CABA
La primavera chilena: crónica urgente desde la crisis del neoliberalismo
(desde Santiago) El pueblo chileno salió nuevamente a la calle contra las políticas del gobierno de Sebastián Piñera. La marcha pacífica y llena de familias fue reprimida por los Carabineros. La TV es la otra apuntada en las marchas, ya que sólo habla del “vandalismo” sin mencionar un reclamo que pide cambios estructurales. Las denuncias de desapariciones. Los graffities en la calle. La vida endeudada. La educación privatizada. Jubilaciones de miseria. Del modelo perfecto a la realidad neoliberal. Testimonios y fotos que reflejan el presente: Chile despertó.
El camión hidrante dobla de repente y sorprende a los jóvenes que cantan, tocan y bailan al ritmo de distintas canciones y consignas. Todos corren como si jugasen al gato y al ratón. Una vez que se va el hidrante, vuelven a sus lugares y a cantar y a tocar y a bailar. Saben que quizá luego vuelvan también a correr.
En las manifestaciones chilenas sucede algo extraño: la gente protesta de bronca y sonríe de alegría. Son las 18.30 en Plaza Italia, pleno centro de Santiago, cuando la represión comienza en forma de gases y agua. Hasta entonces todo sucedía de manera pacífica, con alta presencia de familias, niñxs, abuelas, madres y jóvenes. Para cuando lleguen las balas de goma, solo quedarán los jóvenes.
Pero lo que sucede en las calles excede por mucho el relato de los enfrentamientos –ni hablar de saqueos, desactivados por la propia gente que marcha- entre la sociedad y la policía del Estado. Las calles de Santiago desbordan de jóvenes con carteles, trompetas, redoblantes, máscaras de gas, con sus cuerpos pintados, sus camisas intervenidas, en bicis, hasta en rollers y con banderas chilenas y mapuches. Esa alegría no sólo viene de la potencia de tomar la calle, sino que revela que nadie está agotado después de casi una semana de movilizaciones continuas. Al contrario: cada cartel, cada expresión de cada joven chileno grafica que quizá por primera vez se sienten protagonistas de su propia historia.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
El lado oscuro de esta misma rebelión es la cantidad de muertos, heridos, desaparecidos y torturados que no sólo es alta, sino que es todavía una incógnita. Los gases y balas de este último jueves de paro general no alcanzaron la violencia de otras represiones, acaso porque el gobierno no dimensionó una marcha tan masiva o empieza a darse cuenta que la represión no es salida para nadie.
En el top 2 de los señalados por las calles están el presidente Sebastián Piñera y “los pacos” (policías), principalmente los Carabineros. El señalamiento del primero parece evidente. De los Carabineros también, pero la bronca contra la institución aumentó esta semana a la par de la difusión vía redes de videos que mostraban la brutalidad de sus represiones, hasta ejecuciones e incendios y saqueos perpetrados por ellos mismos.
La tercera en el podio quizá sea la televisión, que blinda el carácter festivo de la protesta y no visibiliza la contundencia de los reclamos, mientras repite imágenes de saqueos y “vandalismo”. Ayer, sin más, murió un ciudadano peruano, según la tevé, baleado en medio de uno de esos saqueos.
Hasta hoy había 19 muertos oficiales, y el Instituto Nacional de Derechos Humanos contabilizó 2.138 personas detenidas, entre ellas 234 niños, niñas y adolescentes, y 407 mujeres.

No son lágrimas. Son los efectos de la represión. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
Santiago anda diciendo
La cultura graffitera de Santiago ahora hizo de la Ciudad un mar de pintadas. No es un lugar común aquí decir que las paredes hablan: las paredes hablan y dicen de todo.
La otra variante espontánea son los carteles. La mitad de los jóvenes lleva sus propias cartulinas escritas con su propia caligrafía. Algunos eligen sus cuerpos para tatuar las consignas de hoy. Y parece que no vale usar frases hechas ni discursos: cada cartel es más ingenioso y sincero que el otro.
Entre las paredes y los carteles, Santiago dice:
- Hasta que la dignidad se haga costumbre
- Bienvenidos inmigrantes
- Piñera avergonzaí a los sagitarianos
- Arda la Iglesia
- Asamblea Constituyente ya
- A (R) mate
- Agua libre
- Florecen en la primavera nuevos paradigmas
- La dictadura continúa
- Más muertos que renuncias
- No es sequía es saqueo
- $hile
- Existimos porque resistimos
- Nos mean y la prensa dice que llueve
- Gobierno culiao
- Dónde están?
- La dictadura sexual nunca termina
- Somos aliens. Vengo del futuro. Piñera ya se fue.
- Marchamos por lo justo
- Bielsa Presidente
- Piñechet
- Más miedo tenía cuando mamá volvía del shopping
- Mamá: me fui a luchar por el pueblo, si no regreso me tiene el gobierno
- No hay salud mental sin justicia social
- Patriarcado y capital, alianza criminal
- No es guerra: nos están matando

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
Desaparecidos de ayer y hoy
Richard Alexis Dildosola Celedón desapareció el viernes 17 en la Plaza O´Higgins, en Santiago, y hasta ayer su familia no tenía novedades de su paradero. Por eso se abalanzan sobre el grabador para visibilizar su búsqueda y denunciar: “Tiene una discapacidad mental y no ha tomado sus medicamentos. Está perdido desde el día 17. Carabineros dijo que lo dejó en Parque O´Higgins la última vez. Estaba conmigo y lo empezaron a golpear los carabineros. Al día de hoy no se sabe dónde está”, cuenta una de sus sobrinas.
Quizá sea esa la mayor de las noticias: hay gente desaparecida. Y familias buscando. Toma la voz Gabriela Carrera, estudiante de Derecho, también familiar del desaparecido Richard Dildosola: “Desaparecemos y nadie hace nada, nadie sabe nada. Nos siguen matando, nos siguen torturando: eso están haciendo en Chile”. ¿Cómo lo buscan ? “Por redes sociales principalmente, y hemos enviado un formulario al Instituto Nacional de Derechos Humanos pero entendemos que son muchas las personas que han desaparecido estos días”. En ese Instituto informaron a lavaca que no tienen cifras concretas de personas desaparecidas o de las que se desconoce su paradero.
Marcos Ojeda lleva la cara de Víctor Díaz, desaparecido en 1973. “Desde la dictadura hasta ahora, los desaparecidos no han cesado”, asegura. Juntos militaban en el Partido Socialista durante la dictadura de Augusto Pinochet; tiene además otro familiar desaparecido, Oscar Lago. ¿Por qué trajo esta foto hoy a la marcha? “La conexión es que ellos fueron desaparecidos y asesinados en una dictadura que paradójicamente es parecida a la democracia de hoy. La Constitución de Pinochet es la misma de hoy. Y la represión, los asesinatos, los abusos, la desigualdad, la salud, la educación, la vivienda: en todo eso, los modelos son iguales”.

Mujeres frente a carabineros. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
¿Cómo son esos modelos en la práctica? Marcos tiene 50 años y una hija de 30 y pico. Cuenta que ella se recibió hace 2 años como asistente social. “Ahora tiene que pagar durante 20 años su educación de 4-5 años”. ¿Cómo? “Le hicieron un préstamo”. Él también lo vivió con otro gran endeudamiento chileno: la vivienda. “El Estado me prestó 3 millones y medio para poder comprar mi casa. Estoy pagando hace 10 años y me quedan 10 más. Y ya he pagado 2 veces y medio ese préstamo, he pagado casi 3 casas. Y me quedan al menos 2 más”.
Nicolás y Camila, 24 años, están parados juntos y serios. Ambos sostienen carteles. El de ella dice: “Ni izquierda ni derecha me representan”. El de él habla también de la vida endeudada: “La vida social que tiene un chileno es a base de endeudarse, como sacar préstamos para poder tener educación, salud, remedios a los abuelos”, relata a lavaca.
¿Qué genera esa vida endeudada? Para Nicolás ése fue el motor de la protesta: “Hay un estrés acumulado constante que después termina en esta histeria colectiva, ahora la gente lo está vivenciando. En los medios de comunicación se oculta esta información o la explican con palabras demasiado técnicas que la gente promedio no entiende. Ahora un grupo de manifestantes empieza a evidenciar cuál es la situación real y dejar de normalizar el abuso. Es que la gente ya no tiene nada que perder, ya lo perdió todo, todo lo tiene el Estado. Y está dispuesta a todo para lograr tener una calidad de vida más digna”.

No hay marcha atrás. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
La familia que busca a Richar Discola incluye a las hijas estudiantes y la madre docente. Gabriela cuenta su deuda: “En Chile no tenemos garantizados nuestros derechos, somos ciudadanos de segunda categoría: si quiero estudiar, tengo que endeudarme. Y si me endeudo no puedo tener una vivienda digna. No queremos vivir 30 años más así”.
¿Qué tendría que salir de estas manifestaciones? Camila: “Un cambio estructural entero. No sirve que cambien solo leyes, los impuestos, porque son cosas de corto plazo. No sabemos cuánto va a durar. Lo que necesitamos es un cambio estructural político de verdad”.
La joven y combativa Gabriela, remata: “Yo creo que lo que toda la gente quiere es una Asamblea Constituyente. Porque nos han mentido con reformar la Constitución que dejó Pinochet pero no puede ser cambiada sin Asamblea. Para empezar de cero, para que el Estado de derecho respete realmente los derechos fundamentales de las personas. No queremos políticos que lleguen con propuestas que nunca se concretan. Queremos gente que salga del pueblo, que se manifieste, que se baje los sueldos de parlamentario: un parlamentario gana en un mes lo que un trabajador en 10 años. Las diferencias son abismales”.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
Los acomodados también marchan
Angélica Sotomayor lleva un cartel que, fibrón rojo sobre cartón, dice: “No le creas a la TV”. Es jubilada y tiene 4 hijos. ¿Por qué no creerle a la tevé? Angélica: “La TV quiere mostrar solo los saqueos. Tenemos muchos jóvenes muertos por salir a protestar. Estamos hartos de tanta injusticia y no es de ahora solamente, es desde hace tiempo”. ¿Por qué rebalsó el vaso? “Todos los muertos que hay, los jóvenes baleados”, remarca. ¿Ve alguna solución? “La única forma que esto pare es que renuncie Piñera, pero sobre todo que los políticos renuncien a su arrogancia. Estamos aburridos de la arrogancia y de la indolencia”.
Como madre y abuela, Angélica se preocupa por los más jóvenes. Y remarca la importancia de las redes sociales en tiempos de blindaje mediático. Ella se enteró por ahí de las represiones, pero también las vivió en carne propia: “A mí misma me metieron a mi hijo preso, lo balearon y lo metieron en una tanqueta. Es un niño que tiene 3 carreras universitarias y como no quiso desnudarse, lo golpearon”. Su niño tiene 37 años. “Yo no reclamo por mí –sigue-, porque felizmente mi marido tiene un buen trabajo. No todo chileno está así. Yo pude pagar la universidad a mis 4 hijos pero no todo el mundo está igual. La única forma de salir a delante es educados, educando a nuestros hijos”.

Familia en marcha. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
Dos carteles más allá proponen lo mismo: “Poco libro, mucha bala” y “Estas son mis armas” junto a un dibujo de libros, lápices y una cámara fotográfica.
La más chiquita de la movilización está acompañada de sus dos padres: se llama Ema y tiene 7 años. Sus padres, jóvenes, golpean una cacerolita con un palo de madera y su madre sostiene un cartel que pintó junto a Ema. El padre dice: “No tenemos problemas económicos, venimos de una familia de sacrificio, nuestras a hijas van a los colegios caros de Chile”, confiesa. ¿Qué los trae acá? “Entendemos que la desigualdad que se está generando cada vez mayor y no va a permitir que mi hija se pueda desenvolver en una sociedad más justa”.
Más allá del buen pasar económico, ¿qué le preocupa? “Hay muchos problemas que son éticos: si una persona se sube el sueldo, o se sube un porcentaje como dijo Piñera, es un mal ejemplo para todos. El problema es la clase política que está estancada de muchos años atrás. Y ellos saben cómo salir reelectos. Por eso hay que sacar la reelección, sacar los fueros. Buscar un sistema más justo”, propone, al tiempo que cuenta que viajan a comprar remedios a Argentina porque en Chile “están más caros que en Europa”.
Al lado de ellos, su hija Ema come una mandarina. Su padre la mira y dice: “Lo que ella está viviendo yo lo viví en la dictadura. Salí a la calle cuando 1 millón de personas se convocaron para decirle No a Pinochet. Ahí se lograron cosas importantes. Pero lo que no supimos es que la Constitución del 80 permitía cada vez más corruptos. Hay que cambiar la Constitución: los políticos solo se acostumbraron a ganar dinero”.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
De jóvenes a viejos
Muchos de los jóvenes están en las marchas con sus bicis. Muchos. Una de ellas cuenta que, entre otras cosas, tiene que ver con lo caro del transporte público; y lleva un cartel pegado sobre el manubrio: “Nuestros jubilados no pueden pagar sus tratamientos”.
Natalia, 30 años, es terapeuta ocupacional y trabaja en un instituto público: sabe de lo que habla. “Dentro de los pacientes que atiendo hay lesionados por diferentes medidas traumatológicas. Los adultos mayores no pueden asistir dos veces por semana, como se debe, porque no tienen para el traslado, para el micro. Porque finalmente el transporte público está tan caro que no pueden pagar un pasaje ida y vuelta dos veces a la semana”. Es decir: pese a la gratuidad del tratamiento para pacientes graves, el problema económico del traslado termina pinchando esa posibilidad. Detrás, la magra pensión que cobran: “La mayoría de mis pacientes jubilados tienen la pensión básica solidaria, que son alrededor de 110 mil pesos (unos 10 mil pesos). Con eso, si llegas a arriendar no te alcanza para nada más. Ni hablar de transporte. Lo mismo me pasa con pacientes que tienen licencia, porque cuando no le pagan no pueden llegar”.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
¿Cómo le afecta a ella, trabajadora de la salud, el Chile de hoy? “No es solo por los 30 pesos, yo me movilizo en bicicleta, entonces por eso no pago, pero el costo de vida es muy alto. Yo debo 9 millones de pesos sólo en crédito universitario. Salí de la universidad hace 4 años, siendo que tuve hace 2 años una bebé. Son muchas las cosas que estamos pidiendo, y es por las generaciones futuras. Sabemos que los cambios no son de un día para el otro, pero yo tengo un hijo que tiene 4 años y quiero que, cuando sea adulto, tenga una sociedad más justa”.
Si mañana cae Piñera, ¿qué se hace? “Yo pido que haya cambios en la estructura pero que se asegura los medios básicos, que haya un estado de bienestar, que las personas puedan tener un acceso a la salud, a educación, a vivienda, cosas que son básicas sin tener que endeudarse, pagar la comida con tarjeta de crédito”.
Natalia también hace un análisis político de otras movilizaciones que ella misma presenció, y que terminaron con algunos líderes apropiándose de las consignas que luego entraron al Parlamento. Ella opina: “La política tiene juegos de poder y amiguismos y mucho funciona desde la burocracia, pero gracias a esos movimientos y a representantes que están en el Congreso se logró por ejemplo una base de gratuidad universitaria para quienes no pueden pagar”.

Liquidos con limón para los manifestantes afectados por los gases policiales. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
¿Cree que se está renovando la dirigencia política? “Creo que sí, todos van renovando la política chilena y los jóvenes que entraron tienen nuevas ideas un poco más liberales. Yo no exijo cambios radicales desde el primer momento, porque sería utópico, y hay muchos políticos antiguos que no han salido hace millones de años. Pero sí se han creado nuevos conglomerados políticos que lograron algunas cosas gracias a las movilizaciones”.
Marcelo, 50 años, tiene una cerveza en la mano. Está parado junto a una batucada y mueve el pie al ritmo del repique. Para él también los jóvenes “tienen que sacar a estos representantes, tienen que elegir dirigentes juveniles”. Trabajador de la industria gráfica, se anima también a conectar lo que está pasando en Santiago con Ecuador, Bolivia y Argentina: “A Evo Morales le quieren quitar los hidrocarburos, acá el Litio y el agua. En Argentina, la Patagonia. En Ecuador, lo mismo. Este es el despertar de Chile y el fin de un modelo: todo el mundo lo piensa como el país mejor posicionado, más bonito, y un día se da vuelta y ve que somos una mierda de país, que lo tenía disfrazado hace 30 años. No estaba dormido, lo tenían dormido los políticos. La salud, la educación, nuestros abuelos con pensión de mierda”, enumera. Y por último señala a un joven que lo mira mientras habla y le dirige sus últimas palabras: “Cuando peleamos con Pinochet ellos no sabían: ahora ellos saben lo que es el golpe de Estado, la represión, ellos están luchando con las manos limpias. Son niños. Hay que lucharla, hay que pelearla –le dice mirándolo a los ojos-. A lo mejor vamos a salir varios muertos, pero ese es el costo de una revolución. Y por eso voy a seguir defendiendo y admirando esto que se llama rebeldía y se lleva en la sangre”.
El joven se queda congelado y él va y lo abraza. Entonces se ve la frase que llevaba su cartel, hasta entonces dado vuelta: “Nos quitaron hasta el miedo”.
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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.

Fotos: Nacho Yuchark para lavaca.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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