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Vandana Shiva sobre el coronavirus: de los bosques a nuestras granjas, a nuestro microbioma intestinal

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La acivista, filósofa y escritora india repasa en este exhaustivo artículo las causas y consecuencias de la explotación de la biodiversidad como responsable de las enfermedades. Llama a entender la salud de manera interconectada y cree que estamos ante un cambio de paradigma, de la era mecanicista e industrial a la era de una civilización basada en la conciencia planetaria. La manipulación de animales y plantas. La lección de los seres vivos: la diversidad, la integridad y la auto-organización. Los sistemas que crean salud, y los que propagan enfermedades. Las alertas sobre el glifosato y la despreocupación de la OMS sobre este tema. El Cartel Venenoso como un junto de empresas que enferman (como Bayer, Dow, Syngenta, Big Pharma) y se benefician de ello. El enfoque holístico, y la agroecología: “La agricultura ecológica libre de productos químicos debe ser parte del rejuvenecimiento de la salud pública”. Los costos globales de la atención médica debido a enfermedades relacionadas con el sistema alimentario. La necesidad de una ciencia independiente. Y la idea de “desglobalizar” el sistema alimentario: “La emergencia de salud nos está obligando a desglobalizar. Podemos hacerlo cuando hay una voluntad política. Hagamos que esta desglobalización sea permanente. Hagamos una transición a la localización”.

Link a artículo original. Traducción por lavaca.org

Por la Dra. Vandana Shiva

Somos una familia de la Tierra en un planeta, saludable en nuestra diversidad e interconexión. La salud del planeta y nuestra salud no es separable.

Como nos recordó el Dr. King: “Estamos atrapados en una red ineludible de mutualidad, atados en una sola prenda de destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente.”

Podemos vincularnos en todo el mundo a través de la propagación de enfermedades como el coronavirus cuando invadimos los hogares de otras especies o cuando manipulamos plantas y animales para obtener ganancias comerciales y codicia y propagamos monocultivos. O podemos estar conectados a través de la salud y el bienestar para todos mediante la protección de la diversidad de los ecosistemas y la protección de la biodiversidad, la integridad y la autoorganización (autopoiisis) de todos los seres vivos, incluidos los humanos.

Se están creando nuevas enfermedades porque un modelo de agricultura y alimentación globalizado, industrializado e ineficiente, está invadiendo el hábitat ecológico de otras especies y manipulando animales y plantas sin respetar su integridad y su salud. La ilusión de la tierra y sus seres como materia prima para ser explotada con fines de lucro está creando un mundo conectado a través de la enfermedad.

La emergencia de salud que el coronavirus nos está despertando está relacionada con la emergencia de extinción y desaparición de especies, y está relacionada con la emergencia climática. Todas las emergencias tienen su origen en una visión mundial mecanicista, militarista y antropocéntrica de los humanos como algo separado de y superior a otros seres que podemos poseer, manipular y controlar. También se basa en un modelo económico basado en la ilusión de crecimiento ilimitado y codicia ilimitada que viola sistemáticamente los límites planetarios y la integridad del ecosistema y las especies.

A medida que se destruyen los bosques, a medida que nuestras granjas se convierten en monocultivos industriales para producir productos tóxicos, nutricionalmente vacíos, y nuestras dietas se degradan a través del procesamiento industrial con productos químicos sintéticos y la ingeniería genética en los laboratorios, nos conectamos a través de enfermedades, en lugar de estar conectados a través de la biodiversidad dentro y fuera de nosotros, a través de un continuo de salud a través y en la biodiversidad.

La emergencia de salud requiere un enfoque de sistemas basado en la interconexión

Con la emergencia de salud engendrada por el virus corona, debemos observar los sistemas que propagan enfermedades y los sistemas que crean salud en un enfoque holístico de sistemas.

Un enfoque de sistemas para el cuidado de la salud en tiempos de la crisis de la corona abordaría no solo el virus, sino también cómo se están propagando nuevas epidemias a medida que invadimos los hogares de otros seres. También debe abordar las condiciones de co-morbilidad relacionadas con enfermedades crónicas no transmisibles que se están extendiendo debido a sistemas alimentarios industriales no sostenibles, anti naturaleza, insalubres.

Como escribimos en el manifiesto Food For Health de la Comisión Internacional sobre el Futuro de los Alimentos, debemos descartar “políticas y prácticas que conduzcan a la degradación física y moral del sistema alimentario mientras destruyen nuestra salud y ponen en peligro la estabilidad ecológica del planeta, poniendo en peligro la supervivencia biogenética de la vida en el planeta “.

Ahora debemos desglobalizar el sistema alimentario que está impulsando el cambio climático, la desaparición de especies y una emergencia de salud sistémica.

Los sistemas alimentarios globalizados e industrializados propagan enfermedades. Los monocultivos propagan enfermedades. La deforestación está propagando enfermedades.

La emergencia de salud nos está obligando a desglobalizar. Podemos hacerlo cuando hay una voluntad política. Hagamos que esta desglobalización sea permanente. Hagamos una transición a la localización.

La localización de la agricultura y los sistemas alimentarios biodiversos hacen crecer la salud y reducen la huella ecológica. La localización deja espacio para que prosperen diversas especies, diversas culturas y diversas economías vivas locales.

 La riqueza de la biodiversidad en nuestros bosques, nuestras granjas, nuestros alimentos, nuestro microbioma intestinal hacen que el planeta, sus diversas especies, incluidos los humanos, sean más saludables y resistentes a las plagas y enfermedades.

Vandana Shiva sobre el coronavirus: de los bosques a nuestras granjas, a nuestro microbioma intestinal

La Tierra es para todos los seres, proteger los derechos de la Madre Tierra es un imperativo de salud

La invasión de los bosques y la violación de la integridad de las especies está propagando nuevas enfermedades.

En los últimos 50 años, han surgido 300 nuevos patógenos a medida que destruimos el hábitat de las especies y las manipulamos para obtener ganancias.

Según la OMS, el virus del Ébola se trasladó de animales salvajes a humanos. El virus se transmite a las personas de animales salvajes y se propaga en la población humana a través de la transmisión de persona a persona. Como informa el Nuevo Internacionalista: “Desde 2014-16, una epidemia de ébola sin precedentes mató a más de 11,000 personas en África occidental. Ahora los científicos han relacionado el brote con la rápida deforestación “.

El profesor John E. Fa de la Universidad Metropolitana de Manchester, investigador asociado senior del Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR), también alerta: “Las enfermedades emergentes dicen que están relacionadas con alteraciones ambientales causadas por humanos. Los humanos están en mucho más contacto con los animales cuando abres un bosque… Tienes un equilibrio de animales, virus y bacterias y lo alteras cuando abres un bosque”.

La enfermedad del bosque de Kyasanur (KFD) es un virus altamente patógeno que se propaga de los monos a los humanos a través de garrapatas infectadas por virus, ya que la deforestación redujo el hábitat forestal de los monos. “El virus KFD es un patógeno que ha existido durante mucho tiempo como parte de un ecosistema establecido en Kanara del Sur. La modificación humana de ese ecosistema a través de la deforestación causó la aparición epidémica de la enfermedad” (link a la fuente).

 El Coronavius ​​también ha venido de los murciélagos. Como dice Sonia Shah “cuando talamos los bosques en los que viven los murciélagos, no solo se van, sino que vienen y viven en los árboles de nuestros patios y granjas”.

El profesor Dennis Carroll de Cornell reconoce que, a medida que penetramos más profundamente en las ecozonas que no habíamos ocupado antes, creamos el potencial de propagación de la infección.

La enfermedad de las “vacas locas” o la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), es una enfermedad infecciosa causada por proteínas deformadas llamadas “priones” que afectan el cerebro del ganado.

Las vacas fueron infectadas por la enfermedad de las vacas locas cuando fueron alimentadas con carne de vacas infectadas muertas. Cuando la carne de vaca de vacas infectadas fue alimentada a humanos, se infectaron con la ECJ. El prión es un agente autoinfeccioso, no un virus o bacteria. Esto ilustra que cuando los animales son manipulados y se viola su integridad y derecho a la salud, nuevas enfermedades pueden surgir (Link a la fuente).

La resistencia a los antibióticos está creciendo en los humanos debido al uso intensivo de productos químicos en las granjas industriales. Los marcadores de resistencia a los antibióticos en los OGM también podrían estar contribuyendo a la resistencia a los antibióticos. La transferencia horizontal de genes a través de especies es un fenómeno científicamente conocido. Es por eso que tenemos ciencia de la bioseguridad y regulaciones de bioseguridad como el protocolo de Cartagena del Convenio sobre Biodiversidad y las leyes nacionales para la bioseguridad.

Las enfermedades se trasladan de los animales no humanos al animal humano a medida que destruimos el hábitat y los hogares de las especies silvestres, violamos la integridad de las especies al manipular animales en granjas industriales y manipular genéticamente las plantas mediante ingeniería genética con promotores virales y marcadores de resistencia antibióticos .

La ilusión de que las plantas y los animales son máquinas para fabricar materias primas que se convierten en combustibles para nuestros cuerpos, que también son máquinas, ha creado el paradigma de la agricultura industrial y la alimentación que está en la raíz de la explosión de enfermedades crónicas en nuestros tiempos.

Un sistema alimentario tóxico, industrializado y globalizado está provocando una explosión de enfermedades crónicas no transmisibles.

En las últimas décadas, las enfermedades crónicas no transmisibles se están extendiendo exponencialmente y matando a millones de personas. Los sistemas alimentarios industriales y tóxicos son los principales contribuyentes a las enfermedades crónicas (Link a fuente).

Casi 10 millones de personas mueren de cáncer anualmente. Cada sexta muerte en el mundo se debe al cáncer (Link a fuente).

El cáncer es la segunda causa de muerte (Link a fuente).

La diabetes, un trastorno metabólico relacionado con la dieta, es la séptima causa principal de muerte. 1.7 millones de personas mueren anualmente debido a complicaciones de diabetes que conducen a ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos, derrames cerebrales y amputación de miembros inferiores (Link a fuente).

Los riesgos de enfermedades infecciosas como el virus corona aumentan muchas veces cuando se combinan con la comorbilidad de enfermedades crónicas.

La tasa de mortalidad del coronavirus es de 1.6%.

Si uno tiene problemas cardíacos, aumenta a 13.2%.

Con diabetes, aumenta a 9.2%.

Con cáncer es 7.6%.

Los gobiernos deben tomar a la OMS tan en serio sobre el cáncer como lo han hecho en la epidemia de coronavirus.

El IARC de la OMS ha identificado el glifosato fabricado por Bayer / Monsanto como un probable carcinógeno. Este consejo debe tomarse en serio. El ataque corporativo a IARC está contribuyendo a la emergencia de salud. Debe ser detenido.

Se han presentado miles de casos de cáncer relacionados con el glifosato en los tribunales estadounidenses. En los casos de Johnson Edwin Hardeman, Alva y Alberta Pilliod, los tribunales han fallado a favor de las víctimas del cáncer.

Los gobiernos deben prohibir los productos químicos que causan daños. Y deben responsabilizar al Cartel del Veneno y responder por el daño que han hecho.

Mi viaje por la agricultura comenzó con el genocidio de Bhopal, que mató a miles cuando se filtró una planta de pesticidas propiedad de Union Carbide. Union Carbide es ahora Dow, que se ha fusionado con Dupont.

El Cartel Venenoso que ha creado enfermedades tóxicas al impulsar la agricultura industrializada globalizada también es Big Pharma. Difunden la enfermedad y se benefician de ella.

Bayer es una compañía farmacéutica y un químico agroquímico que vende pesticidas tóxicos.

Syngenta es una compañía de tóxicos y como Novartis vende productos farmacéuticos.

Big Pharma está utilizando la emergencia de salud para expandir sus mercados y ganancias (Link a fuente).

Ese dinero debe ir la protección que los gobiernos le dan al Cartel de Veneno. En su lugar, los gobiernos a todos los niveles deben trabajar con los ciudadanos y las comunidades para promover la salud de las personas con la misma fuerza con la que han actuado en Corona.

Necesitamos eliminar del sistema alimentario los productos químicos que han creado un desastre para la salud.

Los gobiernos deben seguir los consejos de la ONU y la OMS sobre todos los temas relacionados con la salud con el mismo entusiasmo que han demostrado con el coronavirus.

El manifiesto Food from Health sintetiza los altos costos de las nuevas enfermedades crónicas que han crecido exponencialmente en las últimas dos décadas de la propagación de alimentos industriales y la agricultura a través de la globalización.

Ya en 2012, un estudio cuantificó el impacto en la salud y los costos relacionados con el daño resultante de la exposición a 133 pesticidas aplicados en 24 países europeos en 2003, lo que equivale a casi el 50% de la masa total de pesticidas aplicados en ese año. Según esta encuesta, solo 13 sustancias, aplicadas a 3 clases de cultivos (uvas / vides, árboles frutales, vegetales) contribuyeron al 90% de los impactos generales en la salud debido a una pérdida de aproximadamente 2000 años de vida (corregido por discapacidad) en Europa cada año, correspondiente a un costo económico anual de 78 millones de euros. En 2012, se publicó una encuesta que evaluó los costos de la intoxicación aguda por pesticidas en el estado de Paraná, Brasil, y concluyó que el costo total de la intoxicación aguda por pesticidas asciende a $ 149 millones cada año.

Se calcula que en la década de 1990 en los Estados Unidos, los costos ambientales y de salud pública resultantes del uso de pesticidas ascendieron a 8.100 millones de dólares cada año. Por lo tanto, se gastan 4 mil millones de dólares cada año para el consumo de pesticidas en este país, lo que significa que por 1 dólar gastado en la compra de estas sustancias gastan 2 en costos subcontratados. Otro estudio publicado en 2005 estimó que en los EE.UU. los costos de las enfermedades crónicas por envenenamiento por pesticidas ascendieron a 1.100 millones de dólares, de los cuales alrededor del 80% para el cáncer. Se ha calculado que en Filipinas la transición de uno a dos tratamientos para el cultivo de arroz dio como resultado una ganancia adicional de 492 pesos, pero costos adicionales de salud de 765 pesos. con una pérdida neta de 273 pesos. En Tailandia se ha estimado que los costos externalizados de los pesticidas pueden variar anualmente de 18 a 241 millones de dólares276. En Brasil, los únicos costos por daños a la salud de los trabajadores empleados en cultivos de frijol y maíz representan el 25% de las ganancias277.

Para obtener datos más recientes y más cercanos a la realidad europea, podemos recordar un trabajo reciente realizado para evaluar la carga de las enfermedades y los costos relacionados con la exposición a disruptores endocrinos en Europa: un panel de expertos evaluó con “gran probabilidad” que cada año en Europa se pierden 13 millones de puntos de coeficiente intelectual (IQ) por exposición prenatal a organofosforados y que hay 59.300 casos adicionales de discapacidad intelectual278. Dado que se estima que cada punto de CI perdido por la exposición prenatal al mercurio tiene un valor aproximado de 17,000 euros, las cuentas también se pueden hacer pronto para la exposición al organofosforado.

Las consecuencias para la salud de la modernidad desadaptada, impulsada por los sistemas alimentarios comerciales, se están experimentando actualmente en proporciones epidémicas en todo el mundo. Además de la muerte prematura y la discapacidad prolongada, las enfermedades que resultan de dietas nutricionalmente pobres están obligando a las personas a buscar atención médica costosa, que a menudo es financieramente inasequible. Los sistemas comerciales de atención médica se benefician de estas epidemias modernas, al ofrecer pruebas y tratamientos intensivos en tecnología y de alto costo para los trastornos de salud que podrían y deberían haberse prevenido fácilmente mediante una buena nutrición y un ambiente saludable. La fusión de Bayer y Monsanto implica que las mismas corporaciones que venden los productos químicos que causan enfermedades también venden productos farmacéuticos como remedios para las enfermedades que han causado.

Los costos globales de la atención médica debido a enfermedades relacionadas con el sistema alimentario son

 -Obesidad $ 1.2 billones para 2025

-El costo global de solo diabetes en 2015 se estimó en US $ 1,31 billones. En Italia, cada paciente que padece diabetes actualmente cuesta 2589 euros al año para el Sistema Nacional de Salud, y las terapias relacionadas con la diabetes le cuestan al Sistema Nacional de Salud italiano alrededor del 9% del presupuesto, o alrededor de 8.26 mil millones de euros281. En África, 35 millones de personas, el doble del número actual, se verán afectadas por la diabetes en los próximos 20 años. Para 2030, la diabetes costará $ 1.5 billones 282

-Infecciones por AMR $ 1 billón para 2050

-Cáncer $ 2.5 billones

– Los costos de la exposición a disruptores endocrinos solo en Europa son de $ 209 mil millones anuales; los costos de exposición a disruptores endocrinos en los EE. UU. son de $ 340 mil millones

– Una nueva investigación encuentra que el costo anual del autismo se ha más que triplicado a $ 126 mil millones en los Estados Unidos. El autismo alcanzó los £ 34 mil millones en el Reino Unido y es el problema de salud más costoso286

– El aumento de la infertilidad ha llevado a una nueva industria de la fertilidad que costará US $ 21 mil millones para 2020 “

Y son el planeta y las personas quienes soportan la carga de la enfermedad.

La salud es un derecho, la regulación es una cuestión de vida o muerte: fortalecer la bioseguridad y la regulación de la salud, defender el principio de precaución y garantizar la responsabilidad corporativa es el deber del gobierno

Como muestra la crisis actual, la regulación es un asunto de vida o muerte. Y el principio de precaución es más vital que nunca. No debe abandonarse con la falsa afirmación de que “el tiempo es nuestro mayor enemigo” y cualquier manipulación de organismos vivos debe apresurarse para su introducción en el medio ambiente con poca o ninguna prueba (Link a fuente).

Hay un intento de socavar el principio de precaución a través de acuerdos de libre comercio como el llamado “mini-acuerdo” sobre comercio de los Estados Unidos y la Unión Europea. Según los negociadores de comercio de Estados Unidos, el secretario de agricultura Sonny Perdue y los intereses agrícolas estadounidenses, el principio de precaución debe ir y ahora es el momento de finalmente acabar con el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la UE.

Los gobiernos deben garantizar que las evaluaciones de Bioseguridad e Inocuidad de los Alimentos no se vean influenciadas por la industria que se beneficia de la manipulación de organismos vivos y suprime la evidencia científica de daños. La evidencia de tal manipulación de la investigación y el ataque a los científicos y la ciencia por parte de la industria se presentó en el Tribunal de Monsanto y la Asamblea Popular en La Haya en 2016.

El daño causado a la salud de las personas por la manipulación corporativa de la investigación ahora está probado.

Necesitamos fortalecer la investigación independiente sobre Bioseguridad, Seguridad Alimentaria, Seguridad Saludable, epidemiología y ecología de la salud.

Los gobiernos deben fortalecer de inmediato la regulación de la bioseguridad y la salud. El intento global de desregulación de las regulaciones de seguridad y bioseguridad alimentaria debe detenerse. La edición de genes tiene impactos impredecibles y los nuevos OGM basados ​​en la edición de genes deben regularse como un organismo genéticamente modificado (OGM) porque El genoma ha sido modificado, y necesitamos evaluar y conocer el impacto en la salud de la manipulación a nivel genético.

Deben detenerse los nuevos intentos de impulsos genéticos para manipular genéticamente a los organismos para llevarlos a la extinción para evitar crímenes contra la naturaleza y crear nuevas enfermedades desconocidas a través de impactos no intencionados.

Con coronavirus, los gobiernos están demostrando que pueden tomar medidas para proteger la salud de las personas cuando tienen la voluntad.

Ahora es el momento de que tomen todos los pasos necesarios para detener todas las actividades que comprometen nuestra salud al comprometer los procesos metabólicos que regulan nuestra salud. Los mismos sistemas también causan daño a la biodiversidad del planeta, la capacidad de autorregulación de la Tierra que causa estragos climáticos.

La crisis de la corona y la respuesta a la crisis deben convertirse en la base para detener los procesos que degeneran nuestra salud y la salud del planeta y el proceso de inicio que regenera ambos.

Sabemos que la agricultura industrial y los sistemas alimentarios industrializados globalizados basados ​​en combustibles fósiles y productos químicos tóxicos derivados de los combustibles fósiles están contribuyendo a la extinción de especies, el cambio climático y la catástrofe de enfermedades crónicas.

Sabemos que la agricultura orgánica regenerativa basada en la biodiversidad puede abordar las tres crisis.

Es hora de que los gobiernos dejen de usar nuestro dinero de impuestos para subsidiar y promover un sistema alimentario que está enfermando al planeta y a las personas.

Las corporaciones deben ser responsables por el daño que han hecho y evitar que sigan siendo libres de hacer más daño al socavar la ciencia y la investigación independientes, que es la única fuente de conocimiento real sobre el daño a la salud.

La crisis también brinda a las personas la oportunidad de ver cómo las corporaciones han socavado nuestra salud.

La emergencia de salud ha demostrado que el derecho a la salud es un derecho fundamental, la salud es un bien común y un bien público, y el gobierno tiene el deber de proteger la salud pública. Es por eso que la privatización y la corporativización de la salud deberían detenerse, y los sistemas de atención de salud pública deberían protegerse y fortalecerse donde existan, y crearse donde no existan.

Rejuvenecer la ciencia de la vida y la vida saludable: descolonizando nuestros sistemas de conocimiento y sistemas de salud:

El camino hacia un planeta sano y personas sanas es claro.

La economía basada en un crecimiento ilimitado está generando un apetito ilimitado para colonizar la tierra y los bosques, destruyendo los hogares de otras especies y pueblos indígenas. El Amazonas está siendo quemado por OMG para la alimentación animal. Las selvas tropicales de Indonesia están siendo destruidas por el aceite de palma en Indonesia 

La enfermedad está siendo creada por la demanda ilimitada de recursos para una economía globalizada basada en un crecimiento ilimitado. Una economía de la avaricia está violando los Derechos de la Madre Tierra y la integridad de su ser diverso, que son la base de One Health.

La salud para todos comienza se basa en la protección de la tierra, sus procesos ecológicos y el espacio ecológico y la integridad ecológica de la vida en la tierra, incluidos los humanos.

Necesitamos pasar de un paradigma mecanicista y militarista de agricultura basada en químicos de guerra a Agroecología Regenerativa, una agricultura para la Biodiversidad basada en la vida y trabajar con una naturaleza viva, no participar en una guerra contra la tierra y sus diversas especies. la agricultura es cuidado y gratitud, de devolver a la tierra, la ley del retorno o la ley de dar, creando economías circulares que curan la tierra y nuestros cuerpos.

Los sistemas indígenas de atención médica han sido criminalizados por la colonización y la industria farmacéutica.

Necesitamos pasar de un paradigma reduccionista, mecanicista y militarista basado en la separación y colonización de la Tierra, otras especies y nuestros cuerpos, que han contribuido a la crisis de salud a sistemas como el Ayurveda, la ciencia de la vida, que reconoce que somos Como parte de la red de vida de la Tierra, nuestros cuerpos son complejos sistemas de vida autoorganizados, que tenemos el potencial de estar sanos o enfermos dependiendo de nuestro medio ambiente y los alimentos que cultivamos y comemos. La salud depende de una alimentación saludable (Annam Sarva Aushadhi – La buena alimentación es la medicina para todas las enfermedades). Un intestino sano es un ecosistema y es la base de la salud. La salud es armonía y equilibrio.

(Annam: Alimentación y Salud, Navdanya)

Los sistemas de salud y los sistemas de conocimiento indígenas que se basan en la interconexión deben ser reconocidos y rejuvenecidos en tiempos de emergencia de salud que enfrentamos.

La salud es un continuo, desde el suelo, hasta las plantas, hasta nuestro microbioma intestinal.

Si bien la agricultura industrializada globalizada que está destruyendo los bosques y la biodiversidad de nuestras granjas se justifica como Alimentar al mundo, el 80% de los alimentos que comemos proviene de pequeñas granjas. Las granjas de monocultivo producen productos, no alimentos.

La agricultura industrializada globalizada es un sistema que crea hambre y enfermedades. Ha propagado enfermedades relacionadas con los tóxicos y está destruyendo las pequeñas granjas que nos alimentan atrapando a los agricultores en deuda y llevándolos al suicidio.

 Esta enfermedad que crea un sistema alimentario poco saludable está subsidiada por nuestro dinero de impuestos, primero al proporcionar subsidios para la producción y distribución, y luego hacer que las personas paguen los altos costos de la atención médica.

Si agregamos los subsidios y las externalidades de salud de los sistemas alimentarios industriales y globalizados, nos damos cuenta de que ni el planeta ni las personas pueden continuar soportando la carga de esta enfermedad creando un sistema alimentario industrializado y globalizado.

La agricultura ecológica libre de productos químicos debe ser parte del rejuvenecimiento de la salud pública.

A diferencia de las granjas industriales, las pequeñas cuidan la salud de las personas, especialmente cuando están libres de químicos, orgánicos y de biodiversidad. Deberíamos dirigir todos los fondos públicos para apoyar las granjas agroecológicas y las economías locales como sistemas de salud.

A través de la biodiversidad y la materia orgánica en el suelo, cultivamos más nutrientes por acre, nuestras plantas son más saludables y más resistentes a las enfermedades y plagas. Devolver la materia orgánica al suelo también cura el ciclo roto de carbono y nitrógeno que están impulsando el cambio climático. La curación del planeta y la curación de nuestros cuerpos son procesos interconectados.

Necesitamos la intensificación de la biodiversidad y la reconstrucción de nuestras granjas, no la intensificación química y de capital. La biodiversidad crea culturas y economías de cuidado, incluido el cuidado de la salud de la tierra y las personas. Mientras más biodiversidad conservemos en el planeta, más protegeremos el espacio ecológico para que diversas especies se mantengan y protejamos su integridad para evolucionar en libertad y resiliencia. Todas las especies tienen derecho al espacio ecológico y la libertad de evolucionar, y todos los humanos como parte de la Tierra tienen derecho a acceder a alimentos biodiversos libres de químicos.

Necesitamos proteger la biodiversidad de nuestros bosques, granjas, nuestros alimentos para aumentar la biodiversidad de nuestro intestino, que es la verdadera fuente de salud. Las plantaciones no son bosques, y el cultivo de monocultivos comerciales de árboles o soja transgénica es una amenaza para diversas especies. , culturas diversas y nuestra propia salud.

Los sistemas orgánicos de biodiversidad deben ser centrales para las soluciones de salud pública para la emergencia de salud que estamos presenciando.

La biodiversidad de la mente debe reemplazar los monocultivos de la mente mecanicista que ven la diversidad de la vida como el enemigo a ser exterminado.

El saludo de la India “Namaste” se ha globalizado en tiempos del virus corona. El significado de Namaste no es la separación, sino una unidad más profunda que nos conecta a todos. Namaste significa “Me inclino ante lo divino en ti”. Significa una interconexión de que somos parte de un universo sagrado donde todo está impregnado por lo divino para el beneficio de todos, la exclusión de ninguno.

Esta es la conciencia de unidad y unidad que necesitamos cultivar en estos tiempos donde un pequeño virus nos ha conectado en todo el mundo a través de enfermedades y pánico.

No permita que el aislamiento social requerido en una emergencia de salud se convierta en un patrón permanente de separación, destruyendo la cohesión social y comunitaria. No permita que el cierre de los mercados locales y de los agricultores se convierta en un cierre permanente para crear un futuro de agricultura sin agricultores en la visión de Bayer / Monsanto y alimentos falsos que destruyen nuestra salud mientras que los multimillonarios extraen ganancias de la moneda de la vida (Link a fuente).

El futuro depende de nuestra unidad como humanidad en un planeta conectado a través de la biodiversidad y la salud. No permitamos que las precauciones de hoy se cementen en un clima permanente de miedo y aislamiento. Nos necesitamos mutuamente y a la tierra en nuestra rica diversidad y autoorganización para crear resiliencia en tiempos de emergencia y para regenerar la salud y el bienestar en el puesto.

La crisis del coronavirus crea una nueva oportunidad para hacer un cambio de paradigma desde la era mecanicista e industrial de separación, dominación, avaricia y enfermedad, hasta la era de Gaia, de una civilización planetaria basada en la conciencia planetaria de que somos una familia terrestre. Que nuestra salud sea una salud enraizada en la interconexión ecológica, la diversidad, la regeneración, la armonía.

Vandana Shiva sobre el coronavirus: de los bosques a nuestras granjas, a nuestro microbioma intestinal

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

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Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

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Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

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Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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Nota

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo: -No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

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Una muela, zapatos blancos y un charco. Un edificio llamado Máquina de escribir. Flores amarillas frente al mar, un dibujo de puño y letra. Lo narco las drogas. Su paso por Buenos Aires y la señora que venía de la verdulería. La memoria, lo real, las mujeres, el ambiente, el fin de la humanidad. El Nobel, los diluvios, las pestes, las guerras eternas. Las respuestas de la vida frente a los sordos poderes de la muerte. La cordialidad, la generosidad, el humor. Hace diez años murió Gabriel García Márquez, dicen. Lavaca publicó esta nota -estos recuerdos- aquel día, cuando se conoció la última noticia sobre ese escritor que nunca dejó de sentirse cronista, y decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

Texto: Sergio Ciancaglini, lavaca.org
El señor Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo:
-No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

Yo sabía que García Márquez había rechazado contactos con un enviado de Times, con periodistas de la televisión japonesa, y con suecos indescifrables. Un humilde cronista argentino quedaba naturalmente fuera de juego. Le respondí que lo compadecía, y que frente a un dolor de muelas no había argumento, clemencia, ni ruego que esgrimir de mi parte. Cuando me estaba despidiendo desolado, me detuvo:
-Pero a las 3 de la tarde puede ser. Voy antes al dentista, a ver si lo soluciona.
Esa historia revolotea en mi cabeza desde hoy, cuando estaba con Osvaldo Bayer grabando el programa de radio Decí Mu, y nos interrumpió el teléfono. Osvaldo atendió, dio media vuelta, anunció: “Murió García Márquez”, y me dejó alborotados los ojos, las neuronas y el corazón.
Revolotea la historia porque aquella tarde me encontré con un escritor que cambió la historia de la literatura, que había ganado el Nobel, pero que fue capaz de decirme: “Todo eso está muy bien, pero yo me siento periodista”. Quisiera contar lo que aún no he olvidado de aquel encuentro para mí inolvidable.
García Márquez volvió efectivamente a las 3 de la tarde, bajó de su Mercedes, y miró preocupado el charco oceánico que un aguacero de Cartagena de Indias, Colombia, le había instalado en la playa de estacionamiento. Llevaba zapatos blancos, pantalones blancos y guayabera blanca, como cantante de sábado televisivo. Cruzó el charco apoyándose en los tacos. Al llegar a la otra orilla nos dijo “pasen por favor” a mí y al fotógrafo, enviados por una de las autodenominadas “revistas de actualidad” a cubrir las noticias sobre un asunto entonces llamativo, letal para los colombianos e incomprensible para nosotros: el narcotráfico.
No existían los celulares ni Internet, o sea que todo esto se ubica en la prehistoria de 1984, con la carambola de estar en el charco correcto, y de que un dentista providencial había rescatado del dolor a su paciente. García Márquez nos hizo subir. El edificio tenía balcones escalonados hacia la playa: lo llamaban Máquina de escribir. El departamento tenía dos ambientes, con vista al mar, una verdadera máquina de escribir (¿Olivetti, Remington, dónde estará la revista donde publiqué la nota?). El escritorio miraba al mar. Y había flores amarillas que siempre conviene tener a mano, explicó, para ahuyentar a la mala suerte.
Me planteó que no aceptaba hablar si lo grababa o si tomaba notas. Me dijo algo más o menos así: “No me gustan los grabadores, prefiero que conversemos con libertad, y que todo dependa de tu atención. Luego tú escribirás lo que te parezca, y eso es un beneficio para mí: los periodistas me mejoran. La memoria mejora a la realidad”.

Gabo en Argentina
La publicación original de Cien años de soledad ocurrió en Argentina gracias a una editorial llamada Sudamericana, que ya no existe. Fue en mayo de 1967, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, y el lanzamiento fue acompañado por una entrevista realizada por Ernesto Schóo, editada por Tomás Eloy Martínez y publicada en tapa por la revista Primera Plana que dirigía Jacobo Timerman.
García Márquez me contó que el éxito del libro fue inmediato. “Ahí, en Buenos Aires, empezó todo”, me dijo. Sudamericana había dispuesto editar 5.000 ejemplares, lo que para Gabo era un despropósito y el augurio de un fracaso para el libro de un desconocido escritor colombiano. Pero esa primera edición se vendió en 15 días, y la segunda fue de 10.000 ejemplares. En junio Gabo llegó a Buenos Aires. Me contó que viajó con Mercedes Barcha, su esposa: “Estábamos en un café y vimos pasar a una mujer que llevaba la bolsa de sus compras, con lechugas y tomates y Cien años de soledad”. La pareja fue al Instituto Di Tella a ver una obra de Griselda Gambaro, y el público los ovacionó de pie. Mientras él me lo contaba, todavía asombrado, yo recordaba que eran tiempos de The Beatles, revolución cubana, hippies, peronismo clandestino, rebeliones nacientes y todos los embriones de cambio, desventuras y utopías que se desplegarían en los años siguientes.
Cien años de soledad fue el libro de la época, y de varias generaciones. Tengo las dos ediciones que mis padres compraron para poder leerlo en simultáneo. Macondo era una patria. Entre la feria y la intelectualidad, miles de libros seguían vendiéndose y además se exportaban. El éxito se contagió en Europa, esto avivó el interés por otros autores (Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa) y estalló el llamado boom de la literatura latinoamericana. “Buenos Aires fue generosa conmigo. Nunca volví. No sé por qué. Tal vez por una superstición: a un lugar donde todo fue tan perfecto, quizás convenga no volver” me dijo, o creo que me dijo, mirando el Caribe.

Periodismo, droga y entusiasmo
Aquel día de 1984 García Márquez me contó una novela que estaba intentando escribir. No tenía título. Al año siguiente la reconocí ya publicada: me había anticipado El amor en los tiempos del cólera. Pero me dijo que pese a todo se seguía sintiendo fundamentalmente un periodista. “Escribo literatura como periodismo, con método. Todos los días intento tener dos páginas listas” me dijo sobre algo que hoy habría que traducir a unos 5.000 caracteres. “Tienen que estar impecables, sin tachaduras. Y tengo un truco: siempre dejo escrito el comienzo de lo que pienso escribir al día siguiente, para que me resulte más fácil comenzar”. Pero varias veces explicó esa idea de no diferenciar ambos oficios. “La crónica es como un cuento o una novela sobre algo real”. Algo más: “Tanto en la literatura como en el periodismo hay que ganarse al lector, capturarle el interés para que se quede leyendo”.
Planteó una teoría sobre las redacciones de periódicos y revistas: para él están puestas de cabeza, invertidas. El staff de las publicaciones ubica en el rol principal a directores y jefes que engordan junto a un escritorio y editorialistas que monologan desde su propia jaula.
“Pero ese esquema debería ser exactamente a la inversa. Los cronistas son quienes cumplen la labor principal porque son los que están afuera, donde las cosas ocurren”. En vista del contexto colombiano le pregunté si alguna vez se había drogado para escribir y me contestó: “No me hace falta. Yo nací drogado”.
Un detalle: fue la única vez en mi vida que pedí un autógrafo. En Cartagena sólo conseguí un ejemplar de El coronel no tiene quien le escriba. Le expliqué que no era para mí sino para mi novia. “¿Se llama la señorita?” Se lo dije. Dibujó un tallo, cinco pétalos, y escribió: “Para Claudia, con una flor. Gabo 84”.

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Aquel día, además, me regaló los seis tomos de su obra periodística, publicados por la editorial Oveja Negra. Y organizó todo para que, una vez en Bogotá, un auto con su chofer fuera a buscarnos al hotel para llevarnos al aeropuerto. “Así van más tranquilos” dijo, y nunca supe si se le había cruzado alguna sombra para disponer ese viaje. Nunca pude evitar recordarlo como una persona amable, entusiasta, alegre, generosa.
Con el tiempo entendí que esa cordialidad, ese entusiasmo, ese interés por el otro, era un modo ético y hasta político de pararse frente a la vida.

Ideas
En sus obras periodísticas pude leer las primeras crónicas que publicó en El Universal, de mayo de 1948, cuando era un chiquilín de 21 años. La primera celebra que se suspendió el toque de queda militar, al que define como símbolo de una decadencia. “Con este mundo materializado donde los peces de colores tienen que abrirle agua a los submarinos, con esta civilización de pólvora y clarines, ¿cómo se nos puede pedir que seamos hombres de buena voluntad?” y plantea que quizás ahora la gente pueda ir a dormir mansamente “antes de que los relojes doblen la esquina de la medianoche”. Luego escribe sobre indios, negras, retratos de la ciudad y de la época. Escribió sobre cine, sobre deportes, sobre todo. La pasión por conocer y por contar lo que el mundo estaba desplegando ante sus ojos.
A fines de los 50 García Márquez participó en Cuba con los argentinos Jorge Massetti, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo en los primeros pasos de Prensa Latina, idea que puso en marcha Ernesto Guevara, hasta que el lado soviético de la vida isleña desplazó a este elenco por otro más dócil.
García Márquez nunca perdió la afinidad con el propio Fidel Castro. El director argentino Eduardo Mignogna contaba que cierta vez, invitado a La Habana, estaba comiendo con García Márquez cuando el propio Fidel cayó de improviso y comenzó a hablar con sabiduría de crítico sobre la historia del cine argentino, mientras Gabo se quedaba irremediablemente dormido en un rincón. Pero más allá del sueño o de los discursos de Fidel, García Márquez se plantó en defensa de Cuba como una cuestión cultural y estratégica frente a los Estados Unidos y la densa idea de controlar vida y obra del resto del continente.

Las ventajas de la vida
Cuando me contó la noticia, le pregunté al propio Osvaldo Bayer sobre Gabo: “Tenía mi edad, pero yo aprendí de él. Es el mejor escritor que ha tenido Latinoamérica. Aprendí con él a amar la literatura, ver las cosas que se pueden hacer y crear. Para mí fue un hombre que luchó por la libertad, o sea un libertario, y cumplió la misión que tiene un intelectual: escribir para todos, para mejorar la sociedad, y para seguir soñando”.
De todas las ideas y escritos de Gabo, frecuentemente abominados por las academias, no resulta demasiado conocida su exposición al recibir el Nobel de Literatura en 1982, llamado La soledad de América Latina, que resulta un manifiesto por la descolonialidad, para usar términos actuales. “La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” dijo ante la academia sueca. Repasa los golpes de Estado, crímenes y matanzas ocurridos en el continente. “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”.
Al recibir el Nobel de Literatura, García Márquez hacía periodismo sobre la realidad del continente, incluyendo la situación argentina: “Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años”.
Otro concepto: “La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.
Y otro: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Se preguntó por qué le habrían dado a él semejante distinción, y postuló que se trató de un homenaje a la poesía: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”.

Mujeres, aborto y ambiente
Cuando le preguntaron sobre las prioridades de la humanidad para las próximas décadas, propuso que las mujeres asuman el manejo del mundo. “Alguien dijo: ‘si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería casi un sacramento’. Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común –que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina- sobre la razón –que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas o abominables”.
Y luego plantea: “La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo por su incapacidad de sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque sólo fuera por eso la inversión de poderes es de vida o muerte”.
Son solo ideas sueltas para pensar, discutir, y leer, ahora que el reloj dobló no sé qué esquina, tras la malparida noticia sobre la muerte de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hace unas cuantas horas de soledad.  

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La Ronda en la mirada de Lucía Prieto

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Sexta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa Lucía Prieto. Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Cuando Alejandra López y Claudia Acuña me propusieron hacer este registro pensé  en el concepto de ronda, en la perfección del circulo, en lo mandálico de la continuidad, que no se distingue dónde termina y dónde comienza otra vez. Pensé en los jueves a lo largo de los años, en lo infinito, en la necesidad de lo grupal para que su movimiento sea fluido, en la potencia de lo colectivo. Las madres convirtieron la orden de circular en una astuta rebeldía infinita, que como todo lo que conlleva movimiento, es también transformadora. 

Fue, entonces, la idea de continuidad y de legado la que me hizo construir mi relato en el diálogo entre la juventud y las madres.

Entre esxs jóvenes están NIETES que así ,en inclusivo, se definen cómo la tercera generación en lucha: “Somos nietes de los 70 e hijes de la lucha de los 90“. Nacieron desde la necesidad de mantener viva la memoria y como las madres, entendieron que la fuerza de la resistencia reside en lo colectivo.

La Ronda en la mirada de Lucía Prieto

Sobre Lucía Prieto

Nací en 1984 en la ciudad de Buenos Aires, pero crecí y me crié en el Oeste del conurbano

bonaerense. Desde 2004 resido y trabajo en CABA. Me dedico a la fotografía hace más de 12

años y, aunque mi formación fue primariamente autodidacta, tuve la suerte de encontrarme con muchxs  maestrxs en el camino. Mis ejes de trabajo y mis intereses se centran en los feminismos, los derechos humanos y las problemáticas socioambientales.

La Ronda en la mirada de Lucía Prieto
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LA NUEVA MU. La vanguardia

La nueva Mu
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