Nota
Rita Segato sobre Bolivia: «Es el momento oportuno para pensar a Bolivia críticamente»
Rita Segato envió en exclusiva su postura sobre el golpe de Estado en Bolivia a Radio Deseo, la emisora de Mujeres Creando. Su testimonio revela la dificultad para expresar opiniones críticas a Evo Morales en Argentina, de donde critica las visiones «estereotipadas y caricaturescas». Plantea: «Es una gran lección histórica la que estamos recibiendo y es una oportunidad para entender un gran equívoco, sobre todo, en la lectura que existe aquí sobre lo que les está pasando a ustedes». El problema de las visiones binarias. Las miradas desde el feminismo. La herencia de lo que ella llama «la mochila de la Guerra Fría» y el principio de no repetición, rescatado de los derechos humanos, para pensar en momentos críticos. Cuáles son las dos acciones para las mujeres, y la nueva modalidad de un golpe de Estado precedido por el vacío de poder y la «gestión de los caciques».
“Hay una disputa internacional, una discusión internacional sobre lo que está sucediendo en Bolivia porque muchas y muchos intelectuales saben que no es un problema que se suscribe a las fronteras bolivianas sino que es un problema regional y que el desenlace de lo que esta sucediendo en Bolivia puede afectar al conjunto de la región” empieza diciendo Maria Galindo, en Radio Deseo, la radio boliviana de Mujeres Creando. Luego presenta a la antropóloga Rita Segato, quien en exclusiva envió su postura sobre el conflicto político que se está dando en Bolivia. “Estamos tratando de ser una voz no fácil, sino incómoda”, anticipa Galindo. A continuación, transcribimos entera la postura de Segato.
Rita Segato, sobre el golpe de Estado en Bolivia:
Amigas queridas, compañeras, hermanas también, bolivianas. No es fácil para mí dar este testimonio, contarles cómo estuve pensando en la terrible situación de Bolivia; nos duele mucho por acá pero, claro, no estoy allí. Me da mucho miedo que lo que les diga no tenga total legitimidad porque estoy en Argentina y entonces decidí que lo mejor es explicar las dificultades que tengo por la visión totalmente caricaturesca, estereotipada, de los argentinos y argentinas, que el sector crítico de mi país tiene y siempre ha tenido sobre Bolivia.
No es fácil pensar lo que estoy pensando aquí, estoy quedándome en una soledad bastante desagradable y también no es fácil hablar a Bolivia desde afuera. Lo que tengo para decir es lo siguiente: es una gran lección histórica lo que estamos recibiendo y es una oportunidad para entender un gran equívoco, sobre todo, en la lectura que existe aquí sobre lo que les está pasando a ustedes. El problema es que la visión desde acá es totalmente binaria. Si Camacho es una figura inaceptable, malvada, no por eso Evo es una figura perfecta. Y eso es lo que me resulta muy difícil de hacerle entender a la gente aquí en mi país. Hay, de repente, más de lo que había antes, un endiosamiento de la figura de Evo, y ser contraria a eso es difícil. Entonces se me ocurre decir que la crítica al binarismo es también una crítica que vale para pensar la política, porque en el fondo hay un razonamiento binario al que le he llamado la mochila de la uerra fría, el fardo que todavía cargamos del bipartidismo, de la bipolaridad del mundo característica de la Guerra Fría en que se pensaba solamente en términos de bien o mal, y que hoy en el presente lleva a muchos y muchas a pensar en términos de Boca – River, o sea, en un partido entre buenos y malos, entre los míos y los otros, y ahí se cancela toda capacidad de razonar con sofisticación y con acuerdo a la realidad.
En mi comprensión de los sucesos, Evo cayó por su propio peso. Él incurrió en acciones a lo largo del tiempo, y sobre todo más hacia el presente, que le causaron un quiebre de la credibilidad y luego un quiebre de la gobernabilidad. Para mí él no ha sido la víctima de un golpe sino la víctima del descrédito general en el que se encontró a razón de varias de sus acciones: el incendio de la Chiquitanía en la cual él se comporta de una forma muy similar a la que se comportó Bolsonaro; no declara una catástrofe nacional y por lo tanto no llama a comparecer las fuerzas de auxilio que tienen la obligación de presentarse y prestar servicio ante una catástrofe de esas características: lo mismo que Bolsonaro hizo en Brasil con el incendio de la Amazonia. La carretera nos dejó a todos absolutamente perplejos por su negativa a negociar y luego se fragilizó con el plebiscito en el que perdió con el 51%: entonces ahí fue perdiendo credibilidad, como ustedes saben. Esto es lo que yo digo cuando hablo en mi país, pero a la gente le cuesta mucho aceptarlo y preguntan lo siguiente: ¿Será que es la hora de criticar a Evo, cuando las fuerzas que están surgiendo y presentándose, y la violencia? ¿Nos obligarían a olvidar las críticas a Evo para ocuparnos de lo más urgente?
Yo soy de la concepción de que no se puede perder esta oportunidad para hacer las críticas con un principio que hemos usado mucho en los derechos humanos, pero que podemos usar también en la política: el principio de la no repetición. Si no hacemos las críticas que tenemos que hacer al gobierno de Evo, a su manera autocrática en los últimos tiempos de intervenir, de influenciar, de la militarización del país que era visible antes de este golpe; a su manera machista de encarar la política -y de ahí emerge con todas las fuerzas de que es un sindicalista más que un aymara, o que es un sindicalista y no un aymara-; y eso se manifiesta con todas las fuerzas en su negativa a llamar -hasta donde entiendo la situación en Bolivia- a Choquehuanca, que era un candidato posible para una próxima elección e insiste en la reelección y ahí se fragiliza, fragiliza su credibilidad, y fragiliza también la gobernabilidad… Entonces fue muy fácil que las fuerzas que siempre conspiran, que acechan, que están muy bien orquestadas, que tienen una asesoría internacional, que representan el fundamentalismo que amenaza todas nuestras naciones, una forma de secuestro del cristianismo y que es un tipo de secuestro que lleva al fascismo, todas esas fuerzas salen a la superficie. Podríamos decir que es un momento de más verdad porque esas fuerzas se encontraban ahí, siempre se encontraron ahí y un gobernante tendría que tener noticias, percibir los riesgos que corre y no equivocarse, porque cuando un proyecto histórico que tiene como meta un mayor bienestar para más gentes un error se paga con sangre, y se paga con sangre de los pueblos. Los errores de aquel sector, aquella ética que tiende a mejorar las condiciones de existencia de la gente cuando se equivoca la marcha atrás, es abismal. Esto es lo que se puede decir en Argentina sobre la situación de Bolivia y aun así es muy difícil hacerse creer con el surgimiento de las fuerzas tenebrosas a la superficie y la violencia que apareció. Evo está aquí prácticamente canonizado, lo cual es insoportable, entre otras cosas, porque nosotras sabemos cómo es el machismo de Evo, algo que aquí cuando lo cuento, lo explico, no me lo creen. Esa idea de que me jubilaré ‘y cuando me retire lo haré con mi charango, con mi coca y con mi quinceañera’, cuando lo digo, la gente me mira con sospecha.
Entonces son muy importantes dos acciones por parte de nosotras mujeres. Primero, tratar de trabajar para que esas expresiones y el machismo en los gobernantes no sea más visto como un dato secundario, un problema menor, como son siempre vistos los crímenes contra nosotras. Tanto la justicia como la opinión pública ve la violencia y el maltrato, porque esa frase de Evo y muchas otras que ha dicho son formas de maltrato a nosotras las mujeres, son relativizadas y perdonadas como parte de una costumbre y que no hacen mal a nadie, al final. Y eso es un error muy grande, porque ahí se delata el autoritarismo de un gobernante y la pretensión de estar por encima del bien y del mal. Es un tema central: la agresión verbal, física, psicológica, moral a las mujeres es una agresión política, no una agresión basada en las intenciones de la libido, del deseo, de la punción masculina. Son agresiones políticas que delatan la voluntad de poder, la voluntad opresiva de los líderes que así se manifiestan. Falta mucha lucha para poner en el centro ese tipo de cuestiones.
En segundo lugar, hacer circular esta imagen de Evo para que la gente perciba que no es Camacho o Evo; es necesario tratar de trascender esas dos posiciones y pensar libremente en términos de una posición más clara hacia el futuro que no quede encarcelada en esto que estoy llamando la mochila, el fardo de la Guerra Fría, de la época en que las lealtades de un mundo bipartito nos impedían pensar la política de una manera más profunda y más imaginativa.
Finalmente, decir entonces para que quede en claro: mi lectura es que si se da en este momento presente un golpe de Estado, ese golpe de Estado es de una nueva modalidad, un nuevo tipo, y se da después de un vacío de poder, después de una falta de credibilidad, de gobernabilidad originada en la pérdida de apoyo de la figura de Evo por sectores muy amplios de la población. Fue un golpe oportunista que entonces sucede a posteriori de ese vacío de poder que se origina por muchos errores y excesos del gobernante.
Creo también que es una importantísima oportunidad, una más de tantas, para mostrar, para entender que la política está pasando a nuestras manos, que es la hora de pensar entre todas, perfilar, lo que es una manera femenina, una politicidad -como le llamo en clave femenina-, una otra forma de gestión que tiene que ver también con una gestión comunal entendida mejor de lo que se ha entendido en Bolivia hasta el momento en que en realidad se han entendido las comunidades como micro Estados, como pequeños Estados, y esta forma de entenderlas ha hecho surgir cabezas de un caciquismo fundamentalista. No tengo mucho tiempo de explicar eso, sería largo, y sería sobre todo el motivo de una larga conversación: ¿Cómo hacemos política nosotras? Deberíamos comenzar a generar una retórica de valor a otra forma de valor que se distingue mucho a la gestión de los caciques.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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