el pan: vamos a tener en el futuro un elemento transgénico metido en la comida las 24 horas de los argentinos, que es resistente no sólo al glifosato sino también al glufosinato de amonio, un veneno peor. Desde la medialuna hasta el biscocho del mate. Estamos muy preocupados por las consecuencias en la salud de nuestro pueblo”.
Carlos Manessi es integrante del Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat) y la campaña Paren de Fumigarnos, y así grafica a lavaca las implicancias de una decisión preocupante: la aprobación del gobierno a la comercialización de la variedad transgénica de trigo HB4, del grupo biotecnológico Bioceres, convirtiendo a Argentina en el primer país del mundo en autorizar trigo modificado de forma genética. Sin embargo, la decisión, que fue publicada en el Boletín Oficial, ata la comercialización a la autorización de Brasil, que es el principal comprador del trigo argentino: sólo en este año, el 85% de la importación del cereal proviene de Argentina.
“Leo esta medida como la consolidación de un rumbo dentro del gobierno actual que sigue la misma línea del gobierno anterior: no hay ninguna grieta”, plantea a lavaca el médico, científico e investigador Damián Verzeñassi, del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (ISS-UNR). “El macrismo no se animó a aprobarla porque económicamente no le cerraba el número: sabía que sólo era una ganancia para Bioceres pero iba en detrimento de la producción del país porque no se la iba a poder vender a nadie. No hay ninguna posibilidad de que este trigo resistente a herbicidas sea autorizado en ningún otro país del mundo que no tenga destino a la dependencia absoluta. ¿Dónde está la soberanía alimentaria de la que hablaron?”.
El pan transgénico

Como publicó MU en su edición 135, el trigo transgénico no está impulsado por Monsanto-Bayer, ni Syngenta-ChemChina, ni Corteva (fusión de Dow y Dupont). La impulsora es Bioceres, un emporio conformado por medio centenar de empresarios del agro, entre ellos los millonarios Hugo Sigman (presidente del Grupo Insud, con presencia en cuarenta países, desde laboratorios farmacéuticos hasta medios de comunicación, y hoy con un rol ante la producción de la supesta vacuna contra el coronavirus, también transgénica), Gustavo Grobocopatel (el llamado “rey de la soja”) y Víctor Trucco (presidente honorario de Aapresid, cámara que reúne a empresarios referentes del agronegocio e impulsores de los transgénicos en Argentina).
Bioceres se presenta como “proveedor totalmente integrado de soluciones en productividad de cultivos” y publicita que cuenta con “alianzas estratégicas con líderes mundiales, tales como Syngenta, Valent Biosciences, Dow AgroSciences, Don Mario y TMG”. Sus ejes de negocios incluyen semillas de soja, maíz, alfalfa y trigo.
La variedad del llamado “trigo HB4” ya había sido presentada en noviembre de 2018. Dos años antes, una decena de organizaciones sociales (Cátedra de Soberanía Alimentaria de la UBA, Foro Ecologista de Paraná, Acción por la Biodiversidad, entre otras) había lanzado la campaña No se metan con nuestro pan, donde expresaban: “Sabemos que los transgénicos son una amenaza para la biodiversidad, para el ambiente y la salud de todos. Sabemos que las aprobaciones y los controles son, en la Argentina, muy poco serios. Pero esto es peor. No queremos trigo ni pan transgénico. Exigimos saber qué estamos comiendo”.
Manessi subraya que el avance de esta variedad transgénica se fue acuñando en Santa Fe, de la mano de la científica Raquel Chan, docente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral y el Conicet, tomó notoriedad pública cuando desarrolló una soja resistente a la sequía. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el entonces ministro de Ciencia, Lino Barañao (luego devenido en ministro macrista), la mencionaban como ejemplo de la ciencia productiva para el país. “Este desarrollo significaría mayor producción de alimentos, con una población mundial que crece cada vez más”, afirmó Chan en 2012.
“No es nuevo el intento de cristalizar este camino”, apunta Manessi. Y, como Verzeñassi, siembra dudas con relación a su valor económico, en medio de la búsqueda desesperada de dólares. “Es la pata más floja que tiene el proyecto. Siempre nos preguntamos por qué las corporaciones no avanzaron con la transgénesis del trigo”.
Por ejemplo, el presidente del Consejo de Calidad de Trigo de Estados Unidos, Dave Green, le dijo a la agencia Reuters que en su país –segundo exportador mundial de trigo, después de Rusia- no existe interés en desarrollar el trigo transgénico: “Ninguno de nuestros clientes extranjeros lo quiere”.
Manessi, desde Santa Fe, completa: “Pasa que va a haber una gran batalla para que esa harina se consuma. En Brasil, lo mismo: el 85% del trigo brasilero es argentino. Hasta que Brasil lo autorice, si es que lo autoriza, va a tardar por lo menos cinco años”.
La preocupación del lobby

Algunos datos para entender el esquema del trigo en Argentina:
- La cosecha de trigo se concentra en diciembre y enero. En 2019/2020, finalizó con un “record productivo” de 19,5 millones de toneladas, según relevó la Bolsa de Comercio de Rosario, un incremento de 500 mil toneladas respecto al máximo anterior.
- Luego, en mayo de cada año, los servicios de Estimaciones Agrícolas publican el dato de intención de siembra para la siguiente campaña. Este año, la Bolsa porteña indicó que la superficie a sembrar era levemente superior a la del 2019: 6,7 millones de hectáreas contra 6,6 millones. A nivel mundial, según estas estimaciones, fue el cultivo que registró la menor baja de precios desde el comienzo de la pandemia en todo el mundo. Además, el departamento de Economía de la Bolsa relevó una tendencia a dietas volcadas al consumo de cereales, en mercados como Argelia, Egipto y Turquía que abrieron licitaciones para la importación de trigo y el ojo en qué hará China.
- La Bolsa de Rosario había estimado una cosecha para la campaña actual de 22 millones de tonelada: 14,5 millones se destinarían a exportación, 6,6 millones a molienda y balanceados y 1 millón a semillas y otros. Sin embargo, en su reporte mensual de oferta y demanda mundial de granos, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su siglas en inglés) este viernes planteó que la cosecha 2020/21 alcanzaría 19 millones de toneladas, por debajo de lo prefigurado. La explicación de la caída de esa proyección, según la USDA, es porque el norte y el oeste argentino sufren una sequía que impactó en el desarrollo de los lotes.
Rusia es el principal exportador mundial de trigo. Le siguen Estados Unidos, Canadá, Europa y Argentina. En el país, el último informe oficial de la cadena de valor de la harina del trigo -segunda transformación luego de la molienda, que es el primer eslabón- es de marzo de 2019, y también arroja datos que permiten completar el panorama:
De las más de 6 millones de hectáreas, la provincia de Buenos Aires encabeza la producción con el 41,6%. Le siguen Córdoba (22,4%), Santa Fe (17,5%), Santiago del Estero (6%), Entre Ríos (5,9%) y La Pampa (4,3%).
- En volumen, Argentina es el quinto productor mundial de trigo (2%), detrás de la Unión Europea (18,8%), China (18,1%), India (13,6%), Rusia (9,5%) y Estados Unidos (7%).
- En exportaciones, es el cuarto principal exportador, (tiene el 4,3% del mercado) detrás de Turquía (23,3%), Kasajastán (10,4%) y Alemania (7,1%). Luego de Argentina, sigue Bélgica (3,5%).
- El principal destino de exportación del trigo argentino es Brasil. En 2018 hubo un record histórico con 5,9 millones de toneladas, el valor más alto de los últimos 12 años. Representó un ingreso de 1306 millones de dólares.
- Argentina también es el quinto país con los valores más altos de trigo destinados a consumo humano (117 kilos por habitante durante 2018/19).
Con estos datos, no es casual que no sean solo las organizaciones ambientales y las asambleas vecinales que rechazan la medida. El Comité Ejecutivo de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo) expresó la “preocupación” de los actores de la cadena de trigo. Además, otras 16 entidades del propio agronegocio (Bolsas de Cereales y de Comercio de Buenos Aires y Rosario, entre otras, además la Federación Agraria y la Sociedad Rural) expresaron que es el Ministerio de Agricultura quien debe “asumir las responsabilidades de las consecuencias directas que puedan generar costos económicos y comerciales para todos los productores del trigo, así como para todos los eslabones de comercialización y transformación interna y de exportación”.
El verdadero riesgo
Más acá del rechazo de un sector del lobby (que, por las dudas, aclaraó que la tecnología “no tiene riesgos ambientales ni de salud pública”, pero sí “riesgos comerciales”), lo que a Manessi le parece el dato más preocupante y menos difundido: “Están buscando comercializar un trigo resistente al glifosato y al glufosinato de amonio. Recuerdo que Carrasco (Andrés, expresidente del Conicet, y uno de los científicos que investigó y denunció públicamente los efectos del glifosato en la salud) siempre decía que el glufosinato es peor. Hay que hacerlo visible”.
Verzeñassi acuerda: “El trigo HB4, más que resistencia a la sequía, tiene como mayor logro la resistencia al apilamiento de estos dos venenos. Es como volver al futuro, pero en el pasado. Estamos haciendo lo mismo que hicimos en el 96 con la soja, pero ahora con el trigo, mientras Argentina se transforma en un chiquero de China. Con el discurso de recuperar dólares y que los transgénicos nos iban a salvar de la debacle, lo que se logró es eliminar un productor cada dos horas desde 2002 a 2018 según el Censo Agropecuario. Y así se termina de destruir a los productores del trigo, mientras nos hacen dependientes”.
Argumenta: “No cierra desde la soberanía. No cierra desde la economía. No cierra desde el cuidado de los territorios ni en la mejora de la producción, y menos de la salud. No hay ningún beneficio para el pueblo argentino con el trigo HB4. No hay nada”.
Verzeñassi señala la contradicción que representa que la medida venga de un gobierno de signo contrario a Cambiemos: “Sobre todo porque uno confiaba en que el gobierno iba a transitar un camino hacia la construcción de una soberanía nacional. Pero nos hablaron de soberanía alimentaria, para amagar una supuesta estatización de Vincentín, que fue más amenaza que otra cosa, y sólo sirvió para bastardear el concepto”.
Razones para rechazar

“Ni Macri se atrevió a tanto” dice el abogado especializado en soberanía alimentaria Marcos Filardi, al referir la aprobación durante el macrismo de 24 eventos transgénicos que quedarán devaluados frente a la posible relevancia de haber aprobado el trigo HB4, o sea, el transgénico. Filardi recuerda que en 2019 organizaciones como la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra), Multisectorial Paren de Fumigarnos, Foro Ecologista de Paraná, Museo del Hambre, Coordinadora Basta es Basta de Entre Ríos, entre otras, firmaron un documento con razones para rechazar la transgénesis del trigo. Actualizando aquel enfoque, algunos ejemplos:
- Multiplicará el uso de agrotóxicos (ya se duplicaron en los últimos años hasta 525 millones de litros de pesticidas, y la novedad triguera hará estallar aún más esas cifras).
- El glufosinato es más tóxico aun que el glifosato (prohibido en muchos países por su alta toxicidad y sus efectos cáncerígenos, neurotóxicos, genotóxicos).
- Aumentará el período de fumigaciones en el país a todo el año.
- Ese pesticida estará presente en el pan que consume la población.
- Contaminará y convertirá en transgénicos a los trigos que no lo son.
- El trigo transgénico ya ha sido rechazado en el mundo.
- No se garantizó la participación ciudadana en la aprobación de un evento transgénico, llevada adelante por organizaciones como la CONABIA, controlados por las propias empresas.
¿Qué conviene exportar?
Miryam Gorban, nutricionista, titular de la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de medicina de la UBA, y doctora Honoris Causa de esa misma facultad.
“Nosotros ya sabíamos hace mucho veníamos peleando contra esto”.
Descripción del presente: “Yo creo que seguimos con el mismo modelo con algunos amagues de cambios, de pasos positivos como la creación de la Dirección de Agroecología pero esto se da de patadas con la agroecología. Forma parte de las contradicciones que se dan”.
Tampoco cree Miryam que el negocio sea para el país. “¿Quién es el cliente que va a aceptar esto si está siendo rechazado en Europa en una medida altísima? Yo estoy a favor de la exportación, pero ¿qué vamos a exportar? Transgénicos o productos de alta calidad? Ahí tenés dos modelos totalmente diferentes”.
Solá, Basterra, Cerdá y los sapos
Considera Miryam Gorban que se vive un momento de enormes contradicciones. «Se ve la puja que hay en el propio gobierno con cada tema. Es un grupo heterogéneo que responde a distintos intereses. Felipe Solá no es Basterra, y Basterra no es Eduardo Cerdá”. Cerdá, creador de la Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología, recibió en marzo el ofrecimiento de la Dirección de Agroecología, nombramiento que jamás se concretó hasta el momento.
“Estas son las cosas. No es fácil tragarse el sapo. Pero lo quieren meter a Eduardo, pero al mismo tiempo el programa de los negocios de los ruralistas y las corporaciones. ¿Seguiremos siendo la patria de los transgénicos? Vamos a seguir siendo la república del monocultivo sojera o aspiramos a ser la república que produce alimentos sanos, seguros y soberanos para el mundo? Yo creo en esta segunda opción. Estoy de acuerdo con aumentar la exportación, pero aumentar la exportación con alimentos de calidad y alimentos genuinos”.
Otra advertencia de Miryam: “Además, otra vez, ¿dónde está el principio de precaución? Acá hay otra vez violación del principio de precaución porque se está liberando un evento sin que podamos conocer estudios, impactos, conecuencias. Esto tuvo origen allá en el 96 cuando se aprobó la soja. Argentina fue desde ese momento un campo de experimentación. ¿Vamos a seguir con el mismo cuento, cuando ya los demás países empiezan a despertarse? Ya España rechazó a las naranjas argentinas por tener clorpirifos, otro tóxico del paquete tecnológico que está prohibido tanto en EEUU como en Europa. Si seguimos experimentando en ese plano vamos a seguir teniendo rechazo y dentro de muy poco no tendremos a quién vender”.
Lo que parece un callejón sin salida, en realidad ya cuenta con una. “Han dado las noticias sobre esto diciendo que dan trabajo a millones de personas. Yo no sé si están borrachos. ¿Cuántos empleos trajeron? ¿Por qué tenemos más villas? Porque se ha expulsado a la gente del campo. En cambio si se impulsa la producción regional de calidad, ahí sí vamos a tener más empleo, vamos a desarrollar las regiones con la posibilidad de miles de cultivos de todo tipo y altos valores de exportación. Pero con trigo transgénico no desarrollamos nada. Más vaciamiento rural, más gente hacinada en las ciudades y sus periferias, más desempleo, más pobreza. ¿A dónde van a mandar a la gente, a Costa Salguero?”.
Tripas revueltas
Desde Guadalupe Norte, Remo Vénica plantea que la aprobación del trigo transgénico va a contramano de las sociedades. “Venden esto por la necesidad de exportar. Pero el futuro inmediato de la exportación son los productos ecológicos y orgánicos. Es lo que reclama cada vez más la gente, y más después de esta situación de pandemia. Productos agroecológicos, y no de degeneración genética”, plantea asombrado. “Estos son negocios para las corporaciones, pero lo motorizan desde el Estado las mismas personas que metieron el modelo transgénico en los 90” dice en referencia al canciller Felipe Solá.
“El verdadero modo de resistir a la sequía es con otro tipo de producción y de manejo agrícola. La clave es pensar en el suelo y no en el producto, en este caso el trigo. Es crear un ambiente en el que los cultivos puedan crecer, sin necesidad de hacerlos resistentes a más tóxicos, que a su vez contaminan y que terminan agravando toda la situación, incluso la climática”.
Irmina Kleiner, la otra inspiradora de la Granja Naturaleza Viva, sugiere que “podemos decir que al alterar los alimentos, los procesos biológicos, los resultados han sido siempre negativos para la salud de la gente. Son las imposiciones de mercado, con argumentos tecnológicos falsos, que en realidad encubren solamente un gran negociado”. Remo: “Ya es evidente la cantidad de gente que ha tomado conciencia sobre la necesidad de comer sano para no vivir enfermos. Y esto no es una teoría, hay casi 100.000 hectáreas en producción agroecológica y cada vez más productores de alimentos que lo están demostrando”.
Remo dice que cuando escuchó la noticia tuvo “un ataque de hongos”. Irmina reconoce: “Se me revolvieron las tripas. Hay un doble discurso. Dicen que van a poner una Dirección de Agroecología pero nunca nombraron a Eduardo Cerdá. Es inadmisible, y es un modo de tener frenadas a las voces críticas frente a lo que está pasando. Agregá los incendios que responden a los mismos intereses, y lo de las megagranjas de chanchos para China, y es toda una situación preocupante”.
“No van a poder -apuesta Remo-. Es evidente que la verdadera producción se logra de la mano de la naturaleza. La gente está despertando, comprende esto cada vez más. Nadie quiere eso para sus hijos. Nadie quiere seguir metido en estas mentiras y burlas: para que haya negocio, nos quieren enfermar hasta con el pan”. Cree Remo que hay que trabajar ensentrido contrario a las noticias cotidianas: “Hay querecuperar bosques, humedales, producir sano”. Irmina agrega: “y además informar a la gente con los etiquetados, para que todos sepan qué están comiendo. Así vamos a saber si hay alguien que realmente quiere harina o pan transgénico”.
Modelo sin grieta
“Pasan los gobiernos, pero el modelo transgénico crece cada vez más. Al revés del mundo. Cuando ves las investigaciones internacionales sobre cambio climático se alerta siempre sobre ir completamente en otra dirección para enriquecer la tierra y absorber el carbono que hemos desprendido a través de la terrible desertificación que hemos producido en el planeta” plantea el doctor Horacio Lucero. Dirige el Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad Nacional del Noreste, en Resistencia, Chaco, y fue de los primeros científicos que salió a denunciar los efectos del modelo transgénico a partir de la aprobación de la soja, y su inevitable “paquete tecnológico” (pesticidas). Cánceres, abortos a repetición, bebés malformados, y un cúmulo de enfermedades que del territorio iban a su laboratorio.
Ante la noticia sobre la aprobación del trigo HB4: “De nuevo nos metemos en un problema del que no podemos salir. La resistencia social no alcanza, porque los gobiernos siguen haciendo lo mismo de siempre”.
Lucero relaciona el tema con la cuarentena: Estamos todos encerrados para cuidar la salud, pero este tipo de cuestiones se autorizan sin controles, y con efectos impredecibles”.
Parte de los discursos falaces: “La Bolsa de Cereales, las confederaciones rurales, los industriales ya fijaron posición diciendo que no hay riesgos ambientales ni de salud. Pero ellos no son los que tienen que hablar de salud sino los científicos que se dedican a estudiar la toxicidad de estos productos. Si ellos no hablan, queda un espacio vacío que ocupan los que quieren maximizar las ganancias privadas con un gran costo social, ambiental y de salud colectiva. Eso es muy impresionante, con un efecto arrasador que este modelo tiene en el país”.
Otro detalle: “El trigo transgénico puede contaminar al trigo natural».
Los productores que hacen las cosas medianamente bien tendrán que pagar un impuesto porque tendrán el trigo transgénico en sus campos, como pasó en México con el maíz que se contaminó con los transgénicos. O sea que entra por las buenas o por las malas, pero toda la producción termina contaminada”.
Lucero espera que aparezcan formas de resistencia férrea a esta metodología “porque para colmo de males se meten con un alimento tremendamente popular y masivo, sin darte opción a saber qué es lo que estás comiendo. Quedamos todos a merced de un puñado de personas y sus ganancias”.
El científico chaqueño considera que hasta el cambio de pesticida responde a una estrategia comercial y de poder. “Como el glifosato y sus efectos ya son conocidos y estudiados, se apela a otra molécula como el glufosinato para patear la pelota hacia adelante. Mientras se hacen los estudios, ganarían años produciendo y enfermando de este modo, como ya lo hicieron antes con el glifosato”. Considera que el propio anuncio funciona como una burla: “El gobierno habla de soberanía alimentaria, de agroecología, pero la política real evidentemente es otra”.
Peor que el glifosato
Anabel Pomar, periodista, una de las realizadoras de la página de los Monsanto Papers activista e integrante de Exaltación Salud, grupo vecinal contra las fumigaciones y por la Soberanía Alimentaria
“Lo primero que se me vino a la cabeza fue una imagen. Me vi temblando ante la situación de poner pan en mi mesa: comer y darles a mis hijos pan y que ni eso sea seguro. Es desolador. Y además van a usar glufosinato de amonio, un biocida aún más peligroso que el glifosato”.
Explica Anabel: “Se venía hablando de esto, en los medios supuestamente grandes que instalan la agenda de las corporaciones, pero no esperaba que se acelerara de este modo. En este contexto de urgencias ambientales y las consecuencias en los territorios del uso intensivo y cada vez en mayor volumen de agrotóxicos, solo es una mala noticia”.
“En lugares como Exaltación de la Cruz, estoy en primera fila viendo el impacto directo de estos venenos sobre mi familia, sobre mi cuerpo y el de tantas y tantos vecinos. Por las mañanas, como parte de mi rutina, suelo caminar mucho por detrás de mi casa. Cada vez que veo que en vez de soja, lo más usual, están haciendo trigo sentía un poco más de alivio, si es que se puede usar esa palabra, aunque sé que usaban agroquímicos pre y pos emergentes. Pero ahora cada vez que vea trigo será imposible no pensar que están además pulverizando con glufosinato de amonio, peor que el glifosato del cual tanto he escrito y sobre el hay tanta certeza acerca de sus daños”.
¿Cuáles son esos efectos en las personas? “La gente se enferma cada vez más. Mueren niñas de cánceres que no son comunes y menos a esa edad. Vecinas y vecinos que se enteran tienen que tienen en el cuerpo glifosato. Aparecen problemas respiratorios, alergias, asma, problemas de tiroides, diabetes. Y en todos los casos, el factor común que comparten, es el de vivir rodeados de campos altamente pulverizados”.
El contexto: “En pandemia, encerrados en nuestras casas, vemos cómo la actividad de los productores veneno-dependientes no fue suspendida ni un día. Por el contrario, fue declarada esencial, y les bajan retenciones a los agroexportadores. Lo que faltaba era esto”.
Anabel cree que hay otras cuestiones en danza: “Una es que las mismas autoridades que por un lado te hablan de casa común, del ecocidio, o soberanía alimentaria y agrecología gestionen de este modo. En una visión tan a corto plazo y tan a contramano de la vida misma, que estremece. Y por supuesto para quienes sufren las consecuencias de este modelo tóxico, un insulto. Una nueva señal de que nuestros derechos más básicos a la alimentación, a la salud, al ambiente sano, ya vulnerados por el estado, lo serán aún más”.
“Otra cuestión es que todo este evento, el IND 00412-7 (Indear) tolerante a stress hídrico y al glufosinato de amonio, es posible por la inversión estatal, el CONICET y la Universidad pública. Sin ellos primero, y luego aceptando asociarse a un privado cuya lógica es solo ganar dinero y no cuidar el bien común, este trigo transgénico jamás se hubiera desarrollado”.
“Y algo más grave, ahora su implementación masiva depende de la autorización de Brasil para importarlo. Nuestra salud y destino está en manos de un tercero, no de nuestros gobernantes cuyo trabajo incumplen, y es garantizar nuestra vida. No dicen que está supeditado a una evaluación de Impacto ambiental, o a la licencia social, o a la salud de la población, que ya tenemos el triste récord de ser la más pulverizada con agrotóxicos. Todo queda subordinado a otro país y a otro negocio. A costa de la vida, y a costa de ganancias que quedan en pocas manos y perjudican, enferman y matan a la mayoría”. Este mismo gobierno que habló de poner encima la vida sobre la economía, aquí hace exactamente lo contrario”.
Dobles discursos
La bióloga Alicia Massarini, integrante del grupo Ciencia entre Todxs, cree que “no hay trigo transgénico aprobado en ningún país del mundo. Más allá de los temas de salud y ambiente que nos interesan a nosotros, para los decisores pesa la lógica de mercado, y en el mercado internacional está muy mal visto el trigo transgénico que además puede contaminará las variedades del no transgénico. Como tantas veces, Argentina es punta de lanza para cosas de este tipo. Si el mercado internacional no le pone un freno a esto, internamente parecería que no hay voces críticas o un criterio científico para detenerlo. Por eso se aprobó en la CONABIA”.
¿Qué pensar frente a esta actitud oficial? “Yo veo un panorama muy desalentador. La idea de una transición o recambio hacia un modelo productivo más amigable con el ambiente y la producción de alimentación sana, no está ocurriendo. Hay un doble discurso donde se dicen esas cosas, pero las decisiones van por el lado de reforzar el modelo del agronegocio. Ni siquiera ponerlo en duda sino potenciarlo”.
El alcance del problema: “Está demostrado que los transgénicos, más allá de los agrotóxicos, representan en sí mismos una amenaza para la salud. Que eso ocurra con el pan implicaría una amenaza prácticamente a toda la población”.
¿Qué decirle a la gente que consume pan? “Si la transgénesis implica meter la mano en un sistema genético que tiene miles de años de evolución, sin duda puede haber muchos efectos inesperados porque los genes están interactuando. Y muchos de esos efectos no pueden medirse en su resultado. Acumulación de toxinas, producción de sustancias que alteren el metabolismo: es todo imprevisible pero además innecesario. Solo es necesario para los que quieren hacer negocios con esto. A los consumidores no nos genera ninguna mejora y nos expone a riesgos que no podemos predecir”.
Alicia se siente pesimista. “Ves los incendios, las megagranjas de cerdos y todo va en un mismo sentido”. Muchas veces esos sentidos cambian. Y existen modelos comprobadamente diferentes de hacer las cosas con respecto a la producción agrícola, que son un punto ciego (por intereses, por ignorancia) de los funcionarios de todos los gobiernos. Por eso las dudas que genera que se haya creado una Dirección de Agroecología, no en el ministerio de Agricultura sino en el de Desarrollo, sin designación alguna hasta el cierre de esta nota.
Todo ocurre en una era histórica en la que el actual gobierno dijo poner la vida y la salud por encima de la economía. Salvo que haya informaciones en contrario parece que dependerá de las propias personas y comunidades, en defensa propia, lograr que tal postulado sea algo más que un conjunto de palabras intoxicadas.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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