CABA
Qué pasó con Facundo: las preguntas que se abren tras la confirmación del ADN
La jueza María Gabriela Marrón confirmó que el ADN del cuerpo hallado en Villarino Viejo coincide con el de Facundo Castro. Tras la confirmación de la identidad, persisten las dudas sobre las irregularidades, las amenazas y las contradicciones de la Bonaerense, los hostigamientos habituales a los jóvenes y sobre qué pasó con Facundo, investigación que no se agota solo en el peritaje. El mensaje de Cristina, la madre, y la lucha por la justicia que sigue.
“Vuelta alto mi niño. Que suene tu redoblante tan fuerte que no le de paz a quienes te hicieron tanto daño. Tu bruja velará por ti por justicia hasta que nos volvamos a abrazar”. El mensaje de Cristina Castro está acompañado por una foto de su hijo, Facundo, sonriendo a cámara con los palillos de la batucada, feliz.
A 126 días de su desaparición, y a 18 del hallazgo de un pescador en la ría de Villarino Viejo, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le comunicó hoy a Cristina y sus abogados que el ADN de los restos encontrados el 15 de agosto corresponden al del joven de 22 años. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM), organismo querellante en la causa, lo comunicó oficialmente por sus redes sociales.
En 126 días, Cristina vivió de todo: amenazas, hostigamientos y filtraciones, como la que esta semana padeció por diversos medios que apelaron a “fuentes judiciales” para afirmar que el cuerpo era Facundo, cuando los resultados recién estarían hoy.
“Nunca Más es Nunca Más enserio”, dijo el jueves, en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, en la sexta Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil. También dijo que sólo estaba esperando el resultado para poder llevarse a su niño a casa.
Después de 126 días, Cristina ya tiene una certeza.
Después de 126 días, Cristina exige justicia.
Hechos, amenazas e irregularidades
En la secuencia de hechos, surgen para la familia las principales irregularidades:
- El 30 de abril, Facundo salió de su casa temprano (“alrededor de las 7 de la mañana”, dice Cristina a MU, porque ella ya se había ido para entrar en la Shell) para hacer dedo en la ruta 3 y así llegar hasta Bahía Blanca, para ver a su exnovia, de la que se había separado a principios de año y por eso había vuelto a Luro.
- Una mujer lo levantó en la localidad de Hilario Ascasubi (el pueblo siguiente a Luro) y lo dejó en Mayor Buratovich cerca de las 10 de la mañana.
- En Buratovich, pasadas las 10, la llaman a Cristina. Le llamó la atención que en la pantalla decía: “Sin número”. Una voz femenina le pidió corroborar el domicilio. Era porque a esa hora, los oficiales Jana Curuhuinca y Mario Gabriel Sosa detienen a Facundo y le labran una infracción por circular sin el permiso oficial durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. De ese momento es la foto donde se lo ve a Facundo de espalda, con su mochila marca Wilson a un costado del móvil, y Sosa de frente. “No me dijeron que había quedado detenido. Entonces lo empecé a llamar”, dice Cristina. Facundo no atendía.
- A las 13:33 Cristina recibe un llamado de Facundo. “Mamá, vos no tenés idea de dónde estoy”, escucha Cristina. Ella lo retó por romper la cuarentena y por cómo iba a volver con su ex. Le dijo que la llamaron de la policía. “Mamá, no me vas a volver a ver”, escucha Cristina. Dice Cristina MU: “Ahí escucho que alguien le manotea el teléfono. Yo lo tomé como que se enojó conmigo y volvió con Daiana”. Cuando los amigos y la exnovia le alertan que su hijo nunca había llegado a Bahía y que tampoco contestaran los mensajes, Cristina hizo la denuncia los primeros días de junio. “Y como había escuchado ese ruido raro en el teléfono cuando me llamó, pedí el rastrillaje”.
A partir de este momento, empiezan diversas preguntas y contradicciones oficiales:
- La investigación judicial aún no pudo determinar qué es lo que ocurre entre el momento de la infracción y el llamado de Facundo a Cristina.
- El día del primer rastrillaje, a Cristina y su abogado Luciano Peretto le comunican que la oficial Siomara Flores había levantado a Facundo en Buratovich en horas del mediodía y lo había dejado en Teniente Origone, la siguiente localidad, cerca de las 13:30. La querella descree de ese relato, ya que subraya que en ese sitio no hay señal de móvil para que Facundo pudiera haberse comunicado con su mamá, y que esa comunicación impactó en una antena de Mayor Buratovich. Lo más impactante es el relato que Cristina le hace a MU de ese día. “Primero hubo una reunión del personal en Pedro Luro. En ese momento aparece un superior y le dice a una piba: `¡Vos vení para acá!`. Y me dice: `Esta es la oficial que llevó a su hijo desde Burato hasta Origone`. Nos quedamos muy sorprendidos porque eso no figuraba en la causa, había declarado ese día. La chica no levantaba la vista en ningún momento”.
- Sigue Cristina: “Llegando a Mayor Buratovich, nos bajamos y había cinco patrulleros en la entrada, pero no de costado, estaban todos puestos en abanico, obstruyendo la entrada. Salió el subcomisario Pablo Reguillón, a cargo en ese momento: ´Acá le labraron el acta a su hijo, acá no tiene nada que hacer, se tiene que ir´. Fue el mismo comisario que removieron por amenazar a Luciano y a mí cuando después de la primera marcha aparecieron los restos fósiles en un basurero de Mayor Buratovich. Me temblaban las piernas. No podía respirar. Ahí sentí algo. En ese momento, sentí a mi hijo ahí le había pasado algo malo”.
- De allí se fueron hacia Origone, donde la oficial Flores dijo que dejó a Facundo. “Para ese entonces estaba sumamente descompuesta. Le digo a Luciano que esto era raro, que no era normal, algo pasó acá”, recuerda Cristina. Y cuenta algo que percibió cuando aún estaban en Buratovich: “Uno de los patrulleros que estaban en forma de abanico se desprende y sale eyectado a una velocidad impresionante, por ruta. Cuando llegamos a Origone, ese patrullero estaba ahí”. Allí aparece un cuarto oficial que la familia sabe que intervino ese día, Alberto González, que dice que por el llamado de unos vecinos el 30 de abril fue a la ruta por un “niño” que estaba caminando a la vera del camino. Declaró que ese joven era Facundo y que le sacó una foto a su carnet de conducir a las 15:43. Tambíen dijo que le había dicho que ya había sido infraccionado. “Repetía como un loro la historia y se sabía de memoria, cuando yo hasta el día de hoy no me lo aprendí, el domicilio de la exnovia. ¿A 50 días se sabía de memoria donde iba Facundo?”. González declaró que se comunicó con la comisaría de Médanos para corroborar los hechos. La familia afirma que esa llamada nunca existió, y resalta, como apunta Cristina, varias contradicciones en el relato de González. La mayor: primero declaró que Facundo se fue caminando, y luego dijo que se subió a una camioneta Duster Oroch color gris.
- A esta serie de relatos confusos e irregulares, se sumó que cuando la causa pasó al fuero federal, surgió una testigo denominada E.R que dijo que “los últimos días de abril” (no especifica exactamente el día: la querella sostiene que en su primera declaración, dijo que fue el 27 y no el 30) había levantado a un joven que hacía dedo al lado de un patrullero, cerca de la entrada de Origone. La testigo dice que dejó al joven en las primeras vías, en el km 714 de la ruta 3. Dijo que se bajó y que lo vio alejarse caminando por las vías. La familia denunció que esa testigo fue aportada por los dos oficiales que le labraron la infracción a Facundo a las 10 de la mañana, y que se enteraron de ella primero por los medios de comunicación que por la propia fiscalía.
A esta serie de contradicciones, filtraciones e irregularidades, se suman:
- Los tres testigos que le afirmaron a Cristina que vieron que Facundo subía a un patrullero, sobre la ruta 3, pasando la entrada de Mayor Buratovich. Le dijeron que habían ido previamente a la comisaría pero no se la quisieron tomar. El abogado Aparicio señaló que los testigos hoy están “aterrorizados”.
- La denuncia que la familia hizo a los funcionarios municipales de Villarino, a quienes acusaron de entregar un informe de tránsito falso donde no estaban los testigos que señalaron a la Bonaerense en Buratovich, pero sí a la testigo que dijo haber alcanzado a un joven hasta las vías, primero el 27 y luego el 30.
- La sandía con la vaquita de San Antonio que encontraron en el destacamento de Teniente Origone, un objeto muy querido de Facundo que le había regalado su abuela. Ese hallazgo tampoco tuvo aún respuesta por parte de la Justicia.
- El hostigamiento y los apremios de diversos efectivos de la Bonaerense a la familia de la exnovia de Facundo. El excuñado del joven, Marcelo González, denunció a lavaca cómo cuatro policías lo encerraron en un cuarto de la subcomisaría de Buratovich y le quisieron obligar a decir que Facundo estaba en Bahía. “Querían desviar la investigación”, denunció.
- Los mensajes de WhatsApp borrados por los policías sospechados.
- La amenaza del subcomisario de Buratovich, Pablo Regullón, al abogado Peretto el día que unos chicos de una secundaria de Buratovich encontraron huesos en un basurero. “Había un patrullero de la Bonaerense en el lugar. Les digo que se fueran porque ya estaban apartados de la investigación. Empezaron a llegar cada vez más. Y el subcomisario Reguillón me dice: ´Igual vos quedate tranquilo que todo lo que estás diciendo por las radios lo tengo anotadito y ya sé qué tengo que hacer con vos cuando esto termine`”. Reguillón fue desafectado.
- El móvil del Comando de Patrullas de Bahia Blanca secuestrado por la Justicia federal que el 8 de mayo se detuvo durante 35 minutos a 800 metros del lugar inhóspito donde el pescador encontró el cuerpo.
Con la confirmación de la identidad, ahora la autopsia debe avanzar sobre las causas de la muerte de Facundo. La perito de parte adelantó que, según los estudios preliminares, se trató de “una muerte violenta por asfixia”. La versión policial abona la hipótesis que Facundo tuvo un accidente mientras caminaba por las vías.
Cristina ya confirmó que lucharán por sostener la carátula de desaparición forzada.
Y reiteró las palabras que Facundo pintó en un mural de la estación de Luro, el 24 de marzo de 2014: “Memoria, Verdad y Justicia”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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