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Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería

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Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería
La convocatoria a discutir la Ley que pretende instalar la megaminería en la provincia. Hay sospechas de fraude para concretar la posible votación. El “encuentro” será absolutamente virtual: la Legislatura estará vacía.

La Legislatura llamó a sesión ordinaria para este jueves 4 de marzo, justamente la fecha de cada mes en que Chubut entero se moviliza, para tratar el proyecto de Ley 128/20 por el cual el Ejecutivo provincial ocupado por Mariano Arcioni (con el apoyo explícito del nacional, hasta que se demuestre lo contrario) intenta imponer la minería a cielo abierto que la población rechaza desde 2003. En distintos lugares de la provincia la gente se está convocando a las rutas para rechazar este escándalo institucional. Desde 2020 la Unión de Asambleas Chubutenses llama a esta expresión el Chubutaguazo: una forma de hacer ver que el rechazo a la minería tiene que ver, a la vez, con la defensa de uno de los más vitales bienes comunes: el agua.

Como el proyecto no tiene mayoría propia, se sospecha sobre la súbita “desaparición”, “falta de internet”, falta de electricidad o cualquier otro tipo de fraude para que diputados contrarios al proyecto no puedan participar, o se excusen de hacerlo, y el proyecto pueda ser votado por una mayoría simple que en realidad no existe. Estas maniobras ya han sido denunciadas penalmente. La Legislatura tiene 27 diputados, y el proyecto precisa 14 votos que no tiene, salvo que la cuestión económica haya torcido voluntades en los últimos días. El sindicato docente ATECH y la CTA provincial ya han llamado a Paro Ambiental para este jueves 4 de marzo.

La movilización comenzó el miércoles en la provincia entera, bajo la certeza de que, además de la arbitrariedad del proyecto, lo que esconde la jugada minera es un hecho de corrupción sin grieta, que abarca a sectores oficialistas y opositores suculentamente beneficiados por los aportes de empresas como Pan American Silver, que se juega en esta presión la realización del proyecto Navidad, en la meseta chubutense.

Entre los firmantes del despacho se encuentran unidos el kirlchnerista Carlos Eliseche y el macrista Sebastián López, el mismo que fue detectado con una cámara oculta hablando del cobro de 100.000 (muchos creyeron que eran pesos, pero no). Allí aseguraba estar “en la rosca, lobby, lo que tenga que ver con el progreso y con destrabar cosas”. La cosa a destrabar desde 2003 para este tipo de empresas y de funcionarios, es el rechazo ciudadano a la instalación de los proyectos megamineros.

Se conoció también el año pasado el audio de otra legisladora, Leila Lloyd Jones, en el que decía que a los desocupados les sugería ir a pedirle trabajo a los diputados que votan a favor dela minera: “A ellos les pagaron 10 millones de pesos” dijo.

Uno de los cientos de comunicados conocidos a partir de esta decisión, que puede leerse como explicación a la vez del clima social en la provincia:

“URGENTE: CHUBUT A LAS CALLES. #chubutAGUAzo El gobierno de Chubut acaba de anunciar por decreto que este viernes 5 de febrero Legislatura provincial deberá dar tratamiento al proyecto de ley zonificación minera 128/20 RECHAZADO por todo el pueblo de Chubut: comunidades originarias, asambleas sociambientales en la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut, sectores académicos (Conicet, UNPSJB, UTN, Universidad del Chubut), Asociación de Pediatría, Inta, UTT, medios comunitarios, Iglesias católica y metodista, entes turísticos, Cuerpo de guardafaunas de la provincia de Chubut, Asociación de guías balleneros, personal del Min. de Turismo y Áreas Protegidas, y sectores en lucha: sindicatos, partidos, trabajadores, multisectorial feminista y disidencias… EL GOBIERNO AVANZA, EL PUEBLO TAMBIÉN! Necesitamos ayuda en la difusión. Gracias!!! Asamblea en Defensa del Territorio de Puerto Madryn en UACCh (Unión de Asambleas de comunidades Chubut)”.

El tratamiento de este proyecto ignora la Iniciativa Popular convocada por todas las localidades chubutenses durante 2020. Es la segunda vez que un mecanismo constitucional es motivo de cajoneo o indiferencia por parte de una Legislatura que debería tratar esa iniciativa en lugar de aniquilarla.

Los días 4 de cada mes la provincia se moviliza contra la minería. Este 4 esa práctica del ejercicio de ciudadanía y resistencia se pondrá nuevamente en juego frente a los mecanismos de lo peor de la política, como burla a cualquier idea sobre una genuina democracia.  

Como aporte al contexto de esta situación publicamos aquí la nota de la revista MU de diciembre de 2020. Todos los “no” y todos los “sí” que plantea el conflicto en Chubut

Chubut contra la megaminería: la rebelión del NO

La situación de Chubut empeora minuto a minuto con la decisión del gobierno provincial y la presión nacional por aprobar la minería a cielo abierto pese al rechaza y la falta de licencia social. Es uno de los conflictos sociales más impactantes de la época. Ante una nueva avanzada de la minería en una provincia rica pero fundida por la clase política, las comunidades se movilizan planteando que no hay licencia social para las falsas soluciones que promueven las corporaciones, el gobierno provincial y el nacional. Todos los ”Sí” de Chubut: democracia genuina, agua, trabajo digno, naturaleza, bienes comunes, salud, defensa de la vida y de otros modos de producción. Sergio Ciancaglini

Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería
 Foto: Alex Dukal / Luan

Lo que ocurre en Chubut no es un conflicto “ambiental”: es un conflicto de la democracia.  

No se limita a lo “ecológico” sino que se trata, además, de producción y futuro. Participan personas que no son “ambientalistas” sino vecinas de toda la provincia. Una de sus pancartas postula: “No somos green-pis, somos la ballena”. 

Tampoco es un problema solo “chubutense” sino de todo el país (esa vasta zona geográfica habitualmente ninguneada por el narcisismo político y mediático porteño).    

Y no es una expresión de “movimientos sociales” sino de algo mucho más profundo: una sociedad en movimiento.  

Esa sociedad rechaza la instalación de la megaminería en la provincia desde hace 18 años a través de movilización social, participación ciudadana y mecanismos institucionales. 

Ejemplos: el plebiscito de Esquel que rechazó la minería con el 82% de los votos, la consecuente Ley 5001 que prohíbe la megaminería con uso de cianuro en toda la provincia, y la segunda Iniciativa Popular que se acaba de presentar con 30.916 firmas, más del doble de lo que exige el padrón electoral, para profundizar por ley la prohibición de la actividad minera.  

La última respuesta del gobierno del oficialista Mariano Arcioni, es la siguiente: 

En un encuentro del llamado “Plan Estratégico Minero Argentino” el propio gobernador anunció este noviembre que zonificarán la provincia para instalar la minería, pese a que está prohibida. Escuchaban complacidos los ministros nacionales Matías Kulfas (Producción) y Alberto Helsen (Minería). Buscan habilitar en la meseta el proyecto Navidad (de plata y plomo) regenteado por Pan American Silver. 

Pocos días después, mientras crecían las movilizaciones en todas las comunidades contra esa declaración, Arcioni aprobó el protocolo para el uso de armas de fuego por parte de la policía chubutense (para envidia de Patricia Bullrich) y mandó comprar 25 pistolas tipo Taser.  

Traducción: “El gobierno está prendiendo la mecha del estallido social” dice la directora de escuela Corina Milán. Llamó la atención una frase de Arcioni según la cual el de la minería es “un debate postergado”. “Hace 18 años que venimos debatiendo y planteando que no hay licencia social”. 

La Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut llamó a alerta máxima ante el nuevo protocolo: “Dicha resolución habilita el uso de armas de fuego en situaciones difusas y dudosas, generando un riesgo para la población en su conjunto, especialmente en un escenario de alta conflictividad social y movilización. Resulta sumamente preocupante que un ministro con los antecedentes de Federico Massoni ponga en vigencia este protocolo que recuerda la nefasta Doctrina Chocobar”.  

La bioquímica jubilada Viviana Moreno agrega: “Están desesperados. Quieren dejar a la provincia como un queso Gruyere, a cualquier precio. Así no va a haber paz social. Cuando decimos que no, ¿qué parte es la que no entienden?” 

Los ahorros de Arcioni 

Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería
Foto: Aníbal Aguaisol / Luan

La imagen muestra a una familia que atraviesa en auto un paisaje patagónico. El hombre que maneja enciende la radio. 

“Noticias nacionales, el gobierno nacional propone firmar un acuerdo federal para favorecer la explotación minera” dice la locutora/periodista. 

Uno de sus hijos piensa: “¡No, minería acá en Chubut!”.

La hija: “¿No saben que eso contamina el agua?”.

El tercero: “Siempre quieren llevarse nuestros recursos”.

El conductor: “Suficiente tenemos con la planta nuclear que quieren poner”. 

Pero la mujer sonríe sola: “Qué bueno que tenemos a alguien que no lo va a permitir”. 

Aparece entonces en cámara Mariano Arcioni diciendo: “Pensamos igual que vos. Por eso con Mario Das Neves cuidamos nuestros recursos, porque sabemos que así cuidamos el futuro de nuestra provincia”. 

El spot es de agosto de 2017, cuando el entonces vicegobernador se presentaba como precandidato a diputado. Dos meses después, en octubre, falleció Mario Das Neves y Arcioni asumió la gobernación. La comunidad no tardó mucho en detectar la vigencia de la teoría electoral-culinaria sobre los panqueques. 

Venía incubándose la crisis económica e institucional más profunda de Chubut. Cuando no pagó por primera vez los sueldos de los empleados provinciales, Arcioni declaró: “¿Me van a decir que no tienen un ahorro para aguantar unos días?”. 

La frase es de marzo de 2018. El conflicto lleva dos años y medio.  

Arcioni, escribano, tiene ahorros para aguantar unos días. Solo superado por Horacio Rodríguez Larreta, es el segundo gobernador más rico del país, al menos de los que hicieron públicos sus bienes. Declaró 32,2 millones de pesos que incluyen cuatro motos de alta gama, un Mercedes, un triciclo Can-Am, avión privado y al menos un par de hazañas inmobiliarias: 1) Tiene una casa en Comodoro Rivadavia que ocupa 3.279 metros cuadrados, por la que declara un valor de 57.000 pesos; 2) Posee un departamento con cochera en CABA, valuado en 0,86 pesos. 

Con un endeudamiento externo que se calcula en 1.150 millones de dólares Arcioni logró adelantar y ganar las elecciones de 2019 (39% de los votos). Había firmado paritarias prometiendo aumentos que jamás cumplió. 

“Es un estafador de la sociedad” describe Tomás Montenegro, secretario general de la CTA de los Trabajadores de Chubut. “Nunca cumplió lo pactado en paritarias, abandonó escuelas y hospitales y es evidente que está al servicio de intereses que no son los de la provincia. Hace la plancha en plena crisis, y así genera las condiciones para que parezca que la minería es la gran salvación”. 

La crisis estalló después de las elecciones, cuando se hizo evidente el desfalco. Todavía hoy los estatales cobran con dos meses de atraso. 

Detalles de alta política: en las causas llamadas “Embrujo” y “Revelación” hay procesados y/o condenados al menos siete importantes funcionarios de la secuela Das Neves-Arcioni por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, malversaciones y otras ocurrencias de los llamados servidores públicos. Esto no colabora para generar confianza. Mientras no pagaba los sueldos, Arcioni logró presentar un proyecto de ley por el que incrementó su propio salario como gobernador en un 325%.

Alberto y Juan 

«En Mendoza logramos que salga una ley para que se involucre en la explotación minera. Y en Chubut hemos logrado que en la zona de la meseta podamos explotar oro y plata. Allí está nuestra riqueza y eso es abrirnos al mundo con inteligencia” dijo Alberto Fernández ante la Asociación Empresaria Argentina el 18 de diciembre de 2019, a una semana de asumir su cargo. 

Sonreían Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Clarín), y Eduardo Esztain (IRSA), entre tantos. Dos días después en Mendoza se organizó una típica sesión exprés findeañera y con el voto sin grieta de Cambiemos, radicales y kirchneristas/peronistas se derogó la ley 7722 que prohibía la minería.

Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería
Foto: Aníbal Aguaisol / Luan

Fueron tan imponentes las marchas de repudio, fue tan histórica la salida de la gente a la calle y a las rutas en toda la provincia y la reacción social, que abarcó desde asambleas y sindicatos hasta comerciantes, productores y reinas de la Vendimia, que el gobernador Rodolfo Suárez terminó derogando su propia ley y los diputados y senadores que habían derogado la 7722, la repusieron diez días después en otra votación exprés. (El Mendoaguazo, MU 145).      

En Chubut Arcioni tuvo tiempo de observar esos terremotos mendocinos, y no avanzó con lo que Alberto Fernández había anunciado. 

Este año, en entrevista a Juan Cabandié (MU 148: Reciclado) el actual ministro de Medio Ambiente expresó sobre el tema de minería a cielo abierto:  

-Es muy claro que sin licencia social no se puede llevar a cabo ningún proyecto productivo. Sería de obcecado no darse cuenta y no revisar conceptos que uno tiene arraigados. 

¿Lo hablaron con el Presidente? 

Lo tiene muy claro. Él tiene la capacidad de decir que si no hay licencia social, no se puede hacer. Muchos pensaban que quizás la minería era factible para el desarrollo y hoy piensan distinto. 

Replay: “Si no hay licencia social, no se puede hacer”.

Me gusta la pandemia

El gobernador Arcioni venía pasando un 2020 relativamente calmo. Corina: “Le vino bien la desgracia de la pandemia y del aislamiento para encerrar a toda la población y generar una política que no es de tranquilidad, sino de miedo”.

Durante la cuarentena hubo 4.551 detenciones incluyendo a vecinas por baldear la vereda o valerosos enfrentamientos a balazos con repartidores de comida. La policía obligó a desnudarse a mujeres demoradas, se abrió un gimnasio municipal como centro de detención en Trelew, hasta que los recursos de amparo y hábeas corpus hicieron que el Poder Judicial ordenase detener esas muestras de violencia institucional contra la población. 

En abril se conoció un audio del comisario Paulino Gómez, jefe de la Comisaría 1ª de Trelew a un subordinado: “Zabala, por favor te pido, activá en el centro ahora. Tratá de meter gente en cana. El ministro me está preguntando por qué la (comisaría) Primera no tiene detenidos”. 

El ministro de Seguridad mencionado por Gómez es Federico Massoni. Viviana Moreno, desde Esquel: “Es un tipo peligroso, violento, comanda los operativos haciendo todo un show mediático”. Pablo Palicio Lada, desde Trelew: “Es una mezcla de Sergio Berni con Patricia Bullrich”.

En una de las manifestaciones frente a la casa de gobierno hubo disturbios (vidrios rotos y un incendio sospechosamente oportuno), Massoni encabezó operativos, mostró cómo tiraban al piso y esposaban a un par de chicas adolescentes pero cuando las cámaras se apagaron nada pasó, porque no había a quién acusar. Inmediatamente un editorial del diario El Chubut planteó: “No hay en el arco político chubutense salvo la ultra izquierda y el ambientalismo extremo, que suele involucrarse en actividades ecoterroristas y vandálicas, una oposición cerrada a la minería”. 

Pablo: “Nunca publican nada de lo que hacemos en los estos medios bancados por la pauta oficial y de las mineras. Y ahora salen con esto para demonizarnos”. Curiosidad de los tiempos: estas empresas ignoran o insultan expresiones sociales en nombre de la libertad de expresión. 

Claudia Barrionuevo, secretaria adjunta de la CTA Autónoma: “Tratar de ecoterrorista a la gente de Chubut en los medios afines es parte de la estrategia del gobierno para generar un clima de provocación y de miedo. Pero aquí ya hay una generación entera de jóvenes que nació en esta discusión. Es algo transversal que cruza a trabajadores, comerciantes, profesionales, estudiantes”. 

Pablo: “Lo que pasa en la provincia es conmovedor, por ejemplo con la nueva Iniciativa Popular para que la Legislatura debata una ley que profundice la protección frente a las mineras”. 

Se reunieron 30.916 firmas en pleno invierno y plena pandemia en 48 localidades de la provincia, más del doble de lo exigido para que la Iniciativa sea tratada (MU 148). Seis años atrás se había intentado otra Iniciativa, con 13.007 firmas. Al tratarla, el parlamento tergiversó su contenido y de aquellas sesiones de 2014 es célebre la foto del diputado del FpV Gustavo Muñiz recibiendo en su celular mensajes con instrucciones de Gastón Berardi, gerente de la minera Yamana Gold. Aquella Iniciativa quedó en la nada, pero ante el escándalo el proyecto de impulso a la minería tampoco avanzó.    

Frente al avance de la Iniciativa Popular, Arcioni aceleró sus anuncios pro mineros, los diarios hablan de ecoterroristas y Massoni alista a la policía recargada. 

Montenegro: “Aquí hay una voluntad popular de rechazo a la minería”. Pero la CTA de los Trabajadores está alineada con el gobierno de Alberto Fernández que impulsa la movida de Arcioni. ¿Cómo encaran esa situación? 

“Nosotros ya dejamos claro que no solo rechazamos la minería, sino que participamos desde siempre en todas las luchas que haya. Pueden llamarnos Alberto Fernández, Cristina Fernández o cualquier dirigente a nivel nacional y la postura es la misma, porque somos parte de esto, es nuestra identidad. Justamente los gobiernos que se presentan como nacionales y populares lo primero que deben tener es respeto a la voluntad popular. Y acá la voluntad popular es que no hay licencia social para la minería”. 

Agrega Montenegro: “Esto se va a entender desde el diálogo político, o desde la resistencia social. Pero es lo mismo que planteamos siempre”.

Licencia Social 

Quien conozca Chubut sabe que el rechazo social a la minería es evidente, cotidiano y nada partidizado, mal que les pese a los empleados de El Chubut. El internacionalmente reconocido sitio noalamina.org hizo un repaso de expresiones de rechazo a la andanada minera en el ámbito institucional. Se manifestó en contra el vicegobernador Ricardo Sastre, y firmaron la segunda Iniciativa Popular Rossana Artero, Leila Lloyd Jones, Miguel Antín y Zulema Andén por el oficialismo (Chubut al Frente), Tatiana Goic y Carlos Mantegna por el Bloque del PJ (Frente de Todos). El bloque PJ-Chubut también rechazó el proyecto de Arcioni (Belén Baskovc, Mónica Sasso, Adriana Casanovas, Carlos Eliceche, Rafael Williams y Mario Mansilla) así como Jacqueline Caminoa (presidenta de la UCR Chubut) y los diputados provinciales de la UCR-Juntos por el Cambio, María Andrea Aguilera y Manuel Pagliaroni, Eso significa que hay 13 de 27 diputados que impedirían que se trate un proyecto sobre tablas (que requiere dos tercios de la cámara). 

Julián Raso, veinteañero, asambleísta, periodista y uno de los que sintetizó el trabajo de noalamina.org: “No es que queremos decir que hay que confiar en cada una de esas personas, pero sí remarcamos lo que hay planteado en los últimos meses. Sabemos que dentro del bloque del PJ hay pro mineros que se manifestaron en contra por Arcioni, así como hay radicales que ahora pueden estar en contra, pero cuando gobernaba Macri estaban a favor. Es un acomodamiento permanente”. 

Más sincero ve Julián lo que ocurre en la calle: “Hay jóvenes identificados con el gobierno actual a nivel nacional, pero sé que no negocian una cuestión como la minería acá en Chubut. Es algo de lo que se apropió totalmente la juventud, más allá de las ideas que tenga cada persona”. Sobre los políticos: “Yo valoro que se pronuncien y respeten la posición del pueblo. Hay gente que no los quiere ni ver. Es difícil confiar, porque en estos años hubo muchas traiciones, pero necesitamos que estén de nuestro lado”. 

Cálculo: “Si el No a la Mina sacó en Esquel más del 80% de los votos, quiere decir que muchas personas con diferentes formas de pensar fueron capaces de ponerse de acuerdo en un proyecto concreto. Eso es lo que tenemos que rescatar hoy”. Entre los rechazos a la minería tiene relevancia el de las comunidades mapuche-tehuelches de Chubut, amenazadas por el proyecto Navidad pese a sus derechos reconocidos por la Constitución Nacional (art.75), Provincial (art. 34), y por el Convenio 169 de la OIT entre otros tratados internacionales.   

La enumeración que ordenó Julián continúa: Concejos Deliberantes como los de Esquel, Trevelin, Puerto Madryn, Puerto Pirámides, Epuyén y Rawson declararon de interés la Iniciativa Popular y en Lago Puelo, Cholila y Río Pico los respectivos Concejos rechazaron públicamente la intención del gobierno de avanzar con la megaminería. “Muchos de estos sectores son acusados por buena parte de la sociedad de hacer un uso oportunista: muchas declaraciones, pocos hechos concretos, demasiadas traiciones. Si hoy están en contra por convicción genuina o si lo están por provecho político no cambia la cuestión principal: la megaminería en Chubut no tiene licencia social” explica el texto. 

Otros rechazos: el Consejo Superior de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, siete institutos pertenecientes al Centro Nacional Patagónico del CONICET, la Mesa de Unidad Sindical que nuclea gremios de la educación, la justicia, vialidad, salud, portuarios, empleados de medios estatales y legislativos (Atech, Sadop, Sitravich, CTA, Sitrajuch, Sisap, Sutap, Satsaid, Sitraed, Amet y Apel), las dos CTA, el gremio de Camioneros de Chubut (que dirigido por Jorge Taboada invitó incluso a Pablo Palicio Lada a dar charlas ilustrativas sobre una industria que rechazan, pese a que podría pensarse que beneficiaría al sindicato), la CGT del Valle a través de Jorge Collio, la Asamblea Interhospitaliaria del Noroeste, organismos de derechos humanos como la APDH, la Federación Argentina de Medicina General, partidos de izquierda, toda clase de institutos y fundaciones, la Asociación de Guías Balleneros, expresiones de la religión como el obispo José Slavy o el padre Tono, asociaciones de comerciantes, científicos de las universidades de Chubut y San Juan Bosco que escribieron trabajos demostrando que la minería no representa progreso sino atraso y decadencia.   

La intención del texto es mostrar la oposición institucional a la minería, aunque lo más fuerte sigue siendo otra cosa: la gente que sale a la calle con pancartas o con antorchas. Como pasa el 4 de cada mes en casi toda la provincia, frecuencia incrementada a dos acciones por semana (martes y jueves) como parte de una campaña hacia la Legislatura en Rawson llamada: “Los estamos mirando”. 

Corina: “Los chicos en sus grupos de whatsapp hablan de estos temas. Eso me emociona. Pese a todos los miedos por las actitudes del gobierno, cuando veo eso digo que es en serio: no pasarán”. 

El Sí de Chubut

Claudia Barrionuevo: “No hay una provincia minera que haya resuelto sus problemas económicos y financieros”. Julián: “Chubut no es una provincia pobre, sino fundida”. Es la 4ª provincia exportadora del país (detrás de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba). En el primer semestre de 2019 exportó 1.399 millones de dólares, más que su vecina y agujereada por la minería Santa Cruz, más del doble que la hiperminera San Juan (623 millones) y 21 veces más que Catamarca, que tiene Bajo Alumbrera como el gran proyecto minero del país trabajando desde hace 20 años.  

Viviana: “Tenemos el petróleo como problema que genera daño, pero hay además turismo, ganadería, cultivos, exportaciones de frutas finas, la pesca. El problema es que destruyen con políticas desacertadas y corrupción. Siento que estamos en manos de unos locos”.   

Un concejal de Esquel, Hernán Alonso, fue ministro de Producción provincial con el propio Arcioni, pero rechaza la minería y sostuvo en una sesión del Concejo que a través de la ganadería hay opciones diferentes a la minería. 

La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Chubut a través de Mariana Chávez explicó: “Si apostamos a desarrollar la producción de alimentos en una zona central que tiene alcance a la costa y cordillera, tenemos el poder de sustentabilidad y es más necesario que una explotación minera. Estamos trabajando con proyectos cooperativos. La tierra de la meseta es abundante para producción de alimentos sanos para las familias de la cordillera. Salimos del campo a la mesa del vecino y vecina, saltando especulaciones en el medio. La zona de Paso del Sapo, a la vera del río Chubut, es apta para producciones vitivinícolas, donde también producimos tomates por el microclima especial que tiene”. La UTT en diferentes geografías ha demostrado la capacidad de la agroecología para producir alimentos sanos, a buenos precios, con beneficio para productores y consumidores. Hasta se podría pensar en exportar parte de esa producción, según lo reitera Miryam Gorban, de la Cátedra de Soberanía Alimentaria. 

La provincia puede encarar muchas propuestas, pero el gran proyecto que simboliza su gente es otro: la capacidad de las comunidades para plantear formas más genuinas de democracia, de participación real de la ciudadanía, de libertad de expresión no enjaulada por corporaciones mediáticas, de rebeldía frente a la prepotencia, de acción sin exclusiones, de comunicación, de hacer las cosas sin patrones ni “dirigentes” que ya no se sabe hacia dónde dirigen las cosas.

Chubut le dice Sí al ambiente, a la comunidad, al agua, a la convivencia. Otra vez, y como siempre, en estos días vuelve a estar en juego el destino de esa apuesta cotidiana por la vida. 

Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería
Foto: Nicolás Palacios

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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Nota

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo: -No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

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Una muela, zapatos blancos y un charco. Un edificio llamado Máquina de escribir. Flores amarillas frente al mar, un dibujo de puño y letra. Lo narco las drogas. Su paso por Buenos Aires y la señora que venía de la verdulería. La memoria, lo real, las mujeres, el ambiente, el fin de la humanidad. El Nobel, los diluvios, las pestes, las guerras eternas. Las respuestas de la vida frente a los sordos poderes de la muerte. La cordialidad, la generosidad, el humor. Hace diez años murió Gabriel García Márquez, dicen. Lavaca publicó esta nota -estos recuerdos- aquel día, cuando se conoció la última noticia sobre ese escritor que nunca dejó de sentirse cronista, y decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

Texto: Sergio Ciancaglini, lavaca.org
El señor Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo:
-No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

Yo sabía que García Márquez había rechazado contactos con un enviado de Times, con periodistas de la televisión japonesa, y con suecos indescifrables. Un humilde cronista argentino quedaba naturalmente fuera de juego. Le respondí que lo compadecía, y que frente a un dolor de muelas no había argumento, clemencia, ni ruego que esgrimir de mi parte. Cuando me estaba despidiendo desolado, me detuvo:
-Pero a las 3 de la tarde puede ser. Voy antes al dentista, a ver si lo soluciona.
Esa historia revolotea en mi cabeza desde hoy, cuando estaba con Osvaldo Bayer grabando el programa de radio Decí Mu, y nos interrumpió el teléfono. Osvaldo atendió, dio media vuelta, anunció: “Murió García Márquez”, y me dejó alborotados los ojos, las neuronas y el corazón.
Revolotea la historia porque aquella tarde me encontré con un escritor que cambió la historia de la literatura, que había ganado el Nobel, pero que fue capaz de decirme: “Todo eso está muy bien, pero yo me siento periodista”. Quisiera contar lo que aún no he olvidado de aquel encuentro para mí inolvidable.
García Márquez volvió efectivamente a las 3 de la tarde, bajó de su Mercedes, y miró preocupado el charco oceánico que un aguacero de Cartagena de Indias, Colombia, le había instalado en la playa de estacionamiento. Llevaba zapatos blancos, pantalones blancos y guayabera blanca, como cantante de sábado televisivo. Cruzó el charco apoyándose en los tacos. Al llegar a la otra orilla nos dijo “pasen por favor” a mí y al fotógrafo, enviados por una de las autodenominadas “revistas de actualidad” a cubrir las noticias sobre un asunto entonces llamativo, letal para los colombianos e incomprensible para nosotros: el narcotráfico.
No existían los celulares ni Internet, o sea que todo esto se ubica en la prehistoria de 1984, con la carambola de estar en el charco correcto, y de que un dentista providencial había rescatado del dolor a su paciente. García Márquez nos hizo subir. El edificio tenía balcones escalonados hacia la playa: lo llamaban Máquina de escribir. El departamento tenía dos ambientes, con vista al mar, una verdadera máquina de escribir (¿Olivetti, Remington, dónde estará la revista donde publiqué la nota?). El escritorio miraba al mar. Y había flores amarillas que siempre conviene tener a mano, explicó, para ahuyentar a la mala suerte.
Me planteó que no aceptaba hablar si lo grababa o si tomaba notas. Me dijo algo más o menos así: “No me gustan los grabadores, prefiero que conversemos con libertad, y que todo dependa de tu atención. Luego tú escribirás lo que te parezca, y eso es un beneficio para mí: los periodistas me mejoran. La memoria mejora a la realidad”.

Gabo en Argentina
La publicación original de Cien años de soledad ocurrió en Argentina gracias a una editorial llamada Sudamericana, que ya no existe. Fue en mayo de 1967, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, y el lanzamiento fue acompañado por una entrevista realizada por Ernesto Schóo, editada por Tomás Eloy Martínez y publicada en tapa por la revista Primera Plana que dirigía Jacobo Timerman.
García Márquez me contó que el éxito del libro fue inmediato. “Ahí, en Buenos Aires, empezó todo”, me dijo. Sudamericana había dispuesto editar 5.000 ejemplares, lo que para Gabo era un despropósito y el augurio de un fracaso para el libro de un desconocido escritor colombiano. Pero esa primera edición se vendió en 15 días, y la segunda fue de 10.000 ejemplares. En junio Gabo llegó a Buenos Aires. Me contó que viajó con Mercedes Barcha, su esposa: “Estábamos en un café y vimos pasar a una mujer que llevaba la bolsa de sus compras, con lechugas y tomates y Cien años de soledad”. La pareja fue al Instituto Di Tella a ver una obra de Griselda Gambaro, y el público los ovacionó de pie. Mientras él me lo contaba, todavía asombrado, yo recordaba que eran tiempos de The Beatles, revolución cubana, hippies, peronismo clandestino, rebeliones nacientes y todos los embriones de cambio, desventuras y utopías que se desplegarían en los años siguientes.
Cien años de soledad fue el libro de la época, y de varias generaciones. Tengo las dos ediciones que mis padres compraron para poder leerlo en simultáneo. Macondo era una patria. Entre la feria y la intelectualidad, miles de libros seguían vendiéndose y además se exportaban. El éxito se contagió en Europa, esto avivó el interés por otros autores (Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa) y estalló el llamado boom de la literatura latinoamericana. “Buenos Aires fue generosa conmigo. Nunca volví. No sé por qué. Tal vez por una superstición: a un lugar donde todo fue tan perfecto, quizás convenga no volver” me dijo, o creo que me dijo, mirando el Caribe.

Periodismo, droga y entusiasmo
Aquel día de 1984 García Márquez me contó una novela que estaba intentando escribir. No tenía título. Al año siguiente la reconocí ya publicada: me había anticipado El amor en los tiempos del cólera. Pero me dijo que pese a todo se seguía sintiendo fundamentalmente un periodista. “Escribo literatura como periodismo, con método. Todos los días intento tener dos páginas listas” me dijo sobre algo que hoy habría que traducir a unos 5.000 caracteres. “Tienen que estar impecables, sin tachaduras. Y tengo un truco: siempre dejo escrito el comienzo de lo que pienso escribir al día siguiente, para que me resulte más fácil comenzar”. Pero varias veces explicó esa idea de no diferenciar ambos oficios. “La crónica es como un cuento o una novela sobre algo real”. Algo más: “Tanto en la literatura como en el periodismo hay que ganarse al lector, capturarle el interés para que se quede leyendo”.
Planteó una teoría sobre las redacciones de periódicos y revistas: para él están puestas de cabeza, invertidas. El staff de las publicaciones ubica en el rol principal a directores y jefes que engordan junto a un escritorio y editorialistas que monologan desde su propia jaula.
“Pero ese esquema debería ser exactamente a la inversa. Los cronistas son quienes cumplen la labor principal porque son los que están afuera, donde las cosas ocurren”. En vista del contexto colombiano le pregunté si alguna vez se había drogado para escribir y me contestó: “No me hace falta. Yo nací drogado”.
Un detalle: fue la única vez en mi vida que pedí un autógrafo. En Cartagena sólo conseguí un ejemplar de El coronel no tiene quien le escriba. Le expliqué que no era para mí sino para mi novia. “¿Se llama la señorita?” Se lo dije. Dibujó un tallo, cinco pétalos, y escribió: “Para Claudia, con una flor. Gabo 84”.

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Aquel día, además, me regaló los seis tomos de su obra periodística, publicados por la editorial Oveja Negra. Y organizó todo para que, una vez en Bogotá, un auto con su chofer fuera a buscarnos al hotel para llevarnos al aeropuerto. “Así van más tranquilos” dijo, y nunca supe si se le había cruzado alguna sombra para disponer ese viaje. Nunca pude evitar recordarlo como una persona amable, entusiasta, alegre, generosa.
Con el tiempo entendí que esa cordialidad, ese entusiasmo, ese interés por el otro, era un modo ético y hasta político de pararse frente a la vida.

Ideas
En sus obras periodísticas pude leer las primeras crónicas que publicó en El Universal, de mayo de 1948, cuando era un chiquilín de 21 años. La primera celebra que se suspendió el toque de queda militar, al que define como símbolo de una decadencia. “Con este mundo materializado donde los peces de colores tienen que abrirle agua a los submarinos, con esta civilización de pólvora y clarines, ¿cómo se nos puede pedir que seamos hombres de buena voluntad?” y plantea que quizás ahora la gente pueda ir a dormir mansamente “antes de que los relojes doblen la esquina de la medianoche”. Luego escribe sobre indios, negras, retratos de la ciudad y de la época. Escribió sobre cine, sobre deportes, sobre todo. La pasión por conocer y por contar lo que el mundo estaba desplegando ante sus ojos.
A fines de los 50 García Márquez participó en Cuba con los argentinos Jorge Massetti, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo en los primeros pasos de Prensa Latina, idea que puso en marcha Ernesto Guevara, hasta que el lado soviético de la vida isleña desplazó a este elenco por otro más dócil.
García Márquez nunca perdió la afinidad con el propio Fidel Castro. El director argentino Eduardo Mignogna contaba que cierta vez, invitado a La Habana, estaba comiendo con García Márquez cuando el propio Fidel cayó de improviso y comenzó a hablar con sabiduría de crítico sobre la historia del cine argentino, mientras Gabo se quedaba irremediablemente dormido en un rincón. Pero más allá del sueño o de los discursos de Fidel, García Márquez se plantó en defensa de Cuba como una cuestión cultural y estratégica frente a los Estados Unidos y la densa idea de controlar vida y obra del resto del continente.

Las ventajas de la vida
Cuando me contó la noticia, le pregunté al propio Osvaldo Bayer sobre Gabo: “Tenía mi edad, pero yo aprendí de él. Es el mejor escritor que ha tenido Latinoamérica. Aprendí con él a amar la literatura, ver las cosas que se pueden hacer y crear. Para mí fue un hombre que luchó por la libertad, o sea un libertario, y cumplió la misión que tiene un intelectual: escribir para todos, para mejorar la sociedad, y para seguir soñando”.
De todas las ideas y escritos de Gabo, frecuentemente abominados por las academias, no resulta demasiado conocida su exposición al recibir el Nobel de Literatura en 1982, llamado La soledad de América Latina, que resulta un manifiesto por la descolonialidad, para usar términos actuales. “La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” dijo ante la academia sueca. Repasa los golpes de Estado, crímenes y matanzas ocurridos en el continente. “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”.
Al recibir el Nobel de Literatura, García Márquez hacía periodismo sobre la realidad del continente, incluyendo la situación argentina: “Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años”.
Otro concepto: “La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.
Y otro: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Se preguntó por qué le habrían dado a él semejante distinción, y postuló que se trató de un homenaje a la poesía: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”.

Mujeres, aborto y ambiente
Cuando le preguntaron sobre las prioridades de la humanidad para las próximas décadas, propuso que las mujeres asuman el manejo del mundo. “Alguien dijo: ‘si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería casi un sacramento’. Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común –que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina- sobre la razón –que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas o abominables”.
Y luego plantea: “La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo por su incapacidad de sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque sólo fuera por eso la inversión de poderes es de vida o muerte”.
Son solo ideas sueltas para pensar, discutir, y leer, ahora que el reloj dobló no sé qué esquina, tras la malparida noticia sobre la muerte de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hace unas cuantas horas de soledad.  

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